Albert Lover Secret Service
Tú me cambiaste la Vida
Por Mayra Exitosa
Capítulo 3
Cuidarte y Protegerte
Tú me cambiaste la Vida
Por Mayra Exitosa
Capítulo 3
Cuidarte y Protegerte
En el hogar de Ponny, las cosas tomaban otro tono, al ver que la jovencita había tenido un incidente femenino, le dio vergüenza y con la lluvia se quedó en el bosque, encontró una cobija y se vino en cuanto pudo.
Para Candy pensaba en el hombre que la había llevado hasta su cama, con tal de que no tuviera frio, la cuido y la protegió, no le hizo sentir mal, lo curioso es que sabía hablar como ella, dijo que sabía varios idiomas y eso la dejaba intrigada. Era altísimo y tenia barba, no sonreía, era triste, lo seguro era que estaba solo, pues no tenía padres, era como ella y hablaban el mismo lenguaje.
Esa noche, lo soñaba, con su mirada triste, su calor y su gentileza. Era el primer hombre que la trataba con confianza, le dejaba hacer lo que quisiera en su casa, aunque no tenía comida, el quería darle y eso le daba ternura. Ella en sus sueños, le servía comidas y al verlas notaba que esos platillos ya los había visto en otro lado. Un pan relleno de carne, una tattie que le brotaban jugo de gambas y una tarta de dulce de leche. Esa noche ella soñaba que tenía una familia y esa familia era ese hombre, el único que hablaba como ella.
Por la mañana la Madre María, le daba lección de cuidados femeninos, mostraba una libreta, un diario y contar, revisar su limpieza y que ahora sería una damita, su vestuario, tendría un pantaloncillo corto bajo su vestido para que no tuviera incidentes.
--- Se vera bien.
--- Oh Candy, tu te ves bonita con lo que te pongas, la mujer debe cuidarse mucho de los niños, son muy traviesos y levantan las faldas, con este corto, no habrá problemas, sobre todo cuando corres y haces tantas actividades de saltos.
--- Puedo usar el corto solo
--- Si, te traje varios, ya pronto llegara algo de ropa en los donativos y te separare algunas prendas más.
Ahora que debía cuidarse y tomar en serio el ser mujer, le daba cierto cuidado, la madre le había explicado con mucha calma, ella deseaba ser lista, saber más y escuchar cuántos podían hablar como ella, encontrar el camino a su casa de nuevo, aunque ya no recordaba donde era, ni como era, solo sabía que le querían y que un día ya no tenía a nadie de los que conoció, recordaba sus palabras, sus rostros ya no eran imaginables, recordaba algunas frases. Ahora tenía un rostro nuevo… le hablo como las voces de las personas que la querían y la cuidaban, si le dijera donde hablan como ellos, tal vez sabría su nombre real, no recordaba a su familia, se había olvidado muchas cosas, pero algo si sabía, él la había despertado como le hablaban en su hogar.
Las semanas pasaron un día, alguien llegaba, con regalos y cosas para los niños del hogar, ofrecían becas para estudiar a los menores, además, apoyo para encontrar familias adoptivas.
--- Es muy bueno que existan este tipo de programas, que hacen bien a los chicos, ellos no son niños pequeños, es difícil su adopción cuando ya son mayores, algunos abusan de sus habilidades y los ponen a trabajar, no tienen padres que vean y velen por su seguridad, ellos están completamente solos.
---Lo comprendo hermana, por eso, la fundación para la que trabajo realizó un programa especial para ayudar a los niños a que se dediquen a algo que les guste.
Pasaron una fila de jovencitos y una de jovencitas, buscaba la descripción que le había dado de la pequeña dama, a los chicos los trato igual, buscando ver su desempeño académico, a las damitas rubias les hacía una afirmación en el idioma que le había hablado William “an bhfuil tú ceart go leor caillte” “tha ionndrainn ort” Por fin una respondía levemente “tha, tapadh leibh” “sea go raibh maith agat” La joven se corregía y agregaba
--- Si muy bien, gracias, disculpe, me equivoque. Candy salía corriendo, pero la mirada de Johnson era de impacto, tenía ese aire de belleza familiar, quien le habría enseñado el gaélico.
--- ¿Ya eligió usted, señor Johnson?
--- Si Madame, daremos las becas a estos siete chicos y a estas tres señoritas.
--- Gracias, haré el trámite de papeles para becas.
--- ¿Que se requiere para la adopción? tenemos varias parejas que, pueden darles una buena familia.
--- En este caso, le mostrare los papeles y los requerimientos, pase usted.
