Hola chicas este escrito es la segunda parte de un mini fanfic que hice con anterioridad, esta dividida en 2 partes, esta es la primera parte espero les agrade.
PRIMERA PARTE
Ya ha pasado mas de un año desde que el Dr. Michael llegó de la guerra y comenzó a trabajar en el hospital Santa Juana. El joven médico se sentía muy cómodo con su nuevo trabajo, en consulta, en operación o emergencias; el sentía que su vida transcurría de forma tranquila en comparación de lo vivido en la guerra.
Trabajar con Candy era alentador, ya que con su linda sonrisa podía alegrar el día de cualquier persona o paciente, incluso el del joven médico. El Dr. Lenard le había devuelto su puesto, eso le complacia interiormente al Dr. Lenard ya que Candy era una excelente enfermera, además de haber recibido entrenamiento quirúrgico, eso la hacía un elemento indispensable y podía asistir en cualquier cirugía.
En poco tiempo el Hospital Santa Juana era uno de los hospitales mas concurridos de Chicago. El Dr. Michael y Candy eran una mancuerna espectacular. Todos los compañeros notaban la química y la familiaridad con la que se hablaban, empezaba a haber especulaciones y rumores sobre ellos, pero nunca notaron nada fuera de lugar.
Ya era costumbre que el joven médico y Candy salieran a cenar después de un duro día de trabajo o una cirugía exitosa. Esa noche Michael quería invitarla a un lugar diferente, sería una grata sorpresa así que sólo le comentó que la llevaría a un oído lugar.
Esa noche candy lucía un hermoso y sencillo vestido un poco largo color palo de rosa, tenía unos ligeros bordados estilo rococó y mangas largas. Su peinado era una media coleta con algunas florecillas que la adoranaban, eso le hacía lucir dulce y muy hermosa. El joven Michael llevó a Candy a un lindo restaurante cerca de la ciudad con una amplia pista de baile, cuando Candy la vio se animó mucho y dibujó una hermosa sonrisa que hacía que el corazón de Michael se estremeciera.
- ¿Te agrada el lugar Candy? - preguntó el joven médico.
- Es realmente encantador. - dijo Candy mirándolo a los ojos muy feliz y complacida.
Una mesera se acercó a ellos y los dirigió a su mesa, poco tiempo después les tomó la orden y les trajo unas bebidas refrescantes.
- Es música en vivo, eso esagradable. - dijo Candy observando la gran pista.
Los músicos tocaban piezas un poco movidas, varias parejas se dirigían a la pista para bailar y divertirse.
- ¿Quieres bailar Candy? -dijo el médico extendiéndose su mano y agregó - Además tengo entendido que eres una bailarina excelente.
- Tú también eres excelente bailando. - dijo Candy tomando su mano y dirigiéndose a la pista.
- No mas que tú linda. -le respondió cortésmente el joven.
Bailaron viarias piezas movidas, Candy se divertía mucho y reía con las ocurrencias de joven médico.
- Nunca me había divertido tanto desde... -Candy calló, sintiendo una ligera punzada en su pecho al recordar el pasado. Michael notó el cambio en su rostro.
-No quiero verte triste, sonrieme Candy. - dijo el médico tomando ligeramente su rostro; Candy se sonrojó por la accion.
- Gracias Michael, tu siempre tan gentil conmigo. - dijo Candy posando su mano sobre la mano que sostenía su rostro.
Otra melodía empezó a tocar, más lenta, Michael acercó un poco más a Candy tomando la por la cintura y ella correspondió posando su mano en el hombro. El joven médico la miraba con intensidad y Candy se sentía confundida. ¿ Qué estaba sintiendo? Se preguntaba Candy en su interior.
La melodía era suave, el joven médico se sentía extaciado con la presencia de Candy. ¿Sería el momento de decile todo lo que ella lo hacía sentir? Meditaba Michael.
