“Dos Almas en la Eternidad”
By: Lita Wellington
Capítulo Seis “Destino Cruel y Traidor”
Parte 1
By: Lita Wellington
Capítulo Seis “Destino Cruel y Traidor”
Parte 1
Los eventos de caridad patrocinados por la Familia Andley, comenzaron en 1920, era principios de Agosto de 1922 y ahora era el turno de Candy para realizarlo, además que la sociedad londinense quería conocer a la joven heredera de William Albert Andley.
Siempre se mantuvo en segundo planos en los dos eventos anteriores, solo apareciendo en lo más mínimo, ahora sería el centro atención, la Tía Abuela Elroy se encontraba delicada de salud y le dio la batuta de todo el evento, Elisa Legan se sintió menospreciada, siendo parte de los Andley no fue requerida y eso hirió su orgullo y su superioridad y bueno quien sufrió las consecuencias fue su habitación, todo quedo hecho añicos y bueno…también las chicas del servicio que tuvieron que limpiar los destrozos de la “Srita. Legan”.
Después de la muerte de Alistair Cornwell, la Sra. Elroy sufrió una depresión que la llevo al borde la muerte, nada la animaba, siempre encerrada en las cuatro paredes de su habitación de Chicago, no quiso regresar a la Mansión de Lakewood, los recuerdos de sus nietos regresaban para trastornarla.
Candy al ver su comportamiento destructivo, renuncio a su trabajo del hospital, se dedicó en cuerpo y alma en ayudarla de que saliera de trance destructivo. Al principio la matriarca de la familia no la toleraba, la culpaba de la muerte de sus nietos, tuvo que soportar todo tipo de arrebatos y humillaciones, el amor y paciencia de la joven rubia fue ganando terreno en la frialdad de la mujer, poco tiempo después le fue permitido llamarle Tía Abuela Elroy.
Después de terminada “La Gran Guerra”, por recomendación médica viajaron a Londres, para marzo de 1920 disfrutaban de la primavera en la Villa de Escocia, Candy por su parte y al ver recuperada a la Tía Abuela, decidió retomar su trabajo de enfermera, trabajaba en una pequeña clínica rural muy cerca de la villa, iba por las mañanas, en las tardes se pasaba leyendo libros y conversaba con ella, sobre su día laboral.
En una de las tantas ocasiones le contó sobre los jóvenes que regresaron de la guerra y habían perdido alguna parte de su cuerpo y que no recibían apoyo del gobierno, por lo tanto y para sorpresa de toda la familia, se realzo el primer evento de caridad patrocinado por la Sra. Elroy, fue un trabajo maratónico y exhaustivo, valió la pena el esfuerzo las donaciones recaudadas fueron entregadas a los veteranos de guerra principalmente jóvenes y a las familias de los chicos que murieron en acción.
Para 1921 el evento fue dedicado a jóvenes que han dejado sus estudios para trabajar y ayudar en los gastos de familia, para suerte de algunos chicos continúan sus estudios.
La Familia Andley y El Great Ormond Street Hospital, se unieron para apoyar a niños de bajos recursos que requieran algún tratamiento médico y tenga una mejor calidad de vida, sus amigas Annie y Patty, junto con Albert la apoyaron para realizar el evento de caridad, con los fondos recaudados, se creara un fideicomiso que administrará el propio hospital.
= o =
La Compañía de Teatro Stratford, comenzaría su primer gira por Europa empezando en Inglaterra y en las ciudades de Londres, Liverpool, Manchester y en Escocia sería Edimburgo, posteriormente viajarían a Paris, en esta ocasión decidieron arriesgarse en no presentar obras de William Shakespeare, optaron por el reto de presentar una obra de Oscar Wilde “La Importancia de Llamarse Ernesto”, es una obra de comedia de corte victoriano, en el papel de Jack y Ernest Worthing, será representado por su estrella principal, Terrence Grandchester, hijo de la reconocida actriz Eleanor Baker y como su co-estrella la Srita. Karen Claise en el papel Gwendolen Fairfax.
El 14 de Febrero de 1895, se presentó por primera vez en el St. James Theatre, después de 27 años volvería a presentarse ahora con actores norteamericanos, Robert Hathaway el dueño de la compañía agradecía a su pupilo y colega el reto y todo marchaba en popa, la primera presentación se realizaría el viernes 01 de Septiembre, tendrían dos semanas libres para comenzar con los ensayos el lunes 21 y así dar inicio con la gira europea.
