Portada elaborada por Mist/Byul Hye
Capítulo I
Capítulo II
Caía la tarde en el Mandala Café todo estaba en calma, en el interior, Temperance, Moira, Lexie, Maegalle, Mist y Fedra comentaban las actividades que tenían previstas para el emperador. Cuando intempestivamente entró Laera toda agitada con la cara pálida ─ ¿Ya llegó Psiquie? ¡Díganme por favor! ─Preguntó a sus amigas con preocupación.
Las chicas se miraron entre ellas moviendo la cabeza negativamente. Laera tomó asiento en la barra tomó aire y les comentó ─ ¡Qué bueno, porque seguramente se enojará conmigo! Lexie acercándose a ella le cuestionó ─ ¿Ahora qué hiciste Laera? ─ ¡Nada! ¡De verdad! Es qué casi hago que se infarte un taxista ─Respondió apenada.
Mist le comentó con voz calida ─No debes temer nada, la reina de copas no es un ogro, a ver dinos ¿Qué pasó?
Laera comenzó a narrar lo sucedido con voz entre cortada. Iba en el taxi y se me ocurrió tocarle el hombro al conductor para preguntarle si faltaba mucho para llegar, pero… El señor pegó tremendo grito perdiendo el control del coche, casi le pega a un camión, se sube a la acera y casi nos ensartamos en una boutique, bueno rompió todos los vidrios.
Yo como no puedo usar nada de mis poderes, sólo cerré los ojos, hasta que escuché la voz del taxista que me dijo que nunca se me vuelva ocurrir hacer eso, porque casi lo había matado de un susto, ante ello yo me disculpé, pero le dije que eso no tenía nada de malo, pero él me contestó que había sido chofer de una funeraria por más de 30 años…
Las chicas se botaron de la risa, justo cuando entraba Psiquie ─Me da gusto que estén muy contentas, espero su buen humor para todo lo que falta hacer, dijo con una risa contenida, ya que había escuchado el relato de la reina de bastos. ─Bien ahora regreso voy a combate…
Capítulo III
Determinación
Carolina Marlow se encontraba en la comandancia de Policía de Manhatan, había denunciado a Terence Graham por intento de homicidio en contra de su hija Susana Marlow. El agente que tomó su declaración le comentó que se tenía que iniciar una investigación por la importancia de la persona a la que estaba denunciando. Al escuchar eso la mujer montó en cólera y mediante gritos aludió a la ineptitud de los uniformados para hacer su trabajo, esto llamó la atención del jefe de turno, quien se acercó para saber que sucedía al ver lo alterado de la denunciante con un tono conciliador se dirigió a la mujer ─ ¡A ver, cálmese señora! Para agilizar las indagatorias ¿Sabe usted dónde podríamos encontrar al presunto responsable?
Carolina con un tono de voz chillante y con lágrimas en los ojos, respondió que ya había mandado a buscar al joven a los lugares donde pensaba que pudiera estar, pero se quedó pensativa y señaló ─El único lugar donde no se me ocurrió buscarlo fue en la casa de su madre, la actriz Eleanor Baker, puede ser que ahí se haya escondido. ─Muy bien, ¿Sabe la dirección? Para que se acuda en este momento ─Cuestionó el oficial ─Si claro, yo los llevo ─Aventuró la mujer limpiándose con un pañuelo la cara ─Bien entonces, vayan sargento ─Finalizó el jefe de turno retirándose hacia su oficina.
Eleanor se disponía a irse a la cama, pero escuchó el timbre de la puerta, extrañada por la hora observó cuando la mucama se dirigió a abrir. Al poco rato tocó a su puerta para informarle con voz temblorosa ─ ¡Madame, es la policía y también la señora Marlow! ─Está bien Denis, hazlos pasar a la biblioteca en seguida voy, ─Indicó la actriz sin inmutarse.
Hacía dos años que estaba enterada de todo lo que sucedía con las Marlow, su propio hijo se lo había contado todo, sabía la travesía de su vástago con esas mujeres, así como de sus muchos intentos por escapar de su prisión, le crispaba que él se sintiera atado, a un sentimiento de culpa que era exacerbado por la madre de Susana y que fuera por medio de chantajes que lo obligaran a regresar. No soportaba la pose de fragilidad que representaba Susana cada vez que Terry se encontraba cerca.
Estaba segura que ellas con su comportamiento y el haber dejado a Candy habían sido el detonante para que su hijo se hubiese dejado arrastrar por el espiral de amargas experiencias que no le daban alicientes para seguir adelante. Con dolor observó cómo él se fue consumiendo poco a poco, la culpa, el sentirse comprometido, atado, obligado a convivir con esas dos arpías lograron que la actuación ya no le generara paz o alegría orillándolo a sumergirse en su ensimismamiento y abandonarse al cálido abismo del alcohol.
