Minific 1era parte
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La hija de Candy 2da parte
Por Mayra Exitosa
Candy meditaba lo que Tom le había dicho, así recordaba el pasado, cuando ella estaba en el pueblo, había sido sujeta de chismes, ahora sabía porque había pasado todo aquello. Elisa la odiaba tanto, no sabía por qué. En aquel tiempo Tom era muy unido y fraternal, la consentía mucho, la protegía, la llevaba a todos lados. El día que se hicieron amantes Tom y Elisa. Su buen hermano le había contado que ella la odiaba por los celos que le carcomían, no podía tenerlo, sus diferentes clases sociales, su fortuna y con eso, tampoco deseaba que fuera ella dueña de él. Cuando Niel la protegió aquella tarde para que Elisa no le estirara el cabello, había intervenido ferozmente doblándole los brazos. Imposible de olvidar, cuando Niel la sujetaba y le decía “Vete mi vida, nunca permitiré que te hagan daño”. Su voz ronca, su mirada feroz, pero cuando le hablaba era solo para decir palabras dulces en un tono rudo.
Para aquel entonces, Terry se había ido al extranjero, le había prometido la luna y las estrellas, que volvería, que se casaría con ella, que no temiera, que confiara en él. Todo cambio cuando regresó, Se dio cuenta del amor que profesaba Niel se enfrento a su amor desmedido, fue así que se complicaron las cosas, los gritos insultantes de los dos, pero la peor parte la llevó ella, al escuchar el odio de Terry con la frase “que si se había revolcado con uno o con otro”,” que si era una cualquiera”.
Fue entonces cuando la madre de Niel se enteraba al ver a su hijo golpeado, se daba cuenta por fin del amor que tanto le manifestaba, despertando el coraje y el desprecio de Sara Leagan “¡No! Una maldita huérfana, sin linaje, sin fortuna, sin familia, ¡no!”
Al contrario la madre de Terry siempre la había apreciado, como no iba a quererla, si nadie en el pueblo quería estar cerca de ella, era una desnudista que salía en ropa interior. Ahora esas ropas las usan comúnmente de trajes de baño, ya son obsoletas las desnuditas, con los campos nudistas que hay en todo el país.
Pero en aquel tiempo, ambas gozaban de las largas conversaciones, de la soledad en la que estaba cada que su marido y su hijo se marchaban. Sin embargo, aun con todo y saber que no había traicionado a Terry, no le fue difícil insultarla la última vez que se vieron. Fue tan doloroso, saber que todos los hombres del pueblo que ella conocía, se iban a ir, porque tenían que prepararse para ser alguien importante y ella… era solo una caza fortunas tras un linaje o un apellido o solo que tantas cosas le habían acusado.
La madre María la sacaba de su meditación y se sentaba en la orilla de la cama donde se suponía estaba leyendo un libro,
--- Hija, tenemos que hablar. Candy se sentaba dejando el libro en la mesita de noche al ver el rostro de su madre preocupado, pensaba que Tom ya les había contado algo,
--- Dígame, madre.
--- Porque tiene tanto temor la niña. ¿Qué le paso? Aun dormida, hace movimientos bruscos, está muy asustada.
--- Una de las señoras que me ayudaba a cuidarla… la golpeaba. Ella no me contaba nada, la amenazaba y… antes de venir… la descubrí. Yo… le pegue, la denuncie, mi hija no tenía marcas, pero su cabello era estirado y… hay marcas que no se ven, que se quedan en el interior.
--- ¡Mi amor! Por eso te busca tanto. Por eso no quiere separarse de ti.
--- No solo eso. La mala mujer, me gritaba que tenía que indemnizarla y que me demandaría, eso lo dijo frente a mi hija. Creo que le impresionó cuando me gritaba que me mandaría a la cárcel. Ahora mi niña teme que… en cualquier momento llegue la policía. Le dije que eso jamás pasaría.
--- Candy, debes darle seguridad. Debiste traerla antes.
--- Me confié en que estaba bien. Creo que trabajar, no era mi mayor logro. El mejor logro que he tenido es ser su madre, cada que la veo, me siento tan orgullosa. Creo que ella será muy hermosa.
--- Tú lo eres. Si no como explicas tanto galán tras de ti.