La suite que le fue asignada a Terrence, daba una vista agradable a Piccadilly Circus y de Hyde Park, observaba el ir y venir de la gente, recordó sus años de estudiante del Colegio San Pablo y las veces que se escapó para irse de juerga, además de recordar a su viejo amigo Albert quien lo ayudo en su última pelea.
Escucho que tocaban a la puerta, regresándolo a la realidad, recogió a su paso el libreto de la obra, al abrir encontró a Robert Hathaway.
- ¡Hola Robert!, imagine que estabas en el teatro, verificando la escenografía.
- En un rato voy al teatro, baje al restaurante a desayunar, regresando a mi habitación pase antes a recepción por si había algún telegrama y me dieron esto para ti – Hathaway le entrega a su colega un sobre.
- ¡Qué extraño!, nadie sabe que me encuentro en la ciudad, aunque… - Terrence abrió el sobre con abre cartas que tenía sobre la mesa de centro, contenía un mensaje y tres boletos para un evento de caridad para el jueves 10 que se celebraría en los salones principales del Hotel Ritz, donde se encontraban hospedados y solo faltaban dos días, reconoció la letra estilizada y elegante de su padre, comenzó a leer en voz alta.
Terrence:
Bienvenido a casa hijo, Eleanor me envió un telegrama informándome de tu regreso, te envió tres boletos para un evento de caridad que se realizará en el hotel, por favor te pido que no faltes, yo también asistiré.
Atentamente
Richard Grandchester
- ¿Qué piensas hacer Terrence? ¿Asistirás al evento? – indago Hathaway, escrutando el rostro de su joven amigo – solo era una pregunta te lo digo por Karen.
- Sabía que lo dirías – Terrence soltó una fuerte carcajada – no quiero que me mate, apreció mi vida, son tres boletos, tu iras con nosotros, es mejor que le avise del evento.
Karen se alegró por la invitación y del gesto del padre de su amigo y colega, solo faltaban dos días, Robert Hathaway le dio una palmada a Terrence de resignación cuando la joven castaña se lo llevo de compras.
Robert Hathaway, toleraba sus arranques de divos, le daban valiosos dividendos a su compañía y bueno… los adopto como hijos, su esposa e hijo murieron cuando ella se encontraba en labor de parto y su hijo murió dos días después, dedicándose en cuerpo y alma al teatro. Su época dorada comenzó cuando llego sin ningún centavo Terrence Grandchester a la edad de 16 años, para hacer una audición, le encanto su nivel interpretativo que de inmediato lo contrato, primero en papeles secundarios como el Príncipe de Francia del Rey Lear.
En ese entonces trabajaba con ellos Susana Marlowe una joven tímida que siempre estuvo al yugo de su madre, una actriz frustrada que dejo todas sus esperanzas en su única hija, Karen Claise, era una actriz no tan buena pero aprendió con el tiempo, gracias a los consejos de Terrence.
El trabajo que realizaron en “Romero y Julieta “, les abrió las puertas de la fama y la fortuna a esta pareja de actores, su amistad era de amor-odio, tenían el mismo carácter reacio y todo lo querían perfecto, sus compañeros de tablas han aprendido a sobrellevarlos, “El Duque ya La Princesa”, así los llaman de “cariño”. Su amistad sufrió un revés, cuando Terrence se casó con Susana y así poder cumplir la promesa que hizo a la señorita de Chicago de cuidar de ella, muchas veces lo escucho discutir con Karen sobre el asunto, que dejará a Susana y buscará a la enfermera rubia que es su verdadera felicidad, dejaron de hablarse por tres meses, eso sí en el trabajo todos unos profesionales.
Para mediados de 1916 presentaron “Othello”, la química que presentaron en la obra hizo rumorar a la gente, diciendo que tenían un affair, además eran la pareja sensación del momento, esto llego a oídos de Susana, ella se escudó diciendo “YO SOY LA ESPOSA”.
La vida matrimonial de los Grandchester, era o sigue siendo un infierno, le compro la casa que quiso, bueno… más bien la casa que deseo la bruja de su madre, tenían servidumbre y autos, Terrence fue claro con ella, tendrás todas las cosas materiales que desees, si gustas te compro hasta un perro, lo que si nunca tendrás será mi amor y una vida marital conmigo.
