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REFLEXIONES ERRADAS
POR YURIKO YOKINAWA
POR YURIKO YOKINAWA
Estoy adolorido, la paliza que me propinaron esos tipos no se compara con la nueva humillación que acabo de tener por esa huérfana de establo, esa chiquilla que desde siempre me ha puesto en su lugar y a la que nunca he podido atemorizar, a la que ha sido salvada por Antony, Terence, el vagabundo y por el mismo doctor Michael, ¿Qué tiene que todos han caído a sus pies?
Camino con mis manos entre las bolsas de mi pantalón mientras pienso por qué me ha salvado de esos tipejos, ¿Qué persona en sus cinco sentidos se mete en un asalto? Solo Candy lo haría, ¿será que ya se olvidó de Granchester? Existe esa posibilidad, desde la nota periodística de su compromiso con esa actriz de quinta y de su desaparición de los escenarios ella se ha vuelto más taciturna, pero con deseos de continuar con su vida… ya vio que no tenía futuro con él, no va a ser duque, menos actor, ahora es un don nadie del cual no se sabe de su ubicación. ¡mmm! Tonta no es.
Quisiera entenderla, no me explico el porqué de su buen corazón, Elisa y yo le hemos hecho muchas travesuras, primero porque éramos niños y no podíamos tolerar que alguien más nos quitara la atención de nuestros padres, pero ahora de grandes, ¿Cuál es la razón? El motivo de Elisa es porque ella le ha robado el amor de Antony y Terry… Pero en mi caso, ¿cuál es? Le he seguido el juego a mi hermana para seguirle haciendo la vida imposible, pero ya no me causa satisfacción hacerlo, al contrario, no le veo sentido, siento la necesidad de protegerla hasta de Elisa, de mí, de todos.
Ella debe tener algo de maldad en su interior, no me queda duda que es una interesada, ha ganado la simpatía hasta del mismo tío abuelo William y eso que nadie lo ha visto y no creo que la huérfana lo conozca. Él le ha perdonado la muerte de Antony, regresarse al orfanato, sus escapadas de niña cuando le daba por irse río abajo cuando le hacíamos maldades, escaparse del colegio para ir detrás del actorcete, estudiar enfermería, renunciar al apellido Ardlay, vivir con un vagabundo sin importarle que mancha el prestigioso apellido, ir sola a Nueva York y regresar desmayada y enferma… La tía abuela no podía controlar su furia cuando le hablaron de la estación de trenes para que fueran a recogerla, definitivamente, ella nos ha llenado de vergüenza y, aun así, el tío abuelo no la ha repudiado.
Si me pongo a reflexionar la situación del tío, imagino que tanto le dedicó a las empresas que no le dio tiempo de casarse, tener un heredero y de convivir incluso con su propia familia, como quien dice, Candy es la única y legítima heredera, tan viejo ha de estar que está asegurando con ella su patrimonio, ¿acaso no se ha dado cuenta qué clase de persona es? Es capaz de donar lo que por derecho nos corresponde, puede casarse con un don nadie, con el vagabundo… ¡och!, nada mas de imaginarlo me causa repulsión. Todo pasaría a manos del que sería su esposo. Esos sería el fin de la familia y sin ser dramático podría ser la muerte de la misma tía abuela, eso jamás se lo perdonaría.
Llego a casa hastiado, considero que he caminado demasiado, tan fácil que era tomar un carruaje y pedirle dinero a Elisa o a algún mozo para que pagara el viaje, pero mi orgullo me lo impide, un Leagan asaltado, no poder defenderse y todavía omitir que esa chiquilla se interpuso evitando que el asunto terminara a mayores, eso sí que no. Entro a la residencia de manera cautelosa, me quito los zapatos para que mi madre y hermana no me vean llegar en estas condiciones.
Llego a mi recámara, me siento aliviado, suspiro, tomo una bata y me dirijo al cuarto de baño para hacer un recuento de los daños, me quito la ropa poco a poco frente al espejo, conforme voy viendo como empieza a tomar color los moretones en mi costilla y en mi pómulo derecho, observo mi mano que fue vendada con el pañuelo de Candy, recordar la escena en que ella se enfrentó a los maleantes me ha causado una erección, cierro mis ojos e imagino que así como es una salvaje antes que una dama debe ser fuego y pasión en la cama. Ella ha tomado la iniciativa, me besa ardientemente, me acaricia sin piedad y compasión. Antes de poder hacerla mía mi cuerpo explota en una marejada de éxtasis insaciable.
Llevo varias semanas en casa, esperé recuperarme de mis heridas y a su vez aproveché para pensar en todo lo que me ha estado sucediendo, la huérfana se niega en abandonar mi cuerpo y yo, yo no quiero que se vaya, la quiero a mi lado, no me importa su oscuro pasado, le daré mi apellido, aprenderá amarme, tendrá un lugar en mi corazón, en la sociedad y un futuro con mucha prosperidad, tendremos muchos hijos, irán a los mejores colegios y serán dignos de ser unos Leagan. Mi decisión está tomada, la convertiré en mi esposa y como si matara dos pájaros de un solo tiro salvaré a los Ardlay de una eminente ruina.
Candy es una chica inteligente, no podrá negarse a mis encantos y a mi posición social, con su historial no pasará de ser la dama de una sola noche. Sus posibilidades se agotan, si es tan interesada como pienso, no dudará en aceptarme y casarse conmigo lo más pronto posible, soy un gran prospecto y cualquier chica muere por estar conmigo, aunque sea por un rato, por tener una cita, incluso para recibir un poco de amor. Tendré que averiguar un poco más de ella, donde trabaja, en donde vive, por donde camina, qué hace en sus ratos libres, qué le gusta… creo que es demasiado, no necesito hacer todo eso, ¿qué más le puede pedir ella a la vida si tiene mala reputación? ¡Vamos Neal! Intenta cortejarla tantito, que sienta que es tomada en cuenta para el matrimonio, que es lo mejor que le ha pasado en su fatídica vida.
La espero en la salida del hospital, no me ha sido difícil saber sus turnos y horarios, me escondo detrás de un pilar con un ramo de rosas, me siento un poco nervioso, miro constantemente mi reloj, zapateo el piso con mi pie derecho, me asomo, la veo salir con dos de sus compañeras, toman el sentido contrario del camino que toma Candy, cuando veo su sombra acercarse salgo de improviso de mi escondite, ella grita de muerte, la he espantado y se le ha caído el bolso, no puedo evitar carcajearme de recordar su rostro y el salto que dio en cuanto salí. Lentamente se agacha, toma su bolso y me mira estupefacta, de pronto, se une a mi risa, pone su mano a la cabeza haciendo negaciones. Cruza su bolso y me pregunta si iba a una cita médica. No sé por qué me hace una pregunta tonta, ella sabe que nosotros tenemos un médico de cabecera.
En lugar de responderle estiro mis brazos con las rosas, pongo una mirada y una sonrisa cínica de insuficiencia, se le ha borrado la sonrisa, pone cara de duda e de incertidumbre, da dos pasos atrás y me pregunta qué significa todo eso. –“¿A caso no es claro que éstas hermosas rosas rojas son para ti?”- Le digo dándome la mayor importancia del mundo para que se sienta halagada con mi regalo, por supuesto que debe de sentirse así, es la primera vez que le regalo flores a una chica. Ha cambiado nuevamente su semblante, ahora es de enojo, me acerco para que tome mi presente y manotea rechazando el obsequio. Le pido que lo acepte, como agradecimiento de haberme salvado de los ladrones, ahora me mira con incredulidad, no cree en mis palabras, sabe que todo tiene un trasfondo.
-¿Candy, sabes cuántas chicas desearían que yo les reglara, aunque sea una rosa? Deberías sentirte afortunada que alguien como yo te mire y te haga un presente como este. ¿Quién te puede querer a sabiendas de tus orígenes, de tu vida y de la mala imagen que has creado ante nuestra familia y amistades?, hasta Granchester te ha dejado- ¡Plaf!, Ella me ha cacheteado, se siente ofendida, se le ha cristalizado la mirada, su ceño fruncido me indica que también está enojada, toma el ramo de rosas, lo tira, pisotea y me dice enfadada: “Estoy orgullosa de mis orígenes, no lo cambiaría por nada del mundo, mi vida, no es de tu incumbencia y de mis acciones, menos, en cuanto a Terry, no tengo por qué darte explicaciones de sus procederes”. Levanta su rostro pecoso haciendo resaltar su nariz y pasa a mi lado golpeando su hombro con mi brazo.
¡Qué carácter!, me digo para mí mismo. Lo dicho, toda una salvaje. Ni usando los mejores vestidos la convierte en una dama, creo que tengo un reto muy grande para transformarla y poderla lucir a futuro. Levanto las rosas y las deposito en el primer contenedor de basura que encuentro, me subo a mi auto y me dirijo a una de las tantas villas que tiene mi familia para pensar un rato sobre lo que debo hacer más adelante.
Llego a la hora de la cena, toda mi familia se encuentra reunida en la mesa, los saludo como es la costumbre y me dirijo a mi lugar asignado. Al parecer dejarán postergada la conversación que tenían hace unos instantes, mi hermana me dirige unas palabras y me pregunta en dónde he estado en las últimas tres semanas, mis padres me dirigen sus miradas, le respondo que estoy viendo las licenciaturas para estudiar una carrera universitaria. Poco faltó para que Elisa escupiera su sopa, mi madre sonríe orgullosa y mi padre con toda y parquedad me dice que en una hora después de cenar me dirija a su estudio.
Pasado ese tiempo salgo de mi recámara, voy al despacho de mi padre, me pregunto qué querrá, ahora sí me he portado bien, he decidido sentar cabeza, ser responsable de mis actos y forjarme un futuro en las empresas Leagan. Toco la puerta de fina caoba de manera pausada, mi padre me da entrada y me pide que tome asiento, me ofrece un vaso con whisky, acepto sin dudar. Regresa a su lugar, le da un sorbo a su bebida y me dice que se siente orgulloso por la decisión que he tomado… Me recuerda que yo me haré cargo de las empresas, sugiere que estudie administración de empresas o economía y me explica la importancia que tienen esas carreras para el crecimiento del negocio familiar.
