Directo al Corazon
Capítulo V
By Rossy Castaneda
Candy decidió encerrase en su privado todo el tiempo que duró el viaje de regreso a Chicago. Enojada consigo misma de no saber si estaba furiosa o feliz que aquel sin vergüenza no se hubiese quedado en New York. La verdad, desde que Annie mencionó la posibilidad que Terry besara a Susana de la misma manera como lo había hecho con ella, la puso de un humor de los mil demonios que se vio obligada a disimular, no pensaba reconocer ante nadie que aquel granuja le gustaba mas de lo que ella suponía.
Pero ahora estaba ahí, en Lakewood ¿Como demonios le iba hacer para ocultar lo que realmente aquel granuja había despertado en ella?
—Candy pequeña, abre la puerta, has estado encerrada desde que llegamos.
—Quiero estar sola Bert.
—No me moveré de aquí hasta que me digas tienes.
Sabiendo que su hermano cumpliría con su amenaza, sin quedarle mas remedio, Candy salió de su cama, arrastró sus pies y abrió la puerta.
—Pasa —dijo haciendo un ademán con sus manos.
—¿Que tienes Candy, hay algo que te disgusta?
No era el momento de decirlo, pero necesitaba hacerlo.
—Albert, estoy cansada de las exigencias de la Tia Elroy.
—¿Que ha hecho ahora?
—Está empeñada en buscarme esposo.
—Ah es eso —Albert sonrió —no le tomes mucha importancia a sus palabras.
—¿Como puedo no hacerlo? —se la pasa repitiéndome todo el tiempo lo mismo.
Albert fijó sus ojos azules en las verdes pupilas de ella.
—Dime pequeña, ¿hay algo que puedo hacer para ayudarte?
—Si, mucho
—Tu dirás.
—Albert, habla con la tía Elroy para que desista de esa locura, si no lo hace me veré obligada a... —se detuvo.
—Te veras obligada ¿ a que, Candy? —la instó él a que continuara.
—A largarme de esta casa y buscar mi propio camino —dijo rápidamente.
—¿Y como piensas hacer eso?
—No le sé, pero algo se me ocurrirá.
—Y si la Tía Elroy deja de lado el tema, ¿desistirás de marcharte de casa?.
—Totalmente —respondió ella.
—Tenemos un trato —Dijo el rubio atrayéndola hasta él y estrechándola en sus brazos —nunca permitiré que te obliguen a hacer algo que no desees hacer y lo sabes —besó la coronilla de su cabeza —ahora dime, ¿sucede algo con Terry?
—¿Por que lo preguntas?
—Me di cuenta que te encerraste en tu privado del tren durante todo el viaje de regreso, y eso no es normal en ti. —Dime Candy ¿sucedió algo entre Terry y tu en New York? —¿Terry se propasó contigo cuando salieron al jardín? Y no me refiero a la segunda vez sino a la primera vez, tenias hojas en el cabello, la falda de tu vestido llena de polvo y tu estabas totalmente desaliñada..
¡Santo Dios! Los ojos de halcón de su hermano la habían visto entrar a la casa cuando imaginó nadie lo había hecho.
—Me ensucié mientras nos besábamos apasionadamente —cubrió su bocota al instante y se sonrojó furiosamente —necesitaba conectar su viperina lengua con sus aturdidos pensamientos.
—Si claro, eso lo explica todo —Albert entrecerró sus ojos —Candy comprendo que has estado molesta con la actitud de Tia Elroy, pero debes tener cuidado con las palabras que salen de tu boca, eso podría traerte grandes consecuencias y lo sabes —le tomó la barbilla y la alzó para mirarla —Pero si Terry se ha tomado esas libertades contigo, te aseguro que haré que cumpla como el caballero que es.
—¿Como? , ¿Obligándolo a casarse conmigo?
—Eso es lo que corresponde. Y para ser sincero, Terry sería una gran partido para ti.
¡Demonios! su yo interno comenzó a danzar ante aquella posibilidad. ¡Por Dios! Se estaba volviendo loca. ¿Cómo se le ocurría siquiera la posibilidad de compartir su vida con él? El tipo era además de granuja, insufrible.
—Pero si acabas de decir que nunca permitirías que me obliguen a hacer algo que no deseo —le recordó.
