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ALBERT LOVERS SECRET SERVICE
Historia de dos amantes inesperados
Amor a Quemarropa
capitulo 1
La persecución
Por Mayra Exitosa
Historia de dos amantes inesperados
Amor a Quemarropa
capitulo 1
La persecución
Por Mayra Exitosa
Había tenido problemas y se estaban saliendo de control, su mejor amigo Terrance, la ayudo a escaparse, necesitaba salir y la cubriría lo más que pudiera. Ir fuera del estado era escaparse de todos sus problemas, después del atentado que se dio por una acusación ante un juez, ella ya no podía poner en riesgo a nadie. Lo mejor era tomar tierra de por medio, así fue como su deporte extremo de alpinismo le vino bien en esos momentos, irse a Monte Hood, fue la más fácil elección.
Ya era tarde, pero salía con su equipo de montaña, lista para ir a una cabaña arriba que le habían rentado y que estaba sola, habiendo tramitado todo, tomo sus tiempos y estaría ahí por la tarde. Candy se fue apenas amanecía y hacia un clima frío, esperaba que mejorara al medio día, pero las cosas no salieron como imagino, se había preparado y su meta de llegar se le iba a dificultar un poco, al sentir pasos, tuvo cierto temor, pero trato de cambiar la vereda y así fue como descubrió a sus seguidores. Se iba borrando las huellas, ellos continuaron y ella tuvo que desviarse, los hombres de ese tipo al que acuso ante el juez estaban ahí, iban tras ella de nuevo.
A la altura que los descubría ya no podía irse atrás, tenía que continuar. Aunque eso era lo más peligroso de todo y así fue como lo mejor era escalar.
Mas adelante un hombre que bajaba de estar varios días en la media base, descendía en esos momentos y al visualizar hombres con armas, le dio muy mala espina, así por radio informaba de tres tipos, que podían cometer delitos o que estaban fuera de la ley, por cómo se notaban buscaban a alguien y por su manera de detenerse, lo habían perdido.
--- ¡Mucho cuidado! Continúa bajando, llamare al sheriff del condado, para que traigan al equipo y el helicóptero.
Candy por su parte escalaba escondida subiendo dos secciones que le darían avance para poder cubrirse, al llegar y recoger las cuerdas, suspiraba de alivio por creer que con eso estaría a salvo. Pero no fue así, con binoculares alguien la descubría y con silenciador, recibía disparos como si fuera tiro al blanco, más que alejarse, se había puesto en su mira, lo cual hizo que saliera corriendo de su campo de visibilidad, al hacerlo, se encontraba con quien iba descendiendo y este la enterraba entre una curva de piedra tomándola de su cintura.
--- Calma, escóndete. Los dos guardaron silencio, esperando no ser encontrados, el correr de los hombres alertaba que debían esconderse, ella vio que la estaba guiando, al ver que conocía rutas intercaladas entre la montaña y este sería su único escape, el radio pitaba y este agregaba
--- ¡Dispararon! Estamos dos, ellos son tres. Bajo el volumen y se escondía en la primera ranura que encontraba, metiendo a su compañero frete a él y cubriéndose para esconderse. El peso de las cosas no los dejaba correr con agilidad, así que con cuidado se hacía de un lado y entraba en la ranura ya alejándose del pequeño hombrecito que estaba frente a él.
Los pasos corriendo se escucharon cercanos y ambos optaron por no moverse, pero ver una pendiente no lo esperaba y estaba a punto de caer, con toda tranquilidad, sacaba la soga de seguridad y se enganchaba, al ver el rostro de uno de los hombres asomarse a la ranura en la que se encontraban inmediato apuntaba una de sus armas, El de inmediato encajando algunas argollas le empujaba se lanzaba con su compañero por la pendiente y descendía lo más veloz que podía.
Candy se sentía que caía a toda velocidad hasta que sintió el jalón de la cuerda y el hombre la abrazaba tan fuerte que no se había dado cuenta de que se enganchó a su arnés. Trato de cuidar el cuello, aunque soltaba toda la cuerda, aún estaban muy en lo alto para bajar. Al quedar en la pendiente colgados, de pronto sintieron el jalón de la cuerda y ambos sacaban sus herramientas, asegurando sus brazos, por la estatura de él se le hizo fácil sacar las de ella y viceversa, al entrar bajo sus brazos, tratar de engancharse en la pared. Reaccionaron rápido y pronto vieron cortada la cuerda que los había sostenido, ambos estaban pegados a la pared, encajados con la fuerza de sus brazos, Albert trataba de salvar la cuerda y utilizarla para descender, pero los disparos hicieron que se alarmaran y se cubrieran primero.
--- Tranquilo amigo, te ayudare a bajar, conserva la calma.
--- Es mi culpa. Ellos vienen por mí.