-Un proyecto que nos permitirá expandirnos incluso hasta en el extranjero, los hoteles resort contarán con todo el lujo, la comodidad, servicio y tecnología… Para cuando eso se concrete tú ya habrás terminado la universidad para que tomes posesión de la administración de la zona hotelera, el cual, iniciaremos en el estado de Florida. Recuerda que es importante que le pongas empeño a tus estudios para que nuestro patrimonio no se vea afectado por los malos manejos y decisiones.-
-Padre, puedes confiar plenamente en mí, he sido honesto al decir que voy a estudiar y desde hoy te hago la promesa que seré el mejor empresario en la industria hotelera que pueda haber en los Estados Unidos.- Me levanto, pongo mi vaso vacío en el escritorio y voy hacia con mi padre para cerrar la promesa recién hecha con un abrazo.
Me siento muy feliz, entusiasta, la vida me está favoreciendo considerablemente, solo falta que me acepte Candy, por lo sucedido el día de hoy, infiero que se hará del rogar, típico de las chicas, espero tener la paciencia suficiente para esperarla, si no, tendré que utilizar el último de mis recursos y sé que ese no fallará, ella es una chica interesada y mostrarle parte de lo que significa ser un Leagan le vislumbrará.
En estas siete últimas semanas he comprado rosas, las he enviado a su trabajo, chocolates, joyas… parece que disfruta hacerme sufrir y de ponerme en ridículo delante de sus compañeras y por quienes pasan, ya me estoy hartando, no he encontrado ni siquiera un atisbo de esperanza, incluso ella parece que también ya se hartó de mis galanteos, ya ni siquiera se toma la molestia de hacerme una grosería, simplemente se va de largo, ¿será que no quiere demostrar sus sentimientos hacia a mí? Utilizaré el penúltimo de mis recursos, ese nunca falla.
Decidí dejar de frecuentarla toda una semana, mientras, sigo preparándome en mis estudios, debo ser el mejor en la clase. Elisa ha estado haciéndome compañía, como si quisiera introducirse hasta en el más íntimo de mis pensamientos, no deja de observarme, parece como si estuviera tramando algo, finge estar leyendo mientras se abanica glamorosamente, su sonrisa perversa me confirma que no estoy mal en mi deducción, es mi hermana y la conozco bien. Me levanto del escritorio y me dirijo hacia donde ella está y le pregunto: -“¿Ahora qué tramas hermanita?”- Solo se ríe, y cuando termina me contesta: -“Si no te conociera diría que estás enamorado y si me contarán que Neal Leagan ha querido sentar cabeza y estudiar la universidad no lo creería. Dime, ¿quién es la afortunada?”- Me he quedado en silencio y salgo inmediatamente de la biblioteca de la mansión.
No puedo confiarle mis sentimientos a Elisa y mucho menos a mis padres o a la tía abuela Elroy, sé que no lo aceptarían, pero para un listo, listo y medio, ya tengo todo resuelto. Ellos aceptarán nuestro enlace matrimonial. Cuando estemos casados viviremos en la mansión Leagan en lo que termino mis estudios y después que culmine nos dirigiremos a Florida para tomar posesión de la presidencia de los hoteles y seremos felices.
Espero otra semana más, me he esmerado en mi arreglo personal, intento quitar unas motitas de polvo a mi auto último modelo, empiezo a divagar mentalmente todo lo que haría con ella en este coche, iré a buscarla al hospital, no se negará a subir en esta belleza, la pasearé, le invitaré unos helados, le hablaré de… -“¡Neal, Neal!, estoy muy feliz en que tú quieras salir a pasear conmigo, Elisa me dijo que tú deseabas invitarme el día de hoy, ¿A dónde vas a llevarme?”- Ella sube al auto, ni tiempo me dio en negar lo dicho por mi hermana, tan sorprendido estaba que lo primero que le dije fue que yo no había dicho semejante cosa, su rápida respuesta en decir que no le importaba a donde le llevara y el haber cerrado la puerta no me dejó opción que irme con ella.
Parece guacamaya, no ha dejado de hablar y hablar, llevamos rato dando vueltas, hago tiempo para regresarla a su casa y así buscar a Candy. De pronto, la veo de frente con una maleta y la misma bolsa de mano, se me ha ocurrido una magnífica idea, le voy a demostrar que soy un verdadero conquistador para que se sienta celosa de mí. Freno de golpe, me acerco al asiento del copiloto, abrazo a mi acompañante y le grito: -“¡Hey Candy!, Daisy y yo nos vamos a dar a un paseo, ¿No es eso bueno querida?- Daisy responde que sí.
He conseguido ponerla celosa, el semblante de Candy se torna furiosa, pronuncia mi nombre, me hago el interesante y le pregunto cuando se acerca al vehículo: -“Qué quieres conmigo Candy?” Bien soberbio me siento ante su reacción amorosa y mi ego se desvanece cuando veo que golpea el cofre del coche gritando que era un reptil, y que había renunciado al hospital tal como yo lo había deseado, muy digna se da la vuelta y se va.
Me bajo de mi último modelo para ver la abolladura mientras Daisy me pregunta quien era ella, dándome su opinión acerca de su mala educación y que era evidente que estaba celosa porque estaba con ella, acepto con agrado lo dicho y le confirmo que ella siempre ha estado atrás de Mí. Mentalmente hago un recuento de los acontecimientos y capto el momento en que me dice que renunció al hospital. Me he quedado en shock, debo saber qué pasó reamente y creo que esto tiene nombre y apellido, le pido a Daisy que se baje argumentando que tengo cosas más importantes por hacer. Se enojó, no le queda de otra más que contentarse después.
Elisa sale a la terraza a las grandes carcajadas celebrando el despido de Candy, ha aceptado que ella tuvo algo que ver en lo sucedido recordando que también era mi deseo: “Que se fuera de Chicago, hacerle la vida imposible a esa huérfana que no nos da la paz ni nos permite ser felices”. ¿Eso es lo que realmente quiero? Elisa se queda esperando mi respuesta a su pregunta, me ve con el semblante desencajado cargado de enojo, mis manos crispadas. Su mirada y sonrisa malvada me indica que ella no se detendrá hasta lograrlo. Debo permanecer alerta y cuidar cada paso que dé mi querida hermana. Como el cobarde que soy, me quedo callado y me voy a mi recámara a pulir mi última carta para que Candy me acepte.
El tiempo es el mejor aliado para cualquiera que tiene que esperar algo que deseas, con calma y sin presiones, este plan no me puede fallar, llevo meses arreglando este encuentro. Después del coraje de saber que mi madre y Elisa tuvieron que ver con el despido de Candy en el hospital Santa Juana y de todos los hospitales de Chicago, de amenazarlas de irme a la guerra en caso de que no me permitan casarme con ella, permanezco en casa para tranquilizar los ánimos y no me vean como un loco desesperado por esa mujer. Elisa no hace más que inyectar su veneno en contra de ella, presiento que se siente celosa, intenta hacerme cambiar de opinión.
Mi padre ha regresado de uno de sus tantos viajes, me ha mandado a llamar, pregunta por mí, sobre los estudios, hablamos de negocios y, por último, de las novedades que mi madre le ha dado sobre mí. No lo puedo negar y admito que estoy enamorado de la huérfana de establo, ni yo mismo sé en qué momento sucedió, pero que mis intenciones son sinceras, no le cuento el trasfondo de todo esto, pero al final de cuentas amo a esa rubia de ojos verdes. Mi padre me escucha mientras fuma su puro, dice que respetará mi decisión siempre y cuando no abandone los estudios ni el proyecto de los hoteles resort en Florida. Queda complacido ante mi respuesta, solo falta la tía abuela, el cual, creo que ya debe estar enterada, y si no, lo sabrá más adelante y si no lo aprueba, me aprovecharé de su vulnerabilidad que tiene sobre la muerte de Stear y la chantajearé con irme a la guerra también.
No he sabido nada de Candy, está de más de preguntar en cualquier hospital, sé que no labora en uno de esos lugares, he mandado a uno de los criados a seguirla desde su casa hasta saber de su paradero. Todavía sigue viviendo con el vagabundo, hay ocasiones que salen juntos rumbo a sus trabajos y luego toman caminos diferentes, los resultados de la investigación me ha dejado sorprendido, está en una clínica para mascotas y todo lo que se mueva, ¿quién puede ir solicitar servicio en esa clínica feliz? No es más que una simple pocilga para curar indigentes y su doctor no es más que un alcohólico que a veces y se puede mantener en pie. Hasta donde ha llegado esa mujercita, al menos tiene razón al decir que no se dejará vencer por mí ni por un Leagan. Es hora de llevar a cabo mis planes.
-¡Otra humillación Candy! ¡No te lo voy a perdonar! ¡Pronto sabrás de mí!-, Le grito todo encolerizado mientras limpio un hilo de sangre que corre por mis labios en lo que ella escapa por la puerta victoriosa luego de convertirme en un hazme reír de mis sentimientos, se ha burlado y me ha comparado con ese actorcete, incluso me ha recordado que me odia. Candy, te he confesado mi amor hacia a ti, te he abierto mi corazón, te he dicho que te amo y ¿tú que hiciste? Te reíste, te ofrecí mi nombre, apellido, una posición y me hiciste sentir menos porque eres una Ardlay independiente que no necesita del apellido para vivir. Qué pensamiento tan pobre Candy, toda una feminista mal vista por la sociedad, te dije que limpiaría tu nombre… ¡No sabes cuánto te amo!
