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**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy**

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Sabrina Cornwell

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**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 2zq7qqp


Aquí están las ligas a: PRESENTACIÓN, CAPÍTULO 1, CAPÍTULO 2


**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy**


Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Mizuki, Igarashi y, en este caso, a Stephenie Meyer.

Capítulo III


Chicago, Illinois; 1919

Apenas habían brotado unas gotas cuando Patty vio como se abría la ventana dejando entrar una fría ráfaga, una mano helada la sujetó haciéndola tirar de nuevo su cuchillo, escuchó un "¡NO!" que ella en una voz que había creído que no escucharía jamás y unos brazos fuertes y fríos la abrazaron.
–No lo hagas, mi amor, por favor, no lo hagas –suplicó él, abrazándola con delicadeza y luchando con todo su ser contra la quemazón que las gotas del precioso líquido provocaban en su garganta.
Ella lo miró sobresaltada, no podía dar crédito a lo que veía y palpaba. El amor de su vida estaba ahí, sosteniéndola, como ella tanto había deseado.
–¿Ya morí? ¿Ya nos reunimos? –murmuró quedamente, llena de emoción.

Stear se sentía incapaz de articular palabras y se limitaba a sostener a Patty en sus fuertes brazos, cuidando de no ejercer mucha fuerza.
Ella lo miró de nuevo y acarició su gélido rostro, se sentía tan suave, justo como ella lo recordaba, cuando él acababa de afeitarse. Lo contemplaba extasiada cuando reparó en lo más importante.
–¡Tus anteojos!, ¿dónde están? ¡Tus ojos!, ¿por qué se ven rojos? ¿Cómo es posible que estés aquí y que pueda sentirte?, ¿qué pasa? –decía sin parar mientras se aferraba a él.
–Patty, mi amor –dijo él, al tiempo que se dirigía con ella a la cama, de un movimiento ágil la depositó ahí, la arropó y se acomodó a su lado abrazándola–, es un poco largo de contar.
–Te escucho –fueron las palabras de ella, la sorpresa y la incertidumbre la tenían tan estupefacta que ni siquiera podía llorar.

Así el relató todo lo que había sucedido: la batalla en los aires, como Liam lo había rescatado "para Maggie", como no había podido fijarse en la bella irlandesa a pesar de su hermosura, "en mi mente y mi corazón solo estás tú desde hace mucho" le dijo. Como había decidido volver a América a buscarla, su encuentro con Carlisle Cullen en Ohio, como la había visto de lejos en Florida con Don, su viaje junto a ella a Chicago; pero lo que más intrigaba a Patty era el descubrimiento de lo que ahora era y todo lo que eso implicaba, junto con su habilidad para mover metales a la distancia. Él no hallaba como pedírselo, no sabía si se atrevería, cuando ella lo sorprendió.

–Quiero ser como tú y ser tu compañera por siempre –exclamó la chica y acto seguido se descubrió el cuello y se lo ofreció. Stear sintió la ya conocida oleada de sed y deseo que lo invadía cuando percibía el dulce aroma de su amada, por lo que tuvo hacer un titánico esfuerzo para no morderla en ese mismo instante, retirándose un poco de ella y de la latiente vena que le ofrecía.
–¿Lo dices en serio? –cuestionó él–, tendrías que dejar toda tu vida atrás.
–Stear, mi vida terminó cuando te creí perdido, ¿por qué crees, si no, que iba a hacer lo que me impediste?
–¿Qué hay de Don? –preguntó él temiendo la respuesta, pero tenía que darle todas las opciones.
–A él nunca lo podré amar como a ti, tú eres mi destino, mi todo.
–Pero él te puede dar algo que yo no y es algo que sé que te gustaría –ella lo miró extrañada–: hijos. Dos vampiros no pueden concebir un bebé, y he visto como miras y cuidas a Alistair y a Anthony. ¿De verdad quieres renunciar a eso? ¿A ser madre?
Ella titubeó un instante que a Stear le pareció eterno, "eso es, ahora se negará y la habré perdido sin remedio" pensó él.
–Si no es tuyo, no quiero ningún hijo –al fin dijo ella tajante–. No podría permitir que nadie me tocara ni me besara como tú –hizo una pausa por un momento–. Stear, que no podamos concebir no significa que no podremos…, bueno… ya sabes –se ruborizó.
–Oh no, no es por eso –dijo él en cuanto comprendió lo que Patty quería decir y rio ligeramente–. Sí podremos... amarnos, si eso es lo que quieres.

