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CAPÍTULO 3 —PARTE 2
FINAL
By ROSSY CASTANEDA
Ante el retraso de mi esposa y tras la sugerencia de nuestro hijo mayor, regresé al interior de la casa en donde nos instalamos hace algunos años, la cual se encuentra ubicada a orillas del rio Avon, un pequeño capricho que Candy no dudó en apoyar. Vivir en el pueblo que fuera la cuna de mi dramaturgo favorito y en donde tuve la oportunidad de participar como invitado en algunas obras de teatro, es sin duda, una experiencia inexplicable. Dediqué cada una de mis presentaciones a la única persona que desde el principio creyó en mi y en el pasado no tuvo la oportunidad de ver una obra completa. A pesar de recibir ovaciones de pie de parte de los asistentes, mi mirada siempre estuvo fija en ella, y en el fruto de nuestro amor que crecía en su vientre. Jamás podré olvidar el rostro orgulloso de mi Pecosa, eso, fue mas que la gloria para mi.
Sacudo la cabeza, sonrío y suspiro ante los recuerdos y acto seguido prosigo mi camino hasta llegar a la biblioteca, en cuanto abrí la puerta, la llamé para saber la razón de su demora, sonreí al ver el retrato que sostenía.
—Debí imaginarlo —dije acercándome a ella y besando su blanco cuello.
—Recordar es vivir —me responde en un susurro. Me pregunta por nuestros hijos. Tras mi respuesta, la veo sonreír un tanto avergonzada y mientras coloca el retrato en su lugar, no puedo evitar que las últimas palabras dichas por ellas resuenen en mi cabeza mientras observo la imagen de nuestra boda, la cual fue inmortalizada en aquella fotografía.
“Recordar es vivir” .. realmente admiro a la mujer frente a mi, yo no tengo la capacidad para decir esas palabras. Recordar, es lo último que deseo en medio de la dicha que vivo junto a ella y nuestros hijos. Los años que vivimos separados por causa de un tonto deber, fueron los mas dolorosos de mi existencia, si pudiera volver el tiempo atrás, no permitiría que se marchara de mi vida, lucharía por ella aún en contra de la corriente, por nada del mundo quiero vivir el infierno de aquellos tristes años, en los cuales, muchas veces perdí el rumbo de mi vida al saberla lejos de mi, y otras, deseé morir al imaginarla en brazos de otro. Solo Dios sabe, la dicha que sentí un año y medio después de que finalmente las cadenas que me mantenían atado y lejos de ella, se rompieron. No me regocijé por el deceso de quien fuera mi compañera de tablas y quien había salvado mi vida, aunque si soy sincero, hubiese preferido morir en aquel accidente, que vivir atado a una mujer que me separó del gran amor de mi vida, y me hizo el mas desdichado de todos los hombres. ¡Muerto en vida!…así me sentía sin Candy, sin embargo, el sentimiento de libertad fue tan grande y no pude ocultarlo aquella tarde, que de manera fortuita me encontré con Albert mientras ambos regresábamos desde Londres a América. Por los periódicos supe su verdadera identidad, debo reconocer que me sorprendió cuando lo leí. Durante los seis meses que permanecí en Londres, haciendo lo que hasta el momento me ayudó a mantenerme en pie; porque si, la actuación fue en aquellos años mi tabla de salvación, yo había decidido que la buscaría, incluso escribí una corta misiva en donde entre líneas plasmaba mis sentimientos, la cual envié dos semanas antes con el temor de recibir un duro golpe como respuesta los días siguientes a mi arribo a New York, pero, mis esperanzas se re avivaron cuando Albert me dijo que Candy estaba soltera y sin compromiso alguno, fue entonces que hice un cambio de planes. Decidí viajar junto a él, pero antes, iría por mi madre, la necesitaría a mi lado. Suspiré de manera involuntaria.
—Te das cuenta, tu también te has sumergido en los recuerdos —me dice Candy con una amplia sonrisa.
—Si claro —respondo devolviendo su gesto —Nos vamos, los chicos deben estar desesperados.
—¡Oh Por Dios!, debemos irnos ahora —Candy toma mi brazo y juntos salimos para reunirnos con ellos, habíamos organizado una pequeña expedición familiar, con Picnic incluido. Sonrío, al recordar que hace unos años, cumplí mi promesa de irme de Picnic con ella, pero esta vez es diferente, nuestros dos preciosos hijos son nuestros acompañantes y me he dispuesto a disfrutarlo al máximo lejos de todo y de todos, solo ellos y yo, como lo que somos, una familia plena. Me he prometido hacer lo que sea para que ellos no recorran el doloroso camino por el que Candy y yo tuvimos que atravesar para alcanzar la felicidad de la cual gozamos hasta el día de hoy.
Fin.
GRACIAS POR LEER
Última edición por RossyCastaneda el Jue Abr 29, 2021 10:48 pm, editado 1 vez (Razón : Portada)