Me dejo caer en el suelo, y empiezo a llorar de dolor, no por el golpe bajo ni por el derechazo que me dio, ¡NO!, por vez primera hago las cosas bien, he hecho planes para ofrecer un futuro digno de ella, ni siquiera le ha dado la oportunidad de conocer al nuevo Neal, a quien la amará incondicionalmente, al que le pondría el mundo a sus pies si así lo desea, a quien se enfrentaría incluso a su propia familia si fuera necesario. -¡”CANDYYY”!- Grito desgarradoramente -Yo te amooo- esas tres últimas palabras lo digo en voz baja desconsoladamente mientras mis lágrimas siguen corriendo sin consideración.
Te traje a este lugar porque es mi santuario cuando quiero escapar de mis obligaciones y ahora se ha convertido en mi centro de estudios, aquí preparo mis notas para ingresar a la universidad, quise explicártelo, pero me reclamaste el haberte traído aquí bajo engaños. Debo reconocer que me pasé, pero no había otra alternativa, no hubieras venido por voluntad propia, y el nombre de Terry fue la carnada. -¿Hasta dónde llegaste con el duquesito?- Me acerqué a ella sin apartarle la mirada, acechándola como un depredador a su presa, ella palideció. -En Escocia estuviste con él, Elisa nos contó después de regresar de su castillo en la forma comprometedora en que los encontró- La tomo violentamente de los brazos e iba a besarla, ella puso resistencia a pesar de tenerla sometida y en un descuido me golpeó en la entrepierna haciendo que la soltara y así golpearme el rostro, vi tus lágrimas y con lo que te quedaba de dignidad me dijiste que él era todo un caballero. Quise mediar la situación y te dije que te amaba, solo te reíste y expresaste que alguien como yo no sabe que es el amor y que el único sentimiento que te inspiraba era el del odio…
Candy, ahora, quieras o no, serás mi esposa, no importa los medios ni los artilugios que usaré para que nos casemos, y cuando eso suceda, me voy a vengar de todas las que me has hecho, me implorarás amor, me pedirás ver incluso a nuestros hijos, sabrás el lado malo de Neal Leagan.
No sé cuánto tiempo estuve meditando la situación y realizando nuevamente planes para conseguir mi objetivo, pero cuando me di cuenta ya había caído la noche, recordé que Candy había llegado acompañada de mi chofer y que no había manera que pudiera llegar a buena hora a la ciudad, salí lo más rápido que pude y le pedí a James que fuera a una velocidad moderada para encontrar a mi prometida. No la encontramos en el tiempo que duró el trayecto, pareciera que se la tragó la tierra, debió buscar algún atajo, total, es una hija de Pony y tiene buen sentido de orientación, si lo he de saber, que regresó sola cuando la enviamos a México.
No dejaré pasar más tiempo, a temprana hora hablaré con mis padres, los amenazaré si es necesario. Subo a mi recámara, preferí no cenar, mi madre intenta pedirme explicaciones de mi deprimente apariencia, me río de forma irónica y le contesto que una gata salvaje me rasguñó, no quedó convencida con mi respuesta, su semblante me dice todo. Pido que me arreglen el tocador, decido relajarme un rato en la tina, un baño de burbujas me calmará la ansiedad que tengo de hacerla mía, de solo recordar que la tuve un solo instante en mis brazos… ¡AAHH! Ese placer que me da sin tocarme es delirante, ¿Cómo será siendo una realidad?
La luz del sol se cuela por mi ventana, tendré que decirle a la mucama que deba poner más atención en su trabajo, me molesta levantarme en contra de mi voluntad, me desperezo y veo la hora, ¡diablos! Es media mañana, se supone que debería hablar con mis padres, ahora tendré que esperar en la noche y eso retrasa mis planes. Voy en busca de Elisa, debo preguntarle si ha averiguado algo del tío abuelo William.
Me dirijo al cuarto de costura. Estaba por tocar la puerta, pero escuché que mi madre y ella discutían, se me hace extraño, recargo mi oreja para escuchar mejor. El centro de discusión es Candy. Elisa intenta persuadir a mi madre, le habla de la ventaja de un matrimonio arreglado. Ella no lo desea, es una huérfana nacida de padres sin linaje, portadora de muchos problemas y mal vista por su estilo de vida, no lo acepta, le ha dicho a mi hermana que no descansará hasta que se vaya definitivamente de Chicago.
Abro de forma violenta la puerta, ambas palidecen al mirarme, empuño mis manos, mi enojo es evidente, en tres zancadas estoy frente a ellas, siento que voy a estallar de la ira que siento, arremeto en contra de mi madre y luego hacía con Elisa, -No permitiré que alejen a Candy de mi lado, yo la amo y me voy a casar con ella, les guste o no- Mi madre coloca la palma derecha de su mano en la boca de la impresión, jamás le había hablado de esa manera, era necesario hacerlo. – Y tú Elisa, te prohíbo que te dirijas y expreses de mala manera hacía con ella… será mi esposa y todo lo que le hagas será como si me lo hicieras a mí, así que te pido que la respetes si deseas que siga siendo tan incondicional y cómplice en todas tus andanzas- No puedo describir el rostro de ella, se ha desfigurado por completo por la furia que ha de sentir en este momento.
Esa misma tarde me dirijo a la clínica para indigentes, ahí está ella, como si nada hubiera pasado, la miro a cierta distancia, contemplo la luz que refleja por el sol que la ilumina. Se encuentra bien, no se ve cansada, ni impera la tristeza, me desconcierta esa mujer, es fuerte y voluntariosa, como una yegua difícil de domar. Levanta la vista, parece que ha sentido mi mirada, me escondo detrás del árbol de donde la observo. Es todo por hoy con ella… ¿Qué es lo que está pasando? El vagabundo llega a la clínica en automóvil. Candy sale con el doctor y lo reciben de manera entusiasta. Estoy intrigado, se supone que trabaja en un restaurant de lavaplatos, al menos en eso me quedé cuando lo mandé a investigar, eso está muy extraño. ¿Estará en malo pasos? Creo que se dio cuenta de que los estaba siguiendo, se han esfumado.
Cada vez entiendo menos, el investigador me ha dicho que ya no labora en el restaurant y que en ocasiones se reúne con gente de traje de dudosa procedencia, llegan de manera independiente, están solo unos minutos y se retiran. ¿Sabrá Candy lo que hace su protegido? Si se lo digo no me creerá y estoy seguro de que ni siquiera querrá escucharme, tendré que utilizar la vieja técnica del cotilleo, nunca falta a quien le guste el chisme, así que pondré manos a la obra. Será una forma de ayudarla, después de eso, no tendrá a nadie más a quien confiar y es ahí en donde entraré nuevamente al escenario, ¡no, eso no, jamás seré como ese actorcete!
Ya ha pasado tiempo, la tía abuela se rehusaba a emparentarme con Candy, mi madre y Elisa por más que le explicaban los beneficios que conllevaría el enlace no se dejaba convencer… he dicho que era un nuevo Neal, pero en vista de las circunstancias tuve que portarme como un niño caprichoso por no obtener el juguete que deseo, y, a su vez, como un hombre listo para hacer lo que quiere en base a sus decisiones, que falsas o no, iría tras los pasos de Alistear Cornwell si no autoriza nuestro matrimonio. La tía Elroy dijo con voz grave que ni un nieto suyo iría nuevamente al frente, que ya no soportaría la pérdida de otro ser querido. En cuanto termina de pronunciar las últimas palabras empiezo por dentro a festejar mi victoria. Ahora, no tienes a donde ir, el vagabundo te ha abandonado, te han pedido el departamento y no tienes un empleo digno como enfermera.
La tía abuela la ha mandado a llamar a la residencia, todo está listo, ingenuamente ha vuelto a caer en la trampa, los diarios más importantes del país darán la primicia del futuro acontecimiento, la ayudo a bajar del carruaje y la escolto de mi brazo a la entrada, no sin antes detenerme en un par de ocasiones para las fotografías que son requeridas, ella se muestra desconcertada pero sabe bien que no debe decir nada para no poner en vergüenza a los Andrew, su asombro crece cuando nos encontramos a solas con las Tía abuela y le notifican que por orden del tío abuelo William deberá casarse conmigo, se queda rígida ante la noticia, en cuanto se recupera por la noticia simplemente dice NO, que ella ya había renunciado al apellido. La tía abuela se levanta, se dirige hacia a ella y le planta una cachetada y pide que se la lleven a la habitación de huéspedes.
Mis padres y la tía abuela han establecido la fecha para la fiesta del compromiso y del matrimonio, solo es cuestión de tiempo, será la boda del año, de eso no habrá duda. En lo que eso sucede, seguiré preparándome para mis estudios y estaré con mi padre un rato en su oficina para empezar a conocer la administración de las empresas Leagan. Le demostraré a ella que no soy lo que piensa, que soy más de lo que imagina.
Elisa entra a mi habitación de manera súbita, se ve alarmada, intento reclamarle el hecho de invadir mi espacio de esa forma, pero no me deja, interrumpe mi intento de hablar diciéndome que Candy ha escapado de la residencia, no puedo creerlo, la muy infeliz se fue. Le pido a mi hermana que se retire, me cambio de ropa y de dirijo al automóvil para ver si la encuentro en algún lado, parece que se la tragó la tierra, ni en la clínica ni en su departamento, ¿en dónde estará? Tengo que recurrir al investigador en caso de que la tía abuela no sepa de su paradero.
