CAPITULO 6 ******EL IMPOSTOR*******
El frío de la mañana se colaba por la ventana semi abierta de la habitación haciendo que Candy se acurruque más con sus cobijas. Se sentía tan cómoda que no quería despertar; pero una extraña opresión hizo que sus ojos se abrieran de golpe. Se vio rodeada por dos fuertes brazos que la abrazaban más con cada movimiento de ella.
La rubia se puso tensa, y no era para menos pues Terry se había quedado dormido abrazado a ella. Trató de liberarse del agarre del joven; pero este parecía envolverla cada vez más; así es que tuvo que despertarlo.
—¡Terry! ¡Despierta! ¡Terry!
—Mmmmmm—shhhh Pecosa. ¡Cuánta bulla haces!
—¡Por favor despierta ya, muévete, necesito que me sueltes!
De pronto una inquieta figura entró en la habitación como su fuera un huracán, haciendo que Terry se despertara completamente. La pequeña Emilia ya se encontraba encima de los jóvenes arrancándoles las cobijas
—¡Myli por dios! ¡Bájate de la cama!
—¡Vamos Candy despierta! ¡Vamos! ¡Ya es hora de los preparativos!
—Preciosa, por favor espéranos abajo que enseguida vamos— De la misma forma en que entró Emily se fue, correteando con Clint por los pasillos de la casa. Terry terminó por levantarse y quitarle la cobija a Candy—
Vamos pecosa que tenemos mucho que hacer.
La mañana transcurrió entre el bullicio de la familia y los ajetreos por los preparativos. Albert había hecho una muy buena amistad con Terry y juntos salieron a realizar las compras necesarias en el flamante jaguar del castaño
Candy estaba feliz; pero a la vez sentía un dejo de tristeza al saber que todo aquello era solo una simple fantasía que terminaría mañana, donde ella volvería a ser la señorita «vinagre» y él el señor «engreído». Miró por los ventanales de la casa como Terry y su hermano regresaban llenos de compras.
—¡Pecas! ¿Sabes que tu hermano maneja como un demonio? ¡Casi te quedas sin novio! Jajaja
—Te dije que él es aficionado a las carreras de auto. Y tú vas y le pones la tentación en la puerta de la casa con ese jaguar.
—Ok, ok. Sabes, te compré algo y quiero mostrártelo—Candy se quedó de una sola pieza. Primero le había obsequiado las gafas nuevas y luego este otro obsequio. No sabía como interpretar estos gestos del castaño, pues ella sabía que todo era una farsa; pero estas actitudes de Terry hacían que su imaginación volara temiendo que al terminar toda aquella fantasía quedaran sus alas rotas.
Ya en la habitación Terry le mostró un hermoso vestido rojo a Candy
—Mira, lo vi en el escaparate y supe que sería perfecto para ti. Quiero que lo uses esta noche para la Cena de Acción de Gracias
—Terry, el vestido esta… ¡hermoso!; pero creo que no debiste.
—Candice Elizabeth, tú estás en deuda conmigo; así es que, será mejor que no pongas excusas y uses este vestido hoy y no acepto negativas pecosa. Quiero vértelo puesto «para mí», esa pequeña frase la dijo para sí mismo y se sorprendió al notar nuevamente el alocado ritmo de su corazón.
Candy rodando sus ojos y con gesto cansado dijo—está bien, está bien. Tú haces y dices cosas imposibles—
Las primas de Candy nuevamente ingresaban en la habitación y no pudieron evitar admirar aquel hermoso vestido que se encontraba tendido sobre la cama. Un griterío se instauró en aquel cuarto y a Terry no le quedó más que salir huyendo de ese remolino de chicas, no sin antes tomar del brazo a la pelinegra para conversar con ella.
—Annie, sé que no nos conocemos más allá de las formalidades del caso; pero sé que tú eres la mejor amiga de Candy y quiero preguntarte algo. Y por favor necesito de tu sinceridad.
—Dime Terrence, si es por el bien de mi prima puedes preguntarme cualquier cosa.
—¿Esta noche está invitado alguien que formó parte importante en la vida de Candy?
—Aparte de nosotros los familiares, están invitados unos vecinos que tienen años de amistad con mis tíos…pero ¿por qué preguntas? —Annie se quedó pensativa
—Me refiero a alguien en particular en la vida de Candy, alguien como un ex novio.
—¡AHHH eso! Bueno también están invitados los hermanos “Lagartos” es decir Eliza y Neal Lagan. No sé si venga esa peste; pero la verdad es que son como una piedra en el zapato y ese sujeto es el causante de que mi prima terminara en Chicago. No soy quien para contarte los detalles, pues ni yo misma sé bien que pasó entre ellos; pero sí te puedo decir que Neal fue un gusano con Candy y eso dañó su corazón ¡Ella lo amaba! ¡lo amaba de verdad!