En la mansión, leyendo unos libros se encontraba William, tratando de recordar que lo había llevado a tomar tanto, pero lo que más le gustaba recordar era la tranquilidad que le brindaba, esa sonrisa de confianza, como si lo conociera, esa cercanía, su forma tan ingenua al desear comer con él y al pensar que él no tenía alimentos, procurar no hacerle sentir mal. Tan bonita, tan sencilla, no le importo que la viera cambiarse al colocarse su vestido, su pequeño cuerpo estilizado en ese trapo raído y desgastado, si ella se quedaba con él, le compraría hermosos vestidos, la haría sentir feliz y la invitaría a comer a todos los lugares que deseara. Mi pequeña, perdóname, prometo que te cuidare y te protegeré, nada malo te pasara. Sonaba el teléfono y respondía,
--- Si, Johnson.
--- La encontré. Efectivamente me respondió en gaélico. Estaba distraída, luego corrijo y hablo en inglés. Es hermosa, William, una jovencita muy tranquila, respetuosa y atenta, nadie nos escuchó.
--- Manéjalo con mucha delicadeza, no quiero que nadie se dé cuenta.
--- Nadie lo hará. Regalamos diez becas, serán como patrocinio del banco. Ya vi la documentación para adoptarla.
--- ¿Quién lo hará?
--- Buscaremos alguien de confianza.
--- No quiero a nadie involucrado.
--- Tendría que ser un matrimonio estable, alguien que puedan ser sus padres.
--- Busca otra manera. Alguien de mi entera confianza, recuerda que es mi mujer. No podemos pasar mi responsabilidad a alguien más.
--- Lo comprendo William, debes tomar las riendas de todo para que la pueda proteger, medítelo, es la mejor opción, tú lo has dicho, es tu mujer, si tu Tía Elroy se entera, no quiero pensar en las consecuencias de tus errores.
--- Lo sé. Ella no tiene la culpa de nada, fui yo quien…
--- Tranquilo William, ella ya está en nuestras manos, no la dejaremos ir. Solo piénsalo.
Candy continuaba aprendiendo y estudiando, algo había cambiado, ahora tenía un profesor, que le enseñaba su idioma, le decía las tonalidades y hasta la escritura. Eso le daba cierta tranquilidad, pero por más que lo hablara, no significaba que con ello encontraría el regreso a su casa, ya tenía mucho tiempo que ya ni los recordaba.
George llevo un médico para cada joven y todos salieron saludables, las damitas no tuvieron problema alguno ni embarazos probables, que ese era el asunto que lo había tenido más intrigado.
--- Algunos de ustedes consiguió una beca completa, estará con cobertura alimenticia y de vivienda, otros podrán tener padres y ellos velarán por su bienestar, de no ser así, siempre podrán contar con su beca y estarán protegidos por nuestro Programa privado.
Varias veces William, se acercaba a verla a la distancia, notaba que estaba muy concentrada en hacer sus deberes, no se juntaba con las personas de su edad, peros is con muchos chiquillos de edades menores.
Otras muchas veces Candy se escapaba, los fines de semana que iban muchos padres adoptivos y ella ya no podía ser parte de ese grupo, por estar en el programa de becas, así se escabullía y llegaba a la cabaña, solo que había varios hombres que cuidaban los terrenos y ahora era más difícil llegar ahí, además, a buscarlo, el no se encontraba y eso la ponía triste.
Una de las ocasiones ambos se escabullían sin saber uno del otro. Él quería llegar ahí, para que no le informaran a su Tía ni a su hermana que estaba en Lakewood. Y ella se escabullía para buscarlo y que no la atraparan los cuidadores de esas tierras. Al hacerlo, el se escondía en unos matorrales y ella hacía lo mismo, ambos dentro de los arbustos se toparon de frente
--- ¡Tu!
--- ¡Eres Tú!
El le hizo la señal de guardar silencio, los hombres se acercaron y ambos no se movieron. Ella le hizo la seña de cómo escaparse de ahí y el la siguió. Luego subió a los arboles con facilidad, por lo que la siguió como ella le decía. Ambos terminaron tras la cabaña y se felicitaron poder deshacerse de los cuidadores del lugar.
--- ¿No es tu casa?
--- Es de un amigo, pero no le avise que venía y… no quiero que lo molesten para avisarle.
--- Me alegro de verte, no te pregunte ¿cómo te llamas?
--- Yo… me llamo Albert
--- Albert. Que bien, a mí me dicen… Candy.
--- ¿Cuál es tu nombre?
--- No lo saben pronunciar bien y… me pusieron Candy
--- ¿Y cual es lo que no saben pronunciar?
--- Caidana
--- Aidana, es fuego.
