Terry llegó con pasos apresurados al jardín, donde dos de sus amazonas entrenaban un rato al aire libre. De no haber ido con tal ánimo alterado, seguramente se habría quedado embobado al verlas con su ropa deportiva ajustada y algo reveladora. Pero no, iba molesto, así que se lo perdió…
- ¿Alguna de ustedes me pude decir dónde es que se metió esa Bruja francesa? ¡Hace una semana que no lanza ninguna ofensiva! –
Sus dos amazonas lo miraron divertidas… Maia sonrió con su dulzura de siempre y Luana puso las manos en jarras.
- ¿Qué no fuiste tú quién se quejó porque atacó dos días seguidos en dos ocasiones distintas, Liath? –
- È verità il mio amore… no deberías sorprenderte si te hizo caso – le habló con pausada voz la italiana, ocultando una risita; era evidente que el maravilloso joven todavía no terminaba de comprender a su Bruja.
- ¡Pero estamos casi al final de la guerra! Se supone que las tres vinieron a defenderme, y la señorita se toma una semana de vacaciones – se cruzó de brazos y viendo su reloj. –Además no es que me esté quejando -
En mirar su elegante reloj Salvatore Ferragamo estaba el bello castaño, cuando las sutiles y frescas notas del Chanel Eau Fraîche de Andreia acariciaron sus sentidos. Reconociendo el perfume de la francesa se giró, para verla llegar de lo más tranquila y comiendo una paleta helada de manera por demás seductora, en franca rebeldía a la resolución de su precioso de “no más postres para ellas” en sentido literal y figurado; y mirándolo con inocencia. Verla así lo descolocó un momento, mismo que ella aprovechó.
- Salut mon amour! –
- ¿Se puede saber dónde estuviste metida todos estos días mademoiselle? –
- Así que después de todo, sí extrañaste mis ataques, et à moi… –
Claro que la extrañó, pero no lo admitiría frente a ella… Optó por retarla…
- ¿Piensas lanzar ofensiva hoy o nada más pasabas a saludar? –
- Trèsor… pero si acabo de atacar, con un art ¿No lo ves? –
- ¿En qué momento…? – La velocidad de la luz que ella usaba siempre lo sorprendía…
La Amazona del Hielo arqueó la ceja y empezó a caminar con su habitual elegancia sin dejar de comer su golosina; pero al pasar al lado de su adorado Liath, le dejó una buena palmada en el trasero, con total irreverencia.
Terry se quedó con los ojos bien abiertos y sonrojado ante las risas de la Moretti y la Hoffman, y la sonrisa endiablada de la Letellier, que se giró para mirarlo de reojo sin detenerse.
Bonjour des beaux combattants!! Volví para seguir defendiendo a nuestro precioso Liath; no es que estuviera ociosa, siempre estoy cerca de él protegiéndolo, ya saben…
J'espère que vous aimez ma contribution aujourd'hui, bisous!
- ¿Alguna de ustedes me pude decir dónde es que se metió esa Bruja francesa? ¡Hace una semana que no lanza ninguna ofensiva! –
Sus dos amazonas lo miraron divertidas… Maia sonrió con su dulzura de siempre y Luana puso las manos en jarras.
- ¿Qué no fuiste tú quién se quejó porque atacó dos días seguidos en dos ocasiones distintas, Liath? –
- È verità il mio amore… no deberías sorprenderte si te hizo caso – le habló con pausada voz la italiana, ocultando una risita; era evidente que el maravilloso joven todavía no terminaba de comprender a su Bruja.
- ¡Pero estamos casi al final de la guerra! Se supone que las tres vinieron a defenderme, y la señorita se toma una semana de vacaciones – se cruzó de brazos y viendo su reloj. –Además no es que me esté quejando -
En mirar su elegante reloj Salvatore Ferragamo estaba el bello castaño, cuando las sutiles y frescas notas del Chanel Eau Fraîche de Andreia acariciaron sus sentidos. Reconociendo el perfume de la francesa se giró, para verla llegar de lo más tranquila y comiendo una paleta helada de manera por demás seductora, en franca rebeldía a la resolución de su precioso de “no más postres para ellas” en sentido literal y figurado; y mirándolo con inocencia. Verla así lo descolocó un momento, mismo que ella aprovechó.
- Salut mon amour! –
- ¿Se puede saber dónde estuviste metida todos estos días mademoiselle? –
- Así que después de todo, sí extrañaste mis ataques, et à moi… –
Claro que la extrañó, pero no lo admitiría frente a ella… Optó por retarla…
- ¿Piensas lanzar ofensiva hoy o nada más pasabas a saludar? –
- Trèsor… pero si acabo de atacar, con un art ¿No lo ves? –
- ¿En qué momento…? – La velocidad de la luz que ella usaba siempre lo sorprendía…
La Amazona del Hielo arqueó la ceja y empezó a caminar con su habitual elegancia sin dejar de comer su golosina; pero al pasar al lado de su adorado Liath, le dejó una buena palmada en el trasero, con total irreverencia.
Terry se quedó con los ojos bien abiertos y sonrojado ante las risas de la Moretti y la Hoffman, y la sonrisa endiablada de la Letellier, que se giró para mirarlo de reojo sin detenerse.
Bonjour des beaux combattants!! Volví para seguir defendiendo a nuestro precioso Liath; no es que estuviera ociosa, siempre estoy cerca de él protegiéndolo, ya saben…
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