Lo cumplió al pie de la letra, el solo iba por casos especiales, aún conservaba su departamento, ahí podía recordar a su querido ángel rubio y vivir su vida lo más tranquila posible.
Susana Marlowe hizo hasta lo imposible para retenerlo a su lado, fingió estar enferma de muerte y ni así lo pudo conseguir, eso si sus celos enfermizos estaban a flor de piel, armo todo tipo de escándalos, odiaba que Karen estuviera ocupando su lugar y fuera la co-estrella principal. En una de las tantas riñas, le pidió, más bien le exigió que renunciara a Stratford y buscara trabajo en otra compañía, además podían vivir tranquilamente como matrimonio y no estaría a merced de una cualquiera, refiriéndose a Karen Claise.
La situación lo hizo enfurecer y tajantemente le contesto: “Muy bien Susana, no voy a permitir que insultes a Karen con tus celos absurdos, estos no tienen ningún fundamento”, somos compañeros de trabajo, metete esa idea en tu cabecita”.
Transcurrieron unos meses de calma y respiro para todos, no todo lo bueno puede ser verdad, Susana regreso a sus celos, Terrence y Karen ya estaban fastidiados por la situación y bueno después del fin de temporada, decidieron darle un escarmiento y que hablara con provecho, esa misma noche comenzaron un tórrido romance, con besos incluidos, se dejaban ver en sitios concurridos, siempre de espíritu libres mientras ellos estuvieran bien, que los demás rezaran misa, para la época era mal visto ese tipo de escenarios, lo peor de todo que la reputación de una dama estaba en juego.
Esto lo aprovecharon, las revistas y periódicos amarillistas, indagaron sobre la vida de los Grandchester, descubriendo que el matrimonio era un simple trámite, que Terrence Grandchester ya estaba comprometido con una joven enfermera y que su matrimonio fue truncado por el accidente de Susana, los pocos escrúpulos de la madre de ella, al creerse la diva del momento y alardeando que su hija sería una duquesa, en si una sarta de mentiras y verdades en conjunto.
Karen y Terrence eran amados y odiados, esto no influyo en su carrera, en lugar de acabar, corrió como el agua, en cambio Susana tuvo que tragarse su orgullo y sus celos, calmar sus arranques y se enclaustro en casa a piedra y lodo para evitar el escarnio público, al final la dejaron como la mala del cuento.
Lograron su cometido, después de aquel incidente todo regreso a la normalidad y bueno… su tórrido romance llego a su fin medio año después, quedaron en buenos términos y como se dice en el mundo del espectáculo “El Show debe continuar”, eso sí llegaron a intimar, le dieron gusto al cuerpo, no eran santos, aunque en ocasiones lo siguen haciendo, si son felices, es su vida.
Terrence le informo a Susana sobre la gira en Europa, le extraño que no pidiera que la llevará con él, mejor así podría recordar viejos tiempos felices.
= o =
Albert permaneció unos días más en Escocia, arreglando unos negocios que quedaron inconclusos en América junto con su sobrino Archie, mientras tanto Candy, Annie y Patty regresaron a Londres, para terminar algunos detalles del evento, era 8 de Agosto y aun no tenían un atuendo idóneo, muy temprano comenzaron sus actividades como: revisar la lista de invitados, los bocadillos, los arreglos florales y los vinos que se darían, así como la confirmación de la orquesta que amenizaría el evento con jazz y quickstep.
Candy se detuvo en el nombre de uno de los invitados Duque Richard Grandchester, solicito tres boletos adicionales, en los eventos anteriores fue solo, una idea vino a su mente “podría ser que…”, no sería una locura, desechando la idea.
Era la una de la tarde cuando finalizaron con todo y decidieron ir de compras a los exclusivos “Almacenes Harrods”, ubicado en el barrio de Knightsbridge.
- Buenas tardes señoritas, buscan algo en especial, mi nombre es Lucy y las puedo atender con mucho gusto – se presentó una de las empleadas del departamento de mujeres al momento que comenzaron a ver vestidos para la ocasión.
- Gracias Lucy – Annie fue la primera en hablar – tenemos un evento en unos días y queremos lucir espectaculares y bueno conmigo tendrás un poco de problema.
- No es ningún problema señora, encontraremos algo para usted en su feliz estado, puedo… - Lucy se animó a tocar el vientre abultado de Annie, tenía al menos cinco meses de embarazo.