—Y lo sostengo, pero esto es muy diferente.
—¿Que le hace diferente?
—Una cosa es que permita que tomes tus propias decisiones y otra muy diferente es que permitir que alguien te falte el respeto ¿ lo entiendes verdad?
—Pero no creo que desees que tu pequeña hermana termine casada con un granuja solo por un tonto deber.
—¿Estas llamando granuja a Terry? ¿Admites que sucedió algo en el jardín?
—No, por supuesto que no —respondió segura de sus palabra —no me refiero a él, sino al hecho que si alguien se propasa conmigo lo obligarías a responder por sus acciones.
—Viéndolo de eso modo, suena horrible —Albert frunció el ceño —Por supuesto que no obligaría a mi pequeña hermana a casarse con un granuja —acarició su naricita pecosa —Ahora dime, ¿que fue lo que realmente sucedió entre Terry y tu en el jardín?
Y aquí vamos otra vez —pensó Candy
—Caminaba distraídamente por el jardín, tropecé en las raíces de una árbol que esta cerca del muro, el señor Grantchester pasaba por ahi y al ver que estaba a punto de caer intentó evitar que sicediera pero no pudo hacerlo y al final ambos rodamos por el suelo. Eso fue lo que realmente paso.
—¿Estas segura?
—Totalmente, ¿por que debería estar mintiendo?
—No lo sé, dímelo tu —Albert se encogió de hombros.
Candy suspiró, no iría a ningún lado si seguía esa línea. Albert tratando de investigar que había sucedido realmente y ella ocultando la verdad.
—Me ha dado hambre de pronto —dijo la rubia para poner punto final a aquella conversación.
—Le pediré a Dorothy que te suba algo.
—Te lo agradezco.
Albert besó su frente —si necesitas algo más, sabes donde encontrarme.
—Ya te he dicho lo que necesito.
—Hablaré con la Tía Elroy para que ya no insista con el tema de buscarte esposo, confío que en cualquier momento llegará el candidato adecuado —le guiñó un ojo antes de cerrar la puerta.
********************
Las carcajadas de Stair y Archie inundaron la biblioteca. Los planes de Terry y Anthony de permanecer en New York y pasarla bien todo el tiempo que el castaño Inglés permaneciera en America, y los ilusiones de Terry de cumplir su sueño de ser actor de teatro se fueron a la basura gracias a la pegajosa señorita Marlowe.
—Ya relájate Anthony —le dijo Archie a su primo —toma esta copa de whisky, bebe un trago y veras como te tranquilizas..
—¡Maldición! Nunca pensé que Susana echaría a perder mis planes de esa manera.
—Tal vez fue lo mejor después de todo, siempre quise conocer Lakewood y ahora mas que nunca —musitó Terry.
—¿A que te refieres con ahora mas que nunca? —Lo cuestionó Stair.
—A que todos estamos juntos, ¿que otra cosa podría ser? —respondió Terry con una sonrisa, pero sus pensamientos estaban centrados en la dueña de dos hermosos ojos verdes, que por cierto besaba deliciosamente.
—¡Oh por Dios! —Dijo Archie riendo de repente —no puedo quitarme de la mente la imagen de la señorita Marlowe pasando su lengua por la comisura de sus labios mientras te devoraba con la mirada cual trozo de una apetitosa carne.
El comentario de Archie hizo que Terry recordara otras lenguas. Si, la lengua suya y de la señorita Ardley en una lucha por llevar el control.
Ahuyentó sus pensamientos, no era nada recomendable pensar en la lengua de la hermana menor de Anthony, ni en su dulzura, ni en su timidez inicial, que luego se convirtió en un Pequeña feresilla.. y muy pecosa —sacudió la cabeza —necesitaba dejar de pensar en ella, estaba mas que claro que él no era de su agrado ¿y como podría serlo? Si se había comportado como un completo libertino con ella y encima la había acusado de seducirlo.
¡Ay no! Terry se tensó al ver como Anthony ladeaba el rostro, entrecerraba los ojos y comenzaba a alzar aquella maldita ceja burlona.