Llego a la mansión, pido hablar con mi tía, me dice el mayordomo que se encuentra ocupada y que tendría que esperar. Rato después sale del despacho el administrador George Jhonson, con un asentimiento de cabeza y una mirada fría pasó a mi lado. No sé si debo preocuparme o no, pero esta visita no me da una buena impresión. Minutos más tarde la abuela me recibe en el despacho, quien la viera detrás de un escritorio con un imponente asiento de cedro tapizado de cuero negro recargada en su respaldo, no puedo sostenerle la mirada, ni siquiera me salen las palabras, se supone que soy yo el que tiene el control. Pide que me siente, me ofrece una bebida, me señala el minibar, me levanto y me sirvo un whiskey, lo bebo de un jalón para entrar en calor, me sirvo otro y me dirijo nuevamente al escritorio, sonrío de forma ladina para mitigar los nervios que tengo por su silencio, no se inmuta por el hecho. La vieja parece que lo disfruta, sigue haciendo tiempo, miro la copa, el techo, a la abuela, hasta que con voz enérgica me dice: -“El compromiso sigue en pie, y como dictan las buenas costumbres, verás a la novia el día del compromiso y de ahí hasta la ceremonia, puedes retirarte, cualquier cosa, te mando a llamar”-
Así como me lo dijo, obedecí de inmediato, no sé qué esté sucediendo, pero lo que sí me queda claro es que la tía Elroy sabe el paradero de Candy y que George se encargó de averiguarlo. Por la actitud de ella, no me atreví a preguntarle qué había pasado, lo importante es que ella ya había resuelto el problema. Salgo del despacho complacido con el resultado final.
Recorro la estancia para salir de la mansión, veo que entra Archibald con Annie y Patty, de pronto lo tengo encima de mí propinándome una golpiza mientras me recita una serie de amenazas y adjetivos que no puedo mencionar, y él que se dice ser un caballero educado, ellas no logran que mi primo se calme, sale la tía abuela gritando: -“Qué sucede aquí?, Archie, esto es una vergüenza para la familia, cómo es posible que agarres a golpes a Neal?”- -“Abuela, Neal es una sabandija que le ha hecho la vida imposible a Candy, ¿cómo es posible que pretendas casarla con éste bueno para nada?”- él se levanta y me señala como si fuera un don nadie. –“No tengo por qué darte explicaciones, Candy se casará con Neal y no está a discusión”- -“Pero tía abuela…”- La matriarca lo dejó con la palabra en la boca y se dirigió al solario.
Dignamente me levanto, acomodo mi saco, le sacudo el polvo con mi mano izquierda, posteriormente, estiro ambas solapas, suelto un bufido y comienzo a reír con burla hacia la salida de la mansión, Archie sigue con el rostro transfigurado con las manos empuñadas listas para darme mi merecido, se contiene, sabe que no me puede hacer nada y eso me da satisfacción, ¡Me siento victorioso! Las cosas no pueden ir mejor, por un momento pensé que Candy había escapado, pero no es así, la Tía sabe su ubicación y una orden del tío no se puede cuestionar y debatir.
Ha pasado tan pronto un mes, en unas horas se anunciará nuestro compromiso, me encuentro nervioso, trato de esmerarme en mi arreglo, hoy será un día inolvidable y cuando me case será el más feliz de mi vida, tengo todo bien planificado y todo es por ti Candy, no sabes cuánto te amo, no sabes que he cambiado solo por ti y para ti, te llevaré siempre de mi brazo, te convertiré en una digna dama el cual me sienta orgulloso, seremos la envidia de la sociedad, seré un gran empresario y con todas mis nuevas virtudes llegarás a amarme, porque sé que lo lograré, pero, si te pones difícil, cumpliré mi amenaza y promesa el día que escapaste de la Villa, sabrás que tan malo puedo ser también.
Se ha reunido la familia Andrew, la crema y nata de la sociedad de Chicago, mi familia y yo. Elisa aprovecha la oportunidad para incordiar a Annie y Patty, se ven preocupadas, no pueden disimular las muy tontas, Archibald parece estar esperando una oportunidad para estropear el compromiso, incluso, es como si deseara secuestrar a la novia ¡jaja!, qué estoy pensando. Me acomodo la pajarita, han dado la indicación que ella no tardará en bajar, me dirijo al pie de las escaleras, mis padres se posicionan a una distancia prudente al igual que la tía Elroy. Ella ha salido, ataviada con un vestido verde esmeralda que hace resaltar el color de sus ojos, se ve hermosa, baja uno a uno cada escalón de manera pausada, me ofrece su mano, la tomo y la tía abuela dirige unas palabras mientras la llevo al centro del salón, cuando termina de hablar, Candy me suelta de manera violenta mi mano, me señala: -“Yo, Candice White Andrew me niego rotundamente casarme con Neal Leagan”.
Los cuchicheos empiezan a escucharse, siento que me voy a desmayar, no puede hacerme esto en público y menos delante de la familia, seré el hazme reír de todo Chicago y de los Estados Unidos, no le voy a perdonar otra humillación más, iba a tomarle el brazo cuando la tía abuela volvió a tomar la palabra para hacer mención ante todos que era un deseo del patriarca de la familia que esa unión se realizaría... En eso estaba cuando de repente entra como en su casa el vagabundo vestido de etiqueta, sin lentes, el cabello corto y rasurado. Se supone que había abandonado a Candy a su suerte y ahora está aquí vestido de catrín, esto ya estaba planeado, no sé a qué se dedica y menos si está en negocios turbios, pero no logrará impedir el compromiso ni mucho menos podrá engañar a la abuela.
-“Candy no se casará con Neal ni con ni un otro que se le imponga, ella decidirá con quién lo hará conforme su corazón se lo dicte, no importa el tiempo que pase, ella tomará sus decisiones y elegirá su propio camino”- Lo dice con tal firmeza que recorre en mi cuerpo un miedo interior. Si los cuchicheos apenas y se oían, ahora es todo lo contrario.
-¡Tía Abuela!- Grito y señalo al hombre. -Ese es el vagabundo que vivía con Candy en ese departamento, y a como se ve en este momento, déjeme decirle que debe ser un mafioso, de la noche a la mañana adquirió coche y fortuna, viene a convencerla de que cancele el compromiso, quiere engañarla, ¡se está haciendo pasar por un falso empresario…!
-¡Cállate, Neal, no sabes lo que estás diciendo!- La tía se ha puesto como un papel que está por desintegrarse cuando sale los primeros rayos del sol por lo gastado que está. Elisa intenta agregar más a la historia del vagabundo y Candy, pero es ignorada, mis padres, en especial, mi madre interviene también en sacar la biografía de Candy y de su mala reputación, pero el vagabundo no la deja continuar y la interrumpe antes que llegue a la parte de como los Leagan salvarían a la familia del escándalo y de la mala imagen que ella les estaba dando a los Andrew.
-“Buenas noches, déjenme presentarme, mi nombre es William Albert Andrew, soy el patriarca de la familia Andrew, padre adoptivo y tutor de la señorita Candice White y como tal, no consentiré este enlace porque no lo he autorizado. Señoras y señores, Tía abuela, familia, amigos, quedan en su casa, el compromiso se cancela, disfruten del banquete”
No puedo evitarlo, he intentado reprimir mis lágrimas pero me es imposible retenerlas, como un niño comienzo a llorar y corro hacia mi madre, le pido salir de la mansión lo más pronto posible e irnos inmediatamente a Florida, no puedo soportar estar ni un minuto más en este lugar y menos en donde se encuentre Candy, tantas veces me he sentido humillado por ella y ésta es la última que me hace, así tenga que arrancarme el corazón la sacaré de mi vida, de mi amor, de mis planes, ahora más que nunca seré Neal Leagan, mi nombre será conocido y respetado, haré crecer la empresa familiar. Candice White, esto es lo último que haré por ti, por orgullo te demostraré todo lo que podías tener a mi lado.
Han pasado los años, estudié, me gradué como licenciado en administración de empresas, estudié una especialidad en economía y finanzas, he sido un alumno destacado, he hecho crecer los negocios, he ganado concesiones para la construcción hotelera, tal y como mi padre me habló en su momento, ha sido uno de los mejores resort de su tiempo. Hoy inauguraremos otro hotel, hemos invitado a los Andrew. La tía abuela no pudo venir por cuestiones de salud, Archie porque tenía cosas más importantes qué hacer, eso dice, pero siempre tiene un pretexto para no estar cerca de los Leagan. Los que sí llegaron fue el tío abuelo, George Jhonson y Candy. Preferí guardar distancia hacía con ellos.
En plena inauguración mi madre pide la palabra y ofrece una disculpa pública a Candy, sé que no es sincero y que jamás lo hubiera hecho, esto es obra de William, en algo debió chantajearla… eso no volverá a suceder, llegará el momento en que nos independizaremos y eliminaremos lazos económicos para que no nos sigan humillando a su antojo. No puedo evitarlo, por más que lo intento no olvido, estuve varios meses en completa soledad, muriendo de rabia, muriendo de amor.
Los miro, sobre todo a ella, hoy no será, quizá más adelante, le restregaré en la cara la oportunidad que tuvo de ser mi esposa, y ese momento será cuando tenga una familia, una mujer digna de mí y que porte con orgullo el apellido Leagan, ¡claro que sí! Para ese tiempo Candy será declarada oficialmente una solterona con un séquito de calvos pretendientes detrás de la fortuna de su protector. No puedo evitarlo, nada mas de imaginar tal cosa me da asco.
Mi vida continúa, sigo haciendo lo que mejor hago: negocios, nos ha ido muy bien, hemos crecido ahora de manera internacional, seguimos siendo socios de los Andrew, pero ahora es de manera minoritaria, estoy demostrando que no soy lo que ellos creían.
Entre tantas damas que he conocido y tratado encontré una que me robó el corazón, que me ha devuelto la vida, que me ha enseñado a confiar y a amar sin condiciones, sin reservas. Angie Sullivan, hija de un importante bancario y socio nuestro, cuando la conocí, descubrí que existe el amor a primera vista, cuando la traté, me di cuenta de que es una persona sencilla e independiente, es una aguerrida profesionista que tiende a involucrarse en los negocios de su padre. Es un amor, es mi todo, es con la que deseo compartir mi vida y tener una familia.
