*NOTAS DE EGIOSMO* Parte 2
-Tan repulsivo te parezco, has estado con hombres más viejos que yo, tu madre hizo un trato conmigo y quiero que cumplas.
-No, es que no puedo Neal, tu no entiendes yo, esté… no puedo, todos los demás hombres son desconocidos para mí, pero tú no puedo perdona -lloraba Annie.
Al verla llorar vinieron imágenes de su esposa Deisy en el momento que falleció con tres meses de embarazo y le decía:
Sé que nunca me amaste y se que tu decías amar a Candy, pero ese nunca fue amor, lo confundiste, pues por primera vez alguien mostró preocupación por ti, encuentra ese amor, eres un buen hombre, yo lo sé, se tu mismo, no te dejes manipular más por tu familia, y en especial por Eliza, busca tu sueños y verás que el amor te encontrará.
El día del entierro de su esposa pidió al tío William, que lo mandara al extranjero y así fue vivió en Londres, después de varios años regresó a América, pues su madre estaba enferma y pidió verlo. Y con un socio de su padre se enteró de aquellas clases de piano privadas.
-Hagamos un trato Annie, sólo platiquemos si así tu lo quieres, he pagado demasiado dinero por esta noche, me gustaría hacer por lo que pagué, pero anda hablemos.
-¿Y bien de que quieres que hablemos? -preguntó Annie.
-¿Por qué haces esto? -le preguntó él.
-¡Hacer que Neal!
-Eres muy bella, por que no te casaste.
-Tu jamás lo entenderías, yo merezco esto.
-Annie es verdad que tanto tú como yo a lo largo de nuestras vidas hemos sido egoístas, y nos hemos equivocado en decisiones, pero la vida también te da la oportunidad de reconsiderar y cambiar.
-No estoy, para tus sermones, haz lo que tengas que hacer ¡y lárgate! nunca he sentido ningún tipo de placer, así que como te plazca hacerlo.
-¡Oh! no, yo no tomaré a alguien así, estoy acostumbrado, a hacer disfrutar a una mujer y yo disfrutar junto con ella.
-Pierdes tu tiempo conmigo ¡soy una maldita frígida! -grito.
-Toca para mi por favor -pidió él para tratar de calmarla.
Ella se levantó y se dirigió al piano.
Quiero que sea desnuda por favor -le pidió.
Ella se iba a quitar el vestido y él se levantó y se dirigió hacia ella, la miro a los ojos y estando frente a ella la volteó y bajó el cierre del vestido lentamente y beso su cuello, ella sintió un escalofrío de aprensión que recorrió su cuerpo.
Era cierto que no era el hombre más guapo que hubiera visto, pero no podía negar que los años lo habían convertido en un hombre muy atractivo al sentir la forma delicada con la que deslizaba el cierre de su vestido, Annie sintió una descarga de adrenalina y el detonante fue el beso que depositó en su cuello.
Lo único que se le ocurrió hacer fue mirar hacia la puerta entre abierta y ahi parada observó a su madre mirando.
-Cierra la puerta -ordenó él-. Después siéntate y toca para mi por favor, he pagado mucho dinero esta noche y no deseo que nadie nos observe.
Ella obedeció y agradeció internamente que le hubiese pedido cerrar la puerta, él observó cada movimiento de Annie al caminar con aquel seductor conjunto de lencería negro, se deleitó en mirarla. Ella camino a cerrar la puerta y después regresó al piano para sentarse y empezar a tocar, él se sentó en el sofa a espaldas de ella y empezó a disfrutar de aquella melodía, no es que fuera un experto en música, pero aunque no reconocía la música, era una bella melodía, lo que ella tocaba, después de unos minutos él dijo:
-Quitate el sosten -le pidió él.
Ella solo obedeció y lentamente posó sus manos hacía atrás y desabrocho de él y lo dejó caer al suelo y después prosiguió con la melodía, ella no podía mirarlo pero podía sentir su mirada, hizo que empezara a sentir sensaciones nunca antes experimentadas.
Neal experimentó una erección, solo de mirarla de espaldas, confundido un poco, se dijo que él no solía reaccionar así con ninguna mujer.
