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Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII

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Lita Wellington
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1Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Empty Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Vie Abr 05, 2019 7:47 am

Lita Wellington

Lita Wellington
Rosa Roja
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“Dos Almas en la Eternidad”
By: Lita Wellington




Capítulo Siete “Destino Cruel y Traidor”
Parte 2





Elisa y Neal Legan, han vivido en la opulencia desde la cuna, no les importa humillar a quienes están a su alrededor, primero son ellos, después ellos y al final ellos, tienen viviendo en Londres desde el mes de Mayo.

Elisa tomo como una afrenta personal, el que la Tía Abuela Elroy no la considerara como anfitriona en el evento de caridad, ella que nació en cuna de oro, se sintió humillada ante la hospiciana como aun llamaba a Candy. Después de destruir su habitación, armo todo un plan para ridiculizarla y Neal estuvo de acuerdo en participar y así cobrarse todos los desplantes que su ego ha tenido que soportar de aquella rubia de ojos verdes.

Para los hermanos Legan, Candy es una oportunista, buena para nada, desde que llego a la familia como compañera de juegos de Elisa, fue recibida con una cubetada de agua fría y los malos tratos los soporto, al poco tiempo conoció a sus estirados primos Anthony, Archie y Stear, que se volvieron sus guardaespaldas de capa y espada.

Anthony era el amor platónico de Elisa, su sueño era algún día casarse con él, todo se vino abajo por culpa de la niña del Hogar de Pony, después Archie y Stear les paso lo mismo, hasta el idiota de su hermano cayó en sus redes, Elisa siempre se preguntó: ¿por qué todos quedaban como idiotizados?.

Para terminar el cuadro desgarrador la Tía Abuela Elroy, también la comenzó a proteger, ese era el colmo de sus males, aunque su mayor regocijo fue el día que apareció en su vida Susana Marlowe, esa actriz que estaba enamorada de Terry, bendito accidente, como disfruto ver sufrir a Candy por un amor perdido, la coja fue realmente astuta y debía aplaudir su trabajo.

Por su parte Neal huyo de Chicago, debido a deudas de juego y negocios turbios todos relacionados a la Ley Seca establecida desde el 16 de Enero de 1920, comenzó a alterar los libros de contabilidad de la empresa para pagar sus deudas, todo eso se terminó, su padre descubrió sus desfalcos, provocando que le quitará todo el apoyo económico, sólo esperaba que su madre se apiadara de él, siempre ha sido el consentido y lo solapa en todo, contando los líos de faldas en los que se ha metido por su gusto personal.

Su vida disipada, hizo que Dorothy Adams cayera en sus redes, la conocía desde que eran niños y la vio convertirse en una mujer hermosa, además con buena ropa podía pasar por una señorita de sociedad, lo mejor de todo, era una buena amante, simplemente lo hizo porque Dorothy estuvo con Candy en la época que vivió la rubia en Lakewood, su orgullo de hombre herido le hizo sacar ventaja de la situación y con caballerosidad y regalos conquisto a la chica que le entrego su pureza.

- ¡Elisa ya estas lista!, lleva dos horas arreglándote, te recuerdo que tu no serás el centro de atención del evento – Neal lo dijo a propósito para hacer rabiar a su hermana y lo consiguió, escucho que algo caía al piso del baño.
- Hermanito, hermanito, recuerda que saliste huyendo de Chicago, por más que intentes no conseguirás que la hospiciana sea tu mujer, confórmate con Dorothy – de esta manera respondió Elisa – crees que no sabía tus escapadas nocturnas, que todas las noches te revolcabas con la chica de servicio.
- ¡No digas estupideces Elisa! – Neal perdió la compostura por lo que le dijo su hermana, que reía de satisfacción.
- Si mamá se entera, olvídate que te ayude con tus deudas de juego o pueda que escapaste de Chicago porque la dejaste embarazada.

Neal se acercó a su hermana de manera amenazante, colocando ambas manos en el níveo cuello de la pelirroja y comenzó a asfixiarla.

- Te prohíbo tajantemente que digas una sola palabra, esto es una advertencia, para la otra no tendrás la misma suerte querida hermanita – Neal dejo de ahorcarla.
- Prometo que no le diré nada a mamá, solo que esto no pasará por alto – Elisa trataba de recuperar su respiración normal y tocaba su cuello con nerviosismo.
- Recibí la respuesta que necesitaba, muy bien es hora de irnos y arréglate un poco ese pelo tuyo, te espero en el lobby – Neal salió de la habitación de su hermana dando un portazo, Elisa aventó un florero a la puerta y grito de frustración.

= o =


El Hotel Ritz de Londres de estilo neoclásico, fue inaugurado por el antiguo administrador del Hotel Savoy el Sr. Cesar Ritz en el año de 1906, amplias escaleras, lámparas tipo araña, pisos de mármol y servicio de primer nivel, digamos que en este hotel se hospedan la crema y nata de la sociedad, en uno de los salones principales se acondiciono para el evento de caridad de la familia Andley que en esta ocasión los fondos recaudados serían para El Great Ormond Street Hospital de esta manera se apoyarían a niños de bajos recursos, todo lo relacionado en hospitalización, operación y tratamiento médico.

A fuera del hotel la fila de Cadillac Limousine 1922, Franklin Modelo 10, Duesenberg y los Rolls Royce Silver Ghost esperaban su turno para que sus ocupantes bajaran y los autos se llevaran a resguardo mientras durara el evento.

Mientras tanto en el salón la orquesta tocaba un tema de jazz, Candy y Albert esperaban en la entrada para recibir a los invitados, las miradas masculinas daban su aprobación del atuendo de la anfitriona, realmente una belleza rubia.