-“Angie, ante Dios, prometo amarte y respetarte, quiero crecer contigo, quiero sonreír y compartir los momentos más especiales de mi vida a tu lado. Quiero que nuestros amigos se sorprendan al ver que todavía seguimos juntos. Quiero que nuestra historia nunca tenga un final. Quiero ser la razón por la cual creas en el por siempre. Quiero ser el último pensamiento del día. Quiero ser ese algo que tengas miedo a perder. Quiero ser lo que necesitas. Quiero ser el todo para ti.”-
Camino con mis manos entre las bolsas de mi pantalón mientras pienso por qué me ha salvado de esos tipejos, ¿Qué persona en sus cinco sentidos se mete en un asalto? Solo Candy lo haría, ¿será que ya se olvidó de Granchester? Existe esa posibilidad, desde la nota periodística de su compromiso con esa actriz de quinta y de su desaparición de los escenarios ella se ha vuelto más taciturna, pero con deseos de continuar con su vida… ya vio que no tenía futuro con él, no va a ser duque, menos actor, ahora es un don nadie del cual no se sabe de su ubicación. ¡mmm! Tonta no es.
Quisiera entenderla, no me explico el porqué de su buen corazón, Elisa y yo le hemos hecho muchas travesuras, primero porque éramos niños y no podíamos tolerar que alguien más nos quitara la atención de nuestros padres, pero ahora de grandes, ¿Cuál es la razón? El motivo de Elisa es porque ella le ha robado el amor de Antony y Terry… Pero en mi caso, ¿cuál es? Le he seguido el juego a mi hermana para seguirle haciendo la vida imposible, pero ya no me causa satisfacción hacerlo, al contrario, no le veo sentido, siento la necesidad de protegerla hasta de Elisa, de mí, de todos.
Ella debe tener algo de maldad en su interior, no me queda duda que es una interesada, ha ganado la simpatía hasta del mismo tío abuelo William y eso que nadie lo ha visto y no creo que la huérfana lo conozca. Él le ha perdonado la muerte de Antony, regresarse al orfanato, sus escapadas de niña cuando le daba por irse río abajo cuando le hacíamos maldades, escaparse del colegio para ir detrás del actorcete, estudiar enfermería, renunciar al apellido Ardlay, vivir con un vagabundo sin importarle que mancha el prestigioso apellido, ir sola a Nueva York y regresar desmayada y enferma… La tía abuela no podía controlar su furia cuando le hablaron de la estación de trenes para que fueran a recogerla, definitivamente, ella nos ha llenado de vergüenza y, aun así, el tío abuelo no la ha repudiado.
Si me pongo a reflexionar la situación del tío, imagino que tanto le dedicó a las empresas que no le dio tiempo de casarse, tener un heredero y de convivir incluso con su propia familia, como quien dice, Candy es la única y legítima heredera, tan viejo ha de estar que está asegurando con ella su patrimonio, ¿acaso no se ha dado cuenta qué clase de persona es? Es capaz de donar lo que por derecho nos corresponde, puede casarse con un don nadie, con el vagabundo… ¡och!, nada mas de imaginarlo me causa repulsión. Todo pasaría a manos del que sería su esposo. Esos sería el fin de la familia y sin ser dramático podría ser la muerte de la misma tía abuela, eso jamás se lo perdonaría.
Llego a casa hastiado, considero que he caminado demasiado, tan fácil que era tomar un carruaje y pedirle dinero a Elisa o a algún mozo para que pagara el viaje, pero mi orgullo me lo impide, un Leagan asaltado, no poder defenderse y todavía omitir que esa chiquilla se interpuso evitando que el asunto terminara a mayores, eso sí que no. Entro a la residencia de manera cautelosa, me quito los zapatos para que mi madre y hermana no me vean llegar en estas condiciones.
Llego a mi recámara, me siento aliviado, suspiro, tomo una bata y me dirijo al cuarto de baño para hacer un recuento de los daños, me quito la ropa poco a poco frente al espejo, conforme voy viendo como empieza a tomar color los moretones en mi costilla y en mi pómulo derecho, observo mi mano que fue vendada con el pañuelo de Candy, recordar la escena en que ella se enfrentó a los maleantes me ha causado una erección, cierro mis ojos e imagino que así como es una salvaje antes que una dama debe ser fuego y pasión en la cama. Ella ha tomado la iniciativa, me besa ardientemente, me acaricia sin piedad y compasión. Antes de poder hacerla mía mi cuerpo explota en una marejada de éxtasis insaciable.
Llevo varias semanas en casa, esperé recuperarme de mis heridas y a su vez aproveché para pensar en todo lo que me ha estado sucediendo, la huérfana se niega en abandonar mi cuerpo y yo, yo no quiero que se vaya, la quiero a mi lado, no me importa su oscuro pasado, le daré mi apellido, aprenderá amarme, tendrá un lugar en mi corazón, en la sociedad y un futuro con mucha prosperidad, tendremos muchos hijos, irán a los mejores colegios y serán dignos de ser unos Leagan. Mi decisión está tomada, la convertiré en mi esposa y como si matara dos pájaros de un solo tiro salvaré a los Ardlay de una eminente ruina.
Candy es una chica inteligente, no podrá negarse a mis encantos y a mi posición social, con su historial no pasará de ser la dama de una sola noche. Sus posibilidades se agotan, si es tan interesada como pienso, no dudará en aceptarme y casarse conmigo lo más pronto posible, soy un gran prospecto y cualquier chica muere por estar conmigo, aunque sea por un rato, por tener una cita, incluso para recibir un poco de amor. Tendré que averiguar un poco más de ella, donde trabaja, en donde vive, por donde camina, qué hace en sus ratos libres, qué le gusta… creo que es demasiado, no necesito hacer todo eso, ¿qué más le puede pedir ella a la vida si tiene mala reputación? ¡Vamos Neal! Intenta cortejarla tantito, que sienta que es tomada en cuenta para el matrimonio, que es lo mejor que le ha pasado en su fatídica vida.
La espero en la salida del hospital, no me ha sido difícil saber sus turnos y horarios, me escondo detrás de un pilar con un ramo de rosas, me siento un poco nervioso, miro constantemente mi reloj, zapateo el piso con mi pie derecho, me asomo, la veo salir con dos de sus compañeras, toman el sentido contrario del camino que toma Candy, cuando veo su sombra acercarse salgo de improviso de mi escondite, ella grita de muerte, la he espantado y se le ha caído el bolso, no puedo evitar carcajearme de recordar su rostro y el salto que dio en cuanto salí. Lentamente se agacha, toma su bolso y me mira estupefacta, de pronto, se une a mi risa, pone su mano a la cabeza haciendo negaciones. Cruza su bolso y me pregunta si iba a una cita médica. No sé por qué me hace una pregunta tonta, ella sabe que nosotros tenemos un médico de cabecera.
En lugar de responderle estiro mis brazos con las rosas, pongo una mirada y una sonrisa cínica de insuficiencia, se le ha borrado la sonrisa, pone cara de duda e de incertidumbre, da dos pasos atrás y me pregunta qué significa todo eso. –“¿A caso no es claro que éstas hermosas rosas rojas son para ti?”- Le digo dándome la mayor importancia del mundo para que se sienta halagada con mi regalo, por supuesto que debe de sentirse así, es la primera vez que le regalo flores a una chica. Ha cambiado nuevamente su semblante, ahora es de enojo, me acerco para que tome mi presente y manotea rechazando el obsequio. Le pido que lo acepte, como agradecimiento de haberme salvado de los ladrones, ahora me mira con incredulidad, no cree en mis palabras, sabe que todo tiene un trasfondo.
-¿Candy, sabes cuántas chicas desearían que yo les reglara, aunque sea una rosa? Deberías sentirte afortunada que alguien como yo te mire y te haga un presente como este. ¿Quién te puede querer a sabiendas de tus orígenes, de tu vida y de la mala imagen que has creado ante nuestra familia y amistades?, hasta Granchester te ha dejado- ¡Plaf!, Ella me ha cacheteado, se siente ofendida, se le ha cristalizado la mirada, su ceño fruncido me indica que también está enojada, toma el ramo de rosas, lo tira, pisotea y me dice enfadada: “Estoy orgullosa de mis orígenes, no lo cambiaría por nada del mundo, mi vida, no es de tu incumbencia y de mis acciones, menos, en cuanto a Terry, no tengo por qué darte explicaciones de sus procederes”. Levanta su rostro pecoso haciendo resaltar su nariz y pasa a mi lado golpeando su hombro con mi brazo.
¡Qué carácter!, me digo para mí mismo. Lo dicho, toda una salvaje. Ni usando los mejores vestidos la convierte en una dama, creo que tengo un reto muy grande para transformarla y poderla lucir a futuro. Levanto las rosas y las deposito en el primer contenedor de basura que encuentro, me subo a mi auto y me dirijo a una de las tantas villas que tiene mi familia para pensar un rato sobre lo que debo hacer más adelante.
Llego a la hora de la cena, toda mi familia se encuentra reunida en la mesa, los saludo como es la costumbre y me dirijo a mi lugar asignado. Al parecer dejarán postergada la conversación que tenían hace unos instantes, mi hermana me dirige unas palabras y me pregunta en dónde he estado en las últimas tres semanas, mis padres me dirigen sus miradas, le respondo que estoy viendo las licenciaturas para estudiar una carrera universitaria. Poco faltó para que Elisa escupiera su sopa, mi madre sonríe orgullosa y mi padre con toda y parquedad me dice que en una hora después de cenar me dirija a su estudio.
Pasado ese tiempo salgo de mi recámara, voy al despacho de mi padre, me pregunto qué querrá, ahora sí me he portado bien, he decidido sentar cabeza, ser responsable de mis actos y forjarme un futuro en las empresas Leagan. Toco la puerta de fina caoba de manera pausada, mi padre me da entrada y me pide que tome asiento, me ofrece un vaso con whisky, acepto sin dudar. Regresa a su lugar, le da un sorbo a su bebida y me dice que se siente orgulloso por la decisión que he tomado… Me recuerda que yo me haré cargo de las empresas, sugiere que estudie administración de empresas o economía y me explica la importancia que tienen esas carreras para el crecimiento del negocio familiar.