A él siempre le gustaba que disfrutaran y él junto con ellas, pero nunca se había detenido a observarlas como lo estaba haciendo con Annie, las tomaba y salía de aquel lugar y por alguna razón él quería que Annie conociera y disfrutara el estar con él.
Annie, se sentía nerviosa por alguna razon y no comprendia el por que, sentia que la sangre se le agolpaba en las venas y no lo entendía, acaso se sentía atraída por Neal, no podía ser se dijo avergonzada. Quizás era culpa de su estrés o de la situación, ella no tenia ningun tipo de conexión emocional con ese hombre… era una idea ridícula.
Para él era un sensación extraña e irritante a la vez, sentirse vulnerable ante una mujer de ese modo, admitía que su experiencia con el sexo opuesto era satisfactoria, Las mujeres de su entorno habían sido tan duras como él, nunca mezclaba algún tipo de sentimiento solo era mutuo placer, en el círculo social donde él estaba las mujeres de igual modo eran duras, algunas esposas de hombres viejos adinerados que solo buscaban un desahogo igual que él, todos ocultaban su dureza debajo de un caro disfraz de lujo y esplendor.
Posó sus ojos sobre ella, observaba la línea de su espalda, quiso en ese instante recorrerla con su lengua hasta poder llegar a la línea de su trasero.
Se levantó y se dirigió al ventanal los últimos indicios del día desaparecían y la lluvia había disminuido, prosiguió escuchando aquella melodía con la que sentía que florecían sentimientos y emociones que no sabía describir. Volteo a mirarla y pudo ver como los hermosos senos de Annie se movían al tocar ella el piano, sintió un calor total y quiso tomarla. Total había pagado por sus servicios por que no hacerlo y largarse de ese lugar era lo mejor que podía hacer. Ninguna mujer jamás lo había excitado como lo estaba haciendo Annie, y no solo era eso, si no el reto de satisfacerla como mujer, se acercó a ella y se paró a espaldas de ella.
-Como se llama esta melodia, -pregunto-. Nunca la habia escuchado es muy bella pero a la vez triste -dijo él.
-Se llama Notas de egoísmo -respondió-. Yo la he compuesto.
-Es muy bella por favor no pares -pidió al notar que dejaba de tocar aquella melodía.
Ella prosiguió y él se aproximó más a su espalda posó sus manos sobre sus hombros.
-Vamos relájate estás muy tensa.
Al mismo tiempo que posaba sus manos en ella, repego su miembro erecto en la espalda de ella. Annie pudo sentirlo, solo cerró los ojos y prosiguió tocando, al sentir sus manos fue como si quemaran su piel, era un sensación que ella nunca antes había experimentado, con los ojos cerrados imagino su rostro en el momento al verlo cuando dio la vuelta y para su sorpresa descubrir quién era Neal Legan, ni en sus más remotos pensamientos se imaginó que él sería su Cliente.
Él lucía con el pelo revuelto y húmedo como si hubiera pasado la mano por su cabeza repetidas veces, pues seguramente se mojo con la lluvia, llevaba una camisa blanca desabotonada y dejaba ver su piel morena.
-¿Por qué haces esto Neal? solo tomame y vete por favor -dijo en un susurro.
El entendió que iba por buen camino al sentir erizarse la piel de Annie.
-No, no pienso irme a ningún lugar, he pagado demasiado dinero y si solo has de tocar el piano para mi con esa melodía está bien.
Sabes Annie creo que esa melodía es para mi tambien, mi vida ha estado llena de notas de egoísmo y he pagado un precio muy alto por ello y es la soledad, somos unos malditos egoístas al que el tiempo les ha cobrado muy bien el haber hecho elecciones erróneas tú y yo somos tan parecidos y mira aquí estamos hoy aún pagado la factura de nuestras decisiones.
-Solo por hoy dejame ser tu principe Annie.
Ella se detuvo de tocar y soltó una carcajada con mezcla de lágrimas en sus ojos.
-Yo hace mucho tiempo deje de creer en los cuentos de hadas -espetó ella-. Y yo no soy una princesa te has equivocado Neal, soy una maldita bruja que tiene lo que se merece, y un príncipe jamás estaría aquí metido en esta maldita mazmorra en la que vivo.