Ella sonrió entusiasmada e hizo algo que sorprendió al chico: lo besó, tiernamente al principio, dándole apenas tiempo de contener la respiración para no sentir el aroma y para cuidar de no pasarle nada de veneno, ella trató de profundizar el beso, pero él aún no se lo podía permitir.
–Calma, mi amor, pronto, te lo prometo –dijo cuando se separaron–. Ahora debes dormir un poco, ya va a amanecer. Mañana volveré y pensaremos en un plan, no puedes desaparecer así como así. ¿De acuerdo?
Ella asintió y se acomodó en las mantas y durmió con una paz que hacía años que no conocía. Él salió por la ventana y la cerró desde fuera, debía comunicarle a Albert la decisión que habían tomado.

El día transcurrió apaciblemente, Archie y Annie anunciaron que empezarían con los preparativos para el bautizo de Alistair, que tendría lugar en dos semanas, con un festejo íntimo pero muy elegante. Patty les informó que se quedaría hasta esa fecha y que partiría a los dos días, también llamó a sus padres para hacerles saber eso.  Al caer la noche, cuando llegó a su habitación se encontró con que Stear ya la esperaba.  Ella corrió feliz a sus brazos y él la cargó por toda la habitación susurrándole al oído cuanto la amaba.
–¿Por qué no te sientas mi amor? Te vas a cansar.
Él sonrió y negó con la cabeza.
–El cansancio ya no es problema para mí, preciosa –dijo y le dio un par de vueltas en el aire–. Pero si quieres nos sentamos –y tomó asiento en una silla aún sosteniéndola en los brazos. Empezaron a hablar de posibilidades para que ella pudiera huir con él y convertirla.
Por fin, decidieron que ella convencería a sus padres de regresar a Inglaterra, una vez en el barco, fingirían su suicidio, con una carta de despedida y todo. Él la llevaría de regreso a tierra firme y ahí la convertiría. También decidieron que ella compraría algo de ropa más cómoda para el estilo de vida que llevarían y él la ocultaría.

A la mañana siguiente Patty se comunicó con sus padres para pedirles volver a Inglaterra, los señores se sorprendieron mucho y se negaron; dijeron que sólo regresarían para casarla allá.  A lo que ella respondió decidida.
–Muy bien, vayamos a que me case entonces.
–Patty, hija, no es el caso –replicó su madre–. ¿Por qué no aceptas a Don y te casas aquí en Florida? Es más, en Chicago si quieres.
–Yo lo que quiero es ir a Londres. Si ustedes insisten que sea para casarme, que así sea. Me da lo mismo Don que algún aburrido inglés.
–¿Aceptarías a Don si accede ir a casarse allá?
–Ya dije que a quien sea –en realidad le preocupaba Don, era un buen chico y no merecía pasar por la pena de perder a su prometida.

El resto del día lo dividió en ir de compras y en hablar con Annie y Candy de su deseo de volver a su país. Annie no pudo evitar preguntarle por la conversación telefónica, ella respondió que preferiría que su regreso no estuviera condicionado así, pero si no había más remedio se casaría.
Al día siguiente su madre volvió a llamar, decía que Don deseaba casarse en Florida, pero que con gusto aceptaba viajar a Inglaterra. Al fin y al cabo regresarían a vivir a Florida.
–¿Aceptas a Don entonces? –confirmó la señora O’Brien.
–Sí –fue la lacónica respuesta.
–Muy bien, entonces llegando a Londres te casarás. Don es un buen partido para ti. Estás haciendo lo correcto, hija.
–Está bien. Como ustedes quieran.

