***CELTICS FAIRIES: ANDREW'S HEART***
Tír na nÓg: El inicio de CFAH
-Papi, cuéntame esa historia otra vez.
La vocecita de timbre dulce y tierno se escuchó en medio del silencioso dormitorio en el cual descansaba la pequeña Candice Rose.
La sonrisa de ternura del padre no se hizo esperar ni menos pudo resistir a ese dulce corazón que tenía por hija.
—Princesita, ¿a cuál historia te refieres?—respondió sabiendo a la perfección a qué se refería, ya que era el tema de todas las noches antes de dormir, en esa semana.
Unos ojitos brillantes y verdes miraron con gran expectación a aquel personaje a quien consideraba como el ser más valiente de la tierra.
—Cuéntame papi sobre las hadas y su isla secreta.
—Pero si ya te la conté anoche, cariño— protestó el padre con un gesto de horror fingido— Y antes de anoche, y la noche antes de esa noche y…
—Lo sé papi, pero cuando sea grande quiero ser como uno de esos seres mágicos de tu historia.
— Ya veo—convino el padre tomando asiento al filo de la cama— ¿Y cuál de esos seres quieres ser?
La niña juntó sus manitas y dijo con exultante emoción.
—Una sirena, papi. Esa de cola azul y hermosos ojos verdes como los míos.
—Así que una sirena, ¿eh?
—Por fis, por fis…—pidió la nenita abrazando a su padre.
Con un suspiro de resignación el cabeza de familia, acarició los cabellos de la niña y besó su frente mientras la volvía a acostar.
—Está bien— dijo finalmente— Solo si prometes que hoy será la última noche que te la cuente.
La niña abrió su boquita en forma de O y estuvo a punto de refutar, pero sea lo que fuese a decir, se limitó a sonreír y replicar.
—Como desees, padre.
Los ojos del rubio varón se empequeñecieron. No le agradaba en lo más mínimo cuando su pequeña usaba ese tono condescendiente, no obstante, dejo pasar el momento, acomodó su espalda sobre el apoyo de la cama, y se colocó al lado de su hija.
— Muy bien…. Sin embargo, esta noche la historia que voy a contarte será distinta a las anteriores pero tendrá lugar en la misma isla secreta ¿Lista para oírla?
— ¡Sí, papi!
La vigorosidad de la niña hizo sonreír al padre quien tomando un poco de aire comenzó:
“… En una era donde los seres mágicos y humanos combatían en defensa de su territorio, existía una hermosa isla llamada Tír na nÓg.
Tír na nÓg, era conocida como la Tierra de la Eterna Juventud, donde todo florecía, nada se marchitaba y además, se mantenía rodeada de una barrera invisible e impenetrable logrando que la paz y armonía pudiesen coexistir en ese pedazo de paraíso.
Las fuentes de agua cristalina siempre estaban llenas de seres que revoloteaban en sus corrientes, los árboles frondosos de un verde vibrante servían de apoyo y refugio para aquellos que buscaban un lugar calmado y alejado del suelo, en tanto los demás realizaban sus prácticas diarias en el manejo de los cuatro elementos del planeta. La isla y su vivacidad laboriosa se debía a la presencia de elfos, gnomos, duendes, sirenas y hadas quienes se caracterizaban por ser seres elementales, cuidadores de la naturaleza y el bosque además de ser escurridizos e imposibles de atrapar.
Sin embargo, aunque la tranquilidad florecía día a día casi sin preocupación aparente, el peligro rodeaba a la isla debido a la existencia de gigantes, troles, dragones, ogros, orcos y goblins, quienes se proclamaban como enemigos naturales de estos seres quienes a su modo de ver, habitaban en una tierra que no les pertenecía.
Para cuidar la preservación de Tír na nÓg, la isla tenía un santuario donde tenía como reglamento “que ningún ser mágico podía traspasar la barrera sin que el Consejo Ancestral, realizase las medidas adecuadas para aquel tipo de travesía”
Sin embargo, como en toda historia, siempre hay alguien que se atreve a romper las reglas. —¿Quién lo hizo, papi? —irrumpió la pequeña.
—La curiosidad de un hada cuyo elemento era el agua, pudo más que las advertencias de sus mayores.—continuó el progenitor.— El hada traviesa y desafiante, tenía por nombre Eileen.
Eileen había estado observando por medio de un espejo mágico, como era la vida fuera de la isla.
Vio como los hombres, usaban el hacha para cortar la leña de los árboles que servían como material de construcción de sus casas sin reparar los daños que generaba esta práctica.
Y aquello, no le gustó.
Los árboles en su isla, eran sagrados, así como cada elemento que allí moraba.
Se paseó por el agua agitando su cola, indecisa si debía consultar al Consejo Ancestral ante lo que pensaba hacer…
—Papi. —Interrumpió la niña— ¿Quiénes formaban parte del consejo Ancestral?
