AMAZONAS DE TERRY/HAREMOS ARDER EL COSMOS/FIC "THE VIOLETS"/CAPITULO 8

Hola chicas, pues empezando la ultima semana de esta maravillosa guerra florida, mientras eso pasa, seguiremos en pie de lucha por nuestro adorado Terry.


ÍNDICE.

CAPITULO 1


CAPITULO 2

CAPITULO 3

CAPITULO 4


CAPITULO 5

CAPITULO 6

CAPITULO 7


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CAPITULO 8

LOS ENEMIGOS.


A final de cuentas acepté la propuesta de Terry, no quería seguir pasando penurias, quedamos en que solo sería un tiempo mientras yo encontraba un empleo para cubrir mis gastos y la renta de una habitación en alguna pensión. Quedamos en que mi paga por dejarme quedar en su departamento consistiría en ayudar con los deberes de la casa, aunque, a decir verdad, él era muy ordenado y limpio, a pesar de tener una ardilla de mascota, no sé realmente ¿qué es lo que voy a hacer?, sí todo está en orden. Había acondicionado la terraza para que el animalito estuviera cómodo y seguro, recreó un pequeño habitad para que Clint se sintiera lo más familiarizado a su naturaleza, además tenía una espectacular vista a Central Park, todavía no me contaba cómo es que terminó con Clint. Pasó una semana desde que me ofreció alojamiento, y mi vida cómo estudiante de la MMSA se estaba equilibrando, empecé a fortalecer lazos de amistad con Annie y Paty, también Stear y Archie, comenzaron a hablarnos, creo que mis amigas son las más emocionadas, y bueno, a pesar de ya tenerles confianza decidí guardar mi secreto de dónde me estaba quedando, no quería que se empezaran a correr falsos rumores por toda la academia, prefería pasar desapercibida y por un momento creí que lo estaba logrando, pero para mí mala fortuna me había ganado un enemigo muy poderoso… Eliza Leagan.

- ¿Qué es esto? – tomé la hoja de papel que estaba pegada en la puerta de mí casillero, no podía creer lo que veía, me llevé una mano a la frente como queriendo ocultar mi rostro, sabía que esto era obra de “La Magnolia mayor, Eliza Legan”. Me sentí observada y no me equivocada, caminé entre cuchicheos y me dirigí al salón de clases, mientras lo hacía, pude ver que en todo lo largo del pasillo se encontraba exactamente el mismo cartel, la rabia me invadió más que la vergüenza. Por un instante pensé en arrancar cada uno de eso carteles, pero sería muy obvio mi sentir, y no, no me iba a dejar intimidar por esa chica. Traté de mantenerme entera en cuándo llegué a la clase de teoría y análisis musical, nuevamente sentía las miradas incluso la del profesor. Era consciente de que el resto del día sería exactamente igual, así que, en lugar de mostrar mi enojo, les regalé una sonrisa a todos – me la vas a pagar – me repetía una y otra vez para mis adentros. Cuándo al fin llegó la hora del almuerzo me dispuse a buscar a Annie y Paty, por la situación sabía que no estarían en la cafetería, preferí llamarles para saber dónde estaban, ambas eran muy sensibles y creo que estaría mucho más avergonzadas que yo; cuando las encontré, estaban sentadas en una de las jardineras en la parte de atrás del edificio dónde tomaban clases, se veían compungidas, incluso creo que Annie había llorado, nunca pensé que esa chica fuera tan… vengativa - ¡Hola chicas! – llegué corriendo, sentía que me faltaba el aliento.

- ¡Candy! – Annie me abrazó en cuanto me vio y se soltó a llorar.


- Ha estado así toda la mañana – Paty también parecía entristecida, y ahora que me doy cuenta también había llorado – ni siquiera hemos entrado a clases – explicó.

- ¡Lo siento tanto! – me disculpé con ellas, me sentía culpable de haberlas metido en esta situación.


- No tienes por qué – Annie se limpió las lágrimas – Nunca hemos sido del agrado de Eliza.

- Siempre nos ha considerado poca cosa – Paty se encogió de hombros – no es la primera vez que nos hace algo – añadió – aunque nada cómo esto – se mordió el labio.


