“No te niegues a respetar los ciclos del Universo.
Las relaciones son como las flores, surge la semilla, nacen, florecen y mueren.
Aprende a reconocer tu lugar real en una relación en particular y actúa apropiadamente.”
A lo largo de la vida te vas encontrando con personas que tocan y transforman tu forma de ser; algunas se convierten en amistades entrañables y permanecen a tu lado por largo tiempo; otras son simple esbozo de una sonrisa, una brisa de primavera, un encuentro casual y aunque, efímero y transitorio en su paso, siempre enriquecer tu persona. E invariablemente al final, siempre terminan por decir adiós, es parte de la ley del Universo, nada se encuentra estático, todo se encuentra en constante movimiento, todo es transitorio, nada es para siempre, no existe lo eterno en las relaciones, todo tiene un principio y un fin.
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A pesar, de su juventud, Terruce había logrado en tan poco tiempo una vertiginosa y exitosa carrera teatral, que le había valido ser considerado ya, un primer actor.
Naturalmente, el chico había nacido con un talento nato, pero una educación esmerada y su pasión por este campo de las Bellas Artes, le habían allanado el camino para este éxito.
Sin embargo, su juventud, aunado a que poseía un temperamento exacerbadamente dramático, y un descalabro sentimental sufrido en esta etapa de su vida, lo había hundido emocional, personal y artísticamente en el fango.
Muchos críticos de teatro, se dolían de que el novel actor, tirara por la borda su incipiente y exitosa carrera- Muchos quisieran tener la oportunidad que desperdicia Grandchester- Se lamentaban unos. -¡No merece ser actor, la actuación hay que amarla sobre todas las cosas, aún sobre la vida misma, actuar es pasión, es desear morir en los escenarios! ¡Grandchester, no merece ser llamado actor, no respeta el arte!- Opinaban los más.
Pero Terry, llevaba la actuación en las venas, respiraba y vivía para y por el Teatro. No podía, alejarse de su pasión. Y retorno a ella, asumió su responsabilidad con la madurez que en otro tiempo le faltó. Dispuesto a cerrar ciclos y comenzar una nueva etapa, una nueva vida.
Su retorno, no fue bien recibido, no le auguraban que pudiera recuperar el espacio perdido y sin embargo, el joven de los ojos zarcos cual ave fénix, surgió de sus propias cenizas, más fuerte, más hermoso y más completo, finalmente las vicisitudes de la vida, le había servido para ser lo que era el día de hoy, un hombre pleno y seguro de sí, ante la vida.
Y he allí, en medio del escenario sentía renovarse de fuerzas para enfrentar su destino, los aplausos de pie reconociendo su gran talento histriónico, para cualquier actor esas ovaciones por parte del público eran el alimento diario.
Para Tery, no.
Ya en su camerino, observa un ramo de rosas con que lo han obsequiado, esa fragancia le traen recuerdos memorables de una adolescencia ya lejana. La recuerda a ella, ¡Claro que siempre la recordará! El primer amor no se olvida, porque es la inocencia. Pero a diferencia de esos días, su recuerdo ya no duele, y hasta puede afirmar sin la menor duda, que ya no la ama con misma fuerza de cuando era un rebelde adolescente. Hoy día, sólo la recuerda como la noviecita de su juventud.
Sonríe, al recordarle y recordarse así mismo en esa época -¡Cielos, éramos tan sólo unos niños, jugando al amor!-
-¡Papi, papi! Te quelo mucho- Una vocecita lo saca de su ensimasmiento. Una rubiecita de enormes ojos azules, se lanza a sus brazos.
-¡Princesa, yo también te quiero mucho!, No, no es verdad ¡Te amo con el alma mi pequeña Sussy!- Y ríe a carcajadas, mientras acuna en sus brazos a su pequeña hija.
Para Terry, ese es el alimento diario que necesita, el cariño desinteresado de su retoño.