—Eran siete Hadas—respondió el padre. —Seres que tenían el don de ser maestras en las artes de dominación de los elementos además de que tenían el deber de proteger…
— ¿La isla?
—Así es.
— ¡Genial!
—Entonces para continuar la historia—prosiguió el padre deslizando de manera cariñosa sobre la nariz de su pequeña.
“…El hada, volvió a mirar su espejo, y en esta ocasión al ver que algunos hombres cazaban animales, se dijo que no podía esperar más.
Para ella, matar a un animal era ¡un acto inaudito!
Así que mientras exploraba y veía la manera de salir sin ser descubierta, poco a poco fue más allá de la barrera, consiguiendo que sus aletas la alejasen de su hogar.
“No me va a pasar nada grave”—dijo el hada Eilleen, mientras llegaba a tierra firme a la vez que tocaba su collar de perlas.”
— ¿Y para qué tenía que tocar su collar de perlas?—preguntó la nenita con ojos bien despiertos.
—Oh… Lo que pasa es que cuando una hada del agua, llegaba a tierra firme, no podía mostrar su aleta, porque era peligroso.
— ¿Por qué?—se inquietó Candice aferrándose al brazo de su padre— ¿Qué le harían?
—Los humanos de esa era, consideraban a las hadas como un trofeo de buena suerte. La leyenda cuenta que si alguno lograba cazar a un hada, la hacía su prisionera.
— ¡Ay, no! —dijo en un puchero la princesa.
— Por eso tenía que tocar su collar que le permitía cambiar su forma a la de una humana.
—Waooo. Bravo, papi. —Juntó sus manitas y aplaudió entusiasta— ¡Me alegro! ¿Qué más sucedió?
“…En aquel momento—prosiguió el padre acostumbrado a las interrupciones de su hija— el hada comenzó a explorar el lugar notando que había árboles con hojas caídas, ramas secas cubiertas con nieve, el suelo tenía desniveles y piedras que tenían pepitas brillantes como el oro.
Por un instante se preguntó quién habría dejado a la vista semejante y preciado metal, sabiendo que los goblins eran seres que buscaban oro sin cesar; entonces a unos cuantos pasos, un claro le llamó la atención.
Se ubicaba en el centro un hermoso y bien cuidado jardín que lucía las flores más hermosas del lugar, a pesar de que la estación no era propicia.
Eileen, sin saber el peligro que corría, echó mano a una preciosa orquídea roja que resaltaba en medio del manto invernal.
Aquel sutil roce—en menos de un segundo—activó una trampa mágica que laceró el cuerpo de la joven y rompió a la mitad el collar que portaba, imposibilitándola de cualquier proeza de escape.
— ¡Ohhhhhhhhh! ¡Ay, no! ¡Qué feo, papi!—gimió la niña angustiada.
— ¿Lo es, verdad?
— ¿Pero qué pasó? ¿Se quedó herida el hada para siempre? ¿Se quedó en la trampa?
—Espera, deja que termine— dijo el padre con una sonrisa.
“…El hada quiso soltarse de aquella trampa y mientras lo intentaba, se lamentó no haber avisado a algunas de sus compañeras de su arriesgada aventura.
Sin embargo, al parecer la suerte estaba de su lado porque el gigante que había logrado capturarla por medio de ese hechizo, se encontraba en batalla al oeste del lugar.
Claro que ella no lo sabía aún.
“—Y ahora ¿qué voy a hacer?— se preguntaba una acongojada Eileen.”
Herida y maltratada, sin poder transformarse, no había muchas opciones de salir de aquel apuro.
Por fortuna a unos cuantos metros, un caballero celta pasaba a caballo por la zona en busca de aguas curativas de la tierra de las hadas ya que su ejército estaba siendo disminuido por los goblins y orcos que habían invadido su castillo; y a él aunque no le agradaba la idea de huir, lo había hecho para ir en busca de ayuda.
El hada, que nunca había estado en contacto con un humano, se quedó muda. No sabía si podía confiar en esa persona, así que a pesar de que el dolor en su cuerpo era insoportable, trató de quedarse lo más quieta posible escondiéndose sobre la grama alta.
El varón celta, ignorante de la presencia de la joven, dirigió a su caballo hasta una fuente de agua que por coincidencia se hallaba cerca del jardín a unos cuantos pasos del hada. La respiración del hada se entrecortó.”
— ¿Porqué? ¿Qué le pasó papi?
—Es que ella temía que si él la descubría, podía matarla. —respondió tratando de tranquilizar a su pequeña, que siempre vivía al máximo las historias.
— ¡Oh, no!