- Lo que más me duele es que me expuso ante Archie – se iba a volver a soltar a llorar, Annie me mostró la hoja, en ella aparecíamos las tres en diferentes situaciones, supongo que Eliza mandó a tomar muchas fotos y escogió las peores para exponernos, la de Paty era cuando estaba comiendo, abriendo la boca y con los ojos medios cerrados y al de pie de foto puso “La tragona”, en la foto de Annie, ella miraba a Archie embelesada y enamorada, tenía la boca entre abierta y se encargaron de hacer que pareciera que babeara, tenía la frase “La mal correspondida” y bueno en la mía, me habían tomado una foto completamente adormilada, bostezando y haciendo unos gestos que para que describirlos, y decía “La perezosa”, además tenía un título en letras negras que decía “Las violetas perdedoras”. Yo tenía la piel un poco más gruesa, pues en mí niñez crecí con varios chicos que eran muy toscos conmigo, así que me hice algo ruda, en cuanto a lo físico y emocional, por eso no me afectaba tanto, obvio me daba un poco de vergüenza, pero hacerle esto a chicas que son muy sensibles y vulnerables, era algo reprobable. Mi vergüenza se convirtió en enojo, así que sin más tomé el cartel de las manos de Annie y me di la vuelta.

- ¿A dónde vas? – me cuestionó Paty al verme marchar.


- A poner a esa chica en su lugar – les hice saber con toda la determinación del mundo. Ya sabía dónde estarían “Las Magnolias”, di un fuerte empujón a la puerta de la cafetería para que se abriera, las miradas se clavaron en mí y mis amigas que iban a un lado mío. Eliza me miró desde su lugar, yo me acerqué con la misma brusquedad con la que lo hacía cuándo Tom me molestaba cuando entonces éramos niños.

- ¡Miren a las Violetas perdedoras! – expresó de tono de burla y su séquito se empezó a reír – la tragona, la no correspondida y la perezosa – soltó la carcajada.


- Pues preferimos ser eso, a ser una persona vacía y envidiosa como tú – le solté de golpe, ella se quedó boquiabierta – y sí crees que somos perdedoras ese es tú problema, te vamos a demostrar cuánto te equivocas – alcé la voz – prefiero ser una perdedora, pero con amistades verdaderas, a una celebridad con amistades y cariños comprados – añadí y le aventé en la cara, la hoja de la campaña de desprestigio que había hecho contra nosotras, me di la vuelta, solo para toparme de frente con la subdirectora de la escuela, que me miraba con recelo, tenía los brazos cruzados como si estuviera a punto de reprenderme, había ofendido a su hija y tal vez eso me costaría una sanción.

- ¡Escuchaste lo que me dijo! – Eliza de inmediato se fue a quejar con su madre – debes de hacer algo – parecía una niña acusándome.


- ¡Claro que lo haré! – respondió sería, me miró intimidante, y debo de confesar que sí logro su cometido – Eliza Leagan – se irguió y se puso seria, el tono en que se dirigió a su hija fue severo – preséntate a la oficina de la directora Beacker, quiere hablar contigo – apretó los labios, era evidente que estaba molesta conmigo, sus ojos me lo hacían saber.

- Pero mamá… - Eliza trató de excusarse.


- Te recuerdo que aquí soy la subdirectora y tú no eres más que una simple alumna – fue lo último que dijo y se dirigió a la salida, Eliza bajó la cabeza y fue tras de ella.

- ¡Dios, otra enemiga más! – susurré, estaba convencida que así sería por el modo en que miraba. Salí de la cafetería, creo que debí de tener más cuidado con mis palabras, o me metería en más problemas. Después del incidente cada una nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Ese día Terry no apareció en la escuela, siquiera lo había visto en la mañana, le dejé el desayuno preparado, espero que haya comido; desde la noche anterior había estado extraño, como distraído, fue después de recibir esa llamada y encerrarse en su estudio de grabación, me había enterado varios días después de mí estadía que contaba con un estudio en su departamento. Habíamos terminado las clases y quede con Annie y Paty en reunirnos, querían que les contara de dónde había sacado el valor para enfrentar a Eliza, creo que me veían como su salvadora, cuando realmente lo único que me gustaría es que se aprendieran a darse su valor ellas misma, ambas eran muy buenas y con talento; Annie me había contado que ella estudiaba canto y Paty era pianista, además quería ser productora musical, y bueno, desde el primer día de clases se dieron cuenta de que yo tocaba el violín, querían que les mostrará mi talento, pero eso sería en alguna otra ocasión.

- Seguro que la directora regañó a Eliza – Paty se veía más contenta que en el receso, estaba comiendo una manzana.


- Pues espero que con eso deje de molestarnos – me senté en la jardinera, y saqué mi botella de agua, miré a Annie que seguía sin sonreír, se notaba pensativa – Paty veo que tienes una sonrisa de oreja a oreja – le guiñé el ojo.

- Eso porque Stear la invitó a salir – Annie al fin se animó a hablar.


- ¡Bien por ti, Paty! – choqué el puño con ella.

- Tiene mucha suerte – Annie arrastró las palabras, se notaba afligida, probablemente por Archie.