—Yo que tú no me sentiría tan feliz de estar aquí, ¿acaso crees que no me he dado cuenta como Candy se las trae contigo? —Anthony palmeó su hombro —prepárate Grantchester, porque estas en el terreno de mi hermanita y no creo que te vaya tan bien por aquí, yo en tu lugar me andaría con mucho cuidado.
—Así que nuestra prima te ha declarado la guerra ¡eh! —dijo Archie riendo entre dientes
Terry fue víctima de un fuerte ataque de tos.
—¿Te sientes bien? —Stair se acercó a él
Terry se limitó a asentir
—Ni te creas que no me di cuenta la mirada que Candy te lanzó luego que le susurraste algo mientras pasabas junto a ella antes de subir al tren.
¡Maldición! Por que demonios Anthony tenia que ser tan observador, y si husmeaba acerca de las discusiones con su pequeña hermana, estaba perdido.
Anthony era una gran amigo, pero si se enteraba que su pequeña hermana lo había puesto en su lugar, no habría quien lo parara con las bromas y las burlas.
La hora de cena llegó, todos se reunieron en comedor.
—Terry quiero pedirte que mientras permanezcas en Lakewood ocupes la silla que está junto a Candy.
—¿Y Donde está ella ahora? —Preguntó Anthony al ver el lugar vacío.
—No se siente bien, he ordenado que le suban la cena a su habitación.
—Seguro lo hace para evitar a Terry —Anthony rió burlón.
—Terry, —Albert se dirigió a él —Candy me contó lo que sucedió en el jardín la noche de la fiesta de su cumpleaños
—¿Te sientes bien? —le preguntó Stair a su amigo cuando este tuvo un ataque de tos —creo que no seria mala idea que te revise un doctor, últimamente estas sufriendo ataques de tis con frecuencia.
Anthony comenzó a reír burlón y se acercó a Terry para hablarle al oido
—Bueno cualquiera en tu lugar estaría nervioso teniendo a mi pequeña hermana como enemiga.
Terry lo fulminó con la mirada y tras aclararse la garganta respondió:
—Si estoy bien, solo que un poco cansado por el viaje. Si me disculpan voy a retírame a mi habitación —Se puso de pie.
—Descansa Terry —le dijo Albert.
—Muchas gracias por sus atenciones —respondió el castaño joven emprendiendo la marcha.
—Hazlo mientras pueda —le dijo Anthony entre dientes cuando pasó a su lado.
Dos horas mas tarde...
Terry salió del cuarto de baño luego de tomar una refrescante ducha, se vistió con su pijama y estaba por meterse a la cama cuando un ruido proveniente del balcón de enseguida llamó su atención. Sus ojos se abrieron como plato al ver como la Pequeña Fieresilla Pecosa bajaba a travez de un árbol.
—Vaya ademas de de fieresilla ha salido toda una chica Tarzan y con Pecas.. "Tarzan Pecosa" —pensó —sonrió de lado al ver como ella jugaba con un pequeño coatí en medio de la noche.
—Hola —dijo luego de bajar por el árbol de la misma forma como ella lo hizo antes.
Candy se tensó al escuchar aquella voz — ¿que demonios hacía ahi?.
—Al parecer se le ha vuelto costumbre estar detrás mío ¿verdad? O ¿es que de pronto se le ha perdido una muy parecida a mi?
—Si estuviéramos en medio de la jungla Africana pensaría en esa posibilidad. —Terry contuvo las ganas de reír.
—Es usted un majadero sin el mas mínimo tacto de cómo tratar a una dama.
—A una dama si, pero a una Tarzan con Pecas no.
—Idiota —Candy lo fulminó con la mirada.
—¿Le mencionó a Albert algo sobre lo que realmente sucedió en el jardín de la Mansión Ardley en New York? —La miró fijamente.
—Por supuesto que no, ¿como se le ocurre? —no soy ninguna demente para hacer tal cosa ¿ que le pasa? ..Si el muy granujas supiera que Albert incluso lo veía como un buen partido para ella ¿cuál sería su reacción?
—¿Usted cree que si le hubiera dicho una sola palabra de lo sucedido a mi hermano, estaría aquí tan tranquilo como si nada? Le aseguro señor Grantchester que Albert lo hubiera obligado a cumplir con su deber, algo que naturalmente yo habría rechazado, jamás aceptaría compartir mi vida a un granuja como usted —dijo ella alzando el mentón con toda la dignidad que le fue posible.