Para 1920 los vestidos de holanes, crinolinas y corsés quedaron en el pasado, la moda de ahora eran vestidos más cómodos, dejando el tobillo y brazos descubiertos, collares largos, medias de seda, broches, plumas, estolas de marabú, todo un escándalo social con esa moda de libertinaje, así lo definían las abuelas de la época.
Algunas mujeres decidieron usar el estilo flapper y el cabello largo dejo de serlo para pasar al estilo garconne, Annie y Patty decidieron hacerlo, en cambio Candy prefirió continuar con su rubia cabellera intacta.
La decisión del vestido no fue nada fácil, la tardanza valió la pena y una buena comisión para Lucy que se sintió en familia con aquellas chicas adineradas que eran muy diferentes a las otras con las cuales ha tratado, recordaba a una pelirroja que no la bajaba de gata de arrabal.
Candy se decidió por un vestido en color azul marino sin mangas, cuello en V, con media espalda descubierta, compro unos zapatos Merceditas a juego y unos guantes largos de color negro, Annie prefirió un vestido largo en color coral y una estola de marabu en color blanco y zapatos en el mismo tono de la estola, por último Patty escogió un vestido en color gris perla con flecos, amaba el baile y no iba a desaprovechar la oportunidad de bailar con su esposo, la música de moda.
Por último pasaron al departamento de perfumería para comprar un Chanel No. 5, este perfume salió a la venta en la Navidad de 1921 y aun continúa siendo un boom en el mercado, agradeció a Coco Chanel de esta maravillosa creación.
El gerente de los Almacenes Harrods reconoció a las chicas y no dudo en mandar apoyo para que las ayudaran con sus paquetes y bueno los dos empleados asignaron recibieron una buena propina de parte de Patty Blackwood, en la entrada principal, las esperaba un Rolls-Royce Silver Ghost, propiedad de la familia Brighton, el chofer bajo de inmediato para ayudar a las señoritas a subir al auto y encargarse de los paquetes.
Cuando el auto ya llevaba un trecho recorrido, de los almacenes salió otra pareja, con varias cajas.
- Dime Terry, ¿Por qué compraste ese collar y brazalate”, no creo que sea regalo para “tu querida esposa” – ironizo la última frase Karen, sabía que la retaría por su comentario.
- Un simple gusto, lo vi en el aparador de exhibición y lo compre, más tarde me lo llevaran al hotel por seguridad.
- Bueno si tú lo dices – Karen levanto los hombros en señal de derrota.
Mientras estaban en la tienda quiso ver a Candy, la joven enfermera el tormento amoroso de su amigo, fue una fracción de segundo o solo fue su imaginación, su corazón le decía que era verdad, bien sabía que su relación, si así lo podía definir tenía un principio y un final, ha llegado el momento de decir adiós y continuar con otro libro de vida.
- Terry – Karen detuvo sus pasos, ocasionando que el hiciera lo mismo y girara para ver que la detuvo – sabes me gustaría pasar esta noche contigo, algo me dice que será la última vez.
- Karen, siempre serás mi amiga, pase lo que pase, tuvimos un acuerdo y lo cumplimos, pueda que tengas razón, quiero recuperar lo que perdí hace mucho tiempo.
- Entonces… - Karen comprendió que fue un error – la viste, a tu linda enfermera.
- Exacto, pienso recuperarla y regresando de la gira por Europa, le pediré el divorcio a Susana.
- Al fin entendiste, cabeza dura – Karen le dio un golpe, provocando que se desbalanceara con los paquetes que llevaba en las manos.
- Regresemos al Hotel para dejar estos paquetes y más tarde vamos a cenar y bueno… sabes lo que pasara después – Terry sonrió y le dio un beso en la frente a su amiga.
Karen Claise, sabía que no iba a tener futuro aferrándose a un imposible, por eso cuando comenzaron el juego para Susana no dudo en aceptar, sabía que su reputación estaría en el entredicho, que la tomarían como una oportunista, pero benditos reporteros esa nota amarillista la dejo como la buena del cuento.
Ella eligió su vida y esta la ha vivido al límite, encontrando buenas y malas personas, ahora debía dejar ir a un hombre que nunca la amaría de verdad, sabía perfectamente bien que su corazón lo tiene la joven enfermera de Chicago, hará todo lo posible para que puedan estar juntos.
Continuara…
Este capítulo tenía que ser el penúltimo pero no quiero aburrirlas con tantas páginas y puedan leer de manera rápida este capítulo y hay muchos detalles que aún deben definirse para llegar al resultado final.