--- Si, mi cabello es fuego, mi cabello es de fuego. Candy mostraba una nostalgia, su rostro recordaba verse corriendo con sus cabellos al viendo y feliz porque alguien la seguía, tal como el lo hizo ahora, recordaba correr y reír y sin darse cuenta sus ojos acumularon lágrimas, por alguien que jugaba con ella y no podía recordarlo. Albert al darse cuenta, le acaricio su mejilla y le preguntaba algo para distraerla,
--- ¿porque te pusieron Candy?
--- Se les hizo mas fácil y común, la hermana María dice que es por dulce y tierno. El sonrió, abrió la puerta de atrás de la cabaña y pasaron para continuar conversando sin ser vistos. Ella le contaba todo lo bueno que le estaba pasando ahora, después de ese día que estuvo ahí en la cabaña, era una niña deseosa de contar todo, pero, sobre todo, al hablar combinaba palabras gaélicas y en inglés, se trababa y trataba de componer las frases. El lo notaba y para hacerla sentir mejor, le comenzó a hablar solo en gaélico escoces y ella se desenvolvía con fluidez, riendo y jugando sus frases, sus movimientos de manos y el animo le mejoro, la hablar en su lengua materna.
--- Aidany, podemos hablar las veces que desees gaélico. No necesitas hablar en inglés, si no lo deseas.
--- La hermana María dijo que nadie me entendería si lo hacía.
--- Pero yo sí, así que puedes hablarlo conmigo.
--- Es que… Candy se lanzo a sus brazos y sobaba su rostro en su pecho, deseosa de su calor y su aprecio y el beso sus cabellos, enternecido por lograr que ella confiara en él, por eso se quedo con él, porque la entendía, como deseaba recordar esa noche, como es que la llevo hasta su cama, como es que la hizo suya, si es tan joven y tan linda.
--- Albert, ¿tu eres como mi familia? Ya no recuerdo a mi familia, la he olvidado, pero tu voz, tus palabras, es como… si estuvieran aquí.
--- Siempre estaré cerca de ti. Tu eres mi familia también. Nadie te hará daño, te cuidare y… buscare a tu familia.
--- ¿De verdad?
--- Si.
Fue tal su emoción que limpio sus lagrimas y lo abrazo muy fuerte, reía tan feliz y el sentía que su pecho crecía, era tan linda, su sonrisa lo hacía sentir en el limbo y esa mirada hermosa. Tal vez al haber bebido la confundió con una mujer de su edad. Pero no importaba, el velaría por ella y haría todo lo que estuviera en sus manos, para verla sonreír.
--- Me tengo que ir. No quisiera, pero ya es tarde y… no quiero que se molesten, el auto pasa temprano para mis clases, las que te conté. Voy a cuidar mi beca, si logro pasar todos mis estudios, me ayudaran a ser enfermera o tal vez médico, aunque no soy muy lista, pero si logro ser enfermera, cuidare a las personas que quiero.
--- ¿Me cuidaras, Candy?
--- Si, te cuidare y te traeré comida, hace unas semanas te traje pastel de chocolate, lo hicimos en el taller de cocina, pero… no estabas aquí.
--- ¿Viniste?
--- Si, he venido muchas veces, cada sábado por la tarde.
--- ¿Querías encontrarme?
--- Si. Eres lo más cerquita de mi familia. Los chicos de la escuela, algunos me aprecian, pero ninguno habla como nosotros.
--- ¿Te llevas bien con otros hombres?
--- Solo son compañeros, no estamos juntos en los mismos salones, son muchachos que ganaron la beca como yo, algunos serán adoptados, el programa en el que estoy, no puedo ser adoptada, porque me darán mis estudios para ser enfermera.
--- Pensé que te llevabas con ellos, como lo haces conmigo.
--- No, tu eres como yo. No tienes padres, igual que yo, además hablamos igual. Nadie más lo hace.
--- Por eso me buscaste.
--- Eres la única persona que me abraza y me cuida, que me…
Ella se apenaba no sabía como decirle que la había cuidado en su primera vez de ser mujer. Pero el le levanto la barbilla y le ayudaba con las palabras,
--- Que te quiere de verdad. Te cuidare y te protegeré de todos.
Ella sonrió lo abrazo y le dio un beso en su mejilla, luego sin decir más salió corriendo, subió al primer árbol y de uno a otro se fue como si un mono capuchino se tratara. Debía aprender de ella, y poder hacer lo mismo. Los cuidadores no se asoman a las copas de los árboles, pensando en las aves y sus nidos.
Al verla alejarse, le daba cierta tristeza, pero ella tenía que continuar y el debía regresar, sonriendo ahora sabía su verdadero nombre, Aidana. Así podría buscar a sus padres.
Continuará...
Última edición por Mayra Y Exitosa el Vie Abr 10, 2020 12:32 am, editado 1 vez (Razón : edicion)