—Si su hermano o aquel par de chismosas reporteras se hubieran enterado de lo que realmente pasó en el jardín la noche de su cumpleaños, déjeme decirle señorita Ardley que su reputación estaría en este momento por el suelo y este granuja que tanto desprecia, —dijo apuntándose a si mismo —hubiera hecho por cuestión de honor lo que le corresponde hacer a un caballero Inglés, sin necesidad que nadie lo obligara a hacer nada —espetó el con el ceño fruncido.
—Guárdese su honor de caballero Inglés y sus instintos naturales de macho cabrío —dijo ella en tono de burla—. No se las dé de muy caballero conmigo porque los dos sabemos que esta muy lejos de serlo, la verdad no entiendo que demonios hace aquí cuando bien podría estar retozando con la señorita Marlowe, le aseguro que ella si estaría encantada de aceptar sus actos lujuriosos para luego comprometerlo.
La pura mención de aquella chica le causó nausea al punto que su mirada fue de sorpresa a una de desagrado.
—No me cabe en la cabeza que tenga esa errada idea sobre mi persona por el incidente en el jardín —dijo él frunciendo el ceño y tono frío.
Candy enarcó la ceja. Sentía una mezcla de humillación y entusiasmo cada vez que recordaba el "incidente" del jardín, como él insistía en llamarlo, pero lo que si tenía muy claro o al menos eso se repetía era que no quería casarse con el sin vergüenza frente a ella.
—Tenga cuidado, un día de estos su rostro se puede quedar congelado.
—¿A qué se refiere?
—A su manera tan frecuente de fruncir el ceño cada vez que habla conmigo —Candy se rió de manera burlona e inmediatamente retiró el dedo con el que estuvo a punto de tocar el entrecejo de Terry.
—¿Que fue exactamente lo que le dijo a su hermano?
—Que le importa lo que le haya dicho a Albert.
Terry rodó los ojos, aquella jovencita estaba comenzando a exasperarlo.
—Se lo pregunto para que ambos tengamos la misma versión.
—Vaya, al parecer lo idiota de Lady pulpo se le ha pegado
—¿Quien es Lady Pulpo?
—Quien mas va ser, la señorita Marlowe —¿había enfado en su voz al recordar las manos de aquella odiosa joven tratando de tocarlo? .. ¡Oh no! Eso no podía ser, ¿que demonios le importaba a ella que lo mañosearan?
Terry estalló en carcajadas
—Debo reconocer que el sobrenombre utilizado a la señorita Marlowe ha sido muy acorde a sus acciones. Pero no estamos hablando de ella, sino de nosotros
—¿Nosotros? —¿Cuantas veces tengo que decirle que no hay un nosotros?.
—Lo hay Candice —dijo él sujetándola del brazo atrayéndola hasta él y devorando sus labios —no se irá de aquí hasta que me diga exactamente que le dijo a su hermano —dijo aún pegado a los labios de ella.
—Como se atreve —dijo ella recuperando la compostura que había perdido a causa de aquel arrollador beso y liberándose de su agarre —si mas recuerdo, mientras bailábamos, le dije cual sería la versión que sostendría frente a mis hermanos, el que lo haya olvidado no es mi problema pero si lo que le preocupa es que después de su falta la cual acaba de repetir, lo obliguen a cumplir con su deber como caballero, quédese tranquilo, nada de eso sucederá. El matrimonio no está en mi planes por ahora y menos con un tipo como usted. —su voz era fría —ahora si me disculpa, ya le he dedicado demasiado tiempo.
¿En verdad había dicho eso? ¿Tan desagradable era él para ella? ¡oh no! No permitiría que lo humillara y mucho menos le hiciera sentir rechazado.
—Eso espero, porque el matrimonio tampoco está en mis planes y menos con una Pequeña Fieresilla que se desliza por las ramas de los árboles como una Tarzan Pecosa.
—¡Idiota! —Masculló Candy mientras se alejaba.
Ninguno de los dos se dio cuenta que a la distancia, eran observados por dos pares de ojos de halcón.
