-Una supernova, también fue una estrella, una enana blanca, estrella de segunda generación y además, binaria- pronuncias, mientras observas a través de la lente del rudimentario telescopio.
-Recordemos que las estrellas se componen fundamentalmente de nitrógeno y helio…- continúas tu argumentación científica, pero a mis oídos, tú me dictas poesía.
-Todo lo que existe a nuestro alrededor está compuesto de estos elementos y otros que se añadieron al explotar una supernova- prosigues, sin despegar la mirada de tu punto de observación; mientras, yo observo sin la menor discreción tu varonil silueta.
-Sin las supernovas, no existiría vida en nuestro planeta, todos los seres vivos estamos compuestos de polvo estelar- Sin previo aviso, abandonas tu posición de observador y me pillas, admirando tu magnífico cuerpo estelar.
-¿Qué miras con tanta atención?- preguntas ignorante de la conmoción que tú en mí, provocas.
-El más enigmático y hermoso cuerpo estelar, jamás antes visto- respondo en automático, pensando en voz alta. Y enseguida, me sonrojo ante tal atrevimiento.
-Patty, ¿Qué cosas dices?- fingiendo disimulo ante mi osadía- ¡Y luego, sin telescopio! ¿Cómo vas a localizar una estrella?- Ríes a carcajadas.
-Para descubrir ciertos cuerpos estelares, no se necesita de una lente, sino del corazón- ni yo misma, puedo creer que esté actuando con semejante arrojo.
-Porque, mientras tú hablas de estrellas y cuerpos en el cielo. Tú eres el Sol y giro a tu alrededor; porque eres el cuerpo estelar que me da vida, eres lo único que necesito para existir- Rompiendo con cualquier barrera de mi característica timidez.
-¡Patty, lo siento, yo no sabía…!-No lo dejo continuar, es hoy o nunca. Me arrojo a sus brazos y le robo un beso.
Unión de dos alientos, generando energía vital, transformando ésta en la fuerza más grande que mueve al mundo, el amor.
-¡Te amo, Stear!- le confirmo
-¡Te amo, Patty! De aquí hasta la galaxia más alejada del universo!- Y me estrecha entre sus brazos. Y tienes, razón hay una forma poco ortodoxa de descubrir nuevos cuerpos estelares, me guiñas el ojo.
-¡Sí! Y como descubridora de esa estrella, ya la he bautizado. ¡Stear Star!- ruborizada, pero orgullosa.