-Igzell, donde rayos te habias metido?
-Bueno jefesito, estaba..estaba... -Ay ya! Traiste lo que me prometiste?
-Bueno,si y no...
-Lo traiste o no?
-Traje algo ahi chiquitito
-
El papel de mi vida
El teatro, es el embase que reguarda a esta alma descarrilada, confundida. Solo ahí puedo ser un ser perfecto, completo o no. Donde soy la paleta y a la vez el pincel que le da color al boceto de uno o mas personajes inmortalizados. Soy aquel que le da voz y movimiento, realismo y desenvolvimiento; soy ese que hace que el espectador se sienta mas compenetrado con la obra.
En pocas palabras: soy un Dios para ellos.
Fuera del escenario, no soy mas que un simple mortal; un alma en pena a la espera a que se le presente otra oportunidad para sumergirse en aquel manantial de pieles muertas aguardando que yo las resucite.
¿Pueden creer que, hace a penas días, en medio de las ya acostumbradas discusiones con mi esposa, la haya besado, que me haya entregado por completo en un simple boca a boca y que desde entonces, no haya podido parar? ¿Qué? ¡No! No me he enamorado de ella, ya ni se el como se siente enamorarse; esa habilidad, ese estado tan natural del humano se me ha sido arrebatado.
Susana, la pobre joven tan solo es el escenario en donde acudo para realizar el mejor papel de mi vida; para llevar una plena y armónica vida con la mujer que elegí estar por toda una vida. No puedo ser tan injusto con ella en pagar esa invasión de amargura a la cual solo yo me condenè en el preciso momento en que elegí el deber antes que echarme a perder en aquel jardín que fue nombrado por mas de un poeta como “amor”.
Desde entonces es lo mismo: ella me espera en el umbral con una extensa sonrisa a la cual me he obligado a imitar; ya sabes: para serla sentir parte de este acto ruin. La tomò entre mis brazos, uno mis labios a los de ella, siento su entrega, su desesperación por metamorfosear ese momento, con la clara intención de arruinar esta obra ridícula con la que me he empecinado continuar.
-Hay que esperar-le digo con resolución.
-¿Por qué, Terry, hay que esperar? Soy tu esposa.-me dice sin mas ¡Maldicion” es que no tiene otra cosa con que defenderse!
-Si, si, lo sé , dulzura; pero…-miro a bajo, sin medirme siquiera a darle a entender que su defecto me hace sentir algo…
-Entiendo-ahora es ella quien agacha la mirada y se pone a sollozar.
-Tranquila, Susi, ya el doctor se está encargando de eso-y la abrazo y la vuelvo a besar, la vuelvo a ser sentir tan feliz como en un principio.
-¿Crees que funcionara?-asiento y le doy un toque de labios. Ella me sonríè. Yo me marcho a seguirme preparando para el próximo arco de esta obra que será aun mas incomoda de lo que ya es.
En pocas palabras: soy un Dios para ellos.
Fuera del escenario, no soy mas que un simple mortal; un alma en pena a la espera a que se le presente otra oportunidad para sumergirse en aquel manantial de pieles muertas aguardando que yo las resucite.
¿Pueden creer que, hace a penas días, en medio de las ya acostumbradas discusiones con mi esposa, la haya besado, que me haya entregado por completo en un simple boca a boca y que desde entonces, no haya podido parar? ¿Qué? ¡No! No me he enamorado de ella, ya ni se el como se siente enamorarse; esa habilidad, ese estado tan natural del humano se me ha sido arrebatado.
Susana, la pobre joven tan solo es el escenario en donde acudo para realizar el mejor papel de mi vida; para llevar una plena y armónica vida con la mujer que elegí estar por toda una vida. No puedo ser tan injusto con ella en pagar esa invasión de amargura a la cual solo yo me condenè en el preciso momento en que elegí el deber antes que echarme a perder en aquel jardín que fue nombrado por mas de un poeta como “amor”.
Desde entonces es lo mismo: ella me espera en el umbral con una extensa sonrisa a la cual me he obligado a imitar; ya sabes: para serla sentir parte de este acto ruin. La tomò entre mis brazos, uno mis labios a los de ella, siento su entrega, su desesperación por metamorfosear ese momento, con la clara intención de arruinar esta obra ridícula con la que me he empecinado continuar.
-Hay que esperar-le digo con resolución.
-¿Por qué, Terry, hay que esperar? Soy tu esposa.-me dice sin mas ¡Maldicion” es que no tiene otra cosa con que defenderse!
-Si, si, lo sé , dulzura; pero…-miro a bajo, sin medirme siquiera a darle a entender que su defecto me hace sentir algo…
-Entiendo-ahora es ella quien agacha la mirada y se pone a sollozar.
-Tranquila, Susi, ya el doctor se está encargando de eso-y la abrazo y la vuelvo a besar, la vuelvo a ser sentir tan feliz como en un principio.
-¿Crees que funcionara?-asiento y le doy un toque de labios. Ella me sonríè. Yo me marcho a seguirme preparando para el próximo arco de esta obra que será aun mas incomoda de lo que ya es.
FIN.