Capítulo V
By Rossy Castaneda
Candy decidió encerrase en su privado todo el tiempo que duró el viaje de regreso a Chicago. Enojada consigo misma de no saber si estaba furiosa o feliz que aquel sin vergüenza no se hubiese quedado en New York. La verdad, desde que Annie mencionó la posibilidad que Terry besara a Susana de la misma manera como lo había hecho con ella, la puso de un humor de los mil demonios que se vio obligada a disimular, no pensaba reconocer ante nadie que aquel granuja le gustaba mas de lo que ella suponía.
Pero ahora estaba ahí, en Lakewood ¿Como demonios le iba hacer para ocultar lo que realmente aquel granuja había despertado en ella?
—Candy pequeña, abre la puerta, has estado encerrada desde que llegamos.
—Quiero estar sola Bert.
—No me moveré de aquí hasta que me digas tienes.
Sabiendo que su hermano cumpliría con su amenaza, sin quedarle mas remedio, Candy salió de su cama, arrastró sus pies y abrió la puerta.
—Pasa —dijo haciendo un ademán con sus manos.
—¿Que tienes Candy, hay algo que te disgusta?
No era el momento de decirlo, pero necesitaba hacerlo.
—Albert, estoy cansada de las exigencias de la Tia Elroy.
—¿Que ha hecho ahora?
—Está empeñada en buscarme esposo.
—Ah es eso —Albert sonrió —no le tomes mucha importancia a sus palabras.
—¿Como puedo no hacerlo? —se la pasa repitiéndome todo el tiempo lo mismo.
Albert fijó sus ojos azules en las verdes pupilas de ella.
—Dime pequeña, ¿hay algo que puedo hacer para ayudarte?
—Si, mucho
—Tu dirás.
—Albert, habla con la tía Elroy para que desista de esa locura, si no lo hace me veré obligada a... —se detuvo.
—Te veras obligada ¿ a que, Candy? —la instó él a que continuara.
—A largarme de esta casa y buscar mi propio camino —dijo rápidamente.
—¿Y como piensas hacer eso?
—No le sé, pero algo se me ocurrirá.
—Y si la Tía Elroy deja de lado el tema, ¿desistirás de marcharte de casa?.
—Totalmente —respondió ella.
—Tenemos un trato —Dijo el rubio atrayéndola hasta él y estrechándola en sus brazos —nunca permitiré que te obliguen a hacer algo que no desees hacer y lo sabes —besó la coronilla de su cabeza —ahora dime, ¿sucede algo con Terry?
—¿Por que lo preguntas?
—Me di cuenta que te encerraste en tu privado del tren durante todo el viaje de regreso, y eso no es normal en ti. —Dime Candy ¿sucedió algo entre Terry y tu en New York? —¿Terry se propasó contigo cuando salieron al jardín? Y no me refiero a la segunda vez sino a la primera vez, tenias hojas en el cabello, la falda de tu vestido llena de polvo y tu estabas totalmente desaliñada..
¡Santo Dios! Los ojos de halcón de su hermano la habían visto entrar a la casa cuando imaginó nadie lo había hecho.
—Me ensucié mientras nos besábamos apasionadamente —cubrió su bocota al instante y se sonrojó furiosamente —necesitaba conectar su viperina lengua con sus aturdidos pensamientos.
—Si claro, eso lo explica todo —Albert entrecerró sus ojos —Candy comprendo que has estado molesta con la actitud de Tia Elroy, pero debes tener cuidado con las palabras que salen de tu boca, eso podría traerte grandes consecuencias y lo sabes —le tomó la barbilla y la alzó para mirarla —Pero si Terry se ha tomado esas libertades contigo, te aseguro que haré que cumpla como el caballero que es.
—¿Como? , ¿Obligándolo a casarse conmigo?
—Eso es lo que corresponde. Y para ser sincero, Terry sería una gran partido para ti.
¡Demonios! su yo interno comenzó a danzar ante aquella posibilidad. ¡Por Dios! Se estaba volviendo loca. ¿Cómo se le ocurría siquiera la posibilidad de compartir su vida con él? El tipo era además de granuja, insufrible.
—Pero si acabas de decir que nunca permitirías que me obliguen a hacer algo que no deseo —le recordó.