Por otra parte, los meseros se ubicaban en lugares estratégicos ofreciendo a los recién llegados una copa de Champagne, Carbenet Sauvignon, Merlot o Chardonay, además de “Hors d’oevres” (bocadillos).

Alrededor de las nueve de la noche llego el Duque Richard Grandchester, al verlo Candy se le hizo extraño verlo solo, escucho rumores que vendría de incognito el Príncipe Alberto Duque de York al evento, solo que esto no lo tenía al 100% confirmado.
,
- Candy es momento que comience el evento – Albert le susurró al oído y con un movimiento de la mano llamo la atención del maestro de ceremonias para indicarle que iniciaría el programa del evento – mucha suerte preciosa.

“Gracias Albert”, fue lo único que le dijo Candy quien camino hasta la ubicación de la orquesta, lo importante que no volteo para ver de nuevo a su amigo para reconfortarse y darse ánimo, sino se habría dado cuenta de las últimas personas que entraron al salón, los únicos que lo hicieron fueron Albert, Archie y entre las sombras Neal.

Con una tímida sonrisa y un movimiento de su mano, la orquesta dejo de tocar, Candy suspiro para calmar sus nervios, realizo una plegaría mental pidiendo que el evento resultará un éxito.

- Buenas noches damas y caballeros, mi nombre es Candice White Andley, a nombre de la Familia Andley y El Great Ormond Street Hospital, agradecemos su asistencia al 3er. Evento de Caridad para el apoyo de familias de bajos recursos, este año la encomienda es que los fondos recaudados se asignaran a tratamientos de niños, niñas y bebés.
Como pueden observar alrededor del salón fueron colocados cuadros realizados por niños y niñas entre los 10 y 14 años, esto es con la finalidad de venderlos y apoyar a nuestros jóvenes pintores, desde un lindo paisaje, hasta bodegones de frutas y flores, estos no tiene precio, ustedes serán quienes le darán su precio de venta, pueden dirigirse a las personas que visten en color azul con un clavel en la solapa del saco para saber más sobre la obra en exposición, alguna duda también pueden dirigirse conmigo.
Cada cuadro es único, los niños y niñas pusieron su alma y corazón en cada pincelada, con sus donaciones ellos pueden seguir creando cuadros maravillosos.
Nuevamente muchas gracias por su asistencia y disfruten de la velada.

Al terminar el agradecimiento los invitados aplaudieron a la anfitriona que lucía radiante y segura de sí misma, verdaderamente en esta ocasión la tía Abuela Elroy decidió otorgar la batuta a Candy y no la defraudo en lo absoluto, Albert estaba seguro que el evento del próximo año también lo haría la rubia rebelde, como el la llamaba de cariño.

La orquesta comenzó a tocar una pieza de jazz, Candy regreso con Albert y los demás quienes la recibieron efusivamente, para disfrutar de la fiesta.

- ¡Felicidades Candy!, estuviste fantástica en tu discurso – Annie la abrazo fuertemente.
- Gracias Annie, aunque continuo nerviosa no quiero que la Tía Abuela se decepcione de mí.
- La fiesta es todo un éxito, me enteré que entre los invitados se encuentra el Duque de York – Patty se unió al grupo junto con su esposo Nathan.

Candy imagino que era uno de los acompañantes del Duque de Grandchester, la orquesta comenzó a tocar una pieza de Quickstep y las parejas comenzaron a bailar y mostrar sus mejores de baile al nuevo ritmo de moda, Patty y su esposo eran excelentes bailarines aunque su matrimonio fue arreglado por las familias de ambos congeniaron de inmediato y su matrimonio está lleno de amor y comprensión.

Archie bailaba muy animado con Candy mientras Annie los observaba le gustaría bailar pero su embarazo de cinco meses se lo impedía, Albert fue abordado por unos inversionistas suizos, todo era risa y diversión para los Andley. En otra parte del salón Terrence, Karen y Robert Hathaway se divertían a su manera, eso si el castaño no perdía ningún detalle del desenvolvimiento de su querida pecosa, para su beneplácito los años la convirtieron en una mujer de belleza innata y como hombre los celos lo carcomían por dentro al ver que sus congéneres se la comían con la mirada.

La música cambio de ritmo, era una melodía lenta, Candy aprovecho un momento para salir al jardín mientras Annie tomaba su turno para bailar con su esposo, está era la oportunidad que necesitaba Terrence para hablar con ella, tuvo que desistir unos momentos en seguirla ya que en el trayecto se encontró con su padre, Terrence se volvió más cercano a su padre, después de la muerte de sus medios hermanos James y Oscar en un accidente de alpinismo en los Alpes Suizos, su madrastra después del tiempo de luto, se marchó a la India junto con su media hermana Emily.

Su madre Eleanor ha pasado unas temporadas en la Villa de Escocia, la última vez que visito a su padre, encontró un cuadro de ella en la biblioteca, Eleanor Baker el gran amor de su padre.

Ahora comprendía su gran estupidez al dejar a Candy, reconoce que fue un accidente fatal lo acaecido a Susana y el como buen caballero asumió las consecuencias el resultado actual que vive infeliz con una mujer que no nunca amaría.

Su relación con Karen Claise, es de amistad, confidente y bueno… si han tenido su affair pero fue decisión de ambos y como adultos debían aceptar las consecuencias de sus actos, diez minutos después de saludar algunos conocidos de su padre, continuo su trayecto al jardín para buscar a la dueña de sus pensamientos.