--- ¡Madre!
--- Además el padre de la niña, no está nada mal. ¿Lo amas?
--- Por supuesto que lo amo. Jamás dejaré de amarlo. Gracias a ese amor, tengo a mi Dulce.
--- Candy, debiste ponerle otro nombre.
--- Es que ella es tan tierna, tan bella. Desde que nació no quería ni que le diera el viento en el rostro, me angustiaba y deseaba volver a tenerla dentro de mí.
--- ¡Oh Candy! Qué cosas dices. Cuantos bebes has visto aquí, tan bellos y hermosos, nos volveríamos posesivas nosotras con tanto amor. Sabes, le diré a la psicóloga que juegue con ella y que la trate, verás que cambiará y mejorará esa aprehensión que siente la niña.
--- Lo sé, es que… ha sido todo tan reciente. He hablado mucho con ella, le he dicho que ya nadie la cuidará, solo yo. Por eso es que esta más conmigo tan apegada, teme que me vuelva a ir a trabajar. Pero estoy segura que estar aquí, le hará mucho bien.
--- Por supuesto. Me siento abuelita de ella.
--- ¡Madre!
Candy abrazaba a la madre María, emocionada por sentirse en casa, cuando estaba en el orfanato. Había mejorado mucho todo en ese lugar, que le dejaran estar ahí, era la mejor terapia para superar todo el pasado.
La llegada de la Sra. Cornwall, fue sorpresiva para el mayordomo Robert. Trataba de buscar advertir al joven Alistar. Pero la señora dio la orden que nadie usara los teléfonos y no se les avisara a sus hijos de su llegada anticipada. Ella hacía una llamada, se citaba con unas amigas en un café, tenía que ponerse al tanto de la situación de la joven Candy en el pueblo. Confirmar que la niña era su nieta era prioritario y de serlo, urgía una boda discreta e inmediata.
--- Rosemary, querida que gusto verte.
--- Andrea, el gusto es mío. ¿Invitaste a Sara?
--- Por supuesto querida, tenemos que ponerlos al tanto de las últimas novedades.
--- Si, necesitaba de una amiga, ya no puedo con todo lo que traigo, mi hijo va a volver a casa, su padre lo llamo hace unos días.
--- ¡Oh que casualidad, querida! Mis hijos también regresan a casa a pasar el verano. La voz de una mujer seria y elegante las sorprendía a ambas,
--- Buenos días. Qué bien que las veo tan felices, supongo que ya supieron que regreso la huerfanita.
Tras esa mesa otra escuchaba delicadamente, cubriéndose con su típico sombrerito y escuchando a las damas. Eleonor las vio entrar y de inmediato se acercaba a pedir la mesa disponible, no podía quedarse con la curiosidad, esas tres mujeres hicieron todo para deshacerse del orfelinato que ella logro salvar con todas sus influencias y sus peticiones, había que saber que planeaban ahora.
--- ¡Sara querida! Que gusto que llegas, efectivamente regreso Candy y trae una niña grandecita, solo espero que si es mi nieta, mi hijo me lo confirme. Comentaba Rosemary angustiada. Mientras con una sonrisa Andrea la tranquilizaba,
--- No querida, es mi nieta, ya está confirmado. Uno de mis hijos es el padre, ya le avisaron y viene para acá. El rostro de sorpresa de Sara fue enorme y de inmediato agregaba,
--- Mi hija confirmó que la niña es de… Niel. De hecho dicen que es su vivo retrato. Rosemary negaba y agregaba,
--- Será solo un chisme, querida, la niña la vi y es el vivo retrato de mi hijo. Me encantaría que fuera tu nieta. Pero siempre desee una niña en la familia y Anthony si fue novio de esa chiquilla, tu hijo jamás fue aceptado. Andrea intervenía y agregaba,
--- No queridas no se hagan ilusiones, esa niña es mi nieta, podrá parecerse a quien deseen, recuerden que la chica vienen de un linaje mezcladito. Pero estoy segurísima que es mi nieta y uno de mis hijos me lo asegurara en cuanto estuvieron aquí. Sara arremataba,
--- Lo siento amigas, me gustaría que fuera nieta de ustedes, pero… antes de irse mi hijo… tuvo relaciones con esa chica y… me grito que ella era suya. Si a niña ya cuenta con casi ocho años, es el tiempo en el que se fue esa desvergonzada de Lakewood, daría todo lo que fuera porque la niña fuera nieta de alguna de ustedes, pero Candy ya tenía meses de haber terminado con tu hijo, Rosemary y que yo sepa… tus hijos solo jugaban con ella, hasta tengo entendido que se la turnaban entre los dos, Andrea. El rostro fue de espanto.