—Y lo sostengo, pero esto es muy diferente.
—¿Que le hace diferente?
—Una cosa es que permita que tomes tus propias decisiones y otra muy diferente es que permitir que alguien te falte el respeto ¿ lo entiendes verdad?
—Pero no creo que desees que tu pequeña hermana termine casada con un granuja solo por un tonto deber.
—¿Estas llamando granuja a Terry? ¿Admites que sucedió algo en el jardín?
—No, por supuesto que no —respondió segura de sus palabra —no me refiero a él, sino al hecho que si alguien se propasa conmigo lo obligarías a responder por sus acciones.
—Viéndolo de eso modo, suena horrible —Albert frunció el ceño —Por supuesto que no obligaría a mi pequeña hermana a casarse con un granuja —acarició su naricita pecosa —Ahora dime, ¿que fue lo que realmente sucedió entre Terry y tu en el jardín?
Y aquí vamos otra vez —pensó Candy
—Caminaba distraídamente por el jardín, tropecé en las raíces de una árbol que esta cerca del muro, el señor Grantchester pasaba por ahi y al ver que estaba a punto de caer intentó evitar que sicediera pero no pudo hacerlo y al final ambos rodamos por el suelo. Eso fue lo que realmente paso.
—¿Estas segura?
—Totalmente, ¿por que debería estar mintiendo?
—No lo sé, dímelo tu —Albert se encogió de hombros.
Candy suspiró, no iría a ningún lado si seguía esa línea. Albert tratando de investigar que había sucedido realmente y ella ocultando la verdad.
—Me ha dado hambre de pronto —dijo la rubia para poner punto final a aquella conversación.
—Le pediré a Dorothy que te suba algo.
—Te lo agradezco.
Albert besó su frente —si necesitas algo más, sabes donde encontrarme.
—Ya te he dicho lo que necesito.
—Hablaré con la Tía Elroy para que ya no insista con el tema de buscarte esposo, confío que en cualquier momento llegará el candidato adecuado —le guiñó un ojo antes de cerrar la puerta.
********************
Las carcajadas de Stair y Archie inundaron la biblioteca. Los planes de Terry y Anthony de permanecer en New York y pasarla bien todo el tiempo que el castaño Inglés permaneciera en America, y los ilusiones de Terry de cumplir su sueño de ser actor de teatro se fueron a la basura gracias a la pegajosa señorita Marlowe.
—Ya relájate Anthony —le dijo Archie a su primo —toma esta copa de whisky, bebe un trago y veras como te tranquilizas..
—¡Maldición! Nunca pensé que Susana echaría a perder mis planes de esa manera.
—Tal vez fue lo mejor después de todo, siempre quise conocer Lakewood y ahora mas que nunca —musitó Terry.
—¿A que te refieres con ahora mas que nunca? —Lo cuestionó Stair.
—A que todos estamos juntos, ¿que otra cosa podría ser? —respondió Terry con una sonrisa, pero sus pensamientos estaban centrados en la dueña de dos hermosos ojos verdes, que por cierto besaba deliciosamente.
—¡Oh por Dios! —Dijo Archie riendo de repente —no puedo quitarme de la mente la imagen de la señorita Marlowe pasando su lengua por la comisura de sus labios mientras te devoraba con la mirada cual trozo de una apetitosa carne.
El comentario de Archie hizo que Terry recordara otras lenguas. Si, la lengua suya y de la señorita Ardley en una lucha por llevar el control.
Ahuyentó sus pensamientos, no era nada recomendable pensar en la lengua de la hermana menor de Anthony, ni en su dulzura, ni en su timidez inicial, que luego se convirtió en un Pequeña feresilla.. y muy pecosa —sacudió la cabeza —necesitaba dejar de pensar en ella, estaba mas que claro que él no era de su agrado ¿y como podría serlo? Si se había comportado como un completo libertino con ella y encima la había acusado de seducirlo.
¡Ay no! Terry se tensó al ver como Anthony ladeaba el rostro, entrecerraba los ojos y comenzaba a alzar aquella maldita ceja burlona.
