***ALBERT LOVERS SECRET SERVICE***
DESTINATION
DISCLAIMER: Personajes de Candy Candy pertenecen a sus autoras Misuki e Igarashi. Historia ALTERNA escrita sin fines de lucro y solo para entretenimiento.
Imagen mostrada como referencia de personaje cuenta con los permisos del autor, así como el expreso acuerdo de no modificar además de mostrar nombre y página de origen.
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Oise, Francia- Año 2500
En tanto realizo mi ingreso al edificio C&A el vibrato de violín interpreta con pulcritud las notas finales de la melodía de Tchaikovski.
No es mi estilo llegar tarde a una velada, o tener que excusarme por mi tardanza irrespetuosa ante unos anfitriones que no han dirigido una sola nota de invitación hacia mi persona, sin embargo, debo tragarme toda esta incomodidad y la vena culpable que me hace dudar en seguir adelante.
Inclino un poco el rostro para revisar si mi atuendo decorado con brillantes dorados tiene algún desperfecto además de observar suplicante a mi pareja del flanco izquierdo pidiendo en silencio desista en llevar a cabo la misión.
El mutismo profundo y cortante de aquellos ojos marrones que devuelven la respuesta a mi mirada, envían un escalofriante estremecimiento que rebota en mi espalda ante la promesa tácita de lo que me espera si fracaso en el intento.
Aprieto la mandíbula con fuerza, cierro los puños sintiendo como las uñas traspasan la fina capa de piel que cubre mi mano tratando de aceptar que no hay escapatoria para mí.
Mantengo la mirada al frente pensando en las dos únicas opciones que birlan fugazmente fuera de mi alcance, ya que lo único que ofrecen es pérdida.
Resoplo internamente.
Detesto no haber sido valiente y confesar toda la verdad en su momento por miedo a que no se digne a perdonarme. Pero nada puedo hacer, más que seguir el destino y las consecuencias de mis decisiones.
Trato de disimular el nerviosismo que asalta mi interior revisando el escote lateral del vestido que muestra casi todo mi muslo, pero en vano me ayuda a no pensar en él y en todo lo que arriesga solo porque se lo he pedido.
Inhalo profundo, y sonrío mientras me sujeto del brazo de Lean, mi compañero de operaciones, en un intento de encerrar mis emociones. Estoy segura que después de esta noche, nada será igual.
—No conozco el camino —escucho la voz de mi acompañante— así que será mejor que me guíes hacia dónde debemos ir.
Extiendo mi brazo derecho en dirección al elevador donde unas cuantas personas sonríen discretamente antes de ingresar en él.
— Iremos a través de la plataforma de hidrógeno hasta el salón. Una vez que lleguemos ahí, luego de mostrar nuestros respectivos saludos a los señores, nos dividiremos según lo acordado. — Respondo mirando una y otra vez las luces del último piso del edificio.
—No creo que noten quien eres realmente Diane. ― menciona Lean confundiendo mi culpa con pánico creciente― El equipo ha trabajado arduamente para que todo resulte muy bien esta noche, incluso nuestra conversación no puede ser interceptada por su tecnología. Pero lo que sí podría ser peligroso es que vos misma te delates.
— Te puedo afirmar que no será así—rebato mientras nos alejamos del suelo en el cubículo de cristal. — Iré con el plan hasta el final.
—Me aseguraré de ello.
La voz electrónica que anuncia que hemos llegado, interrumpe nuestra conversación así que nos limitamos a dar un reconocimiento rápido de la zona, antes de pasar al vestíbulo del salón.
Caminamos fingiendo normalidad, sonriendo de algo que ni siquiera tengo la menor idea mientras extiendo la mano para que la pantalla pueda reconocer el holograma en mi muñeca, pero los guardas que flanquean las grandes puertas metálicas se inclinan ante nosotros saludándonos con un haz de luz celeste a través de nuestros cuerpos.
—Buenas noches señor y señora Osborn. — Comenta el tipo de uniforme negro con rayas rojas pasando la luz infra azul por nuestros cuerpos, analizando a detalle nuestro atuendo. Momentos después chasquea los dedos mientras nos dice: Que disfruten de la velada.
Les ofrezco una tremenda sonrisa tratando de contagiar mi humor, sin embargo, ellos se limitan a regresar a sus puestos y posiciones.
— Son androides, Diane— indica Lean, empujándome por el codo. — ¿Cómo no has podido diferenciarlos de un ser humano?
— Por supuesto que sé quiénes son, señor “obvio”. — replico ofendida. — Pero supongo que es mucho esperar que les hayan implantado un programa con “sentimientos” y…
— Que comience la función— irrumpe Lean, con la mirada fija en una rubia de busto grande dejándome sola en el acto.