Incomoda por todo lo que escuchaba Eleonor se paraba de su mesa tras la espalda de dos de ellas y respondía con los dientes ajustados al sentirse agraviada,
--- Primero que nada, mi hijo es el único al que vieron con esa chica, hable con ella, estaba perdidamente enamorada de Terry. Tanto que cuando se fue, estuvo haciéndome compañía todos los días y pude ser testigo de que era una joven de principios. Sara molesta y con las aletas de la nariz abiertas respondía tratando de no alzar la voz con veneno en su lengua,
--- Porque crees que mi hijo casi mato al tuyo. Fue porque él la hizo su mujer, el aseguro que era una dama antes de… hacerla suya. Yo… perdí desde entonces a Niel y juro que esa niña es mi nieta.
Sara lloraba como nadie jamás había creído ver llorar a una mujer las lagrimas empapaban por completo el rostro. Eleonor que permanecía de pie, comenzaba a ser vista por los comensales a distancia y Andrea para evitar los chismes, jalaba la silla y le hacía espacio para que se sentara en la mesa.
--- Querida, lamento mucho tu situación. Ese maldito encierro en el que has estado por la publicidad difamatoria que te hicieron, mis trajes de baño enseñan más que lo que enseñaste en esas malditas películas, me alegro mucho que por fin pueda disculparme contigo, aquella tarde que me aleje de ti.
Eleonor aturdida al ver el rostro entristecido de Sara, tomaba asiento y le pasaba un brazo por la espalda considerando la gravedad de perder la confianza y el amor del hijo que más amaba.
--- Sara, no sabía que ya no tenías contacto con tu marido y tu hijo. Supe que… dijeron que no volverían pero… estoy segura que ellos te aprecian.
--- Mi marido sigue mandándome dinero, pero… se molestó mucho cuando alimentamos los rumores contra esa chica. Yo… estoy pagando muy caro todo lo que he vivido, ya son ocho años, sin ver a mi hijo.
Las tres madres se entristecían y sin saber cómo se acercaban unas a otras tocando la mano de Sara para apoyarla con tan feo dolor al irse para siempre Niel de Lakewood.
--- Y que has sabido de tu hijo, Sarita querida. Preguntaba Rosemary al pensar que al menos su hijo la amaba, por sobre todas las cosas.
--- Desde que se fue, no solo perdí a mi hijo, mi hija se separó de mi, se esconde, se aleja, ya anda con un chico pero no lo conozco, al menos se que sabe su lugar y vera por escoger un partido conveniente. Eleonor levantaba las cejas, pues había visto a Elisa escondiéndose en la camioneta del vaquero Tom Stevens. El chico era un buen partido, pero no para Sara Legan. Además cuando le llame a mi esposo… y le dije que Niel es padre y que tenemos una nieta, mi marido quiso hacer fiesta, dijo que él y Niel llegarían este fin de semana, ha sido todo un festejo, aunque Candy no tenga linaje, la niña es una Legan. Y con eso… recuperaré a mi hijo. Cuando regresé le prepararé la mejor boda que hay habido en Lakewood, hare la fiesta más grande. Andrea agregaba,
--- Querida, creo que todas debemos intervenir… si la niña aun no está definida como una Legan, lo mejor es que hagamos la fiesta las cuatro juntas, y a discreción cuidaremos y limpiaremos el nombre de mi nuera. Eleonor agregaba,
--- Apuesto a que es mi nuera. Mi hijo la ha amado todo el tiempo y aun sin ver a la hija de Candy, puedo asegurarles que es mi nieta. Rosemary al tener que estar al tanto agregaba,
--- Pues, aprovechemos esto, limpiaremos el buen nombre de la nuera de alguna de nosotras y… conoceremos a la nieta, así sabremos al sentir el llamado de la sangre, como lo sentí el día que la vi.