Una vez que colgó, se armó de valor y fue a reunirse con sus amigas para comunicarles sus planes aparentes, los reales jamás los sabrían. Las chicas no precisamente brincaron de felicidad pero les gustó la actitud resuelta de Patty y le dijeron que siempre estarían con ella, tanto si le iba bien como si no. Esto hizo aparecer un par de lágrimas en sus ojos y abrazó a Candy y a Annie.
–Las voy a extrañar mucho –sollozó Patty.
–Calma, le diremos a Albert y a Archie que nos lleven a visitarte cuanto antes –aseguró Candy–, tú también vendrás aquí, ¿cierto?
–Sí, queremos conocer más a Don, ¿de verdad no te importa que todo vaya a ser tan rápido?
–No –dijo ella con serenidad–.  Además el viaje en barco toma algo de tiempo y una vez allá haremos los últimos preparativos.
Al verla tan ecuánime decidieron no cuestionarla más y el llanto de dos hambrientos bebés también ayudó a que no siguieran preguntando.

Esa tarde volvió a ir de compras, además de la ropa cómoda y sin muchos adornos, eligió algo de ropa de dormir, algo que le pareció más bien seductor. Le ilusionaba sobre manera saber que ahora sí podría usarlo con Stear. Cuando estaba pagando, el empleado le entregó un paquete.
–El señor Ardley mandó a decir que esto es para usted, señorita O'Brien. Ya está pagado.
–¿Debo entregárselo?
–No, dijo que era para usted.

Una vez en su habitación, Patty desenvolvió el paquete y vio que era un buen surtido de ropa para caballero, del tipo que Albert usaba en su época de trotamundos, botas y mochila incluidas. Pero se veían para alguien un poco más bajo pero más fornido. En eso estaba cuando sintió en la espalda una ya conocida ráfaga fría que la hizo sonreír.
–Stear, llegaste.
–Bah, estoy perdiendo el sigilo –dijo él, fingiendo fastidio, pero sonriendo gloriosamente.
–Es que mi corazón salta cada vez que estás cerca, mi amor –dijo al tiempo que se abrazaba a él–. Mira lo que Albert dejó en la tienda para mí ¿por qué será?
–Bueno, la verdad es que Albert está al tanto de mi nueva condición. Como patriarca debe saberlo, pero no puede decir nada a nadie, ni a Candy. Es por el secreto en que debemos movernos los vampiros, es una especie de regla, por eso no te había dicho nada. Ya sabe nuestros planes, esta ropa debe ser mi talla.

Diciendo esto se quitó la camisa que llevaba puesta y se probó una de las que Patty tenía ahí. Ella bajó la vista apenada cuando él empezó a desabrochar la prenda, pero no pudo evitar lanzar miradas furtivas hacia su bien formado torso. Él sonrió al darse cuenta y le enterneció ver el sonrojo en las mejillas, iba a extrañar ver eso, aunque definitivamente no el aroma. La camisa le quedaba muy bien y decidió probarse un pantalón. Ahí sí que Patty se dio la vuelta, Stear rio.
–No te apenes, querida. Una vez que escapes conmigo no tendremos mucha privacidad que digamos.
–Pe–e–e–ro… e–entonces será distinto, seremos como esposos, ¿no?
–Sí –dijo y se le acercó por la espalda–, si tú quieres.
–Claro –dijo mientras sentía que las entrañas se le derretían al sentir el firme cuerpo de Stear a sus espaldas, se giró y lo abrazó. Él la besó brevemente en los labios y siguió por su rostro hasta llegar al lóbulo de su oreja.
–Recuerdo que antes te gustaba darme pequeñas mordidas ahí. Ya sabes, cuando estacionabas el auto en algún lugar poco iluminado... –lo sintió sonreír y seguir besándola suavemente–. ¿Por qué no quieres hacerme ya tu mujer, Stear?, ¿qué más da esperar?, sabes que no nos casaremos, pero pasaremos el resto de nuestra existencia juntos y somos el uno para el otro.
–Porque no sé si podría controlarme, corres mucho riesgo; bastaría que perdiera el control un segundo para hacerte daño, el cual tal vez no pudiera reparar. Cuando te transformes será distinto, entonces no te librarás de mí –respondió mientras dejaba que sus manos recorrieran libremente a su Patty, para demostrarle que sí la deseaba–. Y bien, ¿qué quieres hacer esta noche?