—Yo que tú no me sentiría tan feliz de estar aquí, ¿acaso crees que no me he dado cuenta como Candy se las trae contigo? —Anthony palmeó su hombro —prepárate Grantchester, porque estas en el terreno de mi hermanita y no creo que te vaya tan bien por aquí, yo en tu lugar me andaría con mucho cuidado.
—Así que nuestra prima te ha declarado la guerra ¡eh! —dijo Archie riendo entre dientes
Terry fue víctima de un fuerte ataque de tos.
—¿Te sientes bien? —Stair se acercó a él
Terry se limitó a asentir
—Ni te creas que no me di cuenta la mirada que Candy te lanzó luego que le susurraste algo mientras pasabas junto a ella antes de subir al tren.
¡Maldición! Por que demonios Anthony tenia que ser tan observador, y si husmeaba acerca de las discusiones con su pequeña hermana, estaba perdido.
Anthony era una gran amigo, pero si se enteraba que su pequeña hermana lo había puesto en su lugar, no habría quien lo parara con las bromas y las burlas.
La hora de cena llegó, todos se reunieron en comedor.
—Terry quiero pedirte que mientras permanezcas en Lakewood ocupes la silla que está junto a Candy.
—¿Y Donde está ella ahora? —Preguntó Anthony al ver el lugar vacío.
—No se siente bien, he ordenado que le suban la cena a su habitación.
—Seguro lo hace para evitar a Terry —Anthony rió burlón.
—Terry, —Albert se dirigió a él —Candy me contó lo que sucedió en el jardín la noche de la fiesta de su cumpleaños
—¿Te sientes bien? —le preguntó Stair a su amigo cuando este tuvo un ataque de tos —creo que no seria mala idea que te revise un doctor, últimamente estas sufriendo ataques de tis con frecuencia.
Anthony comenzó a reír burlón y se acercó a Terry para hablarle al oido
—Bueno cualquiera en tu lugar estaría nervioso teniendo a mi pequeña hermana como enemiga.
Terry lo fulminó con la mirada y tras aclararse la garganta respondió:
—Si estoy bien, solo que un poco cansado por el viaje. Si me disculpan voy a retírame a mi habitación —Se puso de pie.
—Descansa Terry —le dijo Albert.
—Muchas gracias por sus atenciones —respondió el castaño joven emprendiendo la marcha.
—Hazlo mientras pueda —le dijo Anthony entre dientes cuando pasó a su lado.
Dos horas mas tarde...
Terry salió del cuarto de baño luego de tomar una refrescante ducha, se vistió con su pijama y estaba por meterse a la cama cuando un ruido proveniente del balcón de enseguida llamó su atención. Sus ojos se abrieron como plato al ver como la Pequeña Fieresilla Pecosa bajaba a travez de un árbol.
—Vaya ademas de de fieresilla ha salido toda una chica Tarzan y con Pecas.. "Tarzan Pecosa" —pensó —sonrió de lado al ver como ella jugaba con un pequeño coatí en medio de la noche.
—Hola —dijo luego de bajar por el árbol de la misma forma como ella lo hizo antes.
Candy se tensó al escuchar aquella voz — ¿que demonios hacía ahi?.
—Al parecer se le ha vuelto costumbre estar detrás mío ¿verdad? O ¿es que de pronto se le ha perdido una muy parecida a mi?
—Si estuviéramos en medio de la jungla Africana pensaría en esa posibilidad. —Terry contuvo las ganas de reír.
—Es usted un majadero sin el mas mínimo tacto de cómo tratar a una dama.
—A una dama si, pero a una Tarzan con Pecas no.
—Idiota —Candy lo fulminó con la mirada.
—¿Le mencionó a Albert algo sobre lo que realmente sucedió en el jardín de la Mansión Ardley en New York? —La miró fijamente.
—Por supuesto que no, ¿como se le ocurre? —no soy ninguna demente para hacer tal cosa ¿ que le pasa? ..Si el muy granujas supiera que Albert incluso lo veía como un buen partido para ella ¿cuál sería su reacción?
—¿Usted cree que si le hubiera dicho una sola palabra de lo sucedido a mi hermano, estaría aquí tan tranquilo como si nada? Le aseguro señor Grantchester que Albert lo hubiera obligado a cumplir con su deber, algo que naturalmente yo habría rechazado, jamás aceptaría compartir mi vida a un granuja como usted —dijo ella alzando el mentón con toda la dignidad que le fue posible.