Si, ella observó con mucha tristeza e impotencia como la alegría de vivir se había esfumado de esos ojos iguales a los suyos, a ella le tocó buscarlo en Rockstown y ver cómo el amor por Candy lo hizo volver para enfrentarse a un destino incierto con el objetivo de reencontrar en la actuación el refugio ideal para aguantar las condiciones que él mismo se había impuesto, condiciones que después de un año había soportado.
La actriz se reprochaba el hecho de no haber estado con él cuando más lo necesitaba, que el propio joven hubiese puesto una barrera que impedía que ella se acercara. Eleonor era consiente que no había hecho un buen papel como madre, que, si bien en un principio lo había hecho porque el duque lo apartó de su lado siendo un niño, también era cierto, que a pesar de saber que ya tenía el protagónico de Romeo y Julieta, nunca se acercó a él, aun cuando supo del accidente de la compañera de tablas. Eran esos remordimientos los que la atormentaban, le costaron muchos rechazos antes de romper la barrera, no obstante, poco a poco fue ganando el cariño que su hijo a pesar de todo le profesaba, por eso ahora estaba decidida a ayudarlo en todo, no importaba lo que fuera, esta vez si haría todo por él.
El acercamiento entre madre e hijo le permitió al castaño confiarle el tipo convivencia con las Marlow, de la misma manera que le relató aquella conversación que el joven escuchó cuando llegó temprano para invitar a las mujeres a cenar en aquél intento que hizo para llevarse bien con sus carceleras, la diva recordaba una a una las palabras de aquella charla que su vástago le había confiado.
─Madre por ningún motivo Terence puede enterarse de la carta que le mandé a la boba de Candy ─Decía la joven desde su silla de ruedas. ─Aún no nos hemos comprometido oficialmente, no puedo estar segura de que se casará conmigo, creo que aguarda el momento en el que yo pueda caminar para irse detrás de ella y eso no lo permitiré, antes de todo esto le dije que si no era para mí no sería de nadie ─Concluyó la chica mirando de manera decidida a su progenitora.
─Pero hija, ¿no crees que él tarde o temprano se dará cuenta de lo que hiciste? Tal vez esa enfermera se haga la aparecida y echarte de cabeza, además yo aun no comprendo ¿qué pensaste cuando salvaste a ese muchacho? Por más que lo pienso ¡no te entiendo, la verdad que no te entiendo! ¿No reparaste en que arruinarías tu vida, carrera y tus sueños? ─Reprochó Carolina con un gesto de dolor.
─Te diría que en ese momento no pensé en nada, tan solo vi que caían las luces y me abalance para librarlo del peligro, ¡pero no madre! Eso era algo que pedía en mis sueños, una oportunidad para demostrarle a Terry que me importaba más que mi propia vida, que aceptara que mi amor era tan fuerte que soy capaz de arriesgar todo por él. ¡Que tenía que abrirme su corazón porque yo, Susana soy la que merece estar a su lado! ¡Y no ésa tonta de Candy a quien le bastaron unas cuantas lágrimas y mi perfecta representación de querer suicidarme para que lo dejara! ─Contestó la peli lacia con la mirada perdida.
─Susy, pero eso de decirle a esa enfermera que tú lo amarías por las dos fue demasiado, ¡Creo que ella decidió irse porque sabía que no podía competir contigo!, No creo que a Terence le agrade saber eso, por otra parte, está el hecho de tu negativa a mostrarle que ya puedes usar la prótesis, que ya no dependes de la silla de ruedas, eso hará más complicada la situación porque él se dará cuenta de que lo has estado engañando ─Repuso la mujer mayor con mirada reprobatoria.
─ ¡No madre, tú me tienes que ayudar! Porque no te conviene que él se entere del uso que le estas dando a su dinero, que te has comprado hasta lo que no necesitas, que no le pagas el salario completo a los empleados y lo peor que con su propio dinero has pagado a un abogado para obligarlo a poner a tu nombre una indemnización por mi accidente, si ya lo pagó la compañía de teatro. ─Concluyó Susana con un tono amenazante.
─Además tampoco te conviene perder todo lo que tienes ahora, más a sabiendas que él pertenece a la realeza británica, que al casarnos tú también formarás parte de la corte real. Tarde o temprano su padre se enterará y querrá conocer a la mujer que salvó la vida a su hijo. ¡Así que más te conviene ayudarme en todo! ─ Detalló la muchacha ya sin mirar a su madre.