—Entonces quiero pedirte un favor para Candy—A la pelinegra le brillaron los ojos ante la petición del castaño
—Dime, yo estoy dispuesta a todo y sin miedo a nada. En especial si es para aplastar a ese gusano miserable.
—Jajaja tranquila. Solo quiero que para la cena de esta noche te asegures que Candy se ponga el visto rojo que está en su cuarto. Quiero que se vea linda, más de lo que ya es. Eso es indispensable para que recobre su confianza; y, en caso de que venga ese idiota se sienta segura de enfrentarlo.
—No se diga más. Cuenta con nosotras “el batallón de las White”—
Una pequeña mano tomaba la de Terry para que este le prestara atención—Terry ¿puedes llevarme a la casa de Tom? —El castaño bajaba hasta la altura de Mily y con gesto de cariño le decía
—¿No es ese el chico que te molesta por tus pecas y te hala las trenzas? ¿Para qué quieres ir donde él si te burla de tí?
—Bueno...es que tiene unos conejitos que me gustan mucho. Además, él es mi mejor amigo, aunque sea un fastidio yo… yo lo quiero mucho—Una sonrosada Emily contaba sus verdades.
Candy al observar por la ventana de su habitación que Terry se marchaba con su pequeña hermana, salió corriendo para darle alcance al castaño. Tenía que decirle algo antes de que se arrepintiera.
—¡Terry! ¡Terry! —Gritaba la rubia para tratar de ser escuchada
—¡Caramba Pecas no sabía que gritabas como Tarzán! Jajajaja—La rubia tomando las manos del castaño, con ojos brillantes y su corazón a mil le decía—¡Gracias Terry! gracias por este fin de semana tan especial…para mí—Los jóvenes se quedaron observando mutuamente por unos incontables minutos sin saber que era lo que les ocurría. Terry solo atinó a acariciar el rostro de la rubia con extrema dulzura; hasta que nuevamente Emily llamó su atención.
—¡Vámonos ya! Que luego Tom no me dejará ver a los conejitos. ¡Vamos Clint sube!
—Cuida mucho a la pequeña acaparadora por favor. Y no te pelees con Clint—Candy tenía una sonrisa espectacular, tanto así que Terry no pudo evitar rozar levemente sus labios con su dedo índice.
—Nos vemos más tarde... ”novia mía”
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El cuarto de Candy era una auténtica revolución. Cremas faciales y tratamientos capilares iban y venían por todo lado. Las chicas se estaban esmerando en sus arreglos personales y Annie ponía especial empeño con el arreglo de Candy.
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Terry sentía como la felicidad invadía su cuerpo y sin notarlo una sonrisa se dibujaba en su rostro. Como acto reflejo puso su acostumbrada música de rock ochentero en el reproductor de su auto.
—¡WOOWWW se ve genial esa pantalla!— Los ojos de la pequeña Emily brillaban al ver el video en el reproductor— ¡Esa música es super! ♪♫ I wanna rock lalalala I wanna rock lalala ♪♫ I want to rock ♪♫♫ lalalal turn it down you say, well all I go to say you is tame again I say, NO, no, no, no lalala♪♫♫
—¡Así que te gustan las canciones de rock eh pequeña vandálica!
—No todas, pero esta sí ¡la canta Bob Esponja y la baila Patricio Estrella! A Tom y a mí nos encanta, pensamos formar una banda de música en el garaje de su casa. Igual a la de Calamardo
—¿Bob Esponja con Patricio? Jajajaja ¡y supongo que Calamardo es el manager! ¿Y cantan algo más?
—¡Por supuesto! Ellos cantaron Sweet Victory en el Super Bowll! ¡Busca el video en you tube! Tom dice que cantará para mí cuando sea famoso.
—Vaya, vaya… el dichoso Tom se las sabe todas. Creo que quiere agradar a una hermosa pequeña pecosa—La sonrisa de Terry estaba por convertirse en carcajada hasta que la pregunta de Emily lo saco de base
—¿Tú también quieres agradar a Candy?
—¿Por qué preguntas eso pequeña?
—Es que siempre estas con ella y la acompañas para todos lados; y cuando la miras, tus ojos parecen canicas nuevas. Mi mami me dijo que es porque tú quieres mucho a Candy y que gracias a ti, ella ha vuelto a sonreir.
—Bueno, si…yo quiero mucho a Candy; pero dime ¿acaso alguien la hizo llorar antes?—Terence estaba atento a lo que la pequeña pudiera contarle. Se sentía un bribón tratando de sacar información a una niña.