Desde que se habían reunido pasaban algunas horas de la noche haciendo planes, Stear le contaba sus aventuras o bien, salía a mostrarle el bello mundo nocturno. Ella se sujetaba firmemente a su espalda y trepaban los árboles y recorrían a gran velocidad las distancias que separaban la mansión del lago o los bosques. Él procuraba cazar de día mientras ella ayudaba a sus amigas, así la sed no lo agobiaba tanto al estar con ella. Una noche antes de regresarla a la habitación, Stear le mostraba el sitio donde se ocultaba y la observaba siempre. Patty ahogó un grito.
–¡Stear!, ¡desde aquí se alcanza a ver el cuarto de baño!, ¡la bañera para ser exactos! Por favor dime que nunca me has visto, mientras...
–Oh Patty, es el mejor momento de mi día –dijo con una amplia sonrisa perversa y seductora, al mismo tiempo–. No me gusta tanto cuando te duchas porque eso sí no lo alcanzo a ver –arrugó el entrecejo.
–Y dime –una muy sonrojada Patty se armó de valor y preguntó–, ¿te ha gustado lo que ves?
–Me encanta, no puedo esperar a tenerte en mis brazos sin tener que contenerme.
Para remarcar su comentario, le acarició la curva de la mandíbula, haciéndola estremecer.

El día del bautizo de Alistair llegó; un día agridulce para Patty, triste porque sabía que se acercaba a la despedida de sus amigas, las únicas verdaderas que había tenido y feliz porque pronto ya nada la separaría de su amado. La ceremonia se llevó a cabo en la catedral de Chicago aunque fue más bien familiar y unos pocos amigos cercanos. Hubo un almuerzo íntimo ofrecido por los padres, ahí los padrinos, Candy y William Albert, y los familiares presentaron sus regalos al bebé. Patty regaló al niño un bello carrusel de juguete, que se le daba cuerda y funcionaba y tocaba una melodía como la de la cajita de la felicidad. Dijo que lo había mandado a traer de Londres, pero en realidad Stear lo había construido en los ratos a solas durante el día, mientras Patty iba de compras o acompañaba a sus amigas. Había usado el mecanismo básico de la cajita de la felicidad para que tocara la música y se moviera al compás, además lo había adornado bellamente. Ambos decidieron que ya habían encontrado su felicidad, era hora de pasarla a sus familiares, como un recuerdo.

A los dos días, todos acompañaron a Patty a la estación de tren para despedirla. Ella les prometió enviar un telegrama para avisar cuando zarparía hacia Inglaterra, aunque todo parecía indicar que sería en un par de semanas máximo.
–Patty, ¿qué haremos ahora sin ti?, Alistair se duerme tan bien en tus brazos, había veces que sólo dormía cuando tú lo arrullabas –se lamentaba Annie.
–¡También Anthony! –la apoyó Candy–. Eso es un don muy especial.
Se oyó el anuncio que el tren partiría pronto y se abrazaron para despedirse. Todos decían palabras emotivas y cariñosas, sólo Albert sabía en realidad que esa era la última vez que la verían tal y como era ahora. Si él la volvía a ver sería una Patty muy distinta, cuando fue su turno de abrazarla, le dijo al oído:
–¡Que sean muy felices!
–Gracias por todo –musitó ella en respuesta, Albert se había encargado de enviar en secreto todas sus compras a una remota localidad costera cercana a Nueva York, donde Stear las podría recoger y ocultar.