-Puede que yo no sea nunca un príncipe -continuó Neal furioso-. Estoy consciente de lo que soy, de igual modo que tú, pero hoy en este momento yo quiero ser el príncipe, el hombre que por primera vez te haga sentir mujer y disfrutes, ahora te pido que no dejes de tocar, sigue por favor -pidió.
Annie no respondió nada y prosiguió con aquella melodía que de cierta manera los estaba uniendo de algún modo, él volvió a admirar su cuerpo desnudo y sin decir mas el desabrocho su pantalon dejandolo caer al piso dejando expuesto su miembro, quitó su camisa de igual manera y de un modo erótico pegó su erecto miembro a la espalda de ella, pudo sentir su reacción y supo que no estaba equivocado ella era una mujer capaz de sentir, pero por alguna razón que en ese momento él no comprendía ella se había negado a sentir.
Neal era un experto en el arte de besar, los años de soledad y la cantidad de mujeres por las que paso le enseñaron que un buen beso puede enloquecer a cualquier mujer, nunca había estado con alguien que le haya dicho que era incapaz de sentir, una mujer frigida como le gritó Annie, debía comprobar si realmente valió la pena toda aquella vida loca y aunque Annie no era virgen el reto de ser el primero en hacerla disfrutar encendió algo dentro de él.
-¿Que estas haciendo Neal? -preguntó ella al sentir su miembro en su espalda
-No preguntes y solo limitate a sentir
Neal contuvo el aliento y se separó de ella se inclinó un poco y con su lengua empezó a recorrer la línea de la columna de ella, subió nuevamente hasta su cuello y posó un beso en el cuello de ella, podía sentir la agitación de ella, se reflejaba en la manera de tocar el piano.
Annie quiso resistirse a Neal, a lo que estaba provocando en su cuerpo, cuando la besaba de esa forma y sentir su cálida lengua en su espalda y como con sus manos tocaba sus glúteos, una cálida sensación empezó a invadir todo su ser, contuvo el aliento cuando la beso del cuello de tal manera.
-Voltéate -ordenó él.
Ella obedeció y quedó frente a él sentada, ella lo miró con sus ojos muy abiertos, lo admiro
en todo su esplendor desnudo ahí frente a ella
-Me deseas - le espetó él.
Ella mordió su labio y bajó la mirada. Negó con la cabeza
-Puede que te desee, pero no quiero desearte me niego a esto -dijo ella con un gesto de desafío en su cara. Al momento, bajó la vista de nuevo, como si pudiera evadir la situación.
-Mirame Annie -le ordenó.
-No, no quiero…
El se acerco a ella, se puso de rodillas ante ella y en movimientos delicados empezó a desabrochar el ligero que tenia puesto, ella solo lo observaba deslizar las medias y retirarlas con la boca, después empezó a besar desde la punta de sus pies y recorrer todas sus piernas con besos y en un movimiento rápido la abrió de piernas un poco más, así prosiguió su juego por unos minutos y en el momento que la vio echar su cabeza hacia atrás, supo que el cuerpo de ella estaba respondiendo lo estaba disfrutando. Estaba excitado por ella como nunca antes lo había hecho por nadie, ella se recargo en el piano con sus brazos extendidos, en ese instante el metió sus manos y levantó de sus caderas para poder deslizar la última prenda que quedaba, unas pequeñas bragas de encaje dejando expuesta su parte mas intima, y sentir que él la miraba con deseo y ardor aceleró su corazón, no podía apartar los ojos de él.
-Neal… no pares por favor -pidió en un gemido.
Neal no titubeo y poso sus manos entre sus piernas, él introdujo su lengua en su húmedo interior, ella se sentía abrumada por tantas y deliciosas sensaciones
-No puedo aguantar… lo que me haces… es demasiado…
Él esbozó una diabólica sonrisa.
-Esto no es más que el principio.
Después de seguir besando su intimidad, se retiró y con suavidad empezó a frotar con su mano y acariciar con un dedo hacia círculos y con el otro exploraba sus pliegues secretos, ella se arqueo echando su cabeza hacia atrás cerrando los ojos él introdujo un dedo hasta el fondo, Annie gritó haciéndola caer en éxtasis, tardó unos segundos en recuperar el sentido, se sentía maravillosa y a la vez contrariada.