-Un proyecto que nos permitirá expandirnos incluso hasta en el extranjero, los hoteles resort contarán con todo el lujo, la comodidad, servicio y tecnología… Para cuando eso se concrete tú ya habrás terminado la universidad para que tomes posesión de la administración de la zona hotelera, el cual, iniciaremos en el estado de Florida. Recuerda que es importante que le pongas empeño a tus estudios para que nuestro patrimonio no se vea afectado por los malos manejos y decisiones.-
-Padre, puedes confiar plenamente en mí, he sido honesto al decir que voy a estudiar y desde hoy te hago la promesa que seré el mejor empresario en la industria hotelera que pueda haber en los Estados Unidos.- Me levanto, pongo mi vaso vacío en el escritorio y voy hacia con mi padre para cerrar la promesa recién hecha con un abrazo.
Me siento muy feliz, entusiasta, la vida me está favoreciendo considerablemente, solo falta que me acepte Candy, por lo sucedido el día de hoy, infiero que se hará del rogar, típico de las chicas, espero tener la paciencia suficiente para esperarla, si no, tendré que utilizar el último de mis recursos y sé que ese no fallará, ella es una chica interesada y mostrarle parte de lo que significa ser un Leagan le vislumbrará.
En estas siete últimas semanas he comprado rosas, las he enviado a su trabajo, chocolates, joyas… parece que disfruta hacerme sufrir y de ponerme en ridículo delante de sus compañeras y por quienes pasan, ya me estoy hartando, no he encontrado ni siquiera un atisbo de esperanza, incluso ella parece que también ya se hartó de mis galanteos, ya ni siquiera se toma la molestia de hacerme una grosería, simplemente se va de largo, ¿será que no quiere demostrar sus sentimientos hacia a mí? Utilizaré el penúltimo de mis recursos, ese nunca falla.
Decidí dejar de frecuentarla toda una semana, mientras, sigo preparándome en mis estudios, debo ser el mejor en la clase. Elisa ha estado haciéndome compañía, como si quisiera introducirse hasta en el más íntimo de mis pensamientos, no deja de observarme, parece como si estuviera tramando algo, finge estar leyendo mientras se abanica glamorosamente, su sonrisa perversa me confirma que no estoy mal en mi deducción, es mi hermana y la conozco bien. Me levanto del escritorio y me dirijo hacia donde ella está y le pregunto: -“¿Ahora qué tramas hermanita?”- Solo se ríe, y cuando termina me contesta: -“Si no te conociera diría que estás enamorado y si me contarán que Neal Leagan ha querido sentar cabeza y estudiar la universidad no lo creería. Dime, ¿quién es la afortunada?”- Me he quedado en silencio y salgo inmediatamente de la biblioteca de la mansión.
No puedo confiarle mis sentimientos a Elisa y mucho menos a mis padres o a la tía abuela Elroy, sé que no lo aceptarían, pero para un listo, listo y medio, ya tengo todo resuelto. Ellos aceptarán nuestro enlace matrimonial. Cuando estemos casados viviremos en la mansión Leagan en lo que termino mis estudios y después que culmine nos dirigiremos a Florida para tomar posesión de la presidencia de los hoteles y seremos felices.
Espero otra semana más, me he esmerado en mi arreglo personal, intento quitar unas motitas de polvo a mi auto último modelo, empiezo a divagar mentalmente todo lo que haría con ella en este coche, iré a buscarla al hospital, no se negará a subir en esta belleza, la pasearé, le invitaré unos helados, le hablaré de… -“¡Neal, Neal!, estoy muy feliz en que tú quieras salir a pasear conmigo, Elisa me dijo que tú deseabas invitarme el día de hoy, ¿A dónde vas a llevarme?”- Ella sube al auto, ni tiempo me dio en negar lo dicho por mi hermana, tan sorprendido estaba que lo primero que le dije fue que yo no había dicho semejante cosa, su rápida respuesta en decir que no le importaba a donde le llevara y el haber cerrado la puerta no me dejó opción que irme con ella.
Parece guacamaya, no ha dejado de hablar y hablar, llevamos rato dando vueltas, hago tiempo para regresarla a su casa y así buscar a Candy. De pronto, la veo de frente con una maleta y la misma bolsa de mano, se me ha ocurrido una magnífica idea, le voy a demostrar que soy un verdadero conquistador para que se sienta celosa de mí. Freno de golpe, me acerco al asiento del copiloto, abrazo a mi acompañante y le grito: -“¡Hey Candy!, Daisy y yo nos vamos a dar a un paseo, ¿No es eso bueno querida?- Daisy responde que sí.
He conseguido ponerla celosa, el semblante de Candy se torna furiosa, pronuncia mi nombre, me hago el interesante y le pregunto cuando se acerca al vehículo: -“Qué quieres conmigo Candy?” Bien soberbio me siento ante su reacción amorosa y mi ego se desvanece cuando veo que golpea el cofre del coche gritando que era un reptil, y que había renunciado al hospital tal como yo lo había deseado, muy digna se da la vuelta y se va.
Me bajo de mi último modelo para ver la abolladura mientras Daisy me pregunta quien era ella, dándome su opinión acerca de su mala educación y que era evidente que estaba celosa porque estaba con ella, acepto con agrado lo dicho y le confirmo que ella siempre ha estado atrás de Mí. Mentalmente hago un recuento de los acontecimientos y capto el momento en que me dice que renunció al hospital. Me he quedado en shock, debo saber qué pasó reamente y creo que esto tiene nombre y apellido, le pido a Daisy que se baje argumentando que tengo cosas más importantes por hacer. Se enojó, no le queda de otra más que contentarse después.
Elisa sale a la terraza a las grandes carcajadas celebrando el despido de Candy, ha aceptado que ella tuvo algo que ver en lo sucedido recordando que también era mi deseo: “Que se fuera de Chicago, hacerle la vida imposible a esa huérfana que no nos da la paz ni nos permite ser felices”. ¿Eso es lo que realmente quiero? Elisa se queda esperando mi respuesta a su pregunta, me ve con el semblante desencajado cargado de enojo, mis manos crispadas. Su mirada y sonrisa malvada me indica que ella no se detendrá hasta lograrlo. Debo permanecer alerta y cuidar cada paso que dé mi querida hermana. Como el cobarde que soy, me quedo callado y me voy a mi recámara a pulir mi última carta para que Candy me acepte.
El tiempo es el mejor aliado para cualquiera que tiene que esperar algo que deseas, con calma y sin presiones, este plan no me puede fallar, llevo meses arreglando este encuentro. Después del coraje de saber que mi madre y Elisa tuvieron que ver con el despido de Candy en el hospital Santa Juana y de todos los hospitales de Chicago, de amenazarlas de irme a la guerra en caso de que no me permitan casarme con ella, permanezco en casa para tranquilizar los ánimos y no me vean como un loco desesperado por esa mujer. Elisa no hace más que inyectar su veneno en contra de ella, presiento que se siente celosa, intenta hacerme cambiar de opinión.
Mi padre ha regresado de uno de sus tantos viajes, me ha mandado a llamar, pregunta por mí, sobre los estudios, hablamos de negocios y, por último, de las novedades que mi madre le ha dado sobre mí. No lo puedo negar y admito que estoy enamorado de la huérfana de establo, ni yo mismo sé en qué momento sucedió, pero que mis intenciones son sinceras, no le cuento el trasfondo de todo esto, pero al final de cuentas amo a esa rubia de ojos verdes. Mi padre me escucha mientras fuma su puro, dice que respetará mi decisión siempre y cuando no abandone los estudios ni el proyecto de los hoteles resort en Florida. Queda complacido ante mi respuesta, solo falta la tía abuela, el cual, creo que ya debe estar enterada, y si no, lo sabrá más adelante y si no lo aprueba, me aprovecharé de su vulnerabilidad que tiene sobre la muerte de Stear y la chantajearé con irme a la guerra también.
No he sabido nada de Candy, está de más de preguntar en cualquier hospital, sé que no labora en uno de esos lugares, he mandado a uno de los criados a seguirla desde su casa hasta saber de su paradero. Todavía sigue viviendo con el vagabundo, hay ocasiones que salen juntos rumbo a sus trabajos y luego toman caminos diferentes, los resultados de la investigación me ha dejado sorprendido, está en una clínica para mascotas y todo lo que se mueva, ¿quién puede ir solicitar servicio en esa clínica feliz? No es más que una simple pocilga para curar indigentes y su doctor no es más que un alcohólico que a veces y se puede mantener en pie. Hasta donde ha llegado esa mujercita, al menos tiene razón al decir que no se dejará vencer por mí ni por un Leagan. Es hora de llevar a cabo mis planes.
-¡Otra humillación Candy! ¡No te lo voy a perdonar! ¡Pronto sabrás de mí!-, Le grito todo encolerizado mientras limpio un hilo de sangre que corre por mis labios en lo que ella escapa por la puerta victoriosa luego de convertirme en un hazme reír de mis sentimientos, se ha burlado y me ha comparado con ese actorcete, incluso me ha recordado que me odia. Candy, te he confesado mi amor hacia a ti, te he abierto mi corazón, te he dicho que te amo y ¿tú que hiciste? Te reíste, te ofrecí mi nombre, apellido, una posición y me hiciste sentir menos porque eres una Ardlay independiente que no necesita del apellido para vivir. Qué pensamiento tan pobre Candy, toda una feminista mal vista por la sociedad, te dije que limpiaría tu nombre… ¡No sabes cuánto te amo!
Me dejo caer en el suelo, y empiezo a llorar de dolor, no por el golpe bajo ni por el derechazo que me dio, ¡NO!, por vez primera hago las cosas bien, he hecho planes para ofrecer un futuro digno de ella, ni siquiera le ha dado la oportunidad de conocer al nuevo Neal, a quien la amará incondicionalmente, al que le pondría el mundo a sus pies si así lo desea, a quien se enfrentaría incluso a su propia familia si fuera necesario. -¡”CANDYYY”!- Grito desgarradoramente -Yo te amooo- esas tres últimas palabras lo digo en voz baja desconsoladamente mientras mis lágrimas siguen corriendo sin consideración.