Continuará
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La hija de Candy 2da parte
Por Mayra Exitosa
Candy meditaba lo que Tom le había dicho, así recordaba el pasado, cuando ella estaba en el pueblo, había sido sujeta de chismes, ahora sabía porque había pasado todo aquello. Elisa la odiaba tanto, no sabía por qué. En aquel tiempo Tom era muy unido y fraternal, la consentía mucho, la protegía, la llevaba a todos lados. El día que se hicieron amantes Tom y Elisa. Su buen hermano le había contado que ella la odiaba por los celos que le carcomían, no podía tenerlo, sus diferentes clases sociales, su fortuna y con eso, tampoco deseaba que fuera ella dueña de él. Cuando Niel la protegió aquella tarde para que Elisa no le estirara el cabello, había intervenido ferozmente doblándole los brazos. Imposible de olvidar, cuando Niel la sujetaba y le decía “Vete mi vida, nunca permitiré que te hagan daño”. Su voz ronca, su mirada feroz, pero cuando le hablaba era solo para decir palabras dulces en un tono rudo.
Para aquel entonces, Terry se había ido al extranjero, le había prometido la luna y las estrellas, que volvería, que se casaría con ella, que no temiera, que confiara en él. Todo cambio cuando regresó, Se dio cuenta del amor que profesaba Niel se enfrento a su amor desmedido, fue así que se complicaron las cosas, los gritos insultantes de los dos, pero la peor parte la llevó ella, al escuchar el odio de Terry con la frase “que si se había revolcado con uno o con otro”,” que si era una cualquiera”.
Fue entonces cuando la madre de Niel se enteraba al ver a su hijo golpeado, se daba cuenta por fin del amor que tanto le manifestaba, despertando el coraje y el desprecio de Sara Leagan “¡No! Una maldita huérfana, sin linaje, sin fortuna, sin familia, ¡no!”
Al contrario la madre de Terry siempre la había apreciado, como no iba a quererla, si nadie en el pueblo quería estar cerca de ella, era una desnudista que salía en ropa interior. Ahora esas ropas las usan comúnmente de trajes de baño, ya son obsoletas las desnuditas, con los campos nudistas que hay en todo el país.
Pero en aquel tiempo, ambas gozaban de las largas conversaciones, de la soledad en la que estaba cada que su marido y su hijo se marchaban. Sin embargo, aun con todo y saber que no había traicionado a Terry, no le fue difícil insultarla la última vez que se vieron. Fue tan doloroso, saber que todos los hombres del pueblo que ella conocía, se iban a ir, porque tenían que prepararse para ser alguien importante y ella… era solo una caza fortunas tras un linaje o un apellido o solo que tantas cosas le habían acusado.
La madre María la sacaba de su meditación y se sentaba en la orilla de la cama donde se suponía estaba leyendo un libro,
--- Hija, tenemos que hablar. Candy se sentaba dejando el libro en la mesita de noche al ver el rostro de su madre preocupado, pensaba que Tom ya les había contado algo,
--- Dígame, madre.
--- Porque tiene tanto temor la niña. ¿Qué le paso? Aun dormida, hace movimientos bruscos, está muy asustada.
--- Una de las señoras que me ayudaba a cuidarla… la golpeaba. Ella no me contaba nada, la amenazaba y… antes de venir… la descubrí. Yo… le pegue, la denuncie, mi hija no tenía marcas, pero su cabello era estirado y… hay marcas que no se ven, que se quedan en el interior.
--- ¡Mi amor! Por eso te busca tanto. Por eso no quiere separarse de ti.
--- No solo eso. La mala mujer, me gritaba que tenía que indemnizarla y que me demandaría, eso lo dijo frente a mi hija. Creo que le impresionó cuando me gritaba que me mandaría a la cárcel. Ahora mi niña teme que… en cualquier momento llegue la policía. Le dije que eso jamás pasaría.
--- Candy, debes darle seguridad. Debiste traerla antes.
--- Me confié en que estaba bien. Creo que trabajar, no era mi mayor logro. El mejor logro que he tenido es ser su madre, cada que la veo, me siento tan orgullosa. Creo que ella será muy hermosa.
--- Tú lo eres. Si no como explicas tanto galán tras de ti.
--- ¡Madre!
