Un saludo para todas, aqui vengo a contribuir con mi granito de arena con un mini bien mini para mi adorado Terry biscochín
Muchas gracias por leer.
Ah y no se te olvide contarme como te pareció.
PESADILLA
Por Tita Calderón
Por Tita Calderón
Camino sigilosamente entre la gente, dejando una distancia prudencial entre él y yo.
Una distancia que me permite no perderlo de vista y tampoco delatarme.
Sé que no debería estar persiguiéndole a hurtadillas pero hay una vocecita que me empuja a hacerlo.
Me escondo tras lo primero que encuentro cuando él se detiene y mira el reloj. Cuento hasta diez antes de asomarme y compruebo asustada que él no está donde estaba.
Salgo de mi escondite y logro ver con las justas que él está doblando la esquina.
Corro a darle alcance y me detengo de ipso-facto.
Un momento, yo conozco esta calle.
Es la calle donde vive Annie.
Y Terry acaba de detenerse en su casa.
Mi corazón empieza a latir a mil.
¡Tranquila!
Annie es tu mejor amiga. Seguramente hay una explicación para esta visita.
Mi cumpleaños no está cerca, y no es que Terry necesite un consejo para comprarme un regalo.
Tampoco es nuestro aniversario, ni nada por el estilo.
A lo mejor solo quiere hablar de mí.
Mi mente se queda en blanco cuando Annie sale a la puerta y Terry le sonríe como hace tiempo no lo hace conmigo.
Me quiero morir.
Mis ojos se llenan de lágrimas cuando él toma su mano y la atrae a su abrazo mientras Annie hace lo imposible por deshacerse de su agarre.
¡Lo odio!
¡La odio!
Retrocedo un paso como una autómata y me quedo de piedra al ver como él intenta besarla.
- ¡Candy! - grita Annie al verme parada unos metros más allá.
Terry se detiene al grito de Annie y se queda de piedra al verme parada mirándolos.
Salgo corriendo por donde vine en un intento vano por conservar mi dignidad.
Pero Terry es rápido y me alcanza.
- No es lo que parece – me dice mientras intenta sujetarme para que no pueda escapármele.
No quiero escucharle, lo he visto todo.
- ¡Mírame! – me suplica intentado levantarme el rostro.
Sus profundos, hermosos y traidores ojos azules intentan borrar lo que acabo de ver.
Mi mano se convierte en un puño de acero y con una fuerza implacable le doy el mejor derechazo que pudo haber recibido en su vida.
- ¡Traidor! ¡Traidor! ¡Traidor! – le grito una y otra vez.
Cierro los ojos mientras miles de lágrimas de dolor surcan mi rostro.
- ¡Despierta! ¡Despierta Candy!
Abro los ojos y todo esta oscuro.
No estoy en la calle frente a la casa de Annie mirando la traición de Terry. Estoy en mi cama. En nuestra cama.
- ¡Por Dios Santo, Candy! ¿Qué estabas soñando? – la voz de Terry a mi lado me despierta del todo en la realidad. - ¿Estás bien? – me pregunta mientras me acaricia el rostro.
- Solo fue un sueño - confirmo para mí misma sintiéndome mortalmente aliviada.
- Más bien una pesadilla, diría yo – dice preocupado.
- Si, una pesadilla – corroboro tan agradecida que haya sido una pesadilla que estoy a punto de echarme a llorar
Terry enciende la lámpara que está a su lado y tengo que cerrar un poco los ojos para que la luz no me haga daño los ojos.
- Lo siento, te desperté – digo mortificada al ver que me mira preocupado.
- Estabas llorando – dice mientras me acaricia el rostro con infinita ternura.
Llevo una mano a mi rostro y siento mojada mi mejilla donde la mano de Terry no me ha tocado.
- Era un sueño tan real… – murmuro entre aliviada y preocupada por el sueño tan vívido.
- Tan real que me diste un buen golpe. – dice mientras se lleva una mano al rostro.
- No – replico incrédula.
- Si – afirma con una sonrisa.
Enciendo la lámpara que está en mi velador para verle mejor.