Agradezco muchísimo sus reviews, followers y favoritos, hacen que mi corazón se alegre y pueda continuar escribiendo.
Lita Wellington.
Siempre se mantuvo en segundo planos en los dos eventos anteriores, solo apareciendo en lo más mínimo, ahora sería el centro atención, la Tía Abuela Elroy se encontraba delicada de salud y le dio la batuta de todo el evento, Elisa Legan se sintió menospreciada, siendo parte de los Andley no fue requerida y eso hirió su orgullo y su superioridad y bueno quien sufrió las consecuencias fue su habitación, todo quedo hecho añicos y bueno…también las chicas del servicio que tuvieron que limpiar los destrozos de la “Srita. Legan”.
Después de la muerte de Alistair Cornwell, la Sra. Elroy sufrió una depresión que la llevo al borde la muerte, nada la animaba, siempre encerrada en las cuatro paredes de su habitación de Chicago, no quiso regresar a la Mansión de Lakewood, los recuerdos de sus nietos regresaban para trastornarla.
Candy al ver su comportamiento destructivo, renuncio a su trabajo del hospital, se dedicó en cuerpo y alma en ayudarla de que saliera de trance destructivo. Al principio la matriarca de la familia no la toleraba, la culpaba de la muerte de sus nietos, tuvo que soportar todo tipo de arrebatos y humillaciones, el amor y paciencia de la joven rubia fue ganando terreno en la frialdad de la mujer, poco tiempo después le fue permitido llamarle Tía Abuela Elroy.
Después de terminada “La Gran Guerra”, por recomendación médica viajaron a Londres, para marzo de 1920 disfrutaban de la primavera en la Villa de Escocia, Candy por su parte y al ver recuperada a la Tía Abuela, decidió retomar su trabajo de enfermera, trabajaba en una pequeña clínica rural muy cerca de la villa, iba por las mañanas, en las tardes se pasaba leyendo libros y conversaba con ella, sobre su día laboral.
En una de las tantas ocasiones le contó sobre los jóvenes que regresaron de la guerra y habían perdido alguna parte de su cuerpo y que no recibían apoyo del gobierno, por lo tanto y para sorpresa de toda la familia, se realzo el primer evento de caridad patrocinado por la Sra. Elroy, fue un trabajo maratónico y exhaustivo, valió la pena el esfuerzo las donaciones recaudadas fueron entregadas a los veteranos de guerra principalmente jóvenes y a las familias de los chicos que murieron en acción.
Para 1921 el evento fue dedicado a jóvenes que han dejado sus estudios para trabajar y ayudar en los gastos de familia, para suerte de algunos chicos continúan sus estudios.
La Familia Andley y El Great Ormond Street Hospital, se unieron para apoyar a niños de bajos recursos que requieran algún tratamiento médico y tenga una mejor calidad de vida, sus amigas Annie y Patty, junto con Albert la apoyaron para realizar el evento de caridad, con los fondos recaudados, se creara un fideicomiso que administrará el propio hospital.
= o =
La Compañía de Teatro Stratford, comenzaría su primer gira por Europa empezando en Inglaterra y en las ciudades de Londres, Liverpool, Manchester y en Escocia sería Edimburgo, posteriormente viajarían a Paris, en esta ocasión decidieron arriesgarse en no presentar obras de William Shakespeare, optaron por el reto de presentar una obra de Oscar Wilde “La Importancia de Llamarse Ernesto”, es una obra de comedia de corte victoriano, en el papel de Jack y Ernest Worthing, será representado por su estrella principal, Terrence Grandchester, hijo de la reconocida actriz Eleanor Baker y como su co-estrella la Srita. Karen Claise en el papel Gwendolen Fairfax.
El 14 de Febrero de 1895, se presentó por primera vez en el St. James Theatre, después de 27 años volvería a presentarse ahora con actores norteamericanos, Robert Hathaway el dueño de la compañía agradecía a su pupilo y colega el reto y todo marchaba en popa, la primera presentación se realizaría el viernes 01 de Septiembre, tendrían dos semanas libres para comenzar con los ensayos el lunes 21 y así dar inicio con la gira europea.
La suite que le fue asignada a Terrence, daba una vista agradable a Piccadilly Circus y de Hyde Park, observaba el ir y venir de la gente, recordó sus años de estudiante del Colegio San Pablo y las veces que se escapó para irse de juerga, además de recordar a su viejo amigo Albert quien lo ayudo en su última pelea.