— Tranquila…—aseguró el padre— El guerrero siguió juntando agua de la fuente, en tanto quien se dio cuenta del tipo de ser que descansaba escondido sobre el pasto fue…
— ¿El caballo la descubrió?
—No se te escapa, ni una ¿verdad?— comentó el padre divertido.
— ¿Entonces eso quiere decir que sí?— insistió la niña con interés.
“…El caballo comenzó a relinchar, y a moverse inquieto. — Reanudó la historia el progenitor—Por más que el hada le hacía señas para que quedase callado, el animal sabía que ella necesitaba ayuda y por eso, alertó a su señor dando patadas y relinchos en su dirección.
El guerrero un poco extrañado, decidió confiar en los instintos de su caballo y siguió al animal hasta que se topó con una belleza rubia de ojos verdes.
Por un momento, pensó que estaba soñando, así que se frotó los ojos varias veces, pero la visión de la mujer más hermosa seguía presente. Entonces, algo en su interior le alertó al notar que ella apenas contenía el llanto debido al dolor de las heridas.”
— ¡Qué lindo!—aplaudió la pequeña— Entonces el hada va a recibir ayuda, papi.
—Efectivamente, princesa—admitió su padre— Resulta que el guerrero celta, era el rey del castillo de Kilcoe, quien por coincidencia o cosa del destino había ido en busca de la tierra de las hadas.
—Y ahora había encontrado una.
—Sí—aseveró su padre— Sin embargo, a pesar del embeleso que sintió, lo primero que hizo el rey, fue ayudar a la joven a salir de ahí.
—¿Logro rescatarla a tiempo? ¿El gigante no regresó?
—Oh, por supuesto que regresó, hija— explicó mientras hacía ademanes con el brazo—. Tanto el rey como el hada sabían que en cualquier momento, el gigante se daría cuenta de que el hechizo había sido usado y por lo tanto, iría en busca de su presa.
— ¡Ay, no! ¡Que se dé prisa!
—Es por ello, que el rey alejó a su caballo lo más que pudo del lugar y con el hada sujeta en brazos, nadó y nadó todo lo que sus fuerzas le permitieron llegando casi al límite de la barrera que dividía a la isla, pero se desmayó debido al agotamiento extremo que suponía nadar varios kilómetros mar adentro.
— ¿Y qué más sucedió?
—La isla tenía hadas vigías.
— ¿Y…?
—Una de ellas divisó la presencia del humano flotando junto a un cuerpo mal herido. Cuando reconoció a la hada Eileen, hizo sonar el cuerno y rápidamente las hadas sanadoras trabajaron duro por varias horas para restaurar ambas vidas.
— ¿Eso es todo, papi?
—Bueno, en agradecimiento por salvar la vida de Eileen, el hada mayor que pertenecía al consejo ancestral, juró proteger al rey y a sus descendientes. Y desde entonces... Cada vez que la dinastía Andrew lo solicita, las hadas acuden a cumplir con el pacto...
—Awww, ¿pero qué pasó después, papi?
—Se solucionaron las cosas, hija.
—Ashhh...Eso ya lo sé, papi. Pero ¿El hada y el rey guerrero no volvieron a verse?
—Sí, claro que lo hicieron. — afirmó el rubio.
— ¿Cómo protegieron las hadas a los guerreros? ¿Recuperaron el castillo? ¿Volvieron a encontrarse más gigantes y troles?
—Por supuesto que sí, mi vidita. — arropó la colcha sobre el cuerpo de su pequeña— Pero esa, es otra historia. Ahora debes dormir.
— ¿Y el rey tenía nombre?
—Así, es.
— ¿Cuál era?
—Lord William A. Andrew. —respondió en un susurro aquel rubio, besando la frente de su princesita.
La niña, asimiló en silencio el nombre de su ascendiente. Un brillo peculiar en la mirada y una sonrisa feliz se dibujaron en el rostro de la nenita, a la vez que el sueño comenzó a cerrar sus preciosos ojos.
Cuando su padre, quien estaba esperando verla dormir, se retiró hacia la salida y estuvo a punto de cerrar la puerta de su habitación, dijo medio dormida.
—¿Papi, me contarás que sigue mañana?FIN Hola, muy buenas horas.... ¿Cómo estáis? Pasando a saludar a mi trinchera querida con un corto minific( de paso uno de mis últimos aportes), contando a grandes rasgos como fue el inicio o surgimiento de las hadas celtas y su relación con los Andrew. (Ojalá se entienda )
Deseo que pasen una bonita semana, que todas sus metas se cumplan, si no las leo, espero verlas el año que viene y, agradezco a quienes pasaron por este post a leer y comentar.
El ofrecimiento de la firma de recuerdo para este mini lo realizaré en otro post. En tanto, a seguir disfrutando de las ultimas horas de esta fiesta que ya pronto cerrará con broche de oro.
Saluditos y bendiciones.
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