Muy buen día a todas las presentes en este hermoso espacio.
Quiero decirles que nunca me había puesto a pensar lo que es trabajar en el Hogar de Pony, hasta que un día me cayó el veinte, y me di cuenta que, sin quererlo, estoy en él.
Y como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. Un día, que trabajaba en la Universidad La Salle Nezahualcóyotl, llevamos a los alumnos a darle un día de apostolado a unos niños que viven en el Internado Infantil Guadalupano, que también está a cargo de Hermanos lasallistas, y entre otras actividades, me tocó hacerles un poco de magia (para lo cual usé de conejillos de indias a algunas insignes miembras de este foro ) y la verdad, iba a tener sólo media hora, pero ya íbamos en 45 minutos y tuvimos que cortar, pues las actividades eran muchas y el tiempo corto.
En fin, que me tocó estar con los niños pequeños, o chicos, como se les llama propiamente en este lugar. Y eso fue todo, se me metieron en el alma, y el encargado de ellos me dijo que por qué no trabajaba ahí. Me pareció buena idea, y llevé mi currículum un viernes, y al martes siguiente ya estaba yo ahí, aún en tiempo de vacaciones, pero integrándome con ellos de una vez.
Ahora estoy ahí en el tercer turno, es decir, de 8 pm a 8 am, por lo que me toca dormirlos, velar su sueño y despertarlos por la mañana.
No ha sido sencillo, pues si hay algo que me cuesta en esta vida, es desvelarme, pero es necesario para poder ver que todos estén bien.
Iniciamos con 23, pero ahora hay 27, y parece que vamos a llegar a 30. Sólo en la sección de chicos, pues en el Internado hay cerca de 160 muchachos, desde primaria hasta universidad.
Muchos de ellos están en situación de riesgo, o, en el menor de los casos, no tienen ninguna familia que les apoye. Casi todos tienen familiares, pero en distintas situaciones. Por ejemplo, tengo un niño que no tiene a sus padres, porque son drogadictos, y su abuela se hace cargo de él. O también está uno que fue abandonado en la casa de una amiga, y su abuela fue a rescatarlo para poder llevarlo ahí.
Son buenos niños. Pero muchos de ellos nunca han sabido lo que es un cariño, o una palabra de aliento, o sencillamente no reconocen el amor cuando lo tienen. Muchos son toscos y malhablados, y sin embargo, tienen la mirada de un niño.
Por las noches, de las 9 pm a las 9:30, nos ponemos a cantar con la guitarra, y muchos de ellos le ponen verdadero entusiasmo. Después se van a sus camas, en donde esperan una lectura y, conforme avanza ésta, se van quedando dormidos.
Para que los que no se han dormido puedan caer más rápido, les pongo música (canciones de cuna), y se van quedando KO. Un día esas melodías sirvieron para arrullar a mi sobrino pequeño, hoy me ayudan con 27 que las disfrutan mientras se van quedando dormidos.
Por la mañana, en punto de las 6 am, se meten a bañar en regaderas comunitarias. Todos al mismo tiempo abren sus regaderas, y se bañan. Cuando se les indica, cierran llaves y se enjabonan de cabeza a pies, y luego todos se enjuagan al mismo tiempo. Más o menos a las 6:15 salimos de ahí, porque los medianos no tardan en llegar a bañarse también.
Después se visten, tienden su cama y se forman en patrullas de 5 ó 6 niños para poder salir al patio a formarse de nuevo, y de ahí al comedor, donde desayunan bastante bien, y a las 7:30 están en tiempo libre, hasta las 8, en que dan inicio las clases. Ahí termina mi turno.
Me han pasado muchas cosas con ellos en este tiempo, he visto su alegría, su dolor, su angustia, su felicidad, su sorpresa, y, en momentos de verdad dorados, hasta su inocencia.
Con pequeños de 7 a 10 años, que son los que están conmigo, no puedo evitar pensar que la Señorita Pony y la Hermana María tuvieron que tener un verdadero amor por esos pequeños, a los que a veces también debieron haber corregido.
Otro día vendré con otra historia, desde el Hogar de Pony.
Saludos a todas.