Escucho que tocaban a la puerta, regresándolo a la realidad, recogió a su paso el libreto de la obra, al abrir encontró a Robert Hathaway.
- ¡Hola Robert!, imagine que estabas en el teatro, verificando la escenografía.
- En un rato voy al teatro, baje al restaurante a desayunar, regresando a mi habitación pase antes a recepción por si había algún telegrama y me dieron esto para ti – Hathaway le entrega a su colega un sobre.
- ¡Qué extraño!, nadie sabe que me encuentro en la ciudad, aunque… - Terrence abrió el sobre con abre cartas que tenía sobre la mesa de centro, contenía un mensaje y tres boletos para un evento de caridad para el jueves 10 que se celebraría en los salones principales del Hotel Ritz, donde se encontraban hospedados y solo faltaban dos días, reconoció la letra estilizada y elegante de su padre, comenzó a leer en voz alta.
Terrence:
Bienvenido a casa hijo, Eleanor me envió un telegrama informándome de tu regreso, te envió tres boletos para un evento de caridad que se realizará en el hotel, por favor te pido que no faltes, yo también asistiré.
Atentamente
Richard Grandchester
- ¿Qué piensas hacer Terrence? ¿Asistirás al evento? – indago Hathaway, escrutando el rostro de su joven amigo – solo era una pregunta te lo digo por Karen.
- Sabía que lo dirías – Terrence soltó una fuerte carcajada – no quiero que me mate, apreció mi vida, son tres boletos, tu iras con nosotros, es mejor que le avise del evento.
Karen se alegró por la invitación y del gesto del padre de su amigo y colega, solo faltaban dos días, Robert Hathaway le dio una palmada a Terrence de resignación cuando la joven castaña se lo llevo de compras.
Robert Hathaway, toleraba sus arranques de divos, le daban valiosos dividendos a su compañía y bueno… los adopto como hijos, su esposa e hijo murieron cuando ella se encontraba en labor de parto y su hijo murió dos días después, dedicándose en cuerpo y alma al teatro. Su época dorada comenzó cuando llego sin ningún centavo Terrence Grandchester a la edad de 16 años, para hacer una audición, le encanto su nivel interpretativo que de inmediato lo contrato, primero en papeles secundarios como el Príncipe de Francia del Rey Lear.
En ese entonces trabajaba con ellos Susana Marlowe una joven tímida que siempre estuvo al yugo de su madre, una actriz frustrada que dejo todas sus esperanzas en su única hija, Karen Claise, era una actriz no tan buena pero aprendió con el tiempo, gracias a los consejos de Terrence.
El trabajo que realizaron en “Romero y Julieta “, les abrió las puertas de la fama y la fortuna a esta pareja de actores, su amistad era de amor-odio, tenían el mismo carácter reacio y todo lo querían perfecto, sus compañeros de tablas han aprendido a sobrellevarlos, “El Duque ya La Princesa”, así los llaman de “cariño”. Su amistad sufrió un revés, cuando Terrence se casó con Susana y así poder cumplir la promesa que hizo a la señorita de Chicago de cuidar de ella, muchas veces lo escucho discutir con Karen sobre el asunto, que dejará a Susana y buscará a la enfermera rubia que es su verdadera felicidad, dejaron de hablarse por tres meses, eso sí en el trabajo todos unos profesionales.
Para mediados de 1916 presentaron “Othello”, la química que presentaron en la obra hizo rumorar a la gente, diciendo que tenían un affair, además eran la pareja sensación del momento, esto llego a oídos de Susana, ella se escudó diciendo “YO SOY LA ESPOSA”.
La vida matrimonial de los Grandchester, era o sigue siendo un infierno, le compro la casa que quiso, bueno… más bien la casa que deseo la bruja de su madre, tenían servidumbre y autos, Terrence fue claro con ella, tendrás todas las cosas materiales que desees, si gustas te compro hasta un perro, lo que si nunca tendrás será mi amor y una vida marital conmigo.
Lo cumplió al pie de la letra, el solo iba por casos especiales, aún conservaba su departamento, ahí podía recordar a su querido ángel rubio y vivir su vida lo más tranquila posible.