= o =
Candy descansaba en una de las bancas del jardín, se sentía dichosa al ver que el evento resulto más de lo esperado, la Tía Abuela Elroy se sentiría orgullosa de su labor, tan absorta se encontraba en sus pensamientos que no escucho que alguien se acercaba a ella.

- ¿Por qué tan sola?, si quieres te puedo acompañar y podemos hacer cosas más interesantes que estar con todos esos hipócritas que hay en el salón – era Neal Legan quien llevaba una botella de Chardonay en la mano izquierda y un cigarro en la derecha.
- No es asunto tuyo Neal, es mejor que regrese – Candy no calculo bien sus movimientos y esto lo aprovecho el chico para tirar la botella y el cigarro y tomarla de los brazos con fuerza.
- ¿A dónde crees que vas hospiciana?, no pienso dejarte ir hasta que me des un beso – Neal intento besarla pero ella volteo el rostro.
- ¡Estas borracho Neal!, es mejor que me sueltes o grito.
- Ni se te ocurra maldita, la que hará el papel de su vida serás tú – tratando de besarla – mejor calladita te vez más bonita, ahora me voy a cobrar todos tus desprecios.

Candy cerro los ojos, no quería ver a Neal, lo único que sintió fue una leve brisa y sus brazos liberados, al abrir los ojos encontró al hijo mayor de los Legan tirado en el suelo, con un golpe en el rostro y a su lado a Terrence Grandchester.

- Sigues siendo el mismo petulante americano de siempre, ahora no están tus compinches que te salven.
- ¡Maldito bastardo inglés!, por cierto ¿Dónde dejaste a tu amante?, como se llama… ya recuerdo esa actriz de cuarta Karen Claise – Neal sonrío sabía que esto lo descolocaría sin embargo no resulto como esperaba, Terrence lo levanto del suelo, lo tomo de la solapa del smoking.
- Muy bien Legan, quiero que en este momento te largues de aquí sino quieres estar en las primeras páginas del diario de mañana, te advierto que si vuelves a molestar a Candy no vivirás para contarlo.

Neal no lo pensó ni dos veces huyo del jardín, Elisa quien se encontraba oculta junto con el fotógrafo que contrato vieron toda la escena, en un arranque de furia quiso desquitarse de su mala suerte con el fotógrafo.

- No es mi culpa que su hermano sea un inepto para hacer algo tan sencillo.
- Regrésame lo que te di de adelanto – exigió Elisa mirando con odio al joven
- Ni crea que le devolveré un céntimo – arremetió el joven tomando a Elisa de la mano para detener el golpe que estaba por darle – ahora encontré una nota mejor y me darán una buena cantidad por ello, si me disculpa tengo cosas más importantes que hacer y no estar lidiando con una amargada.

Elisa regreso a la fiesta y el fotógrafo estaba listo para tener un buen ángulo de la foto que sería todo un escándalo y podía vender en un buen precio.

- Estas bien Candy, te duele algo – Terrence dudaba en acercársele, tenía que manejar bien sus palabras.
- Si muchas gracias, es mejor que regrese a la fiesta, no quiero que noten mi ausencia, debo atender a los invitados.
- Por favor, no te vayas - de dos zancadas ya tenía entre sus brazos a Candy, “que bien se sentía estar así con ella” pensó Terry, esto lo aprovecho para besarla primero con dulzura y luego con un poco de intensidad.

La vida de Candy consistía en el hospital, el Hogar de Pony y cuidar a la Tía Abuela Elroy, ha rechazado infinidad de pretendientes, fue dama de honor en las bodas de Annie y Patty, procuraba pasar desapercibida en los eventos familiares, solo asistía por petición de Albert y bueno… en esta ocasión la matriarca de la familia le jugo una buena carta y le toco ser anfitriona en un evento de caridad.

Recordó el beso fallido de aquellas vacaciones en Escocia hace ya diez años, ahora este beso tenía un significado importante y especial eran la ilusiones de dos enamorados que por el juego del destino tuvieron que separarse, si tenía que morir ese día lo haría con gusto, coloco sus manos en el cuello de Terrence para intensificar el beso. Se separaron unos momentos para recibir un poco de oxígeno, sonrieron las palabras sobraban y volvieron a besarse.

El fotógrafo tomo un par de fotografías estas serían una bomba de magnitudes bíblicas, la información valía oro puro e iba a venderlas al mejor postor, su trabajo ya había terminado, se retiró del lugar a hurtadillas porque si lo veía Grandchester debía considerarse hombre muerto y perdería lo conseguido, la mayoría de los periodistas conocían los arranques de furia del actor.

- Discúlpame Terrence, yo no debía hacerlo, eres un hombre casado, es mejor que me vaya, deben estar buscándome ya tarde demasiado – las excusas ya se le habían terminado a la joven rubia.
- Candy, me gustaría que pasaras el resto de la velada conmigo, así como en los viejos tiempos.
- Yo Terry, perdón Terrence… ¿estás seguro de lo que me pides? – Candy dudaba y “solo es un rato” que puede pasar – bien acepto recordemos viejos tiempos del Colegio San Pablo.

Al regresar al salón, todos los presentes se sorprendieron al verlos llegar juntos, fue un momento incomodo, Albert aprovecho para indicar al director de la orquesta que tocará un tema de Fox Trot, Terrence guío a Candy a la pista y comenzaron a bailar, esto lo aprovecharon los periodistas acreditados en el evento, les tomaron varias fotos, se les veían muy sonrientes en todo momento, para que no pensará mal la gente Terrence bailo con Patty y con Annie un tema lento por cuestión del embarazo, por su parte Elisa se retiró de la fiesta al ver que sus planes para ridiculizar a Candy fue un total fracaso.

