Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
ALBERT LOVERS SECRET SERVICE
Una sincera disculpa, por fallas técnicas,no había subido capítulos
Tú me cambiaste la Vida
Por Mayra Exitosa
Capítulo 5
Unidos somos mejores
Una sincera disculpa, por fallas técnicas,no había subido capítulos
Tú me cambiaste la Vida
Por Mayra Exitosa
Capítulo 5
Unidos somos mejores
La noche llegaba en Lakewood, ella estaba avergonzada, pero eso no se lo permitió Johnson, merecía todo el amor y el respeto de una dama valiente. Acepto casarse de manera obligada y ahora no tenía por qué estar sola en su vida, no si lo tenía a su lado. Tomar sus labios, fue como beber en ese desierto desolado que hacía mucho tiempo deseaba recibir una gota de rocío, algo que le hiciera sentir viva, florecer en ese silencio de soledad, de incertidumbre, de abandono.
Fueron años en los que venía a verla por cosas de los negocios, apenas y le brindaban un saludo, regalos costosos, detalles de otros lugares, pero ni una sola vez, amor. Algo que le dijera que ser su esposa, no solo era de nombre, tener un embarazo, fue alejarse por completo, pero después de ahí, ya no se permitió ningún atento detalle de persona a persona. Ya había cumplido, ya no era necesaria, no requería de besos y caricias, no necesitaba de abono para florecer en ese desierto sola, con un retoño por cuidar.
De pronto sintió vergüenza ahora estaba anhelando lo que nunca había tenido, pero al dudar un poco solo pudo disculparse y así lo hizo o al menos lo intentaba
--- George yo…
No la dejo decir nada, tomo sus labios y le enseño el mejor uso de ellos, su lengua delineo su boca, introduciéndose en su suave aliento, tomando con pasión lo que hacía mucho deseaba, estaban solos, tal vez mañana no lo estarían, pero esa noche, no había ni un solo ruido en toda la mansión de Lakewood, ellos gozaban de la privacidad por primera vez. Con suavidad en su abrazo bajaba el cierre de su vestido, tomando a besos el hombro suave y delicado, dando un comienzo de erotismo y gemidos que suspiraban ambos.
Con atrevimiento, ella trataba de imitarlo, desatando pieza a pieza, lo que estaba cerca de sus manos, fue así como sin decir nada, ambos se necesitaban y se estaban ofreciendo lo que, desde hace mucho, deseaban darse y no se habían dado un espacio para ellos.
Fue ver caer una pieza y otra, mientras pasos lentos se iban presentando, salieron a flote las piezas exteriores, danzaron con ello la pareja de la habitación, eran caricias no solo con manos, eran caricias con piernas con labios, eran suaves murmullos agitados, pero era un baile, esa danza al desnudarse no solo los cuerpos sino el alma. Porque ahí en la obscuridad de la habitación, solo la luz de afuera se notaba, no había luna, no había destellos, solo las lámparas de los jardines que alumbraban un poco la habitación, con eso podían verse uno al otro, después de todo ya casi desnudos, se abrieron paso a ese lugar, donde con jadeos y movimientos suaves, salieron prendas que no sabían que aun portaban, solo deseaban sentir ese fuego esa suavidad de ambas pieles, cubrir esa necesidad apremiante de tocarse un poco más, ese poco más continuaba deseándose de nuevo.
--- Ross…
Quiso pedirle permiso, pero ella tomo su mentón entre sus labios, esa fue su mejor respuesta. Se abrieron otras infinitas posibilidades, que esa noche fueron largas y deseadas las horas, los detalles que jamás se habían imaginado que existían de esa manera entre una pareja de amantes. Culminar era algo que se tardo mucho en llegar, cuando lo hizo, pidieron más… tal vez imaginando que era la única vez que podrían hacerlo, tal vez insinuando que fue de su agrado, ese tal vez, no se mencionaba, solo se degustaba, se palpaba se sentía en esos detalles infinitos en esos suspiros anhelantes, en esas ganas de dar un segundo instante de felicidad a esas almas atormentadas desde hace tanto tiempo.
---Tranquila mi vida, nadie sabrá, sobre esta pasión y este amor que nos sobrepasa.
--- ¡George!
Lejos de ahí en el hotel, William la pensaba, ella como estaría, se podría volver a verse de nuevo, como lo haría ahora con los viajes de las empresas de Brown bajo su cargo, como estarían visitándose y coincidiendo, como podía yen suspiros su nombre decía,
--- ¡Aidany!
Lejos de ahí, ella leía, aun no terminaba las actividades que llevaría al día siguiente como práctica, ella tenía que poder con eso, tenía que hacerlo, porque al final era solo pasos para tomar un camino en la vida, para poder llegar a ser enfermera, ganar dinero, vivir en el mundo con una identidad nueva, con él. Porque al final estaría con ella. Se cuidarían, se protegerían y serían una familia.
La noche fue agotadora y el día esperanzador, para muchas personas un nuevo rumbo de caminos se daba, el tomo la decisión correcta, tal vez era muy joven, pero no permitiría que manipularan la vida de los que amaba.
--- William, hijo. Ya llego el coche. Me adelantare a Lakewood, tu terminaras lo que me comentaste, ¿cierto?
--- Si Tía Elroy, nos vamos.
--- Los chicos llegaran hoy y nosotros después. Tomaremos unos días antes de que viajes. Crees que será bueno que Johnson te acompañe.