Murmuro por lo bajo la palabra “idiota”, pero pronto me olvido de todo cuando vislumbro el cambio que se ha efectuado en el salón.
No sé qué decir. ¡Estoy a estupefacta!
Cuando sugerí que se hiciese un baile ambientado en 1890 no estaba segura que él tomase la idea en cuenta. No obstante, un diseño antiguo y de época muestra lo elegante de los muros con adornos incrustados en oro, logrando que el color beige, los candelabros y lamparines bien lustrados ofrezcan luz acogedora y centelleante.
Las ondas bailarinas de los cristales, la delicadeza de las cortinas, la brisa tibia que fluctúa por el salón hacen que realmente se sienta un ambiente cálido y esplendoroso.
La superficie que está bajo mis tacones se muestra de un hermoso color blanco proyectando las sombras y figuras de los concurrentes.
No he recorrido ni 20 pasos, cuando unos brazos que reconozco al instante poseen mi cintura con familiaridad y calidez.
Cierro los ojos brevemente para disfrutar de aquel contacto que con un solo roce logra que mi corazón brinque con latidos erráticos y ridículos.
—Pensé que no vendrías, bonita. — Susurra besando mi cuello, acomodándome a lo rígido de su postura.
—No me lo perdería por nada del mundo, alteza— replico tratando de disimular como mi piel se estremece al sonido de su voz, atreviéndome a hacer contacto directo con sus ojos y deleitarme en lo terriblemente guapo que luce con traje de príncipe. — Todo se ve perfecto y de ensueño. «Al igual que tú»
Créditos de imagen: Jirka Vinse Sitio web: http://jirkavinse.com/
—Me doy por satisfecho al ver tu mirada tan emocionada, cariño. — Menciona besando con suavidad mis labios. — Te ves tan hermosa, que ya me estoy arrepintiendo de tener que estar un par de horas en la fiesta.—alza la mano en torno al salón— ¿Te gusta?
— ¿Bromea?— replico alucinada tanto porque me bese en público, como por la decoración del lugar. — ¡Me encanta, alteza!
— Y yo que pensé que ya habíamos cruzado la barrera de la confianza, bonita. — Protesta haciéndome girar al son del vals. — ¿No te pedí que me llamaras por mi nombre?
—No es lo correcto, alteza— respondo sonriente y con la respiración agitada. — Antes, me cortarían la cabeza esos androides que lleva por guardias a todas partes.
—Eres mi pareja, Diane. — Indica serio disminuyendo el ritmo de nuestra danza— Los andro-guardas tienes órdenes estrictas de no hacerte daño. Así que olvidémonos de cabezas cortadas y dame el placer de escuchar mi nombre saliendo de tus labios.
—Pero, alteza…— trato de encontrar una excusa— No creo que pueda hacerlo en voz alta.
— A menos que… mi bonita, desee gritar mi nombre mientras le hago el amor... — comenta besando mi barbilla deslizando su mano firme hacia la curva de mi trasero deteniéndose ahí. —Uhmm. Creo que esa idea me gusta más.
—Stear— musito excitada de la presión que ejerce sobre mi vientre y el aliento de sus labios sobre mi cuello.
— Por favor, aquí no.
Una sonrisa traviesa surge de su rostro y sus ojos brillan con promesas maravillosas de abundante placer carnal.
— Por supuesto que aquí no, preciosa. — comenta apretando mi cintura.— No soy tan exhibicionista, como para siquiera pretender dar un espectáculo a los demás forajidos que ya te están devorando las piernas y esos deliciosos pechos, con la mirada.
— Así estamos a mano. — Digo de repente sin poder controlar los celos que he tratado de mantener a raya hasta ese momento— Tampoco soy inmune a las miradas descaradas de las “ladies” que tratan de llamar tu atención, no han parado de lanzarte insinuaciones todo el tiempo que estamos aquí bailando.
— ¿Celosa? —replica divertido.
— ¿Y tú?— respondo luchando por conversar en un tono normal, pero fracaso. Cuando se trata de él, pierdo mis cabales.
—Siempre. — Comenta con un dejo de emoción en la voz. — No lo dudes, Diane. Eres demasiado importante para mí.
—Stear…— musito con el corazón henchido de alegría.
— Disfrutemos de nuestra canción, cariño— dice mientras retoma el paso y me conduce a través de la gran sala.
Me quedo en silencio observándolo mientras nos movemos al ritmo suave de la melodía.
El traje de príncipe encantador le queda deliciosamente bien ceñido a su duro cuerpo, con las mangas rodeando sus fuertes brazos que me van guiando a través de la canción.