En un giro el rostro de él quedó muy cerca del de ella, se podía sentir el aliento de ambos. Por un impulso él no pudo resistirse más y posó sus labios con los de la rubia, dándole un tierno beso. En ese momento Candy no supo por que pero ella correspondió lentamente ese beso que aunque un poco casto los hizo sentir nuevas sensaciones.
- Candy yo, yo no ... - dijo Michael sin dejar de mirarla, sin soltarla. - Quiero que sepas lo que siento por ti. - agregó él.
- Es que yo, ... - dijo Candy, pero él puso su dedo índice sobre sus labios y prosiguió.
- Me gustas Candy, me gustas mucho y desde hace tiempo. No se como pero te has metido muy dentro de mi corazón. Me encanta tu mirada llena de vida, tu sonrisa que alegra los corazones de las personas, tu sentido del deber y esa calidad humana que te caracteriza. Te amo Candy y si tu quisieras yo podría hacerte feliz, dame la oportunidad de hacerte feliz.
Candy no sabía que pensar, sospechaba que Michael tenía sentimientos hacia ella pero, ¿Que decir? ¿Que contestar?
¿Sería él la persona que la haría feliz? Cuando se separó de Terry ella prometió ser feliz, así como ella quería que Terry fuera feliz y que continuara con su vida. Entonces ella también debía ser feliz con un hombre que la comprenda, con el que compartiera su vida, sus sueños.
- Michael yo quisiera que me dejes pensar, yo te quiero pero necesito aclarar mi corazón y mis pensamientos. - dijo Candy atando de verlo directamente a los ojos.
-No quiero presionarte Candy, tómate todo el tiempo que quieras, yo sabré esperar tu decisión. - dijo Michael besando el dorso de su mano.
La noche siguió su curso, Michael acompañó a Candy a su pequeño departamento, despidiéndose y agradeciendole que salieran juntos a cenar y a divertirse; estaba por darse la vuelta para coger su auto cuando sintió un ligero agarre sobre su brazo, al instante volteó y Candy no supo en ese momento por que pero lo beso en los labios, la sensación era nueva, y algo excitante.
- Gracias Michael por esta bella velada, y prometo darte una respuesta lo más pronto posible. Acto seguido se giro y entró en su departamento.
Michael no pudo reaccionar ante el atrevimiento de la hermosa rubia, pero su corazón se aceleró a mil; si, Candy le gustaba y mucho, no lo podía negar.
Por otro lado Candy no supo el por que de su reacción, pero se sintió feliz al comprender que empezaba a superar su pasado, que podría corresponderse a joven médico. ¿ Cuántas veces creyó que nunca volvería a querer a otra persona ? Ahora ella misma se daba la oportunidad de amar de nuevo.
Al día siguen te Candy se presentó en el hospital muy temprano ya que tendría una operación a lado de Michael, era algo delicado.
- Buenos días Candy. - dijo Michael.
- Buenos días doctor. - respondió Candy con su linda sonrisa.
- Luces hermosa. - dijo Michael haciendo que la joven se sonrojara.
- Jóvenes, listos para la cirugía. -se escuchó una voz conocida para ambos.
- Claro que si Dr. Lenard. - dijeron al unisono
- Bien, el paciente ya está listo en la sala de operaciones.
Ambos se dirigieron a la sala, la cirugía transcurrió sin problemas. En momentos Candy observaba al joven médico, tan serio y dedicado a su deber. Definitivamente era un gran hombre, pensaba Candy sin dejar de admitirlo, era atractivo, alto, con su cabello castaño claro, ojos grises y brillantes sobretodo cuando la miraba. Nunca antes se había fijado en otro hombre que no fuera Terry, pero ahora cada uno seguía su camino, Terry estaba con Susana y pronto se casarian; y ella empezaba a rehacer su vida.
La cirugía terminó, Candy se dirigió a la cafetería para almorzar cuando de repente sintió una mano tocándose el hombro.
- ¡Hola Albert! - dijo Candy emocionada.