--- Por supuesto que sí. Todo estará bien, confía en mí. Quédate con Rosemary y descansa unos días en lo que regreso de Europa.
--- A Anthony le agradara convivir con sus primos, además los estudios estarán de manera particular, veras que todo estará bien hasta tu regreso, hijo.
--- Gracias.
La llegada de los Cornwall fue de alegría, ese fin de semana verían a su Tío William ya que pronto viajarían para concretar los negocios de la familia, por lo cual podían llegar a tratarlo y conocerlo. Según confirmaba Alistar a Archie.
--- Verás que Anthony nos dirá como es.
--- Si, él lo quiere mucho.
En la mansión Andrew, había cierta seriedad, George Johnson, estaba muy ocupado en el estudio, Rosemary, se iba de un lado a otro, haciéndose cargo del personal para mover las habitaciones de los muchachos, de su Tía y de su hermano. En un momento de duda, Rosemary se iba al estudio y al verlo, este se ponía nervioso.
--- ¡Madame!
--- ¡George!
El silencio los delataba, ambos se observaban, bajaban el rostro, para luego continuar con la visita al estudio,
--- ¿Vendrá alguien más?
--- No estoy seguro, William llegará días después, estoy en espera de sus instrucciones, no me aclaraba algunas cosas y en cuanto llegue, veré esos pendientes.
--- Bien, por favor hazme saber si debo preparar… más habitaciones.
--- ¡habitaciones! Ambos se quedaban ruborizados y asentían. Antes de dejarla salir del estudio daba pasos, ponía el cerrojo y la abrazaba agregando, --- Tranquila mi cielo, todo estará bien, siempre me tendrás contigo, de eso me encargare. Iré a verte por las noches.
--- George, yo…
Le interrumpía tomando sus labios de manera pasional, luego la acercaba a él para que sintiera su necesidad, y ambos se alejaban de la puerta, para sentirse suavemente.
Por la tarde, llegaban los Cornwall, quien ya recibía muy feliz eran Anthony, este los ponía al día de las actividades que había por toda la mansión.
Lejos de ahí, ella sentada en una rama, buscaba como llegar, después de haberse escapado, fingiendo que ya estaba preparada para descansar. Se iba de rama en rama hasta llegar a la cabaña del bosque, no había nadie, le daba tristeza saber que el no se encontraba ahí como en otras ocasiones, sin querer se quedaba sentada frente a la chimenea a pagada recordando la vez que estuvieron ahí.
--- ¡Albert!
Un sonido en el exterior la asustaba y esta se escondía en un rincón de la casa. Luego veía entrar a alguien ahí, esperaba en el silencio cuando bajaba un bulto y se sentaba en el sillón, encendía la chimenea iluminando su rostro, era él, había llegado y era él quien estaba ahí. Sin moverse lo observaba haciendo varias cosas, limpiando y moviendo, sacando de su morral comida, y dejando algo de ropas en un cajón.
Con una sonrisa suave sin querer asustarlo ella lo saludaba en el idioma que ellos se hablaban,
--- Bienvenido Albert.
--- ¡Aidany!
Un efusivo abrazo entre los dos jóvenes, y ella lloraba por haberlo extrañado tanto, mientras el la consolaba frotando su espalda y besando su cabeza
--- Ya mi pequeña, ya, estoy aquí, me tarde en venir, pero ya estoy aquí.
--- ¡Oh Albert! Tenía semanas viniendo a buscarte y…
--- Tendremos que hacer una manera para dejarnos notas, ¿No lo crees?
--- Si, por favor.
Sin poder evitarlo, le daba un tierno beso en los labios deteniendo con su mano su barbilla.
--- También te extrañe mucho. No sabía que te encontraría aquí. Me da tanto gusto verte mi pequeña.
--- Albert, me iré a estudiar a la ciudad y, planean llevarme un tiempo a estudiar a una mansión para luego llevarme y… no se si pueda verte.
--- Nos escribiremos, veras que estaré cerca de ti. No te preocupes por nada, estarás bien.
El se sentaba en el sillón, llevándosela en sus brazos, la sentaba en su regazo y agregaba,
--- También estaré fuera, tengo que trabajar y… te hare una cuenta para que tengas dinero, para que no te falte nada, veras que cuando regrese, estaremos juntos, lo prometo.
--- ¡Albert! No quiero que te vayas, verte me da tranquilidad.
--- Pero, si me voy, buscare saber de tu familia, trabajare mucho para estar juntos y no volver a separarnos.
--- ¿De verdad? ¿Y si te pasa algo? ¿Y si no vuelves?
--- Y si encuentro a tu familia, nos va muy bien y te llevo a vivir conmigo, para siempre.
--- ¿Para siempre?
--- Si, serás mi familia. Nadie te hará daño, te cuidare y te protegeré, además te enviare dinero, no te faltará nada, así terminas de estudiar.
Ella se recargaba en su hombro, meditando todo lo que le decía, ambos hablaban gaélico, a solas en la cabaña del bosque, si ya la iban a llevar a la cuidad, el también se iría a trabajar, pero lo iba a extrañar mucho.
Viendo el fuego, suspiraba el estar juntos de nuevo, Albert sabía todo lo que tenía que hacer ahora, ella no lo relacionaría jamás con William Andrew, no lo vería, pero tendría una cuenta para ella, la protegería y continuaría con sus estudios, cuando regresara ella sería mayor y podrían vivir juntos.
CONTINUARA...
me encanta cuando están juntos, aunque sea en secreto.