El evento termino alrededor de las tres de la mañana, solo quedaban en la pista de baile Candy y Terry, bailando una pieza musical lenta que se escuchaba en un gramófono, mientras los meseros recogían las mesas, copas esparcidas por el salón para preparar el servicio de restaurante del Hotel Ritz que abriría en algunas horas.

- Muchas gracias Candy, pase una velada maravillosa a tu lado – Terry sabía que al terminar la música la magia terminaría y cada quien regresaría a su rutina diaria
- Recuerdas el festival de Mayo, ese fue nuestro primer baile – Candy coloco su frente en el pecho de Terry.
- Lo recuerdo como si fuera ayer, te veías hermosa como Julieta.
- Y tú muy guapo y elegante de caballero francés.

Estaban por darse otro beso, cuando fueron interrumpidos por el capitán de meseros.

- Srita. Andley, perdone mi interrupción solo que ya es momento de cerrar el salón.
- Claro, nosotros ya nos retiramos, hicieron un excelente trabajo – Candy le regalo una sonrisa al capitán.

Candy tomo su abrigo, estaba por ponérselo cuando Terry le pidió hacerlo por ella, aunque el abrigo se interponía entre ellos, sintió los dedos de su caballero inglés que la hicieron estremecer, estando afuera del hotel ya esperaban a Candy para llevarla a la Mansión Brighton donde se encontraba alojada mientras estaba en Londres, no lo hizo en la Mansión Andley para evitar cualquier altercado con Elisa.

- Muy bien Terrence ya debo irme, gracias por tu asistencia y darme la dicha de verte de nuevo – Candy subió al auto.
- No debía agradecerte por ser compañera el resto de la noche y recordar viejos tiempos.

Terry vio alejarse el automóvil de los Brighton, se disponía por subir a su habitación, cuando fue interceptado en las escaleras por el gerente en turno.

- Sr. Grandchester, su auto se encuentra ya listo en la entra del hotel.
- Yo no lo pedí – Terry lo miro con extrañeza – debe haber algún error.
- Nos pidió la Srita. Karen Claise que lo necesitaría terminando el evento del salón.

“Bendita Karen”, recordó hace tiempo una conversación que tuvo con ella: “Si vuelves a ver a tu enfermera, haré lo que este en mis manos para que la recuperes”, en definitiva era el regalo de su amiga Karen le entregaron las llaves del autos y en un, dos por tres ya estaban manejando en las calles de Londres las cuales conocía como las palmas de sus manos así como sus recovecos.

La Diosa Fortuna estaba de su lado, Candy estaba por entrar a la Mansión Brighton, Terry, no le importó ni un ápice tocar el claxon como un desquiciado, para llamar la atención de su querida pecosa consiguió su cometido, bajo del auto y corrió de nuevo hacia ella y no cambiara de opinión y se escapara de nuevo, no lo iba a permitir cometió el error dejarla ir una vez y no lo cometería de nuevo.

- No pienso dejarte ir de nuevo – volvió a besarla de forma demandante, ella ya estaba acostumbrando a su forma arrebatada de hacerlo.
- Terrence, no debemos hacer esto, tu eres un hombre casado, solo recordemos esta velada como un encuentro maravilloso – Candy trato de zafarse, Terry se lo impidió.
- Al diablo las formalidades, ven vámonos unas horas, un día, una semana, el tiempo que nos sea permitido y seamos felices, te amo, tú también me amas, tus besos te traicionan.

Era ahora o nunca, cuantas noches lloró por él, cuantas noches paso en vela recordando lo que pudo ser, juro que si el destino le daba la oportunidad de reencontrarse con su arrogante caballero inglés aprovecharía para robar un momento al destino, cruel y despiadado.

- Vamos merecemos ser felices aunque sea un instante – Candy subió al auto de Terry y se retiraron de la Mansión Brighton.

Annie Brighton observaba por unos de los ventanales el encuentro de su querida amiga, se vanaglorio al ver que ella tomo la decisión correcta, fue una decisión de último momento, cuando se encontraban en la fiesta se le acercó Karen Claise y le contó lo que tenía en mente para reunirlos, se fue unas horas antes pretextando que ya debía descansar, enseguida que llego subió a preparar una maleta para Candy con algo de ropa y enceres personales, pidió que la llevaran al Hotel Ritz y que se la entregaran a la compañera de Terry.

- Ya se fueron, por eso estas contenta joven celestina – Archie se acercó al ventanal si escucho desde su despacho el escándalo que armo el inglés – funciono su plan, Grandchester sería un idiota sino aprovechada esta oportunidad de oro.
- Si cariño, necesitan hablar y perdonarse – Annie bostezo y se recostó un momento en su esposo.
- Muy bien Sra. Cornwell después de su travesura realizada es mejor que descanse, es seguro que nuestra querida Patty viene a enterarse que paso con ese par de rebeldes.

El matrimonio Cornwell se marchó a su habitación para descansar fue una noche llena de emociones, solo esperaba que su querida Candy tomará la decisión correcta y como su primo la apoyaría en todo lo que ella decidiera de ahora en adelante para su futuro. Aun sentía algo por ella ya no era aquel amor juvenil de antaño, ahora era un amor fraternal.

= o =
Candy despertó al recibir un beso en los labios, parpadeo un par de veces para acostumbrarse a la luz, observo que se encontraba en el auto de Terry en una pequeña avenida empedrada, definitivamente conocía el lugar la villa de los Grandchester en Escocia.