--- Además el padre de la niña, no está nada mal. ¿Lo amas?
--- Por supuesto que lo amo. Jamás dejaré de amarlo. Gracias a ese amor, tengo a mi Dulce.
--- Candy, debiste ponerle otro nombre.
--- Es que ella es tan tierna, tan bella. Desde que nació no quería ni que le diera el viento en el rostro, me angustiaba y deseaba volver a tenerla dentro de mí.
--- ¡Oh Candy! Qué cosas dices. Cuantos bebes has visto aquí, tan bellos y hermosos, nos volveríamos posesivas nosotras con tanto amor. Sabes, le diré a la psicóloga que juegue con ella y que la trate, verás que cambiará y mejorará esa aprehensión que siente la niña.
--- Lo sé, es que… ha sido todo tan reciente. He hablado mucho con ella, le he dicho que ya nadie la cuidará, solo yo. Por eso es que esta más conmigo tan apegada, teme que me vuelva a ir a trabajar. Pero estoy segura que estar aquí, le hará mucho bien.
--- Por supuesto. Me siento abuelita de ella.
--- ¡Madre!
Candy abrazaba a la madre María, emocionada por sentirse en casa, cuando estaba en el orfanato. Había mejorado mucho todo en ese lugar, que le dejaran estar ahí, era la mejor terapia para superar todo el pasado.
La llegada de la Sra. Cornwall, fue sorpresiva para el mayordomo Robert. Trataba de buscar advertir al joven Alistar. Pero la señora dio la orden que nadie usara los teléfonos y no se les avisara a sus hijos de su llegada anticipada. Ella hacía una llamada, se citaba con unas amigas en un café, tenía que ponerse al tanto de la situación de la joven Candy en el pueblo. Confirmar que la niña era su nieta era prioritario y de serlo, urgía una boda discreta e inmediata.
--- Rosemary, querida que gusto verte.
--- Andrea, el gusto es mío. ¿Invitaste a Sara?
--- Por supuesto querida, tenemos que ponerlos al tanto de las últimas novedades.
--- Si, necesitaba de una amiga, ya no puedo con todo lo que traigo, mi hijo va a volver a casa, su padre lo llamo hace unos días.
--- ¡Oh que casualidad, querida! Mis hijos también regresan a casa a pasar el verano. La voz de una mujer seria y elegante las sorprendía a ambas,
--- Buenos días. Qué bien que las veo tan felices, supongo que ya supieron que regreso la huerfanita.
Tras esa mesa otra escuchaba delicadamente, cubriéndose con su típico sombrerito y escuchando a las damas. Eleonor las vio entrar y de inmediato se acercaba a pedir la mesa disponible, no podía quedarse con la curiosidad, esas tres mujeres hicieron todo para deshacerse del orfelinato que ella logro salvar con todas sus influencias y sus peticiones, había que saber que planeaban ahora.
--- ¡Sara querida! Que gusto que llegas, efectivamente regreso Candy y trae una niña grandecita, solo espero que si es mi nieta, mi hijo me lo confirme. Comentaba Rosemary angustiada. Mientras con una sonrisa Andrea la tranquilizaba,
--- No querida, es mi nieta, ya está confirmado. Uno de mis hijos es el padre, ya le avisaron y viene para acá. El rostro de sorpresa de Sara fue enorme y de inmediato agregaba,
--- Mi hija confirmó que la niña es de… Niel. De hecho dicen que es su vivo retrato. Rosemary negaba y agregaba,
--- Será solo un chisme, querida, la niña la vi y es el vivo retrato de mi hijo. Me encantaría que fuera tu nieta. Pero siempre desee una niña en la familia y Anthony si fue novio de esa chiquilla, tu hijo jamás fue aceptado. Andrea intervenía y agregaba,
--- No queridas no se hagan ilusiones, esa niña es mi nieta, podrá parecerse a quien deseen, recuerden que la chica vienen de un linaje mezcladito. Pero estoy segurísima que es mi nieta y uno de mis hijos me lo asegurara en cuanto estuvieron aquí. Sara arremataba,
--- Lo siento amigas, me gustaría que fuera nieta de ustedes, pero… antes de irse mi hijo… tuvo relaciones con esa chica y… me grito que ella era suya. Si a niña ya cuenta con casi ocho años, es el tiempo en el que se fue esa desvergonzada de Lakewood, daría todo lo que fuera porque la niña fuera nieta de alguna de ustedes, pero Candy ya tenía meses de haber terminado con tu hijo, Rosemary y que yo sepa… tus hijos solo jugaban con ella, hasta tengo entendido que se la turnaban entre los dos, Andrea. El rostro fue de espanto.