—Perfecto.— musito a mí misma deleitada con el panorama y la idea de que él es solo mío.
Desvío la mirada un momento y noto la presencia de Lean muy cerca de nosotros.
Entorno los ojos, horrorizada. ¡Lo he olvidado!
« Ha llegado el momento—leo que me dicen sus labios—Finiquita al águila»
¡No!
Grito mentalmente dándome cuenta de que la situación va a empeorar.
Frunzo el ceño, y le digo con la mirada a Lean que no se atreva a hacer ningún movimiento en falso.
— ¿Qué sucede, bonita?— oigo la dulce voz de él, con un dejo de preocupación.
— Creo que me falta un poco de aire, alteza...—confieso tratando de cubrir mi desasosiego pero al notar que él enarca una ceja, corrijo mi respuesta. — Stear.
—Vayamos a mi balcón privado, cariño— indica guiñando un ojo a la vez que me conduce al ala norte del salón. —Allí podré tener toda tu compañía para mí solo.
Sonrío sin dejar de mirar a nuestros costados disimuladamente, y avanzo aliviada de que Lean ya no está ahí.
Debo pensar en algo con rapidez antes que la guardia roja destruya mi más preciado tesoro.
¿Vale la pena tirar todos los planes de venganza solo por él?
No necesito pensarlo. Él es todo lo que he buscado en mi vida. Mi tío se va a poner furioso cuando escuche las nuevas, pero he sido entrenada para sobrevivir. Ahora quiero una vida, con él.
—Sería mejor si nos vamos de aquí— sugiero lo más calmada posible. — Conozco un lugar cerca de la estación lunar donde podemos pasar la noche sin ser molestados.
— ¿Planeas hacer muchas travesuras que impliquen tu y yo desnudos, bonita?— Dice muy serio pero con los ojos destilando picardía.
— Eres imposible— respondo tratando en vano de no reír. — Aunque puede que use cadenas…
¡BROM!
No sé como pero de pronto, me veo tumbada en el suelo junto a Stear, pero es a mí a quien sujetan de las muñecas por la espalda.
— ¡Soltadla!— escucho que ruge tratando de llegar hacia mí. — ¿Os habéis vuelto locos?
—Es una asesina, alteza— explica con dureza una voz que me deja lela. ¡Es Lean!— Usted iba a ser ejecutado esta noche mientras ella lo seducía bajo sábanas.
— Eso no puede ser. ¿Hay pruebas?— exige amenazante mientras yo sigo boca abajo sin poder ver con claridad que sucede.
—Las hay. — explica mientras siento como Lean mete mano bajo mi vestido, sube la tela del mismo exponiendo mis muslos sin pudor hasta mis nalgas y muestra la cinta donde tengo un pequeño dispositivo con veneno letal. — Si rociamos una gota al suelo, notará el inmenso hoyo que se forma a su contacto. ¿Quiere probar?
El silencio de tres segundos es una eternidad para mí, pero cuando escucho su voz esta vez, sé que algo no anda bien.
— Haced que se levante.
De manera brusca los andro-guardas me ponen sobre mis pies y yo no sé qué esperar de la situación.
— Diane…— se dirige Stear con voz estoica, pero es interrumpido por el traidor de mi compañero.
—Perdone su alteza, pero el verdadero nombre de la asesina no es Diane CC-White —anuncia Lean, mirándome con absoluta maldad. — Os presento a Candice White, hija del archienemigo de su padre, el derrocado Leopold White.
¡Jo! ¡Estoy en problemas!
Trago saliva en seco, y lucho para que las lágrimas de rabia no salten a la vista.
— ¿Es cierto?— pregunta con voz oscura y los ojos destilando rabia— ¿Eres hija del hombre que asesinó a mi padre y quiso destruir el reino?
Las lágrimas se forman sin que pueda contenerlas. ¿Qué voy hacer?
—Puedo explicarlo, Stear— respondo en voz baja.— Yo…
— Para usted soy, alteza— me dice cortante antes de ordenar a sus guardas— Llevadla fuera de mi vista. Encerradla y que sea juzgada con el castigo más severo por los cargos de traición y conspiración contra el reino de Lakeville.
CONTINUARÁ
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Holis!! Saludos a cada una.
Os dejo mi primer aporte a la trinchera ALSS, con una corta historia del inventor en el año 2500.
Historia escrita basada en el futuro, así que pos espero no haberos confundido con los términos o ideas.
La firmita del mini lo ofreceré en un siguiente post. En tanto, sigamos disfrutando de la fiesta en el campo rosa.
Hasta la próxima!!!
CON ALBERT, POR ALBERT, PARA ALBERT!!
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