- Llegamos señorita Andley – Terry salió del auto lo rodeo para abrir la puerta del copiloto y pudiera bajar Candy.
- Esto se llama secuestro señor Grandchester – Candy comenzó a bromearlo, mi familia debe estar buscándome en estos momentos – usted sabe que el secuestro está penado por la ley.
- Lo dudo pecosa, tus amigas la miedosa y la gordita confabularon tu huida con Karen – Terry soltó una sonora carcajada cuando fue la última vez que lo hizo ya no lo recordaba – además tu subiste al auto por tu propia voluntad.
- Son unas traidoras – Candy fingió molestia – cuando las vea me vengaré, solo que hay un problema, necesito cambiarme de ropa.
- No te preocupes, las traidoras pensaron en todo – Terry le mostro a Candy que en el asiento trasero del auto había una pequeña maleta – ahora es momento que entremos a casa.

Terry la tomo de la mano y caminaron con dirección a la mansión como aún era temprano, se escuchaban sus pasos en la gravilla del camino, antes de entrar y sin avisar el joven aristócrata la cargo, era un anhelo de tiempo atrás que ahora fue cumplido. La única vez que Candy piso aquella mansión señorial fue en esas inolvidables vacaciones del colegio, todo seguía tal cual lo recordaba a excepción de que en el lobby principal fue colocada una mesa de centro con un enorme arreglo floral de rosas Dulce Candy.

- ¿Cómo las conseguiste Terry? – Candy le pidió que la bajará y se acercó al arreglo para oler su delicioso aroma.
- Me obsequio unas semillas un viejo jardinero que conocí hace algún tiempo, hace dos años después de la temporada teatral decidí venir a Escocia, el viejo Basil planto las semillas y ahora tenemos un invernadero lleno de ellas, después te muestro el lugar.
- Son hermosas, fue un regalo que me hizo Anthony en mi niñez – para Candy volver a mencionar aquel nombre ya no sentía aquel vació de antaño, ahora era un hermoso recuerdo.
- Ven te voy a mostrar donde puedes descansar – Terry cambio el tema de conversación aún tenía un poco de celos de aquel jovencito que fue el primer amor de su pecosa – después daré instrucciones para que no preparen el desayuno, aunque me gustaría otro tipo de desayuno.
- Yo puedo ir sola solo dime donde queda la habitación – Candy se puso nerviosa, la noche anterior sintió los besos de Terry que la llevaron a las nubes y bueno ahora que ya estaban solos en otro lugar sabía que podría suceder esto provoco que su cara aparecieran varias tonalidades de rojo.
- Soy un caballero y no haré nada que te incomode, quiero hacer el amor contigo, pero todo a su tiempo.

Terry tomo de la mano a Candy y subieron por las escaleras hasta el segundo piso de la mansión, caminaron por un largo pasillo, a ambos lados habían cuadros de los anteriores Duques de Grandchester, rió al escucharlo decir “Te presento a mis ilustres y queridos familiares”, frente a ellos había una puerta entraron y era una habitación semi-oscura, largos cortinajes de damasco impedían la entrada de la luz matinal.

Candy esperaba a mitad de la habitación, esto lo aprovecho Terry para recorrer el cortinaje, el asombro de la rubia fue mayúsculo al ver una habitación de estilo victoriano en color blanco y azul pastel, una cama estilo rococó tallada en madera de nogal, dos sillones en rosewood, un espejo oval con soporte, un Davenport (mesa pañuelo) de nogal y un Wellington chest de 6 cajones, mientras Candy tomaba un descanso del viaje Terry aprovecho para bajar a la cocina y pedir el desayuno.

Candy observo dos puertas, decidió abrir primero la de la izquierda y esta era el baño de un blanco inmaculado y la izquierda era el guardarropa encontró en este abrigos, vestidos, zapatos, sombreros, todos de la época actual, escucho que tocaban a la puerta, grito desde su ubicación para que entraran, observo que entraba una chica de unos 17 años enfundada en una uniforme azul marino y delantal blanco.

- Buenos días, me pidieron que subiera su maleta, mi nombre es Linda y estaré a su servicio – la chica hizo una reverencia a Candy.
- Gracias Linda, no uses conmigo tantas formalidades no estoy acostumbradas a estas, aunque debería – Candy le sonrió a la chica quien ya mostraba nerviosismo ante la afabilidad de ella.
- Disculpa sabes de quien es esta habitación – pregunto Candy a la chica
- Tengo poco de trabajar aquí, solo me informaron que pertenece a la esposa del joven Grandchester y que tenía que limpiarla diario-
- ¡Oh comprendo! – esto entristeció a nuestra querida pecosa.
- Usted es su esposa, me han dicho que ella vino en su época de colegio y que era la única que entraría en esta habitación a descansar.
- Gracias Linda, me has quitado un peso de encima.
- Me retiro entonces, debo continuar con mis labores y gusto en conocerla Sra. Grandchester – la chica se retiró de la habitación.

La felicidad que sentía Candy en esos momentos la hicieron gritar y reír, quedaba claro que Terry aun la amaba, observo su maleta la subió a la cama para ver su contenido, lo primero que vio fue un sobre, lo tomo, saco su contenido y encontró la caligrafía elegante y pulcra de Annie.

Querida Candy:

Gracia a ti, soy una mujer feliz, ahora debo regresarte un poco de tu felicidad perdida, róbale unos días al destino y sean felices Terry y tú, basta de lamentarse y disfruten su amor.

Annie.








Terminando de leer la nota, la guardo nuevamente en su sobre, siguió revisando el contenido de la maleta y esta tenía ropa muy diferente a la que ella usa regularmente, esto debía ser obra de Patty, desde que se casó con Nathan Blackwood diez años mayor que ella, todo cambio en la vida de su amiga, ya no era el ratón de biblioteca del Colegio San Pablo.