Una vez en Florida se encontró con un gran revuelo en la casa de sus padres. Ya había muchas cosas empacadas y listas para ser enviadas a Inglaterra. Su madre la esperaba con un gran altero de revistas de vestidos de novia, debía elegir uno para el día siguiente, ya que una modista iría a tomarle medidas para enviarlas a Harrods y encargar un ajuar completo. Ya en su alcoba, pensó lo maravilloso que sería ese proceso si fuera para unirse a Stear; aunque pensándolo bien, así era.
Perezosamente hojeó las revistas, de haber tenido que hacerlo en serio definitivamente habría requerido de la ayuda de Annie. Al ver los vestidos no pudo evitar pensar como lucirían con el tartán de los Ardley, Annie y Candy lo habían llevado por encima de sus vestidos de novia y se habían visto preciosas. En eso pensaba cuando alguien llamó a su puerta, era la persona que menos deseaba ver y a la vez a quien más iba a extrañar.
–¡Abuela! –exclamó Patty–, pasa por favor. Estoy viendo las revistas que me pidió mamá.
–Así que piensas seguir adelante con esta tontería. ¿Por qué, hijita? Si deseas escapar de tus padres, hay otras maneras, yo te puedo ayudar. Tengo dinero suficiente para que vayas a alguna universidad y que vivamos sobriamente –imploró la anciana–. No tienes que casarte a fuerzas, y menos con alguien a quien no amas.
–Muchas gracias abuela; pero esto no es forzado, de verdad –le sonrió cariñosamente para tranquilizarla–. Lo he pensado muy bien y decidí que es lo mejor para mí –la mataba por dentro no poder decirle a su abuela lo que en verdad iba a hacer, la tomó de las manos y la miró–. Te prometo que seré muy feliz –añadió.
–¡Ay Patty! Es como escuchar a una oveja que decide ir gustosa al encuentro del león.
–¡Abuelita! –Patty la abrazó y derramó un par de lágrimas, pero logró controlarse–. ¿Qué te parece si me ayudas a elegir un vestido? Así tendremos más tiempo para divertirnos en el tiempo que nos queda en Florida.

Martha O'Brien sabía que su nieta tramaba algo más y algo dentro de sí le decía que pronto se separarían, pero también sabía que cada momento había que disfrutarlo al máximo tal y como se presentara. Por eso decidió aceptar la oferta de Patty y disfrutar lo que pudiera junto con ella.

A la segunda noche Stear se apareció en su ventana, ella le informó que partirían en dos semanas a Nueva York en tren, ahí permanecerían unos días y en seguida zarparían en el buque con rumbo a Southampton.
–Perfecto –dijo él–, sé de un lugar en una costa desierta donde tendremos privacidad y la caza será buena.
Aunque ninguno de los dos cabía en sí de felicidad, Patty no podía evitar sentir nostalgia por los amigos y la vida que dejaba atrás. Y no había duda en su corazón, su lugar era junto a Stear. Así que su mano no tembló mientras escribía la nota que dejaría en su camarote, la escribió en su habitación de hotel en Nueva York, ya que zarparían en la mañana y por la noche, al apagarse las luces del buque, ella saltaría por la borda para ser rescatada por el inventor. Don los alcanzaría en Londres un par de semanas más tarde, puesto que él y su padre debían poner en orden los negocios para poder viajar juntos.

Muy queridos mamá, papá, abuela, Don, Candy, Annie, Archie y Albert:

Les dejo esta breve nota para despedirme y disculparme por la pena que sé que les causaré. Ustedes saben que en mi corazón solo hay sitio para Stear, y por mucho que lo hubiera intentado nunca habría logrado unir mi vida a alguien que no fuera él. Les ruego por favor que no estén tristes por mí, que los consuele saber que de ahora en adelante seré muy feliz puesto que voy a reunirme con Stear y estaremos juntos por siempre. Tengan por seguro que velaremos por ustedes. Adiós.

Los quiere:


Patty


P.D. Don, te ofrezco una disculpa por haberte dado esperanzas, eres un buen hombre y mereces una chica que te ame con todo su corazón.


Cuando cayó la noche en el barco, Patty sacó la carta de su escondite y la dejó en su mesita de noche. Se vistió con ropa oscura, tomó su monedero y salió del camarote. Caminó sigilosa por donde estaban los cuartos de su familia, les dirigió una última mirada y murmuró un breve "adiós". Llegó pronto al sitio al que había acordado con Stear, se armó de valor, trepó por el barandal y saltó a las negras aguas del océano. Intentó conservar la calma, ya que no nadaba muy bien y el agua estaba helada, apretando fuertemente las quijadas para no emitir ningún grito que alertara a la tripulación y con los ojos cerrados para no aterrorizarse. Cuando la desesperación la empezaba a invadir, sintió que unos brazos aún más fríos la arrastraban lejos del barco y la subían a una balsa, donde había toallas y mantas.
–Ten mi vida –dijo Stear mientras le pasaba una toalla–, quiero que estés lo más cómoda posible. Sécate y luego puedes cubrirte con esto