Neal acarició entonces uno de sus pechos y hacia círculos con su dedo en uno de sus pezones, de inmediato el cuerpo de ella empezó a vibrar él se levantó y la levantó cargándola, enredando su piernas entre él, ella se aferró a su cuello y la beso, unieron sus lenguas en una danza necesitando uno del otro hasta llegar al sofá, la depositó en él, se posó encima de ella y prosiguió con los besos en sus pechos y pezones recorriendo su lengua en círculos en cada uno de ellos, eran dulces a su paladar nunca había experimentado nada igual ante ninguna mujer.
-Espera -le dijo ella, se incorporó y le pido que se sentara -es mi turno dijo.
Se inco frente a él y con sus manos suaves recorría el pectoral de él, tocó su erección con sus dedos se acercó a él y lo tocó con su lengua, cuando iba empezar a succionar, él la detuvo
-Para… no durare, y hoy no se trata de mí se trata de ti, te lo dije seré el primero que recuerdes que te ha hecho disfrutar, la volvió a acostar y se posó encima de ella, por deseo e instinto ella abrió sus piernas para recibirlo, Annie lo necesitaba dentro de su cuerpo, levantó sus caderas para recibirlo. Él se introdujo en ella, se empezó a mover entrando y saliendo y al mismo tiempo daba besos a ella y mordisqueaba de su labio inferior. Ella se agarró a sus hombros, como si necesitara algo para aferrarse, mientras la tensión sexual crecía entre ambos con cada movimiento que los llevaba a ambos a un clímax, lo rodeo con ambas piernas, apretando sus tobillos en los glúteos de él, ansiando tenerlo mas adentro cada vez, ambos estaban empapados en sudor jadeantes, se inclinó y succiono de sus pezones y ella entró en un torbellino de sensaciones, gritando y gimiendo meciéndose en un orgasmo que experimentaba por primera vez, Neal se puso tenso y se derramó sobre ella, mientras ella seguía perdida en su propio placer, Entonces por un segundo ella pensó que quería a ese hombre al lado de ella, soltó su abrazo y se apartó de él.
-Creo que debes irte -dijo ella.
El se incorporo separándose de ella y la observó con el rostro lleno de molestia, él era el que estaba acostumbrado a tomar esa actitud con todas las mujeres y esa noche quería permanecer al lado de ella.
-Me voy pero volverás a saber de mi, todavia estare un tiempo en Chicago, así que créeme querida, sere tu alumno más fiel, tomo su ropa se vistió y salió de aquel estudio amenazando con volver.
Después de él retirarse, su madre entró a la habitación la observó recoger su ropa y ponerse el vestido.
-Y bien dime ¿como te fue con él? -preguntó su madre.
-¿Por qué la pregunta madre? acaso no escuchaste, supongo debiste haber escuchado, hoy no pudiste mirar, pero estoy segura que estuviste tras la puerta.
plaf… se escuchó una bofetada sobre el rostro de Annie.
-Como te atrevez, hablarme así.
-Me atrevo con el derecho que me da, que yo mantengo esta casa y no solo eso, tú eres la mas grande espectadora de todo esto, acaso crees que no te miro observar como cada hombre que viene y hacen conmigo lo que quiere, tu lo disfrutas.
-Soy tu madre
-No…, no eres mi madre eres la mujer que me educó, pero no mi madre, una madre no sería capaz de hacer lo que tu hiciste conmigo -gritaba Annie-. Mis unicas y verdaderas madres son la señorita Pony y la hermana Maria, muy tarde me di cuenta de ello.
-¡Como te atreves!
Quiso volver a levantar su mano en contra de Annie, pero ella la detuvo.
-Es la primera y la última vez que me tocas Jane -dijo Annie.
-¿Qué piensas hacer? irte de aquí, no tienes a donde ir ve lo que eres, si tus amigos supieran en lo que te has convertido les darías asco, no tienes dinero, no sabes hacer nada más que esto y eres tan cobarde que se que jamas te iras de mi Annie.
La pelinegra lloraba con aquellas palabras duras de su Madre.
