¡Pasen un excelente día[/size]
Si es la primera vez que lees esta historia te dejo el enlace a los capítulos anteriores
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Sin darse cuenta, se quedó dormida, unos minutos antes Candy le mandó mensaje avisando que llegaría tarde, y ella aprovechó ese rato para terminar unos diseños que tenía en la cabeza desde hacía varios días. Antes de ponerse a ello fue a revisar a Parker, el pequeño dormía a pierna suelta, abrazando su cobija y succionando con fuerza el chupete amarillo. Patty suspiró al verlo dormir tan tranquilo.
No era tan tarde, apenas pasaba de las doce, Candy llegaría cuando mucho en cuarenta minutos, Patty se quitó los lentes, se frotó los ojos dejándose caer en el respaldo del sillón con la cabeza hacia arriba, los cerró un momento, fue un pestañear apenas para descansar la vista.
Por la posición que tenía su cabeza, a la castaña le invadió una sensación de ahogo, comenzó a toser incorporándose de inmediato, una vez de pie fue hacia la cocina por un vaso con agua, fue entonces que se dio cuenta del humo que entraba poco a poco por la ventana abierta, se acercó y sacó la cabeza, pegó un grito al ver las llamaradas provenientes de arriba, presta agarró un trapo y lo mojó, abrió uno de los cajones bajo el fregadero y sacando dos paños más hizo lo mismo, se colocó uno sobre la nariz mientras corría a buscar al niño, lo levantó de la cama al tiempo que le colocaba la toalla sobre la nariz, éste, asustado, comenzó a mover la cabeza al sentir la prenda.
— ¡Déjatela puesta Parker por favor! — Suplico la chica mientras salía de la habitación, maniobrando para acomodar la pieza húmeda en su cara y no se le cayera mientras batallaba con el bebé.
Tal como estaba vestida, cruzó el pasillo y entró al departamento que compartía con su tía Paulina, ahí también había humo, presurosa entró a la habitación de la anciana, la sacudió con violencia pues estaba dormida.
— ¡Tía Pony despierta! ¡Tía Pony debemos de salir! — Clamaba la muchacha al tiempo que movía a la sexagenaria mujer.
— ¡Patty! ¡¿Qué pasa?! — Preguntó la anciana e instantes después comenzó a toser.
— ¡El edificio se está quemando tía! ¡Vámonos!
La mujer demoró en reaccionar, Patricia la azuzaba, pero ella estaba aturdida por el violento despertar y la tos.
Fueron unos minutos y ya todo era caos, los inquilinos bajaban corriendo y gritando, Patty tenía que sujetar a su tía pues está no tenía sus gafas y no veía bien, la chica tampoco tenía las suyas, pero al menos podía andar sin ellas, al llegar a la escalera casi cae al ser empujada por alguien, por fortuna, en ese momento un bombero subía y logró sostenerla, le dijo algo que no entendió pero entonces el hombre le hizo una seña, soltó a su tía y siguió bajando mientras el uniformado llevaba a la mujer mayor y ella a Parker, cuando al fin estuvo afuera miraba para todos lados, las ambulancias estaban aparcando, los traga fuegos jalaban mangueras al tiempo que maniobraba con la escalera del camión.
— Vayan a la ambulancia para que los revisen llevaré a la señora a esa otra — Dijo el hombre al que Patty identificó como jefe debido a la insignia en su pecho y casco.
Las llamas saliendo, el humo negro, gente gritando, agua saliendo de la manguera y hombres de amarillo entrando al edificio, Parker llorando y ella...
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— ¡Tranquila Patty! ¡Estás a salvo amiga! — Decía Candy al tiempo que acariciaba la cabellera castaña — Ya pasó, tranquila.
Los ojos de Patricia estaban llenos de lágrimas cuando despertó de súbito debido a las pesadillas.