Te traje a este lugar porque es mi santuario cuando quiero escapar de mis obligaciones y ahora se ha convertido en mi centro de estudios, aquí preparo mis notas para ingresar a la universidad, quise explicártelo, pero me reclamaste el haberte traído aquí bajo engaños. Debo reconocer que me pasé, pero no había otra alternativa, no hubieras venido por voluntad propia, y el nombre de Terry fue la carnada. -¿Hasta dónde llegaste con el duquesito?- Me acerqué a ella sin apartarle la mirada, acechándola como un depredador a su presa, ella palideció. -En Escocia estuviste con él, Elisa nos contó después de regresar de su castillo en la forma comprometedora en que los encontró- La tomo violentamente de los brazos e iba a besarla, ella puso resistencia a pesar de tenerla sometida y en un descuido me golpeó en la entrepierna haciendo que la soltara y así golpearme el rostro, vi tus lágrimas y con lo que te quedaba de dignidad me dijiste que él era todo un caballero. Quise mediar la situación y te dije que te amaba, solo te reíste y expresaste que alguien como yo no sabe que es el amor y que el único sentimiento que te inspiraba era el del odio…
Candy, ahora, quieras o no, serás mi esposa, no importa los medios ni los artilugios que usaré para que nos casemos, y cuando eso suceda, me voy a vengar de todas las que me has hecho, me implorarás amor, me pedirás ver incluso a nuestros hijos, sabrás el lado malo de Neal Leagan.
No sé cuánto tiempo estuve meditando la situación y realizando nuevamente planes para conseguir mi objetivo, pero cuando me di cuenta ya había caído la noche, recordé que Candy había llegado acompañada de mi chofer y que no había manera que pudiera llegar a buena hora a la ciudad, salí lo más rápido que pude y le pedí a James que fuera a una velocidad moderada para encontrar a mi prometida. No la encontramos en el tiempo que duró el trayecto, pareciera que se la tragó la tierra, debió buscar algún atajo, total, es una hija de Pony y tiene buen sentido de orientación, si lo he de saber, que regresó sola cuando la enviamos a México.
No dejaré pasar más tiempo, a temprana hora hablaré con mis padres, los amenazaré si es necesario. Subo a mi recámara, preferí no cenar, mi madre intenta pedirme explicaciones de mi deprimente apariencia, me río de forma irónica y le contesto que una gata salvaje me rasguñó, no quedó convencida con mi respuesta, su semblante me dice todo. Pido que me arreglen el tocador, decido relajarme un rato en la tina, un baño de burbujas me calmará la ansiedad que tengo de hacerla mía, de solo recordar que la tuve un solo instante en mis brazos… ¡AAHH! Ese placer que me da sin tocarme es delirante, ¿Cómo será siendo una realidad?
La luz del sol se cuela por mi ventana, tendré que decirle a la mucama que deba poner más atención en su trabajo, me molesta levantarme en contra de mi voluntad, me desperezo y veo la hora, ¡diablos! Es media mañana, se supone que debería hablar con mis padres, ahora tendré que esperar en la noche y eso retrasa mis planes. Voy en busca de Elisa, debo preguntarle si ha averiguado algo del tío abuelo William.
Me dirijo al cuarto de costura. Estaba por tocar la puerta, pero escuché que mi madre y ella discutían, se me hace extraño, recargo mi oreja para escuchar mejor. El centro de discusión es Candy. Elisa intenta persuadir a mi madre, le habla de la ventaja de un matrimonio arreglado. Ella no lo desea, es una huérfana nacida de padres sin linaje, portadora de muchos problemas y mal vista por su estilo de vida, no lo acepta, le ha dicho a mi hermana que no descansará hasta que se vaya definitivamente de Chicago.
Abro de forma violenta la puerta, ambas palidecen al mirarme, empuño mis manos, mi enojo es evidente, en tres zancadas estoy frente a ellas, siento que voy a estallar de la ira que siento, arremeto en contra de mi madre y luego hacía con Elisa, -No permitiré que alejen a Candy de mi lado, yo la amo y me voy a casar con ella, les guste o no- Mi madre coloca la palma derecha de su mano en la boca de la impresión, jamás le había hablado de esa manera, era necesario hacerlo. – Y tú Elisa, te prohíbo que te dirijas y expreses de mala manera hacía con ella… será mi esposa y todo lo que le hagas será como si me lo hicieras a mí, así que te pido que la respetes si deseas que siga siendo tan incondicional y cómplice en todas tus andanzas- No puedo describir el rostro de ella, se ha desfigurado por completo por la furia que ha de sentir en este momento.
Esa misma tarde me dirijo a la clínica para indigentes, ahí está ella, como si nada hubiera pasado, la miro a cierta distancia, contemplo la luz que refleja por el sol que la ilumina. Se encuentra bien, no se ve cansada, ni impera la tristeza, me desconcierta esa mujer, es fuerte y voluntariosa, como una yegua difícil de domar. Levanta la vista, parece que ha sentido mi mirada, me escondo detrás del árbol de donde la observo. Es todo por hoy con ella… ¿Qué es lo que está pasando? El vagabundo llega a la clínica en automóvil. Candy sale con el doctor y lo reciben de manera entusiasta. Estoy intrigado, se supone que trabaja en un restaurant de lavaplatos, al menos en eso me quedé cuando lo mandé a investigar, eso está muy extraño. ¿Estará en malo pasos? Creo que se dio cuenta de que los estaba siguiendo, se han esfumado.
Cada vez entiendo menos, el investigador me ha dicho que ya no labora en el restaurant y que en ocasiones se reúne con gente de traje de dudosa procedencia, llegan de manera independiente, están solo unos minutos y se retiran. ¿Sabrá Candy lo que hace su protegido? Si se lo digo no me creerá y estoy seguro de que ni siquiera querrá escucharme, tendré que utilizar la vieja técnica del cotilleo, nunca falta a quien le guste el chisme, así que pondré manos a la obra. Será una forma de ayudarla, después de eso, no tendrá a nadie más a quien confiar y es ahí en donde entraré nuevamente al escenario, ¡no, eso no, jamás seré como ese actorcete!
Ya ha pasado tiempo, la tía abuela se rehusaba a emparentarme con Candy, mi madre y Elisa por más que le explicaban los beneficios que conllevaría el enlace no se dejaba convencer… he dicho que era un nuevo Neal, pero en vista de las circunstancias tuve que portarme como un niño caprichoso por no obtener el juguete que deseo, y, a su vez, como un hombre listo para hacer lo que quiere en base a sus decisiones, que falsas o no, iría tras los pasos de Alistear Cornwell si no autoriza nuestro matrimonio. La tía Elroy dijo con voz grave que ni un nieto suyo iría nuevamente al frente, que ya no soportaría la pérdida de otro ser querido. En cuanto termina de pronunciar las últimas palabras empiezo por dentro a festejar mi victoria. Ahora, no tienes a donde ir, el vagabundo te ha abandonado, te han pedido el departamento y no tienes un empleo digno como enfermera.
La tía abuela la ha mandado a llamar a la residencia, todo está listo, ingenuamente ha vuelto a caer en la trampa, los diarios más importantes del país darán la primicia del futuro acontecimiento, la ayudo a bajar del carruaje y la escolto de mi brazo a la entrada, no sin antes detenerme en un par de ocasiones para las fotografías que son requeridas, ella se muestra desconcertada pero sabe bien que no debe decir nada para no poner en vergüenza a los Andrew, su asombro crece cuando nos encontramos a solas con las Tía abuela y le notifican que por orden del tío abuelo William deberá casarse conmigo, se queda rígida ante la noticia, en cuanto se recupera por la noticia simplemente dice NO, que ella ya había renunciado al apellido. La tía abuela se levanta, se dirige hacia a ella y le planta una cachetada y pide que se la lleven a la habitación de huéspedes.
Mis padres y la tía abuela han establecido la fecha para la fiesta del compromiso y del matrimonio, solo es cuestión de tiempo, será la boda del año, de eso no habrá duda. En lo que eso sucede, seguiré preparándome para mis estudios y estaré con mi padre un rato en su oficina para empezar a conocer la administración de las empresas Leagan. Le demostraré a ella que no soy lo que piensa, que soy más de lo que imagina.
Elisa entra a mi habitación de manera súbita, se ve alarmada, intento reclamarle el hecho de invadir mi espacio de esa forma, pero no me deja, interrumpe mi intento de hablar diciéndome que Candy ha escapado de la residencia, no puedo creerlo, la muy infeliz se fue. Le pido a mi hermana que se retire, me cambio de ropa y de dirijo al automóvil para ver si la encuentro en algún lado, parece que se la tragó la tierra, ni en la clínica ni en su departamento, ¿en dónde estará? Tengo que recurrir al investigador en caso de que la tía abuela no sepa de su paradero.
Llego a la mansión, pido hablar con mi tía, me dice el mayordomo que se encuentra ocupada y que tendría que esperar. Rato después sale del despacho el administrador George Jhonson, con un asentimiento de cabeza y una mirada fría pasó a mi lado. No sé si debo preocuparme o no, pero esta visita no me da una buena impresión. Minutos más tarde la abuela me recibe en el despacho, quien la viera detrás de un escritorio con un imponente asiento de cedro tapizado de cuero negro recargada en su respaldo, no puedo sostenerle la mirada, ni siquiera me salen las palabras, se supone que soy yo el que tiene el control. Pide que me siente, me ofrece una bebida, me señala el minibar, me levanto y me sirvo un whiskey, lo bebo de un jalón para entrar en calor, me sirvo otro y me dirijo nuevamente al escritorio, sonrío de forma ladina para mitigar los nervios que tengo por su silencio, no se inmuta por el hecho. La vieja parece que lo disfruta, sigue haciendo tiempo, miro la copa, el techo, a la abuela, hasta que con voz enérgica me dice: -“El compromiso sigue en pie, y como dictan las buenas costumbres, verás a la novia el día del compromiso y de ahí hasta la ceremonia, puedes retirarte, cualquier cosa, te mando a llamar”-
Así como me lo dijo, obedecí de inmediato, no sé qué esté sucediendo, pero lo que sí me queda claro es que la tía Elroy sabe el paradero de Candy y que George se encargó de averiguarlo. Por la actitud de ella, no me atreví a preguntarle qué había pasado, lo importante es que ella ya había resuelto el problema. Salgo del despacho complacido con el resultado final.