- No te desanimes – traté de darle ánimos – solo es cosa que se decida – le di un pequeño empujón con el hombro.

- Creo que le gusta alguien más – me miró con tristeza.


- Sí es así, entonces está ciego – abrí la botella de agua, me la llevé a los labios estaba por dar un trago cuando sentí cómo un objeto me golpeó y tiró la botella de mis manos, el golpe la sacudió con tal fuerza que acabó por salpicarme, yo volteé para buscar al idiota que me había pegado, mis ojos se encontraron con un chico de piel morena clara, cabello castaño y con reflejos rojizos en a la luz, sus cejas enarcadas le daban un aire de soberbia, tenía dibujada en su rostro una sonrisa burlesca, noté que detrás de él estaban otro chicos como cuidándole las espaldas, Annie y Paty se hicieron pequeñas ante esa mirada. En cambio, yo tomé el balón de americano con el cual había sido golpeada, casi de manera intencional o esa era mi percepción.

- ¡Hey, rubia! – el joven me gritó y me llamo con el dedo índice, yo me mantuve fija en mí lugar, no me moví ni un solo centímetro y lo miré del mismo modo que el me miraba. Caminó hacia nuestra dirección y se plantó frente a mí – qué no sabes que cuando te llamo debes de venir a mí – el joven parecía darme instrucciones.


- ¿Qué te hace pensar que lo haré? – tenía el balón en las manos y lo apretaba con fuerza.

- ¡Vaya, creo que no sabes quién soy! – entornó los ojos – te daré otra oportunidad, solo porque eres linda – me sonrió coqueto, extendió la mano y trató de tocarme la mejilla, yo di un paso atrás, no iba a permitir que semejante petulante me tocara.


- Sí tú hermana te ve tocando a la Violeta, se morirá de coraje – le dijo un joven rubio y medio regordete.

- ¿Así que esta es la Violeta? – su mirada cambió a total repulsión hacia a mí – devuélveme el balón – trató de arrebatármelo de las manos, pero no lo dejé – mustia, gorda – se dirigió de manera despectiva a mis amigas – explíquenle quién soy – le ordenó, yo no iba a permitir que nadie insultara a mis amigas.


- ¿Quieres tú balón? – puse gesto de sumisión, el extendió la mano, triunfante – pues entonces ve por él – lancé el balón con todas mis fuerzas, todos miraron como salió volando y fue a dar precisamente a las ramas de un gran árbol – vámonos chicas – di la vuelta, tomé mis cosas e hice que mis amigas me siguieran, luego me volví hacia él – a ver si eres tan valiente para bajarlo tú mismo – añadí, luego le saqué la lengua y me fui.

- ¡Candy! – Annie parecía más asustada de lo normal - ¿Por qué hiciste eso? – me cuestionó.



- No iba a permitir que las ofendiera de esa forma – parecía que estaban más asustadas por mí que por ellas mismas.

- No sabes con quién te acaba de meter – dijo Paty exaltada, mi c expresión era de confusión – es un Leagan – me explicó.


- ¿Qué cosa? – no comprendía lo que me decía.

- El tipo ese, es el hermano mellizo de Eliza Leagan e hijo de la subdirectora – Paty al fin me explicó, entonces comprendí la situación.


- ¿Acaso se multiplican o qué? – estaba sorprendida de lo que me acaba de enterar, pero en los días que llevo aquí siquiera lo había visto – en menos de un día, ya me había hecho de dos enemigos más, me di un golpe en la frente con la mano extendida, cómo era que me había metido en problemas con esa gente desde el primer día.

- ¡Hola, chicas! – Stear, se había acercado a saludarnos muy amable - ¿Sucede algo? – me cuestionó al ver mi semblante.


- Nada, Stear, nada – suspiré, me quería tirar en el suelo, pero tan mala era mi suerte ese día, qué si lo hacía, capaz que una bicicleta me pasa encima – ¿se te ofrecía algo? – se me hacía raro que él estuviera ahí.

- Bueno… - se puso nervioso – lo que sucede es que quería pedirle a Paty y Annie si me pueden ayudar con una tarea que no entiendo – se llevó una mano a la cabeza como queriendo disimular su inquietud.


- ¡Ahorita! – Annie miró la hora en su celular.

- Claro que sí – Paty no dudo en aceptar ayudar a Stear, Annie la volteó a ver sorprendida – anda vamos, que tal que Archie está allá – alcancé a escuchar que Paty le susurro a Annie en el oído.


- ¡Vamos Candy! – Annie me invitó, pero que tal que Paty tenía razón y Archie se reuniría con ellos, no quería hacer mal tercio.