La castaña se sentó para luego fundirse en un abrazo fuerte con su amiga Candy, quien estaba ahí con ella para consolarla.
Pasado el lapsus nervioso la joven recuperó la calma, enseguida preguntó por Parker y su tía, la rubia se apresuró a informarle que ellos estaban bien, que dormían y que les darían el alta apenas fueran los cambios de turno a las seis de la mañana, así que cuando mucho a las siete u ocho ya podrían salir del recinto hospitalario.
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— ¡¿Porque le llamaste?! ¡Dijiste que estábamos bien! — Exclamó la joven castaña después que Candy le informará que había avisado a su abuela y está a su vez al padre de Patty.
— Tenía que hacerlo — Dijo Candy bajando la cabeza, apenada por haberse tomado esa libertad — Todavía no sé en qué condiciones está el edificio, la señorita Pony no podrá regresar ahí, aunque quisiera, ¿Qué mejor lugar que al lado de su hermana? Y tú… es tu padre Patty, aunque estés peleada con él tenía que saber.
— Va a querer que me vaya de nuevo a su casa, dónde está con su nueva esposa y no la soporto.
— No te preocupes por eso, tu abuela dijo que te quedarías con ella.
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Rato después las jóvenes platicaban con algunos vecinos que también estaban hospitalizados, comentarios acerca de que la alarma no sonó, los rociadores no funcionaron y todos ellos se salvaron gracias a los que estaban despiertos y comenzaron a tocar puertas avisando del incendio. Haciendo memoria, Patty recordó que lo que la despertó no fue solo el estarse ahogando, también fue alguien que golpeó la puerta con fuerza, pero como sólo fue una vez lo había olvidado.
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Eran cerca de las ocho cuando al fin salieron del hospital, la abuela de Patty, Martha O'Brien estaba afuera, esperando por ellas.
— ¡Le agradezco mucho que haya cubierto los gastos abuela Martha! Apenas pueda le devolveré lo que ha gastado.
— No te preocupes hija, este niño es como mi bisnieto, ¡Sólo dios sabe cuándo Patricia encuentre a su príncipe azul y nos conceda la dicha de ver un hijo suyo!
— ¡Abuela!
— ¡Ay hija! Nadie te gusta, ni ese pobre muchacho ¿Cómo se llamaba? ¡Ahhh sí! Tom, ¿Qué tenía de malo? Estaba guapo, era buen estudiante, a punto de graduarse de arquitecto…
— ¡Y se quería ir a vivir a no sé dónde! ¡Abuela no empieces! La persona correcta vendrá a mi vida sin darme cuenta y no estoy interesada en buscar príncipes que luego se convierten en sapos.
— En eso tienes toda la razón Patty, no dejes que te pase lo que a mí — Dijo Candy al tiempo que acariciaba la cabeza de su hijo.
— ¡Lo siento Candy! ¡Lo siento!
— No te preocupes, no todo fue malo, tengo a mi ángel y aunque sé que debo esforzarme no me arrepiento de tenerlo conmigo.
La rubia dejó salir un suspiro.
— Vamos a casa — Habló Martha al tiempo que ayudaba a su hermana a caminar hasta el vehículo.
— ¿Pueden llevar a Parker con ustedes? Debo ir al edificio, no sé qué va a pasar, cómo quedó o que puedo rescatar, todo está allá, la ropa, mis ahorros — Mencionó la joven compungida.
— Te llevaremos y en lo que averiguas nos llevamos a Parker — Afirmó Patty.
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El inmueble no estaba tan mal, se veían algunas ventanas rotas y las paredes negras en los últimos dos pisos, vecinos entraban y salían con algunas cosas cargando, no había luz y cuando Candy subió observó cómo el administrador hablaba con un bombero y la policía.
Cuando al fin llegó al piso donde estaba su departamento caminó con cuidado pues a pesar de la claridad del día estaba semioscuro, metió la mano dentro el bolso buscando el bote de gas pimienta con el que siempre andaba, por si algún delincuente estaba haciendo de las suyas en los departamentos vacíos.