Aunque su matrimonio fue arreglado por ambas familias, su esposo le daba la libertad que nunca le dio su padre el Sr. Magnus O’Brien, si su abuela Martha viviera estaría orgullosa de su nieta, aprendió a bailar, dar su opinión, vestir de acuerdo a la época en pocas palabras toda una “flapper” y su esposo la adora, pero sabía que el fondo de su corazón aún recuerda con mucho cariño a su querido primo Alistair Cornwell.

Candy tomo un baño relajante, del guardarropa tomo un vestido color hueso sin mangas, unos Merceditas del mismo tono del vestido, medias de seda y ropa interior en color blanco, estaba por ponerse el vestido cuando entro Terry para avisarle que el desayuno ya estaba listo.

El autocontrol de Terry se fue al infierno, camino hasta Candy la tomo de la cintura y la acorralo en la pared, para después comenzarla a besar con desesperación, como si su vida dependiera de ello, al principio Candy respondía torpemente, recordó las últimas palabras de la nota de Annie “Disfruten su amor”, comenzó a responder de la misma manera que su arrogante inglés, si los besos de Terry la hacían perder el piso no podía imaginar lo que podría pasar en la intimidad.

- Terry por favor, debemos parar, el desayuno, el desayuno se va a enfriar – Candy trataba de hablar pero ya sentía calor en su bajo vientre.
- Muy bien pecosa – dejándola de besar- lo dejaremos para más tarde, pero en la noche no te escaparas de mi – sonrió al ver la cara de Candy en varias tonalidades de rojo.
- Eres un odioso lo sabía Sr. Grandchester
- Lo sé Candy, pero así me amas, te espero afuera para bajar al comedor.

La servidumbre de la mansión Grandchester conoció el carácter altanero, bromista y mordaz del hijo del Duque de Grandchester, ahora descubrieron a un Terrence Grandchester afable, amigable y lo principal alegre y divertido todo gracias a la linda rubia que llego con él.

Tomaron el desayuno entre bromas y risas, recordando los viejos tiempos y bueno recordando a los que ya se habían ido, Terry le confeso que le habría gustado tener una abuela como la Sra. Martha O’Brien.

- Sabía que te quedaría ese vestido – Terry cambio de tema para no entristecer el ambiente – la ropa que encontraste es solo para ti, en mi último viaje a Londres elegí un guardarropa entero, también tiene algo de culpa mi madre quien me ayudo un poco en esto, me comento que te vio un par de ocasiones en Londres hace tres años.
- Si recuerdo, la encontré por casualidad en uno de una cafetería de Piccadilly Circus.
- Segunda, gracias por conserva tu cabello y no estar a la moda garconne, fue decisión mía Annie y Patty querían que me lo cortará solo que le tengo mucho cariño a mi cabello.

Después de desayuno, dieron un pequeño paseo por los jardines de la villa hasta llegar al invernadero donde estaban las Dulce Candy, al entrar el aroma de las rosas los lleno por completo, Candy disfrutaba su aroma y recordó a su querido Anthony y lo que lucho por crear una rosa diferente y el resultado dio sus frutos, una rosa que significaba el amor de adolescente.

- Candy, ahora iremos a los establos, quiero presentarte a Mustafá – dijo Terry
- ¿Mustafá? – dudo un poco Candy con el nombre.
- Si es un ejemplar árabe que compro hace un año mi padre a un viejo amigo, quien no pudo domarlo.
- No será peligroso
- No temas, yo estaré a tu lado.

Llegaron al área de caballerizas, al correr la puerta encontraron dos caballos una estaba tranquilo y el otro relinchaba nervioso, Candy supuso que ese debía ser Mustafá, un hermoso ejemplar azabache en definitiva toda una belleza negra.

El caballo se levantó en sus cuartos traseros y volvió a relinchar, Candy hizo un sonido que provoco que se tranquilizará el caballo.

- ¡Hola Mustafá!, gusto en conocerte – Candy comenzó a acercarse poco a poco, Terry le pidió que si sentía peligro se quitara de inmediato – no quiero hacerte daño, sé que estas asustado, solo quiero ser tu amiga.

Terry permaneció callado no quería interrumpir la conexión que su pecosa había logrado con el caballo, ni el más experimentado entrenador lo había logrado y ella en tan solo unos segundos lo hizo, esto debía saberlo su padre de inmediato, había recibido una carta dándole detalles de la situación del caballo y las intenciones de venderlo pero una corazonada le pidió que esperara un tiempo prudente que solucionarían el problema.

- Ten cuidado Candy, el caballo no ha sido domado, no quiero que te haga daño nunca me lo perdonaría.
- Es un hermoso ejemplar árabe, si mi amigo Jimmy lo viera ten por seguro que te lo compraría sin chistar el precio – Candy logro acariciar la cabeza de Mustafá – vez hermoso no hay nada que temer, yo estoy contigo – volvió a acariciarlo.

Ese momento lo aprovecho Terry para acercarse también, solo que el caballo volvió a su estado defensivo y no se lo permitió ni un ápice, Candy le pidió que se alejara de nuevo.

- Creo que tengo un fuerte rival – rio al ver que el caballo se tranquilizaba con la caricia de Candy.
- Me gustaría montarlo – pidió Candy.
- Eso si que no, vinimos solo a conocerlo, además no estas con la ropa adecuada y segunda el caballo no ha sido domado.
- ¿Dónde quedo el aristócrata engreído que entraba sin permiso al dormitorio de las chicas? – Candy aprovecho el instante para subir a Mustafá y salir de la caballeriza.