- Lo siento – me vuelvo a disculpar mientras beso donde su rostro esta algo enrojecido.
- Que derechazo tienes. Intenté despertarte pero solo gritabas: Traidor. ¿Quién es el traidor?
- Tu – contesto mortificada
- ¿Yo?
- Si, soñaba que estabas intentando besar a Annie – confieso molesta
- ¡¿A la tímida?! –dice abriendo los ojos mientras simula tener escalofríos. – Sí que fue terrorífica tu pesadilla. Dios me libre de siquiera mirarla – vuelve a tener otro escalofrío y logra arrancarme una sonrisa con la mueca de asco y terror que hace.
Sonríe mientras me acaricia.
- Eso te pasa por comer mucho pastel anoche.
- Sí, creo que sí. – admito.
Apagamos las luces y todo queda nuevamente en penumbras.
Terry me abraza y besa mis labios.
- Te amo pecosa.
- Yo también. – contesto mientras me acomodo en sus brazos.
Tal vez los carbohidratos hayan tenido algo que ver, pero creo que la pesadilla se debe a que Annie me contó que estuvo persiguiendo a Archie porque pensaba que tenía una aventura, y la aventura resultó ser que él estaba buscando un regalo para su aniversario.
Dentro de poco nosotros también estaremos celebrando nuestro primer aniversario de bodas.
Sonrió enamorada y cierro los ojos.
Percibo su olor y respiro cada vez más tranquila, sintiéndolo a mi lado.
- ¿Terry? – lo llamo bien bajito luego de asegurarme que su respiración aun no es profunda.
- Mmm – contesta apretándome a su cuerpo.
- ¿Has besado a alguien que no sea yo?
- No – contesta y se por su tono de voz que está sonriendo
- ¿Qué es tan divertido? – le pregunto algo molesta
- Tú – dice besando mi frente – tu celosa por una pesadilla – recalca.
- Tonto
- Tonto sería si no valorara lo que tenemos juntos. – me besa en la frente y deja sus labios allí - Tanto que nos ha costado llegar donde estamos – me regaña.
En las penumbras busca mis labios logrando que me olvide de mi terrorífica pesadilla mientras me devora y me hace levitar.
Una distancia que me permite no perderlo de vista y tampoco delatarme.
Sé que no debería estar persiguiéndole a hurtadillas pero hay una vocecita que me empuja a hacerlo.
Me escondo tras lo primero que encuentro cuando él se detiene y mira el reloj. Cuento hasta diez antes de asomarme y compruebo asustada que él no está donde estaba.
Salgo de mi escondite y logro ver con las justas que él está doblando la esquina.
Corro a darle alcance y me detengo de ipso-facto.
Un momento, yo conozco esta calle.
Es la calle donde vive Annie.
Y Terry acaba de detenerse en su casa.
Mi corazón empieza a latir a mil.
¡Tranquila!
Annie es tu mejor amiga. Seguramente hay una explicación para esta visita.
Mi cumpleaños no está cerca, y no es que Terry necesite un consejo para comprarme un regalo.
Tampoco es nuestro aniversario, ni nada por el estilo.
A lo mejor solo quiere hablar de mí.
Mi mente se queda en blanco cuando Annie sale a la puerta y Terry le sonríe como hace tiempo no lo hace conmigo.
Me quiero morir.
Mis ojos se llenan de lágrimas cuando él toma su mano y la atrae a su abrazo mientras Annie hace lo imposible por deshacerse de su agarre.
¡Lo odio!
¡La odio!
Retrocedo un paso como una autómata y me quedo de piedra al ver como él intenta besarla.
- ¡Candy! - grita Annie al verme parada unos metros más allá.
Terry se detiene al grito de Annie y se queda de piedra al verme parada mirándolos.
Salgo corriendo por donde vine en un intento vano por conservar mi dignidad.
Pero Terry es rápido y me alcanza.
- No es lo que parece – me dice mientras intenta sujetarme para que no pueda escapármele.
No quiero escucharle, lo he visto todo.
- ¡Mírame! – me suplica intentado levantarme el rostro.