Susana Marlowe hizo hasta lo imposible para retenerlo a su lado, fingió estar enferma de muerte y ni así lo pudo conseguir, eso si sus celos enfermizos estaban a flor de piel, armo todo tipo de escándalos, odiaba que Karen estuviera ocupando su lugar y fuera la co-estrella principal. En una de las tantas riñas, le pidió, más bien le exigió que renunciara a Stratford y buscara trabajo en otra compañía, además podían vivir tranquilamente como matrimonio y no estaría a merced de una cualquiera, refiriéndose a Karen Claise.
La situación lo hizo enfurecer y tajantemente le contesto: “Muy bien Susana, no voy a permitir que insultes a Karen con tus celos absurdos, estos no tienen ningún fundamento”, somos compañeros de trabajo, metete esa idea en tu cabecita”.
Transcurrieron unos meses de calma y respiro para todos, no todo lo bueno puede ser verdad, Susana regreso a sus celos, Terrence y Karen ya estaban fastidiados por la situación y bueno después del fin de temporada, decidieron darle un escarmiento y que hablara con provecho, esa misma noche comenzaron un tórrido romance, con besos incluidos, se dejaban ver en sitios concurridos, siempre de espíritu libres mientras ellos estuvieran bien, que los demás rezaran misa, para la época era mal visto ese tipo de escenarios, lo peor de todo que la reputación de una dama estaba en juego.
Esto lo aprovecharon, las revistas y periódicos amarillistas, indagaron sobre la vida de los Grandchester, descubriendo que el matrimonio era un simple trámite, que Terrence Grandchester ya estaba comprometido con una joven enfermera y que su matrimonio fue truncado por el accidente de Susana, los pocos escrúpulos de la madre de ella, al creerse la diva del momento y alardeando que su hija sería una duquesa, en si una sarta de mentiras y verdades en conjunto.
Karen y Terrence eran amados y odiados, esto no influyo en su carrera, en lugar de acabar, corrió como el agua, en cambio Susana tuvo que tragarse su orgullo y sus celos, calmar sus arranques y se enclaustro en casa a piedra y lodo para evitar el escarnio público, al final la dejaron como la mala del cuento.
Lograron su cometido, después de aquel incidente todo regreso a la normalidad y bueno… su tórrido romance llego a su fin medio año después, quedaron en buenos términos y como se dice en el mundo del espectáculo “El Show debe continuar”, eso sí llegaron a intimar, le dieron gusto al cuerpo, no eran santos, aunque en ocasiones lo siguen haciendo, si son felices, es su vida.
Terrence le informo a Susana sobre la gira en Europa, le extraño que no pidiera que la llevará con él, mejor así podría recordar viejos tiempos felices.
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Albert permaneció unos días más en Escocia, arreglando unos negocios que quedaron inconclusos en América junto con su sobrino Archie, mientras tanto Candy, Annie y Patty regresaron a Londres, para terminar algunos detalles del evento, era 8 de Agosto y aun no tenían un atuendo idóneo, muy temprano comenzaron sus actividades como: revisar la lista de invitados, los bocadillos, los arreglos florales y los vinos que se darían, así como la confirmación de la orquesta que amenizaría el evento con jazz y quickstep.
Candy se detuvo en el nombre de uno de los invitados Duque Richard Grandchester, solicito tres boletos adicionales, en los eventos anteriores fue solo, una idea vino a su mente “podría ser que…”, no sería una locura, desechando la idea.
Era la una de la tarde cuando finalizaron con todo y decidieron ir de compras a los exclusivos “Almacenes Harrods”, ubicado en el barrio de Knightsbridge.
- Buenas tardes señoritas, buscan algo en especial, mi nombre es Lucy y las puedo atender con mucho gusto – se presentó una de las empleadas del departamento de mujeres al momento que comenzaron a ver vestidos para la ocasión.
- Gracias Lucy – Annie fue la primera en hablar – tenemos un evento en unos días y queremos lucir espectaculares y bueno conmigo tendrás un poco de problema.
- No es ningún problema señora, encontraremos algo para usted en su feliz estado, puedo… - Lucy se animó a tocar el vientre abultado de Annie, tenía al menos cinco meses de embarazo.
Para 1920 los vestidos de holanes, crinolinas y corsés quedaron en el pasado, la moda de ahora eran vestidos más cómodos, dejando el tobillo y brazos descubiertos, collares largos, medias de seda, broches, plumas, estolas de marabú, todo un escándalo social con esa moda de libertinaje, así lo definían las abuelas de la época.