—Si su hermano o aquel par de chismosas reporteras se hubieran enterado de lo que realmente pasó en el jardín la noche de su cumpleaños, déjeme decirle señorita Ardley que su reputación estaría en este momento por el suelo y este granuja que tanto desprecia, —dijo apuntándose a si mismo —hubiera hecho por cuestión de honor lo que le corresponde hacer a un caballero Inglés, sin necesidad que nadie lo obligara a hacer nada —espetó el con el ceño fruncido.
—Guárdese su honor de caballero Inglés y sus instintos naturales de macho cabrío —dijo ella en tono de burla—. No se las dé de muy caballero conmigo porque los dos sabemos que esta muy lejos de serlo, la verdad no entiendo que demonios hace aquí cuando bien podría estar retozando con la señorita Marlowe, le aseguro que ella si estaría encantada de aceptar sus actos lujuriosos para luego comprometerlo.
La pura mención de aquella chica le causó nausea al punto que su mirada fue de sorpresa a una de desagrado.
—No me cabe en la cabeza que tenga esa errada idea sobre mi persona por el incidente en el jardín —dijo él frunciendo el ceño y tono frío.
Candy enarcó la ceja. Sentía una mezcla de humillación y entusiasmo cada vez que recordaba el "incidente" del jardín, como él insistía en llamarlo, pero lo que si tenía muy claro o al menos eso se repetía era que no quería casarse con el sin vergüenza frente a ella.
—Tenga cuidado, un día de estos su rostro se puede quedar congelado.
—¿A qué se refiere?
—A su manera tan frecuente de fruncir el ceño cada vez que habla conmigo —Candy se rió de manera burlona e inmediatamente retiró el dedo con el que estuvo a punto de tocar el entrecejo de Terry.
—¿Que fue exactamente lo que le dijo a su hermano?
—Que le importa lo que le haya dicho a Albert.
Terry rodó los ojos, aquella jovencita estaba comenzando a exasperarlo.
—Se lo pregunto para que ambos tengamos la misma versión.
—Vaya, al parecer lo idiota de Lady pulpo se le ha pegado
—¿Quien es Lady Pulpo?
—Quien mas va ser, la señorita Marlowe —¿había enfado en su voz al recordar las manos de aquella odiosa joven tratando de tocarlo? .. ¡Oh no! Eso no podía ser, ¿que demonios le importaba a ella que lo mañosearan?
Terry estalló en carcajadas
—Debo reconocer que el sobrenombre utilizado a la señorita Marlowe ha sido muy acorde a sus acciones. Pero no estamos hablando de ella, sino de nosotros
—¿Nosotros? —¿Cuantas veces tengo que decirle que no hay un nosotros?.
—Lo hay Candice —dijo él sujetándola del brazo atrayéndola hasta él y devorando sus labios —no se irá de aquí hasta que me diga exactamente que le dijo a su hermano —dijo aún pegado a los labios de ella.
—Como se atreve —dijo ella recuperando la compostura que había perdido a causa de aquel arrollador beso y liberándose de su agarre —si mas recuerdo, mientras bailábamos, le dije cual sería la versión que sostendría frente a mis hermanos, el que lo haya olvidado no es mi problema pero si lo que le preocupa es que después de su falta la cual acaba de repetir, lo obliguen a cumplir con su deber como caballero, quédese tranquilo, nada de eso sucederá. El matrimonio no está en mi planes por ahora y menos con un tipo como usted. —su voz era fría —ahora si me disculpa, ya le he dedicado demasiado tiempo.
¿En verdad había dicho eso? ¿Tan desagradable era él para ella? ¡oh no! No permitiría que lo humillara y mucho menos le hiciera sentir rechazado.
—Eso espero, porque el matrimonio tampoco está en mis planes y menos con una Pequeña Fieresilla que se desliza por las ramas de los árboles como una Tarzan Pecosa.
—¡Idiota! —Masculló Candy mientras se alejaba.
Ninguno de los dos se dio cuenta que a la distancia, eran observados por dos pares de ojos de halcón.
Última edición por RossyCastaneda el Mar Abr 21, 2020 7:30 pm, editado 1 vez