Patty obedeció y una vez que se hubo tapado con las mantas, Stear echó a andar el bote. Le explicó que era un mecanismo metálico que él podía controlar y ya había comprobado que alcanzaba una buena velocidad. El gélido aire marino calaba a Patty hasta los huesos, pero la animaba la promesa de Stear de estar juntos por siempre. Él no se le acercaba mucho porque sabía que le daría más frío, pero no le importaba porque pronto tendrían la eternidad para no separarse.
Después de un rato, que a Patty se le hizo interminable, llegaron a una playa, o eso supuso ella ya que había perdido sus lentes al lanzarse al mar y estaba muy oscuro. El suelo no se sentía suave como la playa de Florida pero tampoco tan rocoso como algunas costas de Europa que ella conocía. Caminaron un poco y luego Stear la cargó y la llevo velozmente hacia una cueva con la entrada algo escondida. Le contó que era una zona que estaba muy cerca de la frontera con Canadá, propiedad de los Ardley y que Albert había puesto a nombre de una sociedad fantasma que Stear manejaría con otra identidad.
–Pero, ¿cómo harás para identificarte y hacer los trámites?
–Ah, en su época de vagabundo Albert conoció a mucha gente y sabe quién hace documentos apócrifos. Es un servicio que él usó cuando andaba por ahí. En cuanto podamos tomarte una foto, tú también tendrás un pasaporte nuevo, serás la señora Patricia Scott. El mío está a nombre de Alexander Scott, ¡ah!, y tendremos un acta de matrimonio. Carlisle Cullen también me ofreció ayuda, en caso de necesitarla.
Stear hubiera seguido parloteando pero se percató que Patty tiritaba, por lo que decidió terminar con eso de una buena vez.
–Por última vez te lo preguntaré, ¿estás segura?, aún puedes arrepentirte, puedo llevarte de vuelta al barco, a Chicago, a donde quieras.
–Claro que estoy segura, hazlo ya por favor.

Stear la condujo al fondo de la cueva, donde había construido una habitación muy rudimentaria. En lugar de colchón había una cama de paja cubierta con una cobija y almohadones. Stear se recostó ahí y la invitó a unirse, le contó que debía morderla y después el proceso de transformación sería muy doloroso, pero él estaría ahí con ella. Cuando despertara todo sería confuso y nuevo, pero entonces ya nada podría separarlos.

Patty no dijo nada, sólo se descubrió el cuello y se lo ofreció en un movimiento que a Stear le pareció infinitamente seductor. Él no lo pensó más y enterró sus afilados dientes en ese palpitante cuello. Sintió el dulce líquido fluir deliciosamente por su garganta, el placer que daba la sangre humana era algo incomparable. Y más cuando llevaba la vida de alguien a quien amaba tanto, era una experiencia sublime. Stear notó que el pulso de Patty disminuía y el color de sus mejillas la abandonaba y una perversa duda lo asaltó: ¿sería capaz de parar antes de que fuera demasiado tarde?



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Lady Lyuva Sol/Sabrina Cornwell

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Aquí está ya el CAPÍTULO 4



Última edición por Sabrina Cornwell el Vie Abr 17, 2015 5:13 pm, editado 1 vez

Lady Lyuva

Lady Lyuva
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Marcha, marcha! Me encantó el guiño a "la oveja y el León"

marce andrew

marce andrew
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 16290 y si no se detiene?  **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 454740100
que buena va esta historia!!!!  **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 334740
quedo impaciente por leer el próximo capitulo
**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103

Nadia M Andrew

Nadia M Andrew
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

OMG, que absorbente...y no lo digo por los colmillos de Stear! La lectura atrapa y se disfruta, ¡Que buena historia!

Lady Lyuva

Lady Lyuva
Niño/a del Hogar de Pony
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Stear no tiene colmillos, pero igual muerde.