La joven sacó las llaves, pero al querer introducirlas se percató que la puerta estaba sin seguro, "al menos está cerrada" pensó la muchacha ya que en el trayecto vio varias abiertas de par en par.
Una vez dentro se quedó de pie desde la entrada, dio una vista rápida, escaneando si algo hacía falta, pero no, al parecer todo estaba en su lugar, salvo unas libretas y pliegos de papel tirados en el piso, junto al sofá, se acercó a recogerlos pues Patty le encomendó encarecidamente el rescate de sus cosas si es que aún se podía. Caminó hasta la cocina y ahí sí, era un desastre, había vidrios rotos y rastros de sangre, Patty se cortó el pie y debido al shock no se dio cuenta, al menos no requirió puntos, le dolía más la torcedura que se llevó al casi caer que la cortada; también había agua pues la ventana estaba abierta y seguramente fue del chorro que lanzaban los bomberos, todo estaba mojado, desconectó la nevera aunque sabía que no había luz, sacó una bolsa plástica y recogió lo poco que había en la despensa, sobre todo la fórmula que tomaba Parker pues desde que nació tuvo problemas de reflujo y no podía ingerir cualquier tipo de leche.
Cada vez más nerviosa Candice siguió su recorrido hasta la habitación, la encontró intacta, salvo por la cama revuelta, señal de que su hijo estaba durmiendo ahí, con un nudo en la garganta fue hasta el buró izquierdo, lo movió un poco para poder acceder a su escondite en la pared, dónde oculto de todo guardaba cada dólar que no ocupaba en Parker, dinero que le servía para pagar la renta, o alguna emergencia médica del niño.
Sin más que hacer, con una mochila llena de ropa infantil, una bolsa de basura con algunos juguetes y unas cuantas mudas para ella Candy se sentó en su viejo sofá y comenzó a llorar al darse cuenta de la tragedia que pudo haber pasado, su hijito pudo haber muerto, al igual que su única amiga y la mujer que más la había ayudado desde que llegó a Nueva York, sola y embarazada.
— Candy — Habló un hombre rubio que en ese momento entró — ¡Gracias a dios que estás bien hija!
— ¡Padre Ardlay!
Continuará…
Por: Temperance
Para: Guerra Florida 2021 y el grupo de Las Divinas Místicas de Terry.
En Sinergia, Cambiando el destino por Terry.
En el siguiente capítulo…
— Puedes dejar tus cosas en la habitación que está al fondo Candy, el baño está a dos puertas de la tuya, yo vigilaré a Parker mientras te bañas no te preocupes.
— No me tardo padre, gracias.
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— Gracias por darme asilo de nuevo Albert, y a Sam, voy a llevar mis cosas al cuarto y luego me daré un baño, estoy sumamente cansado y quiero dormir un rato ¿Puedo dejarlo aquí en la cocina?
— ¡Claro que sí hijo! Sólo tendrás que esperar un rato porque el baño está ocupado en este momento, fíjate que… ¿Terry? ¿A dónde te fuiste? ¿Terry?
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Descalzo y sin camisa, Terry entró al cuarto de baño, colocó su ropa limpia sobre la repisa de madera que había en el costado derecho, colgó la toalla en el gancho junto a la regadera para después quitarse el resto de la ropa, necesitaba asearse con urgencia, apenas acabó su turno se fue de inmediato a revisar los daños en su departamento, desde ahí le llamó al padre Ardlay para decirle y de paso pedirle refugio, con Sam ningún hotel le daría hospedaje.
Una vez desnudo abrió la llave de la regadera; estaba corriendo la cortina cuando un grito lo alertó.
— ¡¿Qué cree que está haciendo?! ¡Dios! ¡¡Está desnudo!!
¡¡Nos leemos el lunes!!