Al escuchar la voz dulce y suave de mujer, este abría los ojos y buscaba ver el rostro de quien pensó un compañero. Ella apenada, se movía tratando de agilizar los movimientos en sacar ahora su cuerda y tratar de bajar desde ahí. Lo hizo y al estar unidos por el arnés, sintiendo los disparos erráticos, este trataba de cubrirla. Cuando Candy ya tenía lista la cuerda, Albert se enganchaba y se la llevaba en su cintura.
Entre los disparos le dieron a la cuerda de nuevo, pero ellos se habían agilizado a moverse columpiándose ya habían casi descendido y quedaron en medio de un desfiladero, rodaron sus cuerpos y se cubrieron con las rocas.
--- ¿Estás herida?
--- No. ¿Tú lo estás?
--- Estoy bien, pero nos hemos quedado sin cuerda, y con ellos encima, nunca había bajado a este lugar.
--- Ni yo. Esta muy helado.
Abrazados bajo la roca con la saliente, ambos no se movían, ya no se oían disparos, pero no iban a asomarse, él se mantenía abajo y ella encima, trataba de moverse para no pesar, pero el arnés los mantenía unidos.
--- Me llamo, Albert. Mencionaba con una sonrisa oculta en su barba de varios días, había aclarado que el descendía y ya no traía tantos alimentos ni provisiones, sobre todo, no daba su nombre completo, él también se protegía ante la desconocida que estaba siendo perseguida.
--- Soy Candy, no te he dado las gracias por ayudarme, este es mi tercer atentado, de verdad, solo le avise a un amigo que venía aquí, no sé cómo se atrevieron a adentrarse en la cima, estoy segura que, no saben rapel, menos deben traer conocimientos de alpinismo, lo practicaba por relajarme y alejarme de los problemas, te juro que, pensé que salir de la ciudad y hacer este viaje me alejaría de todo. Iba a subir, quede de utilizar la cabaña del guardabosques esta noche.
--- Salí de ahí esta mañana iba descendiendo, cuando avisé del porte de armas de los tres hombres.
--- Me alegro de que hayas informado, se suponía que estaba bajo protección, denuncie a un hombre por tráfico de ilegales y creo que moleste a varias personas importantes, ya tuve dos atentados antes y por eso vine aquí.
Durante un buen rato ambos hablaban y acomodaban la carga de sus espaldas, ella mostraba suficientes provisiones para ambos, pero tenía que descender también, ya la habían descubierto. El lugar era muy pequeño, el extendía una cortina al sentir el viento azotando en esa cóncava de la pendiente.
--- Entra, no podemos poner los dos sleeping, además mantendremos el calor.
--- Gracias. Me quitare esto, para no enfriarnos. Se quitaba la chaqueta extra, se metía con él en su sección, la única que podía colocarse en el reducido espacio.
Trato de comunicarse por radio, pero el grosor de piedras alrededor, hacia nula la comunicación. El tiempo pasaba y confiado en que había reportado la emergencia, llegaba la noche. El frío se intensificaba y era muy helado, cubrirse fue prioridad. Ambos se mantuvieron cercanos por cómo estaban escondidos, eso, y que no había espacio suficiente en esa pendiente, pero al querer levantarse, era bastante incómodo para mantenerse a gatas, subir seria todo un reto, la única era que los encontraran, ambos se mantenían hablando bajo, por si esos hombres los buscaran bajando por la pendiente.
Cuando ya había pasado mucho tiempo, comenzaron a hacer movimientos de acomodo, el frío se colaba con un viento inesperado, la forma de la montaña, del corte de la sección de piedra rocosa afilada, hacía que enfriara sin miramientos, así mismo la escarcha, la brisa y la nieve que se daba por la altura del lugar.
El intento de tienda de campaña, un solo lugar para dormir los dos y guardar calor, hizo que ambos se mantuvieran cálidos. Estar tan unidos les provocaba deseos que no pensaron que pasarían, no era lo que ambos habían planeado, pero estando tan juntos, era inevitable, sentirse de esa manera y ambos se comprendían en cómo estaban las circunstancias.
Ella se giraba dándole la espalda, al notar sus pechos exaltados y rozándolo constantemente, pero ese movimiento hacía que su trasero respingado tocara esa parte despierta de él que ya no pudo negra que ambos están en circunstancias similares. Los besos en su suave cuello fueron sin pensar, la fuente de calor más intensa que generaba en ambos, la comodidad y la confianza. Dos adultos, desconocidos, en la montaña, él llevaba mucho tiempo sin pareja, ella nunca imagino que podía provocar tanto a un hombre al estar tan cerca, cuando la obscuridad los ayudaba, ambos se dejaron llevar en ese espacio helado, las prendas comenzaron a estorbar, las caricias fueron el comienzo de algo sin retorno.
CONTINUARA...