-Tienes razon en eso Jane, por vergüenza a lo que soy jamás me iré de aquí, esto es lo que me merezco por mi egoísmo, y en realidad cuando llegue a tus brazos ya era envidiosa y egoista con mi hermana, pero tu hiciste de mí esta obra maestra, la mujer que hoy soy.
-Pero bien que lo disfrutaste hoy, te escuche en los brazos de ese chico Legan quien lo dijera, que iba ser un excelente amante.
-Nunca he disfrutado nada madre, y lo que escuchaste no es nada más que lo que él pidió le gusta escuchar a una mujer gemir y disfrutar le di lo que quería, creo que debí ser actriz, él me dijo que pagó tres veces lo que siempre pagan, debía complacerlo no lo crees.
Jane Britter no le contesto y la miró salir de la habitación, Annie corrió hacia su habitación preparó la bañera y se metió en ella, tenía sentimientos encontrados, tanto tiempo de no sentir nada, absolutamente nada y Neal fue aquel hombre que la hizo mujer por primera vez en el aspecto de disfrutar su sexualidad, ¿por que él? -se preguntaba, cerró los ojos y volvieron a su mente las imágenes de cómo la tocaba y besaba.
Neal de iguala modo acostado en su cama no dejaba de pensar en Annie, tan sólo de recordar ese encuentro con ella su erección se hizo presente en él, mientras conducía a su casa se dijo que no volvería aunque se lo hubiera dicho. Trato de controlar sus instintos pero no pudo, a los dos días estaba con ella nuevamente. Pago mucho más dinero para que los dejarán solos. Ella lo llevó a su habitación y ahí ambos se entregaban al deseó, experimentado cada vez con sensaciones más placenteras, él la hizo conocer los matices del placer y ella de igual modo lo hacía disfrutar a él, así transcurrieron tres meses de encuentros sexuales entre ambos.
Ambos agitados en la cama después de alcanzar el clímax, ella dejándose caer en su pecho, y él acarició su melena negra y dijo:
-Annie ven conmigo, deja todo esto, se que tal vez este no sea amor, pero quiero estar contigo ven conmigo, me marcho en dos días.
Él sintió su pecho humedecerse, ella se incorporó, se levantó de la cama y se puso su bata.
-Vete por favor -pidió ella con lágrimas.
-¡Annie…!
-No, es mejor que te vayas.
-Pero Annie vamos, no sigas viviendo así de esta manera en esta mazmorra como tu le dijiste, allá afuera hay una vida que vivir, tu madre es una bruja no se como le puedes llamar madre a alguien que ha hecho esto de ti.
-Precisamente por eso, como pretendes que me vaya contigo, no valgo nada hice mucho daño a lo largo del los años y debo pagar, este es mi castigo por mi egoísmo y envidia.
-Creo que ya has pagado suficiente Annie, deja de castigarte, ¡diablos date una oportunidad! sé que yo tampoco soy la mejor persona, pero piensalo ven conmigo.
-No, no insistas -respondió llorando-. Ahora vete
Camino hacia el baño y se encerró, él ya no dijo nada solo se escucho la puerta cerrarse de la habitacion despues de unos minutos. Cuando ella salió observó en su pequeña cómoda una carta, la tomó entre sus brazos y la abrió.
Annie
Te escribo estas lineas por que por algun momento pense que tal vez tú aceptarías ir conmigo, en estos meses a tu lado he disfrutado tanto de tus caricias de tu piel de cada ricon tuyo que he explorado, es verdad tal vez esto no sea amor pero tal vez sea el inicio de algo si nos damos la oportunidad, los dos hemos cometido errores a lo largo de nuestras vidas pero hoy en medio de esta oscuridad en la que vivimos ya hemos pagado una factura muy alta al tiempo y a la oportunidad por nuestras elecciones, hoy estos dos mejores amigos se presentan nuevamente ante nosotros. Vamos Annie démosle una oportunidad a nuestras vidas, te has encerrado en el baño y no me dejaste decírtelo, por que cres que en estos tres meses yo he sido el único cliente, pague el precio por ti, acaso eso no te dice nada, y no solo eso tu madre lo acepto porque descubrí que ella no perdió toda la herencia de tu padre cómo te lo ha hecho creer todos estos años, Jane Britter está enferma, te ha vendido en su afán de satisfacerse ella misma mirando cada que un hombre te tomaba, es algo repulsivo, esa herencia es tuya y podrías pelearla, pero te pido deja todo y ven conmigo se que es ir rumbo a lo desconocido yo tambien tengo temores pero hoy la vida nos está dando una segunda oportunidad, por qué no tomarla, te espero en la estación de tren en dos días a las nueve de la mañana, cualquier decisión que tomes destruye esta carta no permitas que tu madre la vea, esperare por ti querida Annie.