Incomoda por todo lo que escuchaba Eleonor se paraba de su mesa tras la espalda de dos de ellas y respondía con los dientes ajustados al sentirse agraviada,
--- Primero que nada, mi hijo es el único al que vieron con esa chica, hable con ella, estaba perdidamente enamorada de Terry. Tanto que cuando se fue, estuvo haciéndome compañía todos los días y pude ser testigo de que era una joven de principios. Sara molesta y con las aletas de la nariz abiertas respondía tratando de no alzar la voz con veneno en su lengua,
--- Porque crees que mi hijo casi mato al tuyo. Fue porque él la hizo su mujer, el aseguro que era una dama antes de… hacerla suya. Yo… perdí desde entonces a Niel y juro que esa niña es mi nieta.
Sara lloraba como nadie jamás había creído ver llorar a una mujer las lagrimas empapaban por completo el rostro. Eleonor que permanecía de pie, comenzaba a ser vista por los comensales a distancia y Andrea para evitar los chismes, jalaba la silla y le hacía espacio para que se sentara en la mesa.
--- Querida, lamento mucho tu situación. Ese maldito encierro en el que has estado por la publicidad difamatoria que te hicieron, mis trajes de baño enseñan más que lo que enseñaste en esas malditas películas, me alegro mucho que por fin pueda disculparme contigo, aquella tarde que me aleje de ti.
Eleonor aturdida al ver el rostro entristecido de Sara, tomaba asiento y le pasaba un brazo por la espalda considerando la gravedad de perder la confianza y el amor del hijo que más amaba.
--- Sara, no sabía que ya no tenías contacto con tu marido y tu hijo. Supe que… dijeron que no volverían pero… estoy segura que ellos te aprecian.
--- Mi marido sigue mandándome dinero, pero… se molestó mucho cuando alimentamos los rumores contra esa chica. Yo… estoy pagando muy caro todo lo que he vivido, ya son ocho años, sin ver a mi hijo.
Las tres madres se entristecían y sin saber cómo se acercaban unas a otras tocando la mano de Sara para apoyarla con tan feo dolor al irse para siempre Niel de Lakewood.
--- Y que has sabido de tu hijo, Sarita querida. Preguntaba Rosemary al pensar que al menos su hijo la amaba, por sobre todas las cosas.
--- Desde que se fue, no solo perdí a mi hijo, mi hija se separó de mi, se esconde, se aleja, ya anda con un chico pero no lo conozco, al menos se que sabe su lugar y vera por escoger un partido conveniente. Eleonor levantaba las cejas, pues había visto a Elisa escondiéndose en la camioneta del vaquero Tom Stevens. El chico era un buen partido, pero no para Sara Legan. Además cuando le llame a mi esposo… y le dije que Niel es padre y que tenemos una nieta, mi marido quiso hacer fiesta, dijo que él y Niel llegarían este fin de semana, ha sido todo un festejo, aunque Candy no tenga linaje, la niña es una Legan. Y con eso… recuperaré a mi hijo. Cuando regresé le prepararé la mejor boda que hay habido en Lakewood, hare la fiesta más grande. Andrea agregaba,
--- Querida, creo que todas debemos intervenir… si la niña aun no está definida como una Legan, lo mejor es que hagamos la fiesta las cuatro juntas, y a discreción cuidaremos y limpiaremos el nombre de mi nuera. Eleonor agregaba,
--- Apuesto a que es mi nuera. Mi hijo la ha amado todo el tiempo y aun sin ver a la hija de Candy, puedo asegurarles que es mi nieta. Rosemary al tener que estar al tanto agregaba,
--- Pues, aprovechemos esto, limpiaremos el buen nombre de la nuera de alguna de nosotras y… conoceremos a la nieta, así sabremos al sentir el llamado de la sangre, como lo sentí el día que la vi.
Continuará