- ¡Hola pequeña! -respondió Albert.
CONTINUARÁ...
PRIMERA PARTE
Ya ha pasado mas de un año desde que el Dr. Michael llegó de la guerra y comenzó a trabajar en el hospital Santa Juana. El joven médico se sentía muy cómodo con su nuevo trabajo, en consulta, en operación o emergencias; el sentía que su vida transcurría de forma tranquila en comparación de lo vivido en la guerra.
Trabajar con Candy era alentador, ya que con su linda sonrisa podía alegrar el día de cualquier persona o paciente, incluso el del joven médico. El Dr. Lenard le había devuelto su puesto, eso le complacia interiormente al Dr. Lenard ya que Candy era una excelente enfermera, además de haber recibido entrenamiento quirúrgico, eso la hacía un elemento indispensable y podía asistir en cualquier cirugía.
En poco tiempo el Hospital Santa Juana era uno de los hospitales mas concurridos de Chicago. El Dr. Michael y Candy eran una mancuerna espectacular. Todos los compañeros notaban la química y la familiaridad con la que se hablaban, empezaba a haber especulaciones y rumores sobre ellos, pero nunca notaron nada fuera de lugar.
Ya era costumbre que el joven médico y Candy salieran a cenar después de un duro día de trabajo o una cirugía exitosa. Esa noche Michael quería invitarla a un lugar diferente, sería una grata sorpresa así que sólo le comentó que la llevaría a un oído lugar.
Esa noche candy lucía un hermoso y sencillo vestido un poco largo color palo de rosa, tenía unos ligeros bordados estilo rococó y mangas largas. Su peinado era una media coleta con algunas florecillas que la adoranaban, eso le hacía lucir dulce y muy hermosa. El joven Michael llevó a Candy a un lindo restaurante cerca de la ciudad con una amplia pista de baile, cuando Candy la vio se animó mucho y dibujó una hermosa sonrisa que hacía que el corazón de Michael se estremeciera.
- ¿Te agrada el lugar Candy? - preguntó el joven médico.
- Es realmente encantador. - dijo Candy mirándolo a los ojos muy feliz y complacida.
Una mesera se acercó a ellos y los dirigió a su mesa, poco tiempo después les tomó la orden y les trajo unas bebidas refrescantes.
- Es música en vivo, eso esagradable. - dijo Candy observando la gran pista.
Los músicos tocaban piezas un poco movidas, varias parejas se dirigían a la pista para bailar y divertirse.
- ¿Quieres bailar Candy? -dijo el médico extendiéndose su mano y agregó - Además tengo entendido que eres una bailarina excelente.
- Tú también eres excelente bailando. - dijo Candy tomando su mano y dirigiéndose a la pista.
- No mas que tú linda. -le respondió cortésmente el joven.
Bailaron viarias piezas movidas, Candy se divertía mucho y reía con las ocurrencias de joven médico.
- Nunca me había divertido tanto desde... -Candy calló, sintiendo una ligera punzada en su pecho al recordar el pasado. Michael notó el cambio en su rostro.
-No quiero verte triste, sonrieme Candy. - dijo el médico tomando ligeramente su rostro; Candy se sonrojó por la accion.
- Gracias Michael, tu siempre tan gentil conmigo. - dijo Candy posando su mano sobre la mano que sostenía su rostro.
Otra melodía empezó a tocar, más lenta, Michael acercó un poco más a Candy tomando la por la cintura y ella correspondió posando su mano en el hombro. El joven médico la miraba con intensidad y Candy se sentía confundida. ¿ Qué estaba sintiendo? Se preguntaba Candy en su interior.
La melodía era suave, el joven médico se sentía extaciado con la presencia de Candy. ¿Sería el momento de decile todo lo que ella lo hacía sentir? Meditaba Michael.
