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Buenas tardes a todos los clanes, grupos y participantes en solitario de este foro. en esta ocasión les dejo este pequeño aporte, un songfic de una canción que me encanta y espero sea de su agrado.
Antes de terminar mi participación este año en la guerra florida, les agradezco profundamente a todas ustedes que se dieron el tiempo para acompañar a las "Divinas Misticas de Terry" en cada historia así como en los foto montajes que realizo Letys Depp, agradezco a mis compañeras que siempre estuvieron al pie del cañón y sobre todo, les agradezco su apoyo incondicional.
Amenazamos con volver en la guerra florida 2021. saludos a todas.
Antes de terminar mi participación este año en la guerra florida, les agradezco profundamente a todas ustedes que se dieron el tiempo para acompañar a las "Divinas Misticas de Terry" en cada historia así como en los foto montajes que realizo Letys Depp, agradezco a mis compañeras que siempre estuvieron al pie del cañón y sobre todo, les agradezco su apoyo incondicional.
Amenazamos con volver en la guerra florida 2021. saludos a todas.
Mi agonía.
Las últimas horas del año estaban llegando a su fin, dentro del teatro Stranford los abrazos entre compañeros de tablas se repartían con entusiasmo pues la última función de beneficencia al fin bajaba el telón para que los actores pudieran festejar la llegada de un nuevo año, un nuevo comienzo para la compañía que ya se perfilaba directo a la cima del éxito con la nueva obra teatral que pondrían en escena apenas iniciara el año.
Poco a poco se fue quedando vacío el recinto, en los camerinos las prendas del vestuario habían quedado esparcidas por todos lados notando la urgencia que tenían por salir del lugar. Al contrario de todos, Terry esperaba sentado en la platea frente al escenario observando cómo salían del teatro uno a uno de los ahí presentes. El castaño más que festejar, aquellas fechas le traían a su memoria nostalgia, soledad, recuerdos tristes que llegaban en cascada rememorando lo que perdió una noche de invierno.
Habría pasado unos cuántos minutos en medio de la soledad del teatro hasta que decidió era hora de marcharse, con parsimonia tomó su chaqueta, su singular boina y la habitual bufanda que usaba para resguardarse del aire gélido de Nueva York, se encaminó directo a la salida, con cada paso que daba se acercaba aún más al lugar de su desdicha. Una vez fuera y abrigado, metió las manos en los bolsillos de la chaqueta con la mirada baja comenzó el regreso al departamento entre la fuerte ventisca que ya comenzaba a arreciar.
Aquella noche víspera del nuevo año, sus demonios se regodeaban de él, deseaba hacer sangrar sus propias heridas a manera de auto infligirse dolor las cuales creía jamás cicatrizarían, tomó el camino que lo llevaba directo a uno de los últimos lugares donde se encontró con Candice frente a frente antes de separarse de ella. El hotel Royal seguía ahí siendo fiel testigo del sentimiento que le causaba recordar la noche nevada en la que arribó su dulce pecosa, justo antes del estreno de Romeo y Julieta, cuánto deseó abalanzarse a ella para estrecharla entre sus brazos e intercambiar un prolongado beso por todo el tiempo que habían estado lejos el uno del otro, sin en cambio sus planes se habían venido abajo, en aquella ocasión sus pensamientos se concentraban en una mujer que para nada era la que deseaba, con la mente dispersa e indeciso por las dolorosas resoluciones que tendría que tomar, sin en cambio el destino tenía otros planes los cuáles Terry no había contemplado antes.
A pesar de todo el tiempo que ya había transcurrido aún tenía presentes los aniversarios del día en que la conoció en medio del Atlántico. Sin embargo, este último año sería diferente, no podría seguir ahí de pie por lo que siguió su camino entre las calles de Broadwey bajolas titilantes luces neón que aún permanecían encendidas. El frío de la calle comenzaba a entumecerle el cuerpo por lo que ingresó al edificio, al departamento que de solo verlo ya sentía asfixiarse ahí dentro. Al ingresar al lugar la habitación se encontraba en penumbras los rayos de la luna se colaban entre las cortinas que se balanceaban con el aire a través de la ventana del balcón iluminándolo suavemente. Hacía ya bastante tiempo que Terrence había perdido la intensidad del brillo en los ojos, aunque se encontraba en Broadwey su corazón estaba más allá de su alcance.
Salió a respirar un poco de aire y se quedó mirando hacia la calle como una pareja descuidadamente intercambiaba tiernas caricias frente a su apartamento lo cual lo hizo retroceder en el tiempo rememorando un beso robado en el festival de mayo. mientras el castaño aferraba ambas manos al frio barandal de roca escondiendo la cara de la gente curiosa que pudiera estar observándolo, un solo pensamiento lo atormentaba, jamás se volvería a reflejar en las esmeraldas de la mujer que tanto anhelaba mientras el aire revolvía su castaña cabellera, los recuerdos se agrupaban en la cabeza y la angustia le subía a la garganta.
La vida pasa cambiando constantemente, es en este preciso momento que siento este dolor mientras sigo buscando esos recuerdos, los tiernos momentos que disfrutamos desde el día en que te conocí y maldiciendo el instante en que te perdí. A pesar de todo, tú ya no estás aquí, todo lo que quise fue a ti Candice... hoy es nuestro aniversario y vamos a brindar una copa o dos, ¡lo recuerdas verdad!, dime que aun no has borrado de tu memoria este día porque entonces mi castigo no tendrá recompensa. Una noche de bruma como hoy el destino nos unió y fue el mismo quién te apartó de mi lado, en ese momento todo lo perdí en ti, dime ¿aún estás ahí pecosa?