Sus profundos, hermosos y traidores ojos azules intentan borrar lo que acabo de ver.
Mi mano se convierte en un puño de acero y con una fuerza implacable le doy el mejor derechazo que pudo haber recibido en su vida.
- ¡Traidor! ¡Traidor! ¡Traidor! – le grito una y otra vez.
Cierro los ojos mientras miles de lágrimas de dolor surcan mi rostro.
- ¡Despierta! ¡Despierta Candy!
Abro los ojos y todo esta oscuro.
No estoy en la calle frente a la casa de Annie mirando la traición de Terry. Estoy en mi cama. En nuestra cama.
- ¡Por Dios Santo, Candy! ¿Qué estabas soñando? – la voz de Terry a mi lado me despierta del todo en la realidad. - ¿Estás bien? – me pregunta mientras me acaricia el rostro.
- Solo fue un sueño - confirmo para mí misma sintiéndome mortalmente aliviada.
- Más bien una pesadilla, diría yo – dice preocupado.
- Si, una pesadilla – corroboro tan agradecida que haya sido una pesadilla que estoy a punto de echarme a llorar
Terry enciende la lámpara que está a su lado y tengo que cerrar un poco los ojos para que la luz no me haga daño los ojos.
- Lo siento, te desperté – digo mortificada al ver que me mira preocupado.
- Estabas llorando – dice mientras me acaricia el rostro con infinita ternura.
Llevo una mano a mi rostro y siento mojada mi mejilla donde la mano de Terry no me ha tocado.
- Era un sueño tan real… – murmuro entre aliviada y preocupada por el sueño tan vívido.
- Tan real que me diste un buen golpe. – dice mientras se lleva una mano al rostro.
- No – replico incrédula.
- Si – afirma con una sonrisa.
Enciendo la lámpara que está en mi velador para verle mejor.
- Lo siento – me vuelvo a disculpar mientras beso donde su rostro esta algo enrojecido.
- Que derechazo tienes. Intenté despertarte pero solo gritabas: Traidor. ¿Quién es el traidor?
- Tu – contesto mortificada
- ¿Yo?
- Si, soñaba que estabas intentando besar a Annie – confieso molesta
- ¡¿A la tímida?! –dice abriendo los ojos mientras simula tener escalofríos. – Sí que fue terrorífica tu pesadilla. Dios me libre de siquiera mirarla – vuelve a tener otro escalofrío y logra arrancarme una sonrisa con la mueca de asco y terror que hace.
Sonríe mientras me acaricia.
- Eso te pasa por comer mucho pastel anoche.
- Sí, creo que sí. – admito.
Apagamos las luces y todo queda nuevamente en penumbras.
Terry me abraza y besa mis labios.
- Te amo pecosa.
- Yo también. – contesto mientras me acomodo en sus brazos.
Tal vez los carbohidratos hayan tenido algo que ver, pero creo que la pesadilla se debe a que Annie me contó que estuvo persiguiendo a Archie porque pensaba que tenía una aventura, y la aventura resultó ser que él estaba buscando un regalo para su aniversario.
Dentro de poco nosotros también estaremos celebrando nuestro primer aniversario de bodas.
Sonrió enamorada y cierro los ojos.
Percibo su olor y respiro cada vez más tranquila, sintiéndolo a mi lado.
- ¿Terry? – lo llamo bien bajito luego de asegurarme que su respiración aun no es profunda.
- Mmm – contesta apretándome a su cuerpo.
- ¿Has besado a alguien que no sea yo?
- No – contesta y se por su tono de voz que está sonriendo
- ¿Qué es tan divertido? – le pregunto algo molesta
- Tú – dice besando mi frente – tu celosa por una pesadilla – recalca.
- Tonto
- Tonto sería si no valorara lo que tenemos juntos. – me besa en la frente y deja sus labios allí - Tanto que nos ha costado llegar donde estamos – me regaña.
En las penumbras busca mis labios logrando que me olvide de mi terrorífica pesadilla mientras me devora y me hace levitar.
Muchas gracias por leer.
Ah y no se te olvide contarme como te pareció.