Terry subió en el otro caballo este era de color blanco y se llamaba Thunder, hijo de su antigua yegua Theodora, vio que Candy aceleraba la carrera y el hizo lo mismo para darle alcance, sentir de nuevo el viento golpear su rostro, hizo que Candy recordará aquella tarde que cabalgo con Anthony, el accidente donde perdió la vida y cuando Terry la ayudo a perder el miedo a montar, después le ordeno al caballo que comenzará a bajar el ritmo con otro sonido de su lengua, Terry ya estaba a su lado sobre Thunder.

- Esto es una sorpresa, eres la primera que deja acercársele, cuando mi padre se entere, se pondrá muy contento.
- Solo se necesita amor, paciencia, confianza, el ambiente debe ser tranquilo, verdad Mustafá que estoy en lo cierto – como respuesta el caballo movió la cabeza de arriba hacia abajo.
- Ahora eres experta en caballos – pregunto Terry mirándola con atención
- No lo soy, pero mi amiga Jimmy Cartwright se dedica a la compra y venta de caballos, además participa en eventos de doma de caballos.
- Me gustaría conocerlo, podría hacer buenos negocios con él.
- Cuando gustes los presento.

Como no previnieron las correspondientes monturas a los caballos decidieron regresar, en las caballerizas ya estaban uno de los chicos de las cuadras para limpiar los establos y cepillar a los caballos, quedo sorprendido al ver que el caballo azabache era montado y esto lleno de orgullo a Terry.

Entraron a la villa, se dirigieron a la biblioteca, solo que antes Terry pidió que llevaran limonada y unos bocadillos antes de la comida, Candy al abrir la puerta del único lugar que conocía de pies a cabeza encontró un cuadro ubicado detrás del escritorio estilo Reina Victoria de Eleanor Baker madre de Terry.

- La esposa de mi padre ahora vive en la India junto con Emily, la muerte de mis medios hermanos, la afecto demasiado y dejo atrás todo para comenzar una vida distinta alejada de mi padre – Terry se dirigió hasta el cuadro de su madre para admirarlo – el sin esperar un momento volvió a Norteamérica para recuperarla, se perdonaron y ahora son una feliz pareja.
- Tarde o temprano regresarían tu padre no era feliz y tu padre tampoco lo era, ahora pueden amarse sin importarles nada que piensen lo que quieran los demás mientras ellos sean felices que el mundo siga girando – Candy se colocó a lado de Terry para admirar el cuadro, quien realizo el trabajo definitivamente capto la esencia de Eleanor.
- Candy ven siéntate – Terry le indico un canapé de lado derecho del escritorio – desde que nos volvimos a encontrar hay un tema que estamos evitando y es necesario hablar, sabes que me refiero a Susana.
- Te escucho Terren… perdón Terry, es gratificante llamarte así – Candy se aliso su vestido, solo lo hizo por nerviosismo.

La plática fue interrumpida, la chica que conoció a Candy muy temprano llevaba una jarra de limonada y unos canapés de queso, Terry le ordenó que no los molestarán hasta la hora de la comida.

- Perdóname Candy, por mi falta de confianza y por la estupidez que cometí al dejarte ir esa tarde de invierno, me arrepiento de no haber ido tras de ti, mi intención de aquella ocasión era que te quedarás conmigo como mi pareja, solo que el destino nos jugó una mala pasada, agradezco en el alma que Susana me salvará y no me cayeran los reflectores encima, el amar a la fuerza es un completo infierno.
Desde que me casé con Susana Marlowe, mostro su verdadero rostro, una mujer celosa, dependiente de su madre y harto de sus celos desmedidos la hería en su orgullo, tuve una amante, te digo todo esto Candy porque no quiero que te enteres por otras personas sino de viva voz, ya no soy el Terrence Grandchester que conociste en el Colegio San Pablo.
Me volví taciturno, vivía solo para mi trabajo, le pase algunas cuantas a Susana, solo que mi paciencia desapareció y ahora quiero retomar el camino y quiero hacerlo a tu lado, eso si tú me aceptas.
- Yo también por tonta y samaritana, tenía la felicidad delante de mí, mi buen corazón me hizo desdichada, ahora que te veo de nuevo, me siento viva de nuevo, te amo Terry y quiero estar contigo todo lo que resta de mi vida.

Con sus confesiones dejaron atrás el pasado, ahora tenían un futuro juntos y no perdiendo el tiempo comenzaron a besarse con pasión, el sillón lo sintieron algo incómodo, decidieron acostarse sobre la alfombra, Terry recorrió con su lengua el cuello Candy, provocando que ella riera con las cosquillas que le provocaba sus besos, la ropa comenzó a estorbarles y comenzaron a despojarse de ellas, Candy se detuvo un momento, le dijo que no temiera que nadie entraría donde estaban después de la orden que dio, ya desnudos los besos continuaron en partes más íntimas y placenteras.

Candy sintió como la boca de Terry succionaba de sus pechos, ella lo tomo de los cabellos, diciéndole que no parara que sentía deliciosa la sensación, en un descuido cambiaron de lugares, Candy aprovecho para besarlo y sentir su erección lista para penetrarla, eso fue más de lo que pudo soportar el castaño y sin más la coloco boca arriba.

- No puedo más Candy, deseo poseerte en este instante, quiero que seas solo mía, quien diga lo contrario lo matare – la mirada de Terry reflejaba toda su pasión contenida por ella.
- Hazlo Terry, solo quiero ser tuya, solo tuya, te pido que seas gentil – Candy bajo la mirada de vergüenza.
- Mi Candy, me estás dando tu mayor tesoro – Terry descubrió que Candy era virgen a sus 24 años.

