Una suave melodia sonaba al fondo del bar donde se encontraba bebiendo una copa de vino tinto en aquella solitaria barra. Despues de la obra habia decidido ir ah sin ninguna compañía, despues de tanto tiempo sabia bien que era mejor asi, las personas siempre hablaban de lo mismo, criticaban a las mismas personas, incluso se veian iguales, para que perder su tiempo.
La melodía sonaba triste, solitaria, nostálgica, el mismo sentimiento que tenia mientras sorbia trago a trago el licor que llenaba ese vacio que de un tiempo a la fecha sentía. Era tan difícil encontrar algo o alguien por quien seguir adelante?
Miro la hora, era mas de media noche, pero pensándolo bien ¿quien estaba en casa que se preocupara? Nadie en realidad, ya nadie se preocupaba o esperaba su presencia.
Un sorbo mas y una nota mas en el piano, aquella melodía le llegaba al alma, hubiera querido tener al amor de su vida en ese momento, poder sentirlo cerca y que no hubiera terminado como termino pero ya no habia nada que hacer.
El cantinero se acerco y le menciono que ya estaban por cerrar, en ese mismo momento la melodía termino dejando sus notas en el aire como una suave despedida. Sorbio las ultimas gotas de su copa y la coloco en la barra mientras buscaba el monto para pagar su consumo.
Tan pronto se levanto el pianista que minutos antes tocaba la melodía que habia conmovido su corazon se acerco con una sonrisa en los labios, nervioso, tanteando un poco el terreno antes de dirigirle la palabra.
- Soy su mas grande admirador. –le dijo, provocando un dejo de sorpresa en su rostro. –permitame invitarle un trago.
- Lo siento yo… -comenzo a decir sin saber que mas palabras agregar a esas, bajo la cabeza y luego continuo… acaban de decirme que van a cerrar.
- No dije que el trago lo invitaría en este lugar, en mi casa tengo un excelente vino que espera a alguien especial.
- Lo conozco?
- No, pero yo a usted si… He visto como en días como este viene a sentarse en esta barra, he observado cada movimiento suyo y me he aprendido de memoria cada gesto de su rostro, cada contorno, cada …
Lo observo, pudo darse cuenta que aquel pianista no era mas de dos años mayor, era un chico agradable, en cierta forma atractivo, sonrio amablemente, por primera vez en mucho tiempo sintio una atracción hacia a alguien que no conocía y no era de su clase, sonrio aceptando de esa forma su propuesta, el le devolvió la sonrisa y tomo su mano ayudandola a levantarse del banquillo.
Elisa simplemente se dejo guiar por la mano de aquel desconocido, necesitaba un poco de aquello que el hombre le ofrecia, una copa mas, una noche de aventura, un poco de esperanza, aquella melodía de piano le habia llegado al alma justo como aquella invitación.
El cantinero vio como se alejaba aquella pareja recién formada, su instinto le dijo que un romance estaba por comenzar, el conocía bien a su pianista y sabia que aquel solitario chico habia estado enamorado de aquella pelirroja desde el primer dia en que cruzo el umbral de aquel bar para tomar una copa de vino tinto.