Carolina Marlow se mostró indecisa, pero aceptó, dado que no quería perder todo lo que ya le había dicho su hija, pero sabía que se estaban jugando todo a una carta, "el engaño", lo que no le daba la certeza de nada, más que el chico se ausentaba con mayor frecuencia y el trato hostil que recibía de ella principalmente no hacía las cosas más fáciles, pero no lo podía evitar, le molestaba su porte arrogante, pero sobre todo que no amara a su hija.
Eleanor movió la cara negativamente al rememorar la forma intempestiva en la que Terence llegó con ella, su mirada azul estaba turbia como un mar bravío, mientras narraba lo sucedido mantenía los puños cerrados fuertemente, tanto, que sus nudillos se tornaron blancos. Su cara reflejaba impotencia y asco por la vileza de la mujer que le había salvado la vida, así como por la madre, que la solapaba en todo. Ella le aconsejó que se tranquilizara, que tenía que mantener la cabeza fría para tomar decisiones, para salir lo menos dañado posible, ya que esas dos eran capaces de armar un escándalo.
Juntos habían investigado con los médicos de Susana sus avances con las terapias de rehabilitación, quienes les informaron que la chica ya podía caminar perfectamente, contactaron también al abogado contratado por la señora Marlow a quien claramente le dijeron que él no otorgaría ninguna indemnización porque el teatro ya la había pagado y en caso de proseguir con ese tema lo demandaría por fraude, por si fuera poco, la servidumbre ya se había quejado con el joven de la poca paga, así como de las exigencias de las mujeres.
Ambos sabían que era cuestión de tiempo para que se terminara la relación con las arpías, sin embargo, la noche anterior las cosas se precipitaron dado que Terry había encontrado una nota periodística que lo sacó de sus casillas, llegando como alma que lleva el diablo a su casa después de los ensayos para entregarle el periódico ─ ¡Mira Eleanor, no puede ser! ¡Ya no puedo esperar más! ¡Candy se casa, entiendes! ¡Se casa! ─ Exclamó el castaño desesperado caminando de un lado a otro por el salón pasando sus dedos entre su ya no tan larga cabellera.
─ ¡Cálmate hijo! Déjame leer la nota ─ Apuntó la hermosa mujer, quien comenzó a leer en voz alta ─La hija del magnate, William Albert Ardlay, la señorita Candice White Ardlay y el señor Archibald Cornwell Ardley celebrarán este fin de semana una gran fiesta para anunciar su compromiso en la mansión de la familia más importante de Chicago, al evento asistirán personalidades de la alta sociedad exclusivamente. ─Concluyó Eleanor sorprendida. ─ ¿Qué harás ahora cariño?
─ ¿Cómo qué haré madre? ¡Pues irme! ¡No puedo permitir que Candy se case con ese estúpido! ¡Lo sabía, siempre supe que ese elegante estaba enamorado de ella!, pero ¿qué habrá pasado con la tímida? ─Respondió el castaño que prácticamente hablaba para él mismo. La actriz lo miraba un tanto desconcertada, pero tenía que cuestionarle ¿Qué pasará con Susana? ¿Ya hablaste con ella? ─ ¡No, Eleanor! ¡Ni me la recuerdes! ─Masculló el actor. ─ ¿Por qué? ¿Ahora qué hizo? ─Inquirió la diva. ─ ¡Nada! Sólo meterse en mi cama desnuda ─ Confesó el joven con un tono de fastidio.
La mujer con las manos en su boca, no cabía en su asombro ante la desfachatez de la peli lacia ─ ¡No lo puedo creer!, pero ¡Que descaro!, ¿Quieres que hable con ella? ─ Alegó molesta por los acontecimientos. ─No, no será necesario porque con los certificados médicos que tenemos, la carta del abogado de la señora Marlow donde declara la intensión de esa mujer y con la acción de Susana aprovecharé para terminar cualquier tipo de relación entre nosotros.
─ ¡En pocas palabras Eleanor, me voy para Chicago mañana por la noche! Así que es probable que me vengan a buscar o pretendan armar un escándalo. Por favor mantén la calma y por ningún motivo comentes a qué lugar me dirijo. Te dejo todos los documentos por si los necesitas, ahora lo importante para mí es comprar el boleto de tren para llegar lo antes posible y hablar con Candy ─Concluyó el castaño.
Cuando llegó a la biblioteca de su residencia la afamada actriz respiró hondo para calmar las ansias que tenía de correr a la madre de Susana, era por demás, ya sabía lo que tenía que hacer.
Continuará…
Última edición por Adry Grandchester el Mar Abr 14, 2020 2:45 am, editado 11 veces