Enséñame cómo salir de esta terrible pesadilla que todos los días me consume un poco más, dale la libertad a este corazón traicionero que se empeña a aferrarse a tu recuerdo ¿Amor, todo está perdido en ti?
Intento entender que hay en tu mente, te puedo asegurar que esto pronto terminará, se paciente una vez más por favor pecosa mía, tal vez te pido demasiado, pero juro que te recompensare el tiempo perdido solo dime que me amas todo el tiempo que no te importa el pasado y jamás… jamás te irás.
-Terry ¿Estás ahí? – desde el fondo del lugar los pasos resuenan acercándose sigilosa al tiempo que Grandchester recompone el semblante para disimular el hastío que le provoca tener cerca a la madre de Susana quien poco a poco se le consume la vida en la habitación del fondo del apartamento.
Poco a poco se fue quedando vacío el recinto, en los camerinos las prendas del vestuario habían quedado esparcidas por todos lados notando la urgencia que tenían por salir del lugar. Al contrario de todos, Terry esperaba sentado en la platea frente al escenario observando cómo salían del teatro uno a uno de los ahí presentes. El castaño más que festejar, aquellas fechas le traían a su memoria nostalgia, soledad, recuerdos tristes que llegaban en cascada rememorando lo que perdió una noche de invierno.
Habría pasado unos cuántos minutos en medio de la soledad del teatro hasta que decidió era hora de marcharse, con parsimonia tomó su chaqueta, su singular boina y la habitual bufanda que usaba para resguardarse del aire gélido de Nueva York, se encaminó directo a la salida, con cada paso que daba se acercaba aún más al lugar de su desdicha. Una vez fuera y abrigado, metió las manos en los bolsillos de la chaqueta con la mirada baja comenzó el regreso al departamento entre la fuerte ventisca que ya comenzaba a arreciar.
Aquella noche víspera del nuevo año, sus demonios se regodeaban de él, deseaba hacer sangrar sus propias heridas a manera de auto infligirse dolor las cuales creía jamás cicatrizarían, tomó el camino que lo llevaba directo a uno de los últimos lugares donde se encontró con Candice frente a frente antes de separarse de ella. El hotel Royal seguía ahí siendo fiel testigo del sentimiento que le causaba recordar la noche nevada en la que arribó su dulce pecosa, justo antes del estreno de Romeo y Julieta, cuánto deseó abalanzarse a ella para estrecharla entre sus brazos e intercambiar un prolongado beso por todo el tiempo que habían estado lejos el uno del otro, sin en cambio sus planes se habían venido abajo, en aquella ocasión sus pensamientos se concentraban en una mujer que para nada era la que deseaba, con la mente dispersa e indeciso por las dolorosas resoluciones que tendría que tomar, sin en cambio el destino tenía otros planes los cuáles Terry no había contemplado antes.
A pesar de todo el tiempo que ya había transcurrido aún tenía presentes los aniversarios del día en que la conoció en medio del Atlántico. Sin embargo, este último año sería diferente, no podría seguir ahí de pie por lo que siguió su camino entre las calles de Broadwey bajolas titilantes luces neón que aún permanecían encendidas. El frío de la calle comenzaba a entumecerle el cuerpo por lo que ingresó al edificio, al departamento que de solo verlo ya sentía asfixiarse ahí dentro. Al ingresar al lugar la habitación se encontraba en penumbras los rayos de la luna se colaban entre las cortinas que se balanceaban con el aire a través de la ventana del balcón iluminándolo suavemente. Hacía ya bastante tiempo que Terrence había perdido la intensidad del brillo en los ojos, aunque se encontraba en Broadwey su corazón estaba más allá de su alcance.
Salió a respirar un poco de aire y se quedó mirando hacia la calle como una pareja descuidadamente intercambiaba tiernas caricias frente a su apartamento lo cual lo hizo retroceder en el tiempo rememorando un beso robado en el festival de mayo. mientras el castaño aferraba ambas manos al frio barandal de roca escondiendo la cara de la gente curiosa que pudiera estar observándolo, un solo pensamiento lo atormentaba, jamás se volvería a reflejar en las esmeraldas de la mujer que tanto anhelaba mientras el aire revolvía su castaña cabellera, los recuerdos se agrupaban en la cabeza y la angustia le subía a la garganta.
La vida pasa cambiando constantemente, es en este preciso momento que siento este dolor mientras sigo buscando esos recuerdos, los tiernos momentos que disfrutamos desde el día en que te conocí y maldiciendo el instante en que te perdí. A pesar de todo, tú ya no estás aquí, todo lo que quise fue a ti Candice... hoy es nuestro aniversario y vamos a brindar una copa o dos, ¡lo recuerdas verdad!, dime que aun no has borrado de tu memoria este día porque entonces mi castigo no tendrá recompensa. Una noche de bruma como hoy el destino nos unió y fue el mismo quién te apartó de mi lado, en ese momento todo lo perdí en ti, dime ¿aún estás ahí pecosa?
Enséñame cómo salir de esta terrible pesadilla que todos los días me consume un poco más, dale la libertad a este corazón traicionero que se empeña a aferrarse a tu recuerdo ¿Amor, todo está perdido en ti?
Intento entender que hay en tu mente, te puedo asegurar que esto pronto terminará, se paciente una vez más por favor pecosa mía, tal vez te pido demasiado, pero juro que te recompensare el tiempo perdido solo dime que me amas todo el tiempo que no te importa el pasado y jamás… jamás te irás.
-Terry ¿Estás ahí? – desde el fondo del lugar los pasos resuenan acercándose sigilosa al tiempo que Grandchester recompone el semblante para disimular el hastío que le provoca tener cerca a la madre de Susana quien poco a poco se le consume la vida en la habitación del fondo del apartamento.
Hasta pronto.