Recorro la estancia para salir de la mansión, veo que entra Archibald con Annie y Patty, de pronto lo tengo encima de mí propinándome una golpiza mientras me recita una serie de amenazas y adjetivos que no puedo mencionar, y él que se dice ser un caballero educado, ellas no logran que mi primo se calme, sale la tía abuela gritando: -“Qué sucede aquí?, Archie, esto es una vergüenza para la familia, cómo es posible que agarres a golpes a Neal?”- -“Abuela, Neal es una sabandija que le ha hecho la vida imposible a Candy, ¿cómo es posible que pretendas casarla con éste bueno para nada?”- él se levanta y me señala como si fuera un don nadie. –“No tengo por qué darte explicaciones, Candy se casará con Neal y no está a discusión”- -“Pero tía abuela…”- La matriarca lo dejó con la palabra en la boca y se dirigió al solario.
Dignamente me levanto, acomodo mi saco, le sacudo el polvo con mi mano izquierda, posteriormente, estiro ambas solapas, suelto un bufido y comienzo a reír con burla hacia la salida de la mansión, Archie sigue con el rostro transfigurado con las manos empuñadas listas para darme mi merecido, se contiene, sabe que no me puede hacer nada y eso me da satisfacción, ¡Me siento victorioso! Las cosas no pueden ir mejor, por un momento pensé que Candy había escapado, pero no es así, la Tía sabe su ubicación y una orden del tío no se puede cuestionar y debatir.
Ha pasado tan pronto un mes, en unas horas se anunciará nuestro compromiso, me encuentro nervioso, trato de esmerarme en mi arreglo, hoy será un día inolvidable y cuando me case será el más feliz de mi vida, tengo todo bien planificado y todo es por ti Candy, no sabes cuánto te amo, no sabes que he cambiado solo por ti y para ti, te llevaré siempre de mi brazo, te convertiré en una digna dama el cual me sienta orgulloso, seremos la envidia de la sociedad, seré un gran empresario y con todas mis nuevas virtudes llegarás a amarme, porque sé que lo lograré, pero, si te pones difícil, cumpliré mi amenaza y promesa el día que escapaste de la Villa, sabrás que tan malo puedo ser también.
Se ha reunido la familia Andrew, la crema y nata de la sociedad de Chicago, mi familia y yo. Elisa aprovecha la oportunidad para incordiar a Annie y Patty, se ven preocupadas, no pueden disimular las muy tontas, Archibald parece estar esperando una oportunidad para estropear el compromiso, incluso, es como si deseara secuestrar a la novia ¡jaja!, qué estoy pensando. Me acomodo la pajarita, han dado la indicación que ella no tardará en bajar, me dirijo al pie de las escaleras, mis padres se posicionan a una distancia prudente al igual que la tía Elroy. Ella ha salido, ataviada con un vestido verde esmeralda que hace resaltar el color de sus ojos, se ve hermosa, baja uno a uno cada escalón de manera pausada, me ofrece su mano, la tomo y la tía abuela dirige unas palabras mientras la llevo al centro del salón, cuando termina de hablar, Candy me suelta de manera violenta mi mano, me señala: -“Yo, Candice White Andrew me niego rotundamente casarme con Neal Leagan”.
Los cuchicheos empiezan a escucharse, siento que me voy a desmayar, no puede hacerme esto en público y menos delante de la familia, seré el hazme reír de todo Chicago y de los Estados Unidos, no le voy a perdonar otra humillación más, iba a tomarle el brazo cuando la tía abuela volvió a tomar la palabra para hacer mención ante todos que era un deseo del patriarca de la familia que esa unión se realizaría... En eso estaba cuando de repente entra como en su casa el vagabundo vestido de etiqueta, sin lentes, el cabello corto y rasurado. Se supone que había abandonado a Candy a su suerte y ahora está aquí vestido de catrín, esto ya estaba planeado, no sé a qué se dedica y menos si está en negocios turbios, pero no logrará impedir el compromiso ni mucho menos podrá engañar a la abuela.
-“Candy no se casará con Neal ni con ni un otro que se le imponga, ella decidirá con quién lo hará conforme su corazón se lo dicte, no importa el tiempo que pase, ella tomará sus decisiones y elegirá su propio camino”- Lo dice con tal firmeza que recorre en mi cuerpo un miedo interior. Si los cuchicheos apenas y se oían, ahora es todo lo contrario.
-¡Tía Abuela!- Grito y señalo al hombre. -Ese es el vagabundo que vivía con Candy en ese departamento, y a como se ve en este momento, déjeme decirle que debe ser un mafioso, de la noche a la mañana adquirió coche y fortuna, viene a convencerla de que cancele el compromiso, quiere engañarla, ¡se está haciendo pasar por un falso empresario…!
-¡Cállate, Neal, no sabes lo que estás diciendo!- La tía se ha puesto como un papel que está por desintegrarse cuando sale los primeros rayos del sol por lo gastado que está. Elisa intenta agregar más a la historia del vagabundo y Candy, pero es ignorada, mis padres, en especial, mi madre interviene también en sacar la biografía de Candy y de su mala reputación, pero el vagabundo no la deja continuar y la interrumpe antes que llegue a la parte de como los Leagan salvarían a la familia del escándalo y de la mala imagen que ella les estaba dando a los Andrew.
-“Buenas noches, déjenme presentarme, mi nombre es William Albert Andrew, soy el patriarca de la familia Andrew, padre adoptivo y tutor de la señorita Candice White y como tal, no consentiré este enlace porque no lo he autorizado. Señoras y señores, Tía abuela, familia, amigos, quedan en su casa, el compromiso se cancela, disfruten del banquete”
No puedo evitarlo, he intentado reprimir mis lágrimas pero me es imposible retenerlas, como un niño comienzo a llorar y corro hacia mi madre, le pido salir de la mansión lo más pronto posible e irnos inmediatamente a Florida, no puedo soportar estar ni un minuto más en este lugar y menos en donde se encuentre Candy, tantas veces me he sentido humillado por ella y ésta es la última que me hace, así tenga que arrancarme el corazón la sacaré de mi vida, de mi amor, de mis planes, ahora más que nunca seré Neal Leagan, mi nombre será conocido y respetado, haré crecer la empresa familiar. Candice White, esto es lo último que haré por ti, por orgullo te demostraré todo lo que podías tener a mi lado.
Han pasado los años, estudié, me gradué como licenciado en administración de empresas, estudié una especialidad en economía y finanzas, he sido un alumno destacado, he hecho crecer los negocios, he ganado concesiones para la construcción hotelera, tal y como mi padre me habló en su momento, ha sido uno de los mejores resort de su tiempo. Hoy inauguraremos otro hotel, hemos invitado a los Andrew. La tía abuela no pudo venir por cuestiones de salud, Archie porque tenía cosas más importantes qué hacer, eso dice, pero siempre tiene un pretexto para no estar cerca de los Leagan. Los que sí llegaron fue el tío abuelo, George Jhonson y Candy. Preferí guardar distancia hacía con ellos.
En plena inauguración mi madre pide la palabra y ofrece una disculpa pública a Candy, sé que no es sincero y que jamás lo hubiera hecho, esto es obra de William, en algo debió chantajearla… eso no volverá a suceder, llegará el momento en que nos independizaremos y eliminaremos lazos económicos para que no nos sigan humillando a su antojo. No puedo evitarlo, por más que lo intento no olvido, estuve varios meses en completa soledad, muriendo de rabia, muriendo de amor.
Los miro, sobre todo a ella, hoy no será, quizá más adelante, le restregaré en la cara la oportunidad que tuvo de ser mi esposa, y ese momento será cuando tenga una familia, una mujer digna de mí y que porte con orgullo el apellido Leagan, ¡claro que sí! Para ese tiempo Candy será declarada oficialmente una solterona con un séquito de calvos pretendientes detrás de la fortuna de su protector. No puedo evitarlo, nada mas de imaginar tal cosa me da asco.
Mi vida continúa, sigo haciendo lo que mejor hago: negocios, nos ha ido muy bien, hemos crecido ahora de manera internacional, seguimos siendo socios de los Andrew, pero ahora es de manera minoritaria, estoy demostrando que no soy lo que ellos creían.
Entre tantas damas que he conocido y tratado encontré una que me robó el corazón, que me ha devuelto la vida, que me ha enseñado a confiar y a amar sin condiciones, sin reservas. Angie Sullivan, hija de un importante bancario y socio nuestro, cuando la conocí, descubrí que existe el amor a primera vista, cuando la traté, me di cuenta de que es una persona sencilla e independiente, es una aguerrida profesionista que tiende a involucrarse en los negocios de su padre. Es un amor, es mi todo, es con la que deseo compartir mi vida y tener una familia.
-“Angie, ante Dios, prometo amarte y respetarte, quiero crecer contigo, quiero sonreír y compartir los momentos más especiales de mi vida a tu lado. Quiero que nuestros amigos se sorprendan al ver que todavía seguimos juntos. Quiero que nuestra historia nunca tenga un final. Quiero ser la razón por la cual creas en el por siempre. Quiero ser el último pensamiento del día. Quiero ser ese algo que tengas miedo a perder. Quiero ser lo que necesitas. Quiero ser el todo para ti.”-
FIN
MI AGRADECIMIENTO A BYUL HYE POR TAN HERMOSA PORTADA.
MI AGRADECIMIENTO A BYUL HYE POR TAN HERMOSA PORTADA.
Última edición por Yuriko Yokinawa el Vie Mayo 01, 2020 1:58 am, editado 2 veces
, a veces me desagradaba 
, y a veces me gustaba 
por increíble que parezca.
