***ALBERT LOVERS SECRET SERVICE***
DESTINATION
DISCLAIMER: Personajes de Candy Candy pertenecen a sus autoras Misuki e Igarashi. Historia ALTERNA escrita sin fines de lucro y solo para entretenimiento.
Imagen mostrada como referencia de personaje cuenta con los permisos del autor, así como el expreso acuerdo de no modificar además de mostrar nombre y página de origen.
***************************************************** Previamente CAPITULO UNO
Oise, Francia- Año 2500
Tres meses atrás
"Lo primero que debe aprender una futura princesa es la historia de su casa real, la historia de otras casas reales y el funcionamiento en profundidad de las instituciones públicas interplanetarias. También debe conocer las costumbres de los países y galaxias que vaya a visitar en conjunto con sus idiomas"
He crecido con éste pensamiento desde que tengo uso de razón, mi madre siempre ha sido muy estricta en las formas y costumbres de la alta sociedad y como futura princesa, mi deber era escuchar sin replicar.
“Una princesa, nunca discute.”
No obstante mi padre, a quien le gustaba el combate, era de la idea que mi cuerpo y mente fuesen entrenados en caso que una batalla se librase más adelante.
“Lucha con todas tus fuerzas como si no hubiese mañana, Candy. — eran sus palabras— Lucha como si tu vida estuviese en peligro mortal, porque estoy seguro que cuando menos lo esperes el momento de defenderte, llegará.”
Fueron diez años de felicidad, mimos, fiestas y seguridad familiar.
El castillo donde vivíamos, era mi mundo, mi lugar de escape, mi todo; sin saber que pronto me daría cuenta que las princesas de vestidos lujosos y los príncipes a caballo que se mostraban en mi holograma antes de dormir, solo eran sueños de una raza que ya no existía.
Y fue así, como diez años después, estoy pisando nuevamente el espacio que me ha visto crecer y que ahora es ocupado por seres ajenos y a los cuales he jurado hacer daño.
Llevo una semana en este lugar tratando de pasar desapercibida, he rememorado todas y cada una de las entradas, salidas y túneles que sirven de transporte por el castillo sin que mi presencia sea notada. Mi actividad principal el día de hoy, será inmiscuirme en la biblioteca de palacio. Así que en cuanto escucho un barullo, me quedo quieta y con la respiración entrecortada tratando de ver la forma de esconderme.
— Su alteza real, lo hemos estado buscando por todo el palacio—Escucho la voz del que parece ser el secretario de gobierno.
—Lo siento Phillips. He estado muy ocupado—responde una voz barítona, suave y alegre.
—Pero su alteza... ¡Espere!
Los pasos firmes y seguros que resuenan a través del pasillo se tornan un poco lejanos y sordos. Respiro aliviada y prosigo mi camino.
Realmente no me gustaría enfrentarme al ceño fruncido del funcionario de gobierno o a su mirada suspicaz que parece que va a extraerte el alma, no cuando el príncipe ha vuelto a hacer de las suyas y ha escapado otra vez.
Empujo sin querer un pesado jarrón decorado en oro y apenas reacciono a tiempo para evitar que se convierta en añicos, cuando el sensor del muro activa un brazo extensible y me ayuda a equilibrarlo sin problemas.
—Eh…— miro su tarjeta de identificación, unas barras metálicas de acero galvanizado titilando con "lucecitas" azules y moradas, unos cuantos números a manera de código y nada más. No tiene nombre. — ¿Gracias…?
— Que tenga un buen día, señorita Osborn— replica el androide con la voz monótona y robótica que lo caracteriza, volviendo a su estado impasible fundiéndose de manera camaleónica en el muro.
—Al menos deberían poner una voz más carismática— resoplo en respuesta ya que aún no logro acostumbrarme a tener que hablar con un organismo sintetizado.
Meneando la cabeza introduzco el código en una de las habitaciones que según me muestra el holograma, es lo que estoy buscando.
Tomo un par de cosas que necesito de mi bolsillo, me aseguro la peluca color caoba que llevo puesta, giro la manija y me apresuro a ingresar cuando una fuerza me toma por la cintura, me tapa la boca, ingresa a la habitación junto conmigo y me estampa tras la puerta.
Me lleva unos cuantos segundos asimilar los hechos mientras el silencio se hace presente y mis pobres neuronas se han quedado electrizadas.
Estoy atónita. Los segundos se convierten en picosegundos para mí, entorno los ojos y me cuesta respirar con normalidad.
¿Qué me está pasando?
Mi cuerpo no quiere obedecer instrucciones, mis piernas tiemblan como si hubiese realizado una carrera de cien kilómetros, y a pesar de que me doy cuenta a la perfección que estoy adherida a un musculoso y fragante cuerpo, mis sentidos en alerta no hacen más que incrementar la necesidad de mantenerme así, quieta, débil y necesitada.
Es bastante impactante y vergonzoso.
Jamás en la vida me había hallado en una situación parecida.
Todo lo veo en cámara lenta, los segundos son tortuosamente deliciosos. Y aunque la luz es tenue, soy bastante consciente de la blancura de su cuello, de su barbilla pulcra y afeitada, de su respiración entrecortada acariciando mi frente.
No lucho para que me se suelte. No puedo. Siento mis nervios entumecidos por su roce.
Unos pasos en el exterior vuelven a ponerme alerta. Se oyen puertas abriendo y cerrando. Cada vez los sonidos se acercan a donde me encuentro. Entorno los ojos horrorizada de que puedan encontrarme en esta situación comprometedora.