Nadia M Andrew

Nadia M Andrew
Niño/a del Hogar de Pony
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¡Oh si! Disculpen dice "afilados dientes" **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 389686 No se mucho de vampiros y no estoy familiarizada con la saga.

Lady Lyuva

Lady Lyuva
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 463717

Pregunta con confianza Nadia.

Nadia M Andrew

Nadia M Andrew
Niño/a del Hogar de Pony
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Si Lady gracias, ya busqué en linea lo más relevante para que no me agarren en curva los detalles, y por cierto están muy divertidos los debates!

Lady Supernova

Lady Supernova
Niño/a del Hogar de Pony
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Imagino como debió ser tomar esta decisión, se ve sencillo si se piensa en Stear, pero Patty dejará a otras personas también! Muy interesante Sabrina! Nos leemos en el siguiente!

https://www.fanfiction.net/u/2786408/Lady-Supernova

Shara Mc Cartney

Shara Mc Cartney
Niño/a del Hogar de Pony
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Excelente capitulo me encanto y mas la incognita final.. Y SI......... ?? **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 355103

Chiquita Andrew

Chiquita Andrew
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Quen buen capítulo chicas me gussto mucho, espero el siguiente no. Tarden je je je je je.

demonyc

demonyc
Niño/a del Hogar de Pony
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Que capítulo, lleno de emociones, tengo que confesar que lloré un poco al imaginar cuando Party se despedía de Candy y Annie, Pero mucho más cuando se despedía de la abuela Martha, por otro lado me emociona que por fin vayan a estar juntos.

Gracias por actualizar pronto, realmente me tiene atrapada, Y por un momento pensé que Albert era un vampiro también.

Nos leemos pronto chicas, felicidades.

Lady Lyuva

Lady Lyuva
Niño/a del Hogar de Pony
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Gracias a todas por leer!

loris andrew

loris andrew
Niño/a del Hogar de Pony
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affraid affraid affraid affraid  y si no se detiene!!! el mismo no se lo perdonaria!    oh no!!  esperare con ansias el que sigue

Friditas

Friditas
Niño/a del Hogar de Pony
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Ahora sí se pasaron ¡lo dejan en lo más emocionante! Este capítulo me impactó mucho, pude sentir la depresión de Paty al querer suicidarse, la emoción del reencuentro, lo triste de la despedida y la esperanza del mañana.
Nervios porque Stear nunca ha convertido a nadie, pero confianza de que el amor será más fuerte que todo.
Espero el siguiente

Lady Lyuva

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Niño/a del Hogar de Pony
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Si pudo Edward Cullen con Bella Swan...

Lilianarodas

Lilianarodas
Niño/a del Hogar de Pony
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Espero continuación

Sabrina Cornwell

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Niño/a del Hogar de Pony
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**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 971718 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 971718 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 971718

Muchas gracias por sus comentarios, sí Lady y yo somos malas como la carne de cochino en la noche, por eso lo dejamos así **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 504400

Por cierto, es verdad que fue duro para Patty dejar atrás a su gente, pero en realidad ella ya había tomado esa decisión desde el capítulo 1, cuando intenta suicidarse de verdad, aquí al menos los abrazó y les dejó una carta.

Ikebana

Ikebana
Niño/a del Hogar de Pony
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**Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 142879 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 142879 **Musas Ardley**Medianoche, Patricia y Alistair. Capítulo 3 **Apología No. 3 para Stear y Patty**Twilight/Candy Candy** 142879

Sufrí mucho con la transformación de Stear, pero más con la despedida de Patty. Es como cuando emigras, o más precisamente, cuando te exilias: sabes que es lo mejor para ti, que vienen cosas mejores; pero no deja de dolerte despedirte de los tuyos.

Es un trabajo fabuloso, muy bien escrito y se sale del cuento trillado. Gran calidad!

https://www.fanfiction.net/u/4785954/Stear-s-Girl

Clau Agvel

Clau Agvel
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Hace mucho, pero mucho que una historia de Candy no me enganchaba y esta me tiene comiendo de su mano, es genial! Me encanta! Ahora espero que Stear pare porque si no....



Última edición por Clau Agvel el Miér Abr 15, 2015 11:21 pm, editado 1 vez

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