No podía creer en sus palabras, lo único que atino hacer fue salir huyendo de la segunda colina de Ponny para que no viera sus lágrimas correr, en ese momento lo odiaba por ser tan cruel y a la vez tan dulce, no podía entenderlo por mucho que lo intentara, pero de algo si estaba segura, difícilmente volvería a decirle que lo amaba.
Con esa idea en su cabeza y decidida a ocultar lo que sentía se relajó y volvió a sonreír como siempre lo hacía y se quedó sentada viendo pasar a la gente que no reparaba en la chica del Real Colegio San Pablo sentada en la banca de un café...
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