Como todos los domingos, con el periódico bajo el brazo, el hombre de 72 años se dirigió caminando a paso lento hacia el parque. Una vez llego a su banca favorita, y como de costumbre, saco del diario las páginas de espectáculos colocándolas sobre ella para poder tomar asiento. Se sentía fatigado, cada vez se le hacía más difícil hacer ese trayecto. Los médicos le habían insistido en que debía de retirarse, que era hora de descansar. ‘Quizás tengan razón` pensó. Miro a su alrededor, como no había hecho nunca en años. De pronto fue consiente de la vida en aquel parque, del olor de las flores, del canto de los pájaros, de los niños jugando.
Unos chiquillos de no más de 7 años llamaron su atención, corrieron delante de él, hasta que el muchacho logró dar alcance a la niña que perseguía. Para su asombro, este comenzó a tirar de las rubias coletas haciéndola enfadar. Sus verdes ojos refulgían llenos de furia, con esfuerzo logró soltarse del agarre, para luego intentar propinarle un golpe, pero este fue interceptado por una mujer. La señora, comenzó a zarandear a la pequeña niña, increpándola por intentar golpear a su hijo, mientras este se escondía tras sus faldas, simulando un llanto.
Molesto, el anciano se levantó de su banca, caminando hacia ellos con una energía que ya no le era propia.
-¿Qué crees que haces mujer?! Suelta a la niña- le ordeno.
-¡Usted no se meta!- dijo la mujer mientras tiraba a la niña al suelo.
El depredador hombre de negocios que habitaba en él emergió desde donde dormía. Le brindo una sonrisa fría, brillante, mientras que su penetrante mirada inmovilizaba a su víctima.
-No sabes el daño que le haces a tu crío, mujer estúpida- su cara se tornó sería al segundo siguiente.- Como sigas criándolo de ese modo, lo condenaras a la soledad más absoluta-
-No se meta con mi hijo- dijo al tiempo que se alejaba colocando su cuerpo delante del niño. - No sabe quién soy yo! Ni de lo que soy capaz!- Tomo a su hijo del brazo y lo arrastro a paso veloz.
El anciano los vio marchar ensimismado, solo el llanto de la niña lo trajo de vuelta a la realidad, haciendo que la buscara con la mirada. Con dificultad se agacho hasta llegar a su altura extendiéndole su mano. Pero la pequeña le miraba asustada
-Vamos, no te haré daño- insistió, pero sin lograr resultados.- Y tus padres?- suspiro resignado ante la ausencia de una respuesta.
La niña se restregó los ojos una vez más, tratando se secar sus lágrimas. Las acuosas esmeraldas estremecieron el alma del viejo, quien opto por apartarse ante la negativa de la niña en recibir su ayuda. Camino hacía el rosal más cercano, mientras la pequeña se levantaba con dificultad y sacudía su vestido. Con cautela, volvió hasta donde se encontraba la niña, extendiendo su mano por segunda vez, para ofrecerle una rosa blanca.
Maravillada la chiquilla acerco su pequeña mano. -Gracias- su voz era como el gorjeo de un ruiseñor a oídos del viejo.
-Sé que vas a estar bien…- le dijo el anciano mientras acariciaba la rubia cabeza. -… Pues tienes el temple de la mujer que alguna vez ame.-
Con una triste sonrisa Neil Leagan dejo marchar a la muchacha, camino con dificultad hacia su banca para dejar caer su agotado cuerpo y dar descanso a su atribulada alma...
Bombón, un párrafo de CCFS me dejo y ese párrafo inspiro esto para ti, espero para la próxima escribirte algo más alegre. Feliz cumpleaños señorito
Unos chiquillos de no más de 7 años llamaron su atención, corrieron delante de él, hasta que el muchacho logró dar alcance a la niña que perseguía. Para su asombro, este comenzó a tirar de las rubias coletas haciéndola enfadar. Sus verdes ojos refulgían llenos de furia, con esfuerzo logró soltarse del agarre, para luego intentar propinarle un golpe, pero este fue interceptado por una mujer. La señora, comenzó a zarandear a la pequeña niña, increpándola por intentar golpear a su hijo, mientras este se escondía tras sus faldas, simulando un llanto.
Molesto, el anciano se levantó de su banca, caminando hacia ellos con una energía que ya no le era propia.
-¿Qué crees que haces mujer?! Suelta a la niña- le ordeno.
-¡Usted no se meta!- dijo la mujer mientras tiraba a la niña al suelo.
El depredador hombre de negocios que habitaba en él emergió desde donde dormía. Le brindo una sonrisa fría, brillante, mientras que su penetrante mirada inmovilizaba a su víctima.
-No sabes el daño que le haces a tu crío, mujer estúpida- su cara se tornó sería al segundo siguiente.- Como sigas criándolo de ese modo, lo condenaras a la soledad más absoluta-
-No se meta con mi hijo- dijo al tiempo que se alejaba colocando su cuerpo delante del niño. - No sabe quién soy yo! Ni de lo que soy capaz!- Tomo a su hijo del brazo y lo arrastro a paso veloz.
El anciano los vio marchar ensimismado, solo el llanto de la niña lo trajo de vuelta a la realidad, haciendo que la buscara con la mirada. Con dificultad se agacho hasta llegar a su altura extendiéndole su mano. Pero la pequeña le miraba asustada
-Vamos, no te haré daño- insistió, pero sin lograr resultados.- Y tus padres?- suspiro resignado ante la ausencia de una respuesta.
La niña se restregó los ojos una vez más, tratando se secar sus lágrimas. Las acuosas esmeraldas estremecieron el alma del viejo, quien opto por apartarse ante la negativa de la niña en recibir su ayuda. Camino hacía el rosal más cercano, mientras la pequeña se levantaba con dificultad y sacudía su vestido. Con cautela, volvió hasta donde se encontraba la niña, extendiendo su mano por segunda vez, para ofrecerle una rosa blanca.
Maravillada la chiquilla acerco su pequeña mano. -Gracias- su voz era como el gorjeo de un ruiseñor a oídos del viejo.
-Sé que vas a estar bien…- le dijo el anciano mientras acariciaba la rubia cabeza. -… Pues tienes el temple de la mujer que alguna vez ame.-
Con una triste sonrisa Neil Leagan dejo marchar a la muchacha, camino con dificultad hacia su banca para dejar caer su agotado cuerpo y dar descanso a su atribulada alma...
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Bombón, un párrafo de CCFS me dejo y ese párrafo inspiro esto para ti, espero para la próxima escribirte algo más alegre. Feliz cumpleaños señorito