- Vayan ustedes chicas, yo tengo una entrevista de trabajo – usé la excusa del empleo – diviértanse – les guiñé el ojo, me despedí ondeando mi mano y emprendí la huida. Ya me encontraba muy cerca de la salida principal de la academia cuando de repente una mano tocó mi hombro, el sobresalto me invadió de los pies a la cabeza, creí que era el tal Neil y casi respondo con un golpe, menos mal me eché un vistazo antes, detrás de mí estaba Archie, regalándome una gran sonrisa franca.


- Siento mucho sí te asusté – se disculpó, creo que notó mi reacción.

- No te preocupes – me mordí el labio, espero no me pida ir con él y los demás, sería muy incómodo para mí – los chicos te deben andar buscando – le hice saber.


- ¡Ah! – parecía nervioso – bueno, lo que sucede es que… - jaló aire, como para calmarse – tengo una tarea sobre la historia del violín – se mordió el labio inferior – y creí que tú podrías ayudarme con eso – me miró a los ojos, se veía algo ruborizado, creo que era el calor excesivo que hacia ese día.

- ¿No se supone que para eso estaría Annie y Paty? – le cuestioné.


- Bueno, ellas no son expertas en el violín – se encogió de hombros, bueno supongo que tiene razón.

- ¡Claro, yo te ayudo! – le sonreí, ambos salimos del campus y caminamos por las calles de Manhattan, no había tenido mucho tiempo y mucho menos dinero para turistear en la gran manzana, él me invitó a comer, obvio me negué, pero fue tanta su insistencia que acepté, la verdad yo quería llegar a casa del “chico ardilla”, me tocaba hacer la cena hoy, pero Archie me entretuvo bastante tiempo, era un tipo agradable, aunque a decir verdad, durante todo el rato que estuvimos juntos nunca volvió a mencionar la tarea, incluso quería acompañarme hasta dónde me estaba hospedando, pero obviamente me negué. Pasaban más de las siete cuando llegué al edifico dónde vive Terry, el portero ya me conocía, además el “chico ardilla”, me había dado sus claves de acceso para que yo entrara y saliera libremente, aunque desde que vivo ahí, nunca había llegado tan tarde. Metí la clave de acceso y entré al departamento, me habría gustado ser invisible unos momentos y pasar desapercibida, rogaba porque él no estuviera en casa o de pérdida que se encontrara metido en su estudio. Pero no fue así, él estaba en la barra de la cocina, comiendo una rebanada de pizza y me miraba con reproche, de manera inquisitiva.

- ¿Gustas? – me señaló la caja de la pizza con la mirada, estaba serio, pero no molesto, de echo medio sonrió.


- Gracias – me acerqué a donde él, dejé la mochila junto al sofá – no tenía mucha hambre, había comido bien con Archie, solo que no quise despreciar su invitación, le había quedado mal con la cena, me senté en un banco, frente a él, había un plato junto a la caja, él muy amable la destapó, la pizza estaba a la mitad, ¡dios santo, todo eso se comió él solo! me quedé sorprendida, apreté los labios para no reírme, tomé una rebanada.

- ¿Quieres agua o refresco? – se puso de pie, fue por vaso y luego al refrigerador – ¿o prefieres una cerveza? – me ofreció, sonrió ampliamente al ver mi reacción – ¡era broma! – me miró con esos profundos ojos aguamarina.


- Agua por favor – dije, no quería refresco había tomado mucho con Archie. Él sacó una botella y sirvió.

- ¿Y, dónde andabas? – cuestionó, me sobresalté, no pensé que me interrogaría, pensé en mentirle, pero yo estaba haciendo algo malo como para ocultárselo.


- Salí con Archie – respondí al tiempo que le daba una mordida a la pizza, se escuchó un fuerte golpe, como si hubiera azotado la botella de agua, Terry parecía tenso.

- ¿A dónde te llevó?, ¿qué te dijo?, ¿te propuso algo?, ¡contesta! – me invadió con muchas preguntas, no supe en qué momento llegó hasta mí, su tono era de molestia, tanta que no supe que responderle, me sentí intimidada por él, creo que vio el miedo en mí rostro que de golpe se alejó de mí - ¡lo siento! – se disculpó – voy por agua – dio la vuelta, tomó su chamarra de cuero del respaldo del sofá y salió del departamento, sin decir una sola palabra.


- ¿Qué le pasa a este? – yo estaba consternada por lo sucedido, había notado que tenía un carácter bastante voluble, pero no imaginaba a que grado, dejé la rebanada de pizza, me acerqué a tomar el vaso con agua, abrí el refrigerador y noté que había varias botellas de agua, fui por mí mochila para ir a la que por ahora era mi habitación, no quería que me encontrara al regresar, me agaché, tomé el bolso – estoy cansada – me quejé, en ese momento sonó el teléfono fