CAPITULO 3 ***** EL IMPOSTOR *******
—Si…Annie, estoy escuchándote, pero no sé por qué mi madre los invitó a una reunión que es netamente familiar.
—Lo que sucede es que la ponzoñosa de Eliza se encontró con tu mamá de casualidad aquí en mi pastelería y casi que la comprometió a invitarlos. Yo de verdad no supe como hacer para sacar a esa mujer de mi local. Cuando me percaté, ya ella se había auto-invitado a la reunión y a tu mami no le quedó de otra que aceptar.
La voz de la pelinegra sonaba realmente preocupada y el mutismo de Candy lo decía todo.
—Candy… ¿sigues ahí?
—Si Annie. Yo… hablaré con mi madre y le diré que esta vez definitivamente no podré asistir.
—¡No Candy, esta vez no! ¡Para nada! Yo ya pensé cómo sacarte de ese lío y de paso dejar aplastadas a esas cucarachas—Literalmente Annie gritaba por el teléfono
—Annie por favor...no uno más de tus planes.
El rostro de Candy se desencajaba al escuchar todo ese plan que Annie ya tenía en su cabecita loca. No daba crédito a lo que ella escuchaba; pero no podía negar que su prima actuaba con todo el corazón.
Ambas chicas se despidieron cariñosamente, no sin antes que Annie le arrancara la promesa a Candy, de que ella vendría a poner en marcha aquel plan descabellado que terminaría por solucionar sus problemas.
****** FIN DEL FLASHBACK************
Mientras que Candy se limpiaba una solitaria lágrima, trataba de llenarse de valor y convencerse a sí misma de que sus problemas personales ya no afectarían a su desempeño laboral. Mirando por el gran ventanal de su oficina se lo propuso; ahora ya no solo tenía que cumplir la promesa que le hizo a su prima, ahora estaba en juego su trabajo y a como diera lugar tenía que cumplir esta nueva promesa hecha a ella misma.
—Pues sí Candice White, déjate de lloriqueos y a trabajar, y si ese engreído de Graham te hace la vida de cuadritos; pues le vas poniendo un orden y freno. Se acabaron los lamentos— Lo dijo en voz alta con el firme propósito de que ese día todo cambiaría; pero, el destino le tenía preparado un último juego a Candy.
Mientras tanto, en la oficina del Ing. Jhonson se llevaba a cabo otra interesante charla.
—Terry, yo te contraté por que confío en tus altas capacidades. Fuiste mi mejor alumno y créeme que no me importó las amenazas de tu padre ni de su buró de abogados, y todo por haberte dado una oportunidad en esta carrera que habías escogido. El asunto es que, no sé por qué diablos se te está complicando este proyecto y justamente con mí otra asistente con la cual he trabajado de maravilla. Terry, sabes que puedes confiar en mí, igual que antes cuando llegaste con todo ese ímpetu solicitando una beca porque tu sueño era ser arquitecto. Yo creí en ti y no quiero que me decepciones, si algo personal te perturba, dímelo. Antes que tu jefe, yo soy tu amigo.
—Discúlpame Geroge, sé que he tenido mi cabeza en otros problemas y en realidad están influenciando negativamente en este proyecto. Además, no sé qué me pasa con la señorita White, la verdad es que su carácter avinagrado a veces me desubica y otras veces su tozudez me desorienta—Terence sonaba confundido.
—Soy consciente de su profesionalismo y genialidad en los proyectos; pero entre ella y yo hay una pared que no te sabría explicar. En fin, al parecer son cosas de mi imaginación y creo que toda mi frustración la estoy desahogando con la señorita “vinagre”
—Deja de llamarla así, ya te he dicho que ella como profesional es excelente y no sé el por qué le ves tantos peros; y será mejor que empieces a derrumbar esa pared de la que hablas—Las palabras de George sonaban serias
—Si..si si, lo entiendo, no llamar más señorita “vinagre” a la señorita “pecas”
—¡Terence!
Con gesto de rendición, Terry abandonó la oficina del Sr. Jhonson y fue a ver a su compañera de trabajo, la tan mencionada señorita White. Cuando entró en la oficina la vio sin sus acostumbrados lentes, con su mirada fija en el gran ventanal de la oficina y con una expresión indescifrable.
Algo había cambiado en la joven, su mirada era diferente y por primera vez él la veía sin sus gruesos lentes que no dejaban ver el color verde intenso de sus ojos. Terry se sintió extraño, quería embromarla, pero a la vez quería protegerla de ese fantasma que a ella le atormentaba.
—Candice, ¿te encuentras bien?
—Hmhh.. Si Terence, y tranquilo que yo pondré toda mi capacidad para terminar este proyecto en esta misma semana—De una manera automática la joven volvió a su gesto frío para con el castaño.
—Bueno pues, manos a la obra.
Pasaron todo el día sumergidos en planos y bocetos, pero Terry sabía que algo no estaba bien en la rubia; así que llevándole un café cargado se animó a preguntarle.
—Candice, yo conozco tu trabajo y sé de esa magia que le pones; y sinceramente a este proyecto le falta ese toque tuyo. ¿Se puede saber que te angustian tanto? ¡Quién sabe y yo te pueda ayudar y de una vez por todas vuelve a ser tú misma!
—Hmhh—Candice suspiró largamente
—Solo si fueras un impostor profesional podrías ayudarme, bah olvídalo, no me hagas caso. Será mejor que tratemos de seguir con este trabajo.
—¿Impostor profesional?—Terence se quedó pensando unos breves minutos en silencio
—Te propongo algo—fue la inesperada frase que salió de los labios del castaño—Yo te ayudo en tu problema; el que sea, y a cambio tú retornas con tu genialidad.
—¡De qué hablas Terence!
—Que podemos llevar aquí todo el fin de semana; pero no vamos a pasar de los trazos iniciales del proyecto. Pero si yo te ayudo a solucionar tu problema, ganamos los dos. Prefiero trabajar con la señorita Pecas de siempre que ya sé como tratarla; que trabajar con esta nueva señorita White que está en otro planeta.
—Te digo que mi problema lo soluciona un impostor profesional, es decir un actor y encontrar uno sería un milagro. ¿Acaso tú conoces uno?
—Pues señorita, no es por presumir; pero yo era el galán de las obras de teatro en mi colegio. Con decirte que mi Romeo fue un éxito y todas querían ser Julieta—una sonrisa ladina se dibujaba en el rostro del castaño
—Pero dime Candice, ¿para qué quieres tú un actor? ¿Acaso estas escapando de alguien? Jejeje
Una pequeña risilla juguetona se hizo presente en los labios del joven, pero al instante cambió su expresión a una más seria al percatarse que el rostro de Candy solo se entristecía. No sabía por qué siempre que veía el rostro triste de la joven, él automáticamente se entristecía.
—Deja de jugar con esto que me pasa Terrence, ¡ya por favor no más!
Candy intentó marcharse; pero Terry fue más rápido y la detuvo tomándola de la muñeca.
—De verdad Candice, yo puedo y quiero ayudarte. No estoy bromeando ¡Te lo juro! Ahora explícame en que nuevo lío nos vamos a meter.
La joven dudosa miraba la cara juguetona de Terry; pero sus palabras las escuchaba sinceras; así que con un hilo de voz procedió a contarle su problema a Terry y la descabellada solución que su prima Annie le había sugerido. En su cabeza había mil preguntas al ver el mutismo de Terry, sabiendo como era el castaño no sabía que reacción esperar de él. De pronto ocurrió lo que ella tanto temía.
La carcajada de Terry se escuchaba por toda la oficina en tanto que el rostro de Candy se tornaba furioso.
—Te dije que dejaras de jugar ¡Eres un malcriado!
Los ojos de Candy se cristalizaron; pero el joven tomo a la muchacha por los hombros y la miró directamente a la cara.
—Candice, no me estoy burlando de ti. ¡Es que me parece que te estás ahogando en un vaso de agua! Mira yo te acompañaré a esa reunión y listo. Regresamos a la normalidad de nuestras vidas y con eso la señorita White que conozco se vuelve a concentrar en su trabajo. La idea de tu prima no me parece tan descabellada.
—Terence, ¿De verdad quieres ayudarme?—La voz de la joven sonaba en un susurro y con nerviosismo se colocaba sus maltrechas gafas
— Solo…solo tendrías que acompañarme a la reunión de Acción de Gracias, pero…pero hay un detalle que no te he dicho. Tendrías que presentarte como mi novio—Las mejillas de la ojiverde se encendieron como fuego y no se atrevía a mirar al castaño por temor a una nueva burla de este.
— Solo sería ese día, para que ya mi madre pare con ese tema del noviazgo….
—¿Tú novio? —La sonrisa pícara de Terry volvía a aparecer
—Si…si, es que con esa presentación mi madre dejará de molestarme por un buen tiempo. Pero como es el día de Acción de Gracias, no sé si tú tengas libre esa fecha—Candy sintió un atisbo de esperanza y pensó que por fin encontraría solución a su problema
—Pues que te diré. Soy material disponible, y estás de suerte ya que por el momento no tengo novia; así que me podrás lucir como tu flamante y guapo novio—Terence no abandonaba la sonrisa sarcástica—y por la fecha ni te apures que no tengo compromisos familiares. Vamos a pasar un interesante fin de semana pecosa—
El joven tomaba la barbilla de la muchacha, y con mirada profunda como queriendo adivinar lo que se ocultaba tras el grueso cristal de sus gafas le dijo seriamente —Seré tu novio—
********************
El tan nombrado viaje llegó, Candy esperaba ansiosa a que Terry pasara a recogerla; pues así habían acordado y para ser sincera con ella mismo, llegar del brazo de un hombre tan guapo como lo era Terence, dejaría con la boca cerrada a su madre por un buen rato. La verdad es que no sabía que esperar de aquella reunión; sin embargo tenía la esperanza de que el plan de Annie funcionara y al fin sus problemas terminaran por acabar.
De repente el sonido insistente de un claxon la sacó de sus pensamientos, al asomarse por la ventana de su apartamento un hermoso Jaguar negro se encontraba aparcado en la entrada de su edificio y recargado sobre el mismo estaba Terence. Candy se quedó muda de la impresión, pues esa combinación del muchacho con el coche hacía que se viera mucho más guapo de lo que ya era.
—¡Doña Pecas! Vamos que ya llegó tu novio—Era el grito que el castaño pegaba desde el exterior del edificio, ocasionando que los vecinos de la ojiverde salieran a curiosear. El rostro de Candy era de espanto.
—Pero…pero Terence; ¿de dónde sacaste este auto? ¿nos iremos en este auto? ¿Quién te lo ha prestado? —Fueron las preguntas que la joven hacía sin parar al castaño al momento que bajó a su encuentro.
—jajajajaja. ¡Pero vamos Candice que pareces ametralladora con tanta pregunta! Es solo un auto que me prestó un amigo que me debía un favor. Además, si voy a representar el papel de tu novio; quiero hacerlo a lo grande para que a tu mami no le queden dudas de que te has conseguido al mejor novio de todos— El joven tenía una amplia sonrisa que calmaba las inquietudes de la muchacha.
Cuando el muchacho guardaba las maletas de Candy se percató que ella tenía entre sus brazos a un coatí blanco de cola anillada y se atrevió a preguntar —¿Con quién dejarás a ese bicho?
—¡Oh no, qué dices! ¡él es Clint y nos acompañará! — Candy abrazaba con cariño a su pequeño amigo.
—¡¿Perdón?! Pero no vas a meter en mí carro a ese bicharajo — La mascota de Candy comenzaba a gruñir —¡Míralo, hasta me gruñe!
—Y después dices que soy yo la que tiene cara de vinagre. Vamos Terence, no tengo con quien dejarlo y no todos están acostumbrados a un coatí andando por la ciudad— Terence rodando sus ojos aceptó de mala gana la presencia de Clint en su flamante automóvil.
El viaje empezaba y entre ellos se creaba una atmósfera incómoda. Candy no sabía como reaccionar ante esta situación en la que se encontraba. Si bien ellos ya trabajaban juntos, nunca habían tenido una conversación de sobre temas personales. Ella tenía que contarle varios aspectos de su vida para que la mentira encajara a la perfección y solo el hecho de tener que contarle aspectos de su vida a Terence la hacían estremecer.
—Bien Candice, dime que tengo que decir en caso de que tu mamá me interrogue; además vamos a tener que ponernos de acuerdo en explicar cómo llegamos a ser novios— Era la conversación que Terence empezó para relajar el ambiente al percatarse el nerviosismo de la ojiverde.
—Bueno, creo…creo que no tenemos la necesidad de mentir tanto. Solo diremos que trabajamos juntos y que luego decidimos hacernos novios y ya— Los nervios de Candy comenzaban a traicionarla; si bien era cierto que trabajar con el castaño la sacaba de casillas por su irreverente comportamiento; el estar con él en una situación personal la ponía nerviosa.
—Ok, pero tengo que saber más datos de ti. Se extrañarán si yo no sé nada de mi supuesta novia— Terence manejaba sin mirarla, pero sentía que Candy guardaba algo de lo cual no quería hablar.
—Terence, mi madre es una mujer exasperante, parlanchina y muy curiosa; pero a pesar de todo eso ella me ama. Si tú le muestras sinceridad en tus palabras; ella sentirá confianza en ti y te aseguro que no te molestará.
—Perooo…técnicamente le estamos mintiendo Candice ¿crees que ella no lo note?
—Bueno…solo es una pequeña mentira blanca; por eso diremos una verdad a medias cuando nos pregunten sobre cómo nos conocimos. Solo mencionaremos que nos conocimos en el trabajo y que trabajamos muy bien en equipo…creo que en eso no estamos mintiendo. —A pesar de las palabras positivas que la rubia decía; por dentro se sentía insegura.
—Jajajajaja…Vamos pecosa. ¿No les contaremos que nos conocimos cuando me llamaste idiota por derramar accidentalmente café en tú vestido? Es verdad que somos muy ingeniosos con nuestros trabajos de manera individual; pero, siempre que tenemos un proyecto en conjunto ¡sacamos chispas! tu carácter es terrible cuando te enojas—
—Tú sacas lo peor de mí Terence— Candy de repente quedó en silencio, con el ceño fruncido y sus brazos cruzados. Era evidente que las bromas de Terry la sacaban de quicio.
—Está bien pecosa, acepto mi parte de culpa en esta tortuosa relación. Así que seré yo quien empiece con datos personales para que sepas que decir en caso de que te ataquen a preguntas—Candy miraba expectante lo que diría el castaño.
CONTINUARÁ.....
GRACIAS POR APOYARME Y LEER ESTE FIC . ES UN HONOR SERVIR A LAS LEGENDARIAS VALKIRIAS
—Si…Annie, estoy escuchándote, pero no sé por qué mi madre los invitó a una reunión que es netamente familiar.
—Lo que sucede es que la ponzoñosa de Eliza se encontró con tu mamá de casualidad aquí en mi pastelería y casi que la comprometió a invitarlos. Yo de verdad no supe como hacer para sacar a esa mujer de mi local. Cuando me percaté, ya ella se había auto-invitado a la reunión y a tu mami no le quedó de otra que aceptar.
La voz de la pelinegra sonaba realmente preocupada y el mutismo de Candy lo decía todo.
—Candy… ¿sigues ahí?
—Si Annie. Yo… hablaré con mi madre y le diré que esta vez definitivamente no podré asistir.
—¡No Candy, esta vez no! ¡Para nada! Yo ya pensé cómo sacarte de ese lío y de paso dejar aplastadas a esas cucarachas—Literalmente Annie gritaba por el teléfono
—Annie por favor...no uno más de tus planes.
El rostro de Candy se desencajaba al escuchar todo ese plan que Annie ya tenía en su cabecita loca. No daba crédito a lo que ella escuchaba; pero no podía negar que su prima actuaba con todo el corazón.
Ambas chicas se despidieron cariñosamente, no sin antes que Annie le arrancara la promesa a Candy, de que ella vendría a poner en marcha aquel plan descabellado que terminaría por solucionar sus problemas.
****** FIN DEL FLASHBACK************
Mientras que Candy se limpiaba una solitaria lágrima, trataba de llenarse de valor y convencerse a sí misma de que sus problemas personales ya no afectarían a su desempeño laboral. Mirando por el gran ventanal de su oficina se lo propuso; ahora ya no solo tenía que cumplir la promesa que le hizo a su prima, ahora estaba en juego su trabajo y a como diera lugar tenía que cumplir esta nueva promesa hecha a ella misma.
—Pues sí Candice White, déjate de lloriqueos y a trabajar, y si ese engreído de Graham te hace la vida de cuadritos; pues le vas poniendo un orden y freno. Se acabaron los lamentos— Lo dijo en voz alta con el firme propósito de que ese día todo cambiaría; pero, el destino le tenía preparado un último juego a Candy.
Mientras tanto, en la oficina del Ing. Jhonson se llevaba a cabo otra interesante charla.
—Terry, yo te contraté por que confío en tus altas capacidades. Fuiste mi mejor alumno y créeme que no me importó las amenazas de tu padre ni de su buró de abogados, y todo por haberte dado una oportunidad en esta carrera que habías escogido. El asunto es que, no sé por qué diablos se te está complicando este proyecto y justamente con mí otra asistente con la cual he trabajado de maravilla. Terry, sabes que puedes confiar en mí, igual que antes cuando llegaste con todo ese ímpetu solicitando una beca porque tu sueño era ser arquitecto. Yo creí en ti y no quiero que me decepciones, si algo personal te perturba, dímelo. Antes que tu jefe, yo soy tu amigo.
—Discúlpame Geroge, sé que he tenido mi cabeza en otros problemas y en realidad están influenciando negativamente en este proyecto. Además, no sé qué me pasa con la señorita White, la verdad es que su carácter avinagrado a veces me desubica y otras veces su tozudez me desorienta—Terence sonaba confundido.
—Soy consciente de su profesionalismo y genialidad en los proyectos; pero entre ella y yo hay una pared que no te sabría explicar. En fin, al parecer son cosas de mi imaginación y creo que toda mi frustración la estoy desahogando con la señorita “vinagre”
—Deja de llamarla así, ya te he dicho que ella como profesional es excelente y no sé el por qué le ves tantos peros; y será mejor que empieces a derrumbar esa pared de la que hablas—Las palabras de George sonaban serias
—Si..si si, lo entiendo, no llamar más señorita “vinagre” a la señorita “pecas”
—¡Terence!
Con gesto de rendición, Terry abandonó la oficina del Sr. Jhonson y fue a ver a su compañera de trabajo, la tan mencionada señorita White. Cuando entró en la oficina la vio sin sus acostumbrados lentes, con su mirada fija en el gran ventanal de la oficina y con una expresión indescifrable.
Algo había cambiado en la joven, su mirada era diferente y por primera vez él la veía sin sus gruesos lentes que no dejaban ver el color verde intenso de sus ojos. Terry se sintió extraño, quería embromarla, pero a la vez quería protegerla de ese fantasma que a ella le atormentaba.
—Candice, ¿te encuentras bien?
—Hmhh.. Si Terence, y tranquilo que yo pondré toda mi capacidad para terminar este proyecto en esta misma semana—De una manera automática la joven volvió a su gesto frío para con el castaño.
—Bueno pues, manos a la obra.
Pasaron todo el día sumergidos en planos y bocetos, pero Terry sabía que algo no estaba bien en la rubia; así que llevándole un café cargado se animó a preguntarle.
—Candice, yo conozco tu trabajo y sé de esa magia que le pones; y sinceramente a este proyecto le falta ese toque tuyo. ¿Se puede saber que te angustian tanto? ¡Quién sabe y yo te pueda ayudar y de una vez por todas vuelve a ser tú misma!
—Hmhh—Candice suspiró largamente
—Solo si fueras un impostor profesional podrías ayudarme, bah olvídalo, no me hagas caso. Será mejor que tratemos de seguir con este trabajo.
—¿Impostor profesional?—Terence se quedó pensando unos breves minutos en silencio
—Te propongo algo—fue la inesperada frase que salió de los labios del castaño—Yo te ayudo en tu problema; el que sea, y a cambio tú retornas con tu genialidad.
—¡De qué hablas Terence!
—Que podemos llevar aquí todo el fin de semana; pero no vamos a pasar de los trazos iniciales del proyecto. Pero si yo te ayudo a solucionar tu problema, ganamos los dos. Prefiero trabajar con la señorita Pecas de siempre que ya sé como tratarla; que trabajar con esta nueva señorita White que está en otro planeta.
—Te digo que mi problema lo soluciona un impostor profesional, es decir un actor y encontrar uno sería un milagro. ¿Acaso tú conoces uno?
—Pues señorita, no es por presumir; pero yo era el galán de las obras de teatro en mi colegio. Con decirte que mi Romeo fue un éxito y todas querían ser Julieta—una sonrisa ladina se dibujaba en el rostro del castaño
—Pero dime Candice, ¿para qué quieres tú un actor? ¿Acaso estas escapando de alguien? Jejeje
Una pequeña risilla juguetona se hizo presente en los labios del joven, pero al instante cambió su expresión a una más seria al percatarse que el rostro de Candy solo se entristecía. No sabía por qué siempre que veía el rostro triste de la joven, él automáticamente se entristecía.
—Deja de jugar con esto que me pasa Terrence, ¡ya por favor no más!
Candy intentó marcharse; pero Terry fue más rápido y la detuvo tomándola de la muñeca.
—De verdad Candice, yo puedo y quiero ayudarte. No estoy bromeando ¡Te lo juro! Ahora explícame en que nuevo lío nos vamos a meter.
La joven dudosa miraba la cara juguetona de Terry; pero sus palabras las escuchaba sinceras; así que con un hilo de voz procedió a contarle su problema a Terry y la descabellada solución que su prima Annie le había sugerido. En su cabeza había mil preguntas al ver el mutismo de Terry, sabiendo como era el castaño no sabía que reacción esperar de él. De pronto ocurrió lo que ella tanto temía.
La carcajada de Terry se escuchaba por toda la oficina en tanto que el rostro de Candy se tornaba furioso.
—Te dije que dejaras de jugar ¡Eres un malcriado!
Los ojos de Candy se cristalizaron; pero el joven tomo a la muchacha por los hombros y la miró directamente a la cara.
—Candice, no me estoy burlando de ti. ¡Es que me parece que te estás ahogando en un vaso de agua! Mira yo te acompañaré a esa reunión y listo. Regresamos a la normalidad de nuestras vidas y con eso la señorita White que conozco se vuelve a concentrar en su trabajo. La idea de tu prima no me parece tan descabellada.
—Terence, ¿De verdad quieres ayudarme?—La voz de la joven sonaba en un susurro y con nerviosismo se colocaba sus maltrechas gafas
— Solo…solo tendrías que acompañarme a la reunión de Acción de Gracias, pero…pero hay un detalle que no te he dicho. Tendrías que presentarte como mi novio—Las mejillas de la ojiverde se encendieron como fuego y no se atrevía a mirar al castaño por temor a una nueva burla de este.
— Solo sería ese día, para que ya mi madre pare con ese tema del noviazgo….
—¿Tú novio? —La sonrisa pícara de Terry volvía a aparecer
—Si…si, es que con esa presentación mi madre dejará de molestarme por un buen tiempo. Pero como es el día de Acción de Gracias, no sé si tú tengas libre esa fecha—Candy sintió un atisbo de esperanza y pensó que por fin encontraría solución a su problema
—Pues que te diré. Soy material disponible, y estás de suerte ya que por el momento no tengo novia; así que me podrás lucir como tu flamante y guapo novio—Terence no abandonaba la sonrisa sarcástica—y por la fecha ni te apures que no tengo compromisos familiares. Vamos a pasar un interesante fin de semana pecosa—
El joven tomaba la barbilla de la muchacha, y con mirada profunda como queriendo adivinar lo que se ocultaba tras el grueso cristal de sus gafas le dijo seriamente —Seré tu novio—
********************
El tan nombrado viaje llegó, Candy esperaba ansiosa a que Terry pasara a recogerla; pues así habían acordado y para ser sincera con ella mismo, llegar del brazo de un hombre tan guapo como lo era Terence, dejaría con la boca cerrada a su madre por un buen rato. La verdad es que no sabía que esperar de aquella reunión; sin embargo tenía la esperanza de que el plan de Annie funcionara y al fin sus problemas terminaran por acabar.
De repente el sonido insistente de un claxon la sacó de sus pensamientos, al asomarse por la ventana de su apartamento un hermoso Jaguar negro se encontraba aparcado en la entrada de su edificio y recargado sobre el mismo estaba Terence. Candy se quedó muda de la impresión, pues esa combinación del muchacho con el coche hacía que se viera mucho más guapo de lo que ya era.
—¡Doña Pecas! Vamos que ya llegó tu novio—Era el grito que el castaño pegaba desde el exterior del edificio, ocasionando que los vecinos de la ojiverde salieran a curiosear. El rostro de Candy era de espanto.
—Pero…pero Terence; ¿de dónde sacaste este auto? ¿nos iremos en este auto? ¿Quién te lo ha prestado? —Fueron las preguntas que la joven hacía sin parar al castaño al momento que bajó a su encuentro.
—jajajajaja. ¡Pero vamos Candice que pareces ametralladora con tanta pregunta! Es solo un auto que me prestó un amigo que me debía un favor. Además, si voy a representar el papel de tu novio; quiero hacerlo a lo grande para que a tu mami no le queden dudas de que te has conseguido al mejor novio de todos— El joven tenía una amplia sonrisa que calmaba las inquietudes de la muchacha.
Cuando el muchacho guardaba las maletas de Candy se percató que ella tenía entre sus brazos a un coatí blanco de cola anillada y se atrevió a preguntar —¿Con quién dejarás a ese bicho?
—¡Oh no, qué dices! ¡él es Clint y nos acompañará! — Candy abrazaba con cariño a su pequeño amigo.
—¡¿Perdón?! Pero no vas a meter en mí carro a ese bicharajo — La mascota de Candy comenzaba a gruñir —¡Míralo, hasta me gruñe!
—Y después dices que soy yo la que tiene cara de vinagre. Vamos Terence, no tengo con quien dejarlo y no todos están acostumbrados a un coatí andando por la ciudad— Terence rodando sus ojos aceptó de mala gana la presencia de Clint en su flamante automóvil.
El viaje empezaba y entre ellos se creaba una atmósfera incómoda. Candy no sabía como reaccionar ante esta situación en la que se encontraba. Si bien ellos ya trabajaban juntos, nunca habían tenido una conversación de sobre temas personales. Ella tenía que contarle varios aspectos de su vida para que la mentira encajara a la perfección y solo el hecho de tener que contarle aspectos de su vida a Terence la hacían estremecer.
—Bien Candice, dime que tengo que decir en caso de que tu mamá me interrogue; además vamos a tener que ponernos de acuerdo en explicar cómo llegamos a ser novios— Era la conversación que Terence empezó para relajar el ambiente al percatarse el nerviosismo de la ojiverde.
—Bueno, creo…creo que no tenemos la necesidad de mentir tanto. Solo diremos que trabajamos juntos y que luego decidimos hacernos novios y ya— Los nervios de Candy comenzaban a traicionarla; si bien era cierto que trabajar con el castaño la sacaba de casillas por su irreverente comportamiento; el estar con él en una situación personal la ponía nerviosa.
—Ok, pero tengo que saber más datos de ti. Se extrañarán si yo no sé nada de mi supuesta novia— Terence manejaba sin mirarla, pero sentía que Candy guardaba algo de lo cual no quería hablar.
—Terence, mi madre es una mujer exasperante, parlanchina y muy curiosa; pero a pesar de todo eso ella me ama. Si tú le muestras sinceridad en tus palabras; ella sentirá confianza en ti y te aseguro que no te molestará.
—Perooo…técnicamente le estamos mintiendo Candice ¿crees que ella no lo note?
—Bueno…solo es una pequeña mentira blanca; por eso diremos una verdad a medias cuando nos pregunten sobre cómo nos conocimos. Solo mencionaremos que nos conocimos en el trabajo y que trabajamos muy bien en equipo…creo que en eso no estamos mintiendo. —A pesar de las palabras positivas que la rubia decía; por dentro se sentía insegura.
—Jajajajaja…Vamos pecosa. ¿No les contaremos que nos conocimos cuando me llamaste idiota por derramar accidentalmente café en tú vestido? Es verdad que somos muy ingeniosos con nuestros trabajos de manera individual; pero, siempre que tenemos un proyecto en conjunto ¡sacamos chispas! tu carácter es terrible cuando te enojas—
—Tú sacas lo peor de mí Terence— Candy de repente quedó en silencio, con el ceño fruncido y sus brazos cruzados. Era evidente que las bromas de Terry la sacaban de quicio.
—Está bien pecosa, acepto mi parte de culpa en esta tortuosa relación. Así que seré yo quien empiece con datos personales para que sepas que decir en caso de que te ataquen a preguntas—Candy miraba expectante lo que diría el castaño.
CONTINUARÁ.....
GRACIAS POR APOYARME Y LEER ESTE FIC . ES UN HONOR SERVIR A LAS LEGENDARIAS VALKIRIAS
Última edición por SHALOVA el Mar Abr 13, 2021 9:18 pm, editado 1 vez