Los dos días pasaron y ella en su corazón sabía la respuesta para Neal, leyó la carta varias veces antes de destruirla como él le dijera, el plazo se cumplia esa mañana y ella no había empacado nada, resonaban las palabras de Neal en la carta 《Annie démosle una oportunidad a nuestras vidas》 se levantó en un impulso corrió al armario se puso la primera cosa que vio tomó su bolso y sus papeles personales, corrió bajando la escalera y cuando estaba apunto de abrir la puerta su madre al pie de las escaleras en lo alto le dijo:
-Acaso crees que serás feliz, no vales nada como mujer eres una cualquiera crees que el te va amar estas soñando.
Annie dio la vuelta y la miró a lo alto ahí estaba la que durante años fue su verdugo.
-Tal vez tengas razón y no merezca ser amada y no llegue a serlo a lo largo de mi vida, pero no pienso seguir a tu lado me voy.
-No puedes si lo haces divulgare todo
-No lo harás Jane Britter, si lo haces, regresare a pelear mi herencia y todo lo que me pertenece creo que por tu bien será mejor que te quedes cayada pues si hablas no solo destapamos todo lo que he hecho yo, sino lo repulsivo y asqueroso de tu placer por obligarme y mirar; aqui la que saldría perdiendo mas eres tu, sabes que puedo reclamar mi herencia pero no lo haré disfruta de ella para mi es una maldicion.
-¡Eres una maldita mal agradecida!
-No te equivocas, siempre recordaré a mi padre el me amo verdaderamente la prueba está en que esa herencia la dejo para mi, tu eres la maldición de los Britter, por eso entiendo por que Dios o la vida te quitó a tu verdadera hija quien sabe que vida le hubiera tocado a tu lado.
Janet no respondió más y Annie solo salió corriendo tomó el primer carro de Alquiler que paso.
-¡Aprisa por favor! señor debo llegar a las nueve oh el tren me dejara.
-Tranquila señorita estoy haciendo todo lo posible.
Annie descendió del carro aprisa eran las nueve diez de la mañana, llegó diez minutos tarde vio alejarse el tren en el andén y lagrimas empezaron a rodar por su cara.
-¡Oh Neal! -sollozaba-. Creo que mi oportunidad de hacer mi vida algo mejor se ha ido, no se si te amo, pero quería estar a tu lado.
Una mano la tomó por el hombro haciendo que volteara
-Aqui estoy, te cite a las nueve, pero nos vamos en el tren de mediodía me alegra tanto que estés aquí, sé que no te arrepentiras.
Ella solo lo abrazo y se aferró a él, de igual modo lo hizo él acariciando su cabello y besándola.
Ambos llegaban al puerto de New york.
-¿A dónde vamos?
-Vamos a Londres hace varios años vivo ahi, y se que alguien de ojos verdes será muy feliz de verte.
-¡pero yo…!
-Annie nadie sabe ni lo sabrá, tu madre es inteligente no hablara y en Londres nadie te conoce no volveras a America, si tu lo quieres a partir de hoy eres la señora Legan, no te prometo un mundo lleno de felicidad pero sí un lugar mejor donde vivir, el tener un hogar y un hombre que te entiende y no te juzgara pues yo mismo conozco lo que se paga por las malas decisiones, aceptas.
-Si, si acepto.
Ambos parados en la cubierta del barco tomados de la manos miraban alejarse el puerto de New York, a partir de ese dia tomaban la segunda oportunidad que les presentará el sendero que se llama vida.
fin.
Última edición por Saadesa el Miér Jul 03, 2019 3:32 pm, editado 2 veces