Algunas mujeres decidieron usar el estilo flapper y el cabello largo dejo de serlo para pasar al estilo garconne, Annie y Patty decidieron hacerlo, en cambio Candy prefirió continuar con su rubia cabellera intacta.
La decisión del vestido no fue nada fácil, la tardanza valió la pena y una buena comisión para Lucy que se sintió en familia con aquellas chicas adineradas que eran muy diferentes a las otras con las cuales ha tratado, recordaba a una pelirroja que no la bajaba de gata de arrabal.
Candy se decidió por un vestido en color azul marino sin mangas, cuello en V, con media espalda descubierta, compro unos zapatos Merceditas a juego y unos guantes largos de color negro, Annie prefirió un vestido largo en color coral y una estola de marabu en color blanco y zapatos en el mismo tono de la estola, por último Patty escogió un vestido en color gris perla con flecos, amaba el baile y no iba a desaprovechar la oportunidad de bailar con su esposo, la música de moda.
Por último pasaron al departamento de perfumería para comprar un Chanel No. 5, este perfume salió a la venta en la Navidad de 1921 y aun continúa siendo un boom en el mercado, agradeció a Coco Chanel de esta maravillosa creación.
El gerente de los Almacenes Harrods reconoció a las chicas y no dudo en mandar apoyo para que las ayudaran con sus paquetes y bueno los dos empleados asignaron recibieron una buena propina de parte de Patty Blackwood, en la entrada principal, las esperaba un Rolls-Royce Silver Ghost, propiedad de la familia Brighton, el chofer bajo de inmediato para ayudar a las señoritas a subir al auto y encargarse de los paquetes.
Cuando el auto ya llevaba un trecho recorrido, de los almacenes salió otra pareja, con varias cajas.
- Dime Terry, ¿Por qué compraste ese collar y brazalate”, no creo que sea regalo para “tu querida esposa” – ironizo la última frase Karen, sabía que la retaría por su comentario.
- Un simple gusto, lo vi en el aparador de exhibición y lo compre, más tarde me lo llevaran al hotel por seguridad.
- Bueno si tú lo dices – Karen levanto los hombros en señal de derrota.
Mientras estaban en la tienda quiso ver a Candy, la joven enfermera el tormento amoroso de su amigo, fue una fracción de segundo o solo fue su imaginación, su corazón le decía que era verdad, bien sabía que su relación, si así lo podía definir tenía un principio y un final, ha llegado el momento de decir adiós y continuar con otro libro de vida.
- Terry – Karen detuvo sus pasos, ocasionando que el hiciera lo mismo y girara para ver que la detuvo – sabes me gustaría pasar esta noche contigo, algo me dice que será la última vez.
- Karen, siempre serás mi amiga, pase lo que pase, tuvimos un acuerdo y lo cumplimos, pueda que tengas razón, quiero recuperar lo que perdí hace mucho tiempo.
- Entonces… - Karen comprendió que fue un error – la viste, a tu linda enfermera.
- Exacto, pienso recuperarla y regresando de la gira por Europa, le pediré el divorcio a Susana.
- Al fin entendiste, cabeza dura – Karen le dio un golpe, provocando que se desbalanceara con los paquetes que llevaba en las manos.
- Regresemos al Hotel para dejar estos paquetes y más tarde vamos a cenar y bueno… sabes lo que pasara después – Terry sonrió y le dio un beso en la frente a su amiga.
Karen Claise, sabía que no iba a tener futuro aferrándose a un imposible, por eso cuando comenzaron el juego para Susana no dudo en aceptar, sabía que su reputación estaría en el entredicho, que la tomarían como una oportunista, pero benditos reporteros esa nota amarillista la dejo como la buena del cuento.
Ella eligió su vida y esta la ha vivido al límite, encontrando buenas y malas personas, ahora debía dejar ir a un hombre que nunca la amaría de verdad, sabía perfectamente bien que su corazón lo tiene la joven enfermera de Chicago, hará todo lo posible para que puedan estar juntos.
Continuara…
Este capítulo tenía que ser el penúltimo pero no quiero aburrirlas con tantas páginas y puedan leer de manera rápida este capítulo y hay muchos detalles que aún deben definirse para llegar al resultado final.
Agradezco muchísimo sus reviews, followers y favoritos, hacen que mi corazón se alegre y pueda continuar escribiendo.
Lita Wellington.