—No recuerdo mucho porque yo era muy pequeña cuando Candy vivía con nosotros. Solo recuerdo una noche en la que ella lloraba demasiado y me dio pena verla así. Por eso le regalé al Sr. Conejo para que la protegiera y nadie la hiciera llorar más. Tiempo después mi mami me dijo que se fue a estudiar a otra ciudad. Mira, llegamos. ¡Tom! ¡Tom! Ya llegueeee—
Terry observaba como la pequeña Emily se divertía con Clint y el tan mentado Tom. Mientras los niños reían; él solo pensaba sobre lo que Emily le había contado. Su mente estaba llena de ideas; tanto que, en su interior las conjeturas se acumulaban.
[suspiro] Veamos, Annie ya me confirmó que la Pecas fue novia de ese idiota en el College. Tal vez cuando rompieron ella no lo tomó muy bien. ¿Pero llorar tanto por un imbécil? ¿Y si estaba tan enamorada por qué se cambió de Universidad? Ella es linda e inteligente y ese mequetrefe se nota que tiene un maní de cerebro; así que lo más probable es que la haya utilizado para aprobar materias.
¡Diablos! Estoy seguro que ese idiota le hizo algo más que usarla para salvar el semestre; pero ¿qué fue eso tan grave que le rompió el corazón?
Terry y la pequeña Emily regresaban ya a casa, pues tenían que prepararse para la gran Cena de Acción de Gracias. En la casa White se vivía una auténtica locura, todos iban y venían con charolas de bocaditos y dulces típicos holandeses. Si bien era cierto que la familia White era norteamericana, tenían antepasados holandeses y ellos decidieron conservar sus raíces.
Terry subió a la habitación buscando a Candy, mas no la encontró. Escuchó el barullo y las risas que provenía de la habitación ubicada al fondo del pasillo y se alegró al reconocer entre todas esas risas la de ella. Era definitivo, la señorita “vinagre” ya no existía más. Así que tarareando su melodía predilecta de Bon Jovi se marchó para llevar a cabo su arreglo personal.
Los invitados empezaron a llegar a la casa White, la mayoría eran familiares que aprovechaban esas fechas para reencontrase, otros tantos eran vecinos muy queridos de la familia y unos pocos eran los “invitados por obligación” y en ese grupo estaban los hermanitos Lagan que ya hacían su entrada a la velada.
Una esbelta y hermosa pelirroja aparcaba su automóvil en la entrada de la casa. Era Eliza que llegaba del brazo de su hermano Neal haciendo gala de su ostentoso auto y ataviada en un vestido de marca. Saludaron a todos los presentes; pero sus ojos curiosos buscaban a una rubia en particular, sin embargo no la hallaban por ningún lado.
—Te dije que esa insípida no tendría el valor de regresar nuevamente a la ciudad. La muy estúpida debe estar escondida entre sus libros para tratar de ganar un sueldo que de seguro debe ser miserable.
—¡Ash! Ya te dije que me la encontré en Davenport con un sujeto raro—Neal no paraba de buscar con la mirada a Candy; se decía así mismo que ese mal trago que le hicieron pasar en la Tienda de animales se las iba a cobrar muy caro—Mira a ese tipo que está allá conversando con Albert; ese es el supuesto novio de Candy.
Eliza no podía creerlo. ¿Cómo era posible que la insípida de Candy tuviera de novio a semejante tipo? ¿Qué de bueno le veían los hombres que terminaban por adorarla? Nunca pudo superar que en High School su amigo Anthony jamás le prestara atención a ella; pero siempre estaba pendiente de la desabrida rubia.
La rabia era reflejada en el rostro de la peliroja y sin poder ocultar más su ira, arremetió contra su hermano.
—¿No se supone que la dejaste loca de amor ti?
—De que hablas Eliza, no la veo por más de cuatro años ¿Cómo se supone que me siga amando? ¡Además no sé por qué le tienes tanto fastidio si era tu amiga en High School!
—¿Sabes que Anthony Brown jamás quiso nada conmigo por andar atrás de esa? ¡Y la muy estúpida jamás lo aceptó! ¡Por eso quise que la idiota supiera lo que era ser rechazada! Quería verla burlada y ver como su alegría se apagaba de a poco. Y ahora resulta que se consigue un novio mucho más guapo que tú y yo estoy casada con un vejete ¡que le apesta la boca!
—¿Así que ese era tú odio hermanita? Bueno para mí mejor, pues fui yo quien salió ganando con todo tu rollito de la apuesta. Yo tenía a Daysi y Candy me daba todo lo que yo quisiera—la risa retorcida de Neal se hizo presente.
—¡No me vas a salir con que a ti también te gustaba esa estúpida!
—Bueno pues, tú no sabes lo que había debajo de todos esos abrigos que siempre cargaba. Solo te puedo decir que fue exquisita para mí.
De repente un suave silencio se hizo presente en medio de la algarabía familiar. Era Candy que aparecía en lo alto de las escaleras. Los hermanos Lagan no podían creer lo que veían.
CONTINUARA......
GRACIAS POR LEERME CHICAS HERMOSAS. ESPERO QUE LES SIGA GUSTANDO ESTE FIC
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