Terry coloco unos cojines del sillón debajo de la cabeza de su querida rubia para mayor comodidad, noto su nerviosismo y volvió a besarla parar darle de nuevo confianza, noto que ella se removió debajo de él tratando que su erección entrará en ella, definitivo era el momento, le dio un beso y comenzó a penetrarla lentamente, sintió la uñas de Candy sobre su espalda, no le importaba al contrario sentía placer, al entrar más profundo se topó con la barrera de inmaculada virginidad, le dio un beso y rompió el himen al fin era una solo, las uñas de Candy le dejaron unos pequeños hilitos de sangre.

Comenzaron a moverse a un ritmo cadencioso y beneplácito, se susurraban palabras de amor y del futuro que les fue negado, Terry aumento la velocidad de sus embestidas y Candy respondía con fiereza a estas, lo abrazo con sus piernas para que no dejara de hacerlo, sus cuerpos comenzaron a llenarse de gotitas de sudor por el esfuerzo físico, Candy disfruto su primer orgasmo, si esto era hacer el amor, no quería dejar de hacerlo, Terry la lleno por completo con su calidez, sabían que consecuencias podían avecinarse pero al diablo con todas ellas, en estos momentos solo eran dos personas amándose con amor y ternura.

= o =

El ambiente de fiesta en la cocina paso a segundo término en cuanto entro un hombre de figura desgarbada y traje a medida, su voz retumbo en todo el lugar.

- Srita. Harris, ya hizo lo que le pedí
- Si y no, Sr. Kane – respondió la chica ruborizada
- No la entiendo, explíquese con mayor claridad
- Yo te explico Basil – se escuchó la voz de una mujer regordeta que debía ser la cocinera principal – Linda fue hacer lo que le pediste pero el joven patrón está en otros menesteres más entretenidos, dudo que vaya comer.
- En verdad estoy rodeados de unos incompetentes, preparen la mesa – el hombre salió de la cocina hecho una furia.
- No hagan nada – ordenó la cocinera el viejo Basil es un gruñón, lo conozco desde que el joven Terry era un chiquillo, mejor vamos a comer.

El hombre estaba por tocar la puerta de la biblioteca, cuando de repente abrió la puerta, Terry sin camisa y con el cabello alborotado.

- ¡Basil, querido viejo!, te informo que no vamos a comer, te prometo que si cenaremos – Terry volvió a cerrar la puerta en sus narices.

Basil Kane, ha trabajado con los Duques de Grandchester desde niño, fue compañero de juegos del padre de Terry, además de ser su alcahuete en el romance que sostuvo con la actriz americana madre de su joven patrón.

Sabía que la señorita no era la esposa, pero si el amor de su vida, la recuerda muy bien cuando la vio por primera vez diez años atrás, Terry le profesaba un amor que podía verse a kilómetros de distancia.

Reconoció que padre e hijo tenían un gusto exquisito para elegir a una mujer y como bono extra armarlas con el alma y corazón.

Continuara…

Hola sé que no tengo perdón por la tardanza, solo que hace tres meses regrese a la filas laborales y estuve sin internet dos semanas y media, aquí les tengo el antepenúltimo capítulo de “Dos Almas en la Eternidad”.

En este capítulo les quise dar un poco de felicidad a Candy y Terry, ya sabemos ¿Dónde? fue concebida Aurora

Lita Wellington.

stormaw

stormaw
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Excelente historia, me encanto.  Te felicito


Me podrias decir por favor, donde puedo ver los capítulos anteriores?

Lita Wellington

Lita Wellington
Rosa Roja
Rosa Roja

Están en la guerra Florida 2018.

ladylore

ladylore
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

que alegria que haya una nueva actualizacion de esta historia... tendre que volver a leerla para ponerme a corriente

Lau_4_U

Lau_4_U
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Te la bañaste Lita.... me chuté todos los capítulos de corrido.... creo que me merezco un bono extra

¡Me encantó el relato! No puedo creer que Terry esté muerto ....estoy como en un shock Shocked  affraid

Por favor no te vallas a tardar tanto en poner los siguientes capítulos, quiero saber ¿cómo es que está casada con Albert? Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 4149639568

No me queda mas que Felicitarte por ésta hermosa historia Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 189452 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 245289

Un abrazo con mucho cariño
Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 752716

6Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Empty Re: Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Sáb Abr 06, 2019 10:03 pm

Drako

Drako
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Esta historia está muy interesante study Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 4149639568 quiero seguir leyendo. Esa imagen es hermosa Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 334740

7Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Empty Re: Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Miér Abr 17, 2019 8:48 pm

Rhodb

Rhodb
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Me ha encantado quisiera leer más Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 162544 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 355103 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 504400 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 856396 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 233976 muy buenvaporte.

8Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Empty Re: Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Miér Abr 17, 2019 10:36 pm

Fabiola Ruiz Angeles

Fabiola Ruiz Angeles
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Esta muy linda tu historia me ha encantado

9Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Empty Re: Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII Miér Abr 17, 2019 10:53 pm

Linda Flores

Linda Flores
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

Felicidades hermosa Historia Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 189452

Drako

Drako
Niño/a del Hogar de Pony
Niño/a del Hogar de Pony

XDDDD. Que linda historia. Y yo sin saber estoy leyendo casi el final de la historia y yo me encuentro con esta gran historia de amor de mis adorados Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 334740 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 355103 Dos Almas en la Eternidad Capítulo VII 971718 me encantó lita

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