Trato de reaccionar. Estoy segura que me podrían expulsar del castillo y no me puedo dar el lujo de que lo hagan sin antes cumplir con mi meta.
-Sssshh.- Tranquila - Escucho que susurra aquella dulce voz a unos cuantos centímetros de mis labios- Solo un momento más y prometo que te dejaré ir.
Grito mentalmente, porque me debería importar un comino todo lo que este tipo me está diciendo, sin embargo, aquí estoy muda y dispuesta con el corazón a mil y las piernas de gelatina.
Asiento ligeramente con la cabeza. No sé si se ha dado cuenta en la manera como me ha cogido. Pero su brazo izquierdo sigue rodeando mi cintura, atrayendo mi cuerpo con firmeza hacia su torso y su mano derecha sigue encima de mis labios por lo que puedo sentir el cálido tacto de su piel.
El sonido de unas teclas ingresando un código, unas llaves intentando ingresar en el resquicio de la cerradura sin éxito, se oye.
Entonces los golpes quedos de alguien tocando la puerta metálica hacen que por primera vez me aventure a mirar a mi captor para decirle que me deje huir.
No obstante, cuando nuestros ojos conectan, yo me quedo embelesada. La tibieza y transparencia de su mirada me inundan, no es una mirada que pueda congelarme, ¡cielos, no! Estoy de lo más derretida y con la seguridad de que si él me pide cualquier cosa, estoy dispuesta a dársela. Nada está saliendo como debería. Se supone que él es mi enemigo, alguien a quien debo eliminar, pero el efecto que produce en mí, me tiene confusa.
Las chispas que surgen de su piel hacen que yo quede hipnotizada. Él baja lentamente su mano de mi boca sin dejar de mirarme, sus facciones son perfectas y masculinas.
¡Ay, dios mío! ¡En qué me he metido! ¿Por qué lo miré? ¡Es terriblemente guapo!
Trato de buscar aire porque siento que se me acaba la respiración. Pero es un error intentar hacerlo porque su fragancia exquisita envuelve con más fuerza mis sentidos. Me muerdo el labio para no gemir. Estoy a punto de perder la cabeza, y nada menos que por ¡el heredero de la corona real!
Parece que a él también le afecta. No ha dejado de observarme, ni se aparta. Al contrario, su rostro desciende lentamente hacia mí. Creo que va a besarme y que me libren los dioses del olimpo porque no podré hacer algo para evitarlo.
¡No puedo! Estoy completamente hechizada bajo su tacto.
De pronto el sonido de la puerta interrumpe nuestro trance.
-Alteza— la voz del insistente secretario está a nuestras espaldas—Sé que se encuentra ahí. Abra la puerta por favor. Este asunto no puede posponerse más.
El príncipe suspira agotado y resignado. No entiendo muy bien lo que me provoca pero me conmueve verlo así.
Por lo tanto... Le hago señas para que libere mi cintura, me aparto con dificultad, pero así puedo ver con más claridad el espacio donde estamos.
Conozco este castillo como la palma de mi mano. Me he criado aquí desde pequeña por lo tanto sé todo sobre los pasadizos secretos.
Miro de un lado a otro. Voy hacia el escritorio y busco con rapidez la estatua escocesa que forma parte de la decoración del estante. Presiono la gaita en un costado y de pronto bajo el escritorio se abre un espacio hacia el subterráneo.
El príncipe me mira atónito y yo quisiera darle mis razones pero yo no tengo tiempo que perder así que le dirijo una mirada de disculpa.
-Su alteza—suplico con la mirada que no me pida explicaciones mientras le hablo— Si desciende estas escaleras y sigue hasta el final, podrá descubrir que este senda lo conduce hacia la zona verde del castillo.
-¿Pero cómo sabes?— objeta desconfiado de mis palabras.— ¿Cómo sé que no es una trampa?
Me arrodillo, pongo mis manos sobre el suelo e inclino la cabeza.
- No hay tiempo para explicaciones alteza— musito esperando que me crea— Pero le prometo que le diré todo lo que sé, en otra oportunidad.
Los golpes de la puerta vuelven a ser insistentes.
—Por favor, no vuelvas a hacer eso— indica el príncipe poniéndose a mi altura y me levanta en vilo— No necesito que te humilles ante mí, voy a confiar en tus palabras pero a cambio, me debes mucho más que una explicación.
—Sí— respondo sacudida por su tacto y asombrada de su gentileza.
—Perfecto—expresa mientras se prepara a salir por el sótano.— Mañana en la tarde ve hacia el sur del palacio, y camina cinco kilómetros hacia el oeste. Hallarás una construcción semi rústica con la palabra “INVENIRE”. Te espero ahí
- De acuerdo, alteza. - convengo con un gesto de aceptación mientras él me dedica una última mirada antes de partir.- Disfrute una tarde al aire libre. La realeza puede ser sofocante si solo se centra en los deberes.
CONTINUARÁ
*************************************
Holis!! Saludos a cada una. Mil perdones por actualizar después de varios días. Perdí varios archivos y el proceso de recuperación demoró más de lo debido. Así que he tenido que recordar un poco la trama y volver a escribirla. Os traigo la segunda parte de esta corta historia con mi guapote Stear en el año 2500.
Espero colocar un par de capítulos más, el día de hoy. Gracias por sus comentarios y porras.
La música es del álbum con las mejores canciones en piano de Yurima.
Hasta la próxima!!!
CON ALBERT, POR ALBERT, PARA ALBERT!!
|