En un giro el rostro de él quedó muy cerca del de ella, se podía sentir el aliento de ambos. Por un impulso él no pudo resistirse más y posó sus labios con los de la rubia, dándole un tierno beso. En ese momento Candy no supo por que pero ella correspondió lentamente ese beso que aunque un poco casto los hizo sentir nuevas sensaciones.
- Candy yo, yo no ... - dijo Michael sin dejar de mirarla, sin soltarla. - Quiero que sepas lo que siento por ti. - agregó él.
- Es que yo, ... - dijo Candy, pero él puso su dedo índice sobre sus labios y prosiguió.
- Me gustas Candy, me gustas mucho y desde hace tiempo. No se como pero te has metido muy dentro de mi corazón. Me encanta tu mirada llena de vida, tu sonrisa que alegra los corazones de las personas, tu sentido del deber y esa calidad humana que te caracteriza. Te amo Candy y si tu quisieras yo podría hacerte feliz, dame la oportunidad de hacerte feliz.
Candy no sabía que pensar, sospechaba que Michael tenía sentimientos hacia ella pero, ¿Que decir? ¿Que contestar?
¿Sería él la persona que la haría feliz? Cuando se separó de Terry ella prometió ser feliz, así como ella quería que Terry fuera feliz y que continuara con su vida. Entonces ella también debía ser feliz con un hombre que la comprenda, con el que compartiera su vida, sus sueños.
- Michael yo quisiera que me dejes pensar, yo te quiero pero necesito aclarar mi corazón y mis pensamientos. - dijo Candy atando de verlo directamente a los ojos.
-No quiero presionarte Candy, tómate todo el tiempo que quieras, yo sabré esperar tu decisión. - dijo Michael besando el dorso de su mano.
La noche siguió su curso, Michael acompañó a Candy a su pequeño departamento, despidiéndose y agradeciendole que salieran juntos a cenar y a divertirse; estaba por darse la vuelta para coger su auto cuando sintió un ligero agarre sobre su brazo, al instante volteó y Candy no supo en ese momento por que pero lo beso en los labios, la sensación era nueva, y algo excitante.
- Gracias Michael por esta bella velada, y prometo darte una respuesta lo más pronto posible. Acto seguido se giro y entró en su departamento.
Michael no pudo reaccionar ante el atrevimiento de la hermosa rubia, pero su corazón se aceleró a mil; si, Candy le gustaba y mucho, no lo podía negar.
Por otro lado Candy no supo el por que de su reacción, pero se sintió feliz al comprender que empezaba a superar su pasado, que podría corresponderse a joven médico. ¿ Cuántas veces creyó que nunca volvería a querer a otra persona ? Ahora ella misma se daba la oportunidad de amar de nuevo.
Al día siguen te Candy se presentó en el hospital muy temprano ya que tendría una operación a lado de Michael, era algo delicado.
- Buenos días Candy. - dijo Michael.
- Buenos días doctor. - respondió Candy con su linda sonrisa.
- Luces hermosa. - dijo Michael haciendo que la joven se sonrojara.
- Jóvenes, listos para la cirugía. -se escuchó una voz conocida para ambos.
- Claro que si Dr. Lenard. - dijeron al unisono
- Bien, el paciente ya está listo en la sala de operaciones.
Ambos se dirigieron a la sala, la cirugía transcurrió sin problemas. En momentos Candy observaba al joven médico, tan serio y dedicado a su deber. Definitivamente era un gran hombre, pensaba Candy sin dejar de admitirlo, era atractivo, alto, con su cabello castaño claro, ojos grises y brillantes sobretodo cuando la miraba. Nunca antes se había fijado en otro hombre que no fuera Terry, pero ahora cada uno seguía su camino, Terry estaba con Susana y pronto se casarian; y ella empezaba a rehacer su vida.
La cirugía terminó, Candy se dirigió a la cafetería para almorzar cuando de repente sintió una mano tocándose el hombro.
- ¡Hola Albert! - dijo Candy emocionada.
- ¡Hola pequeña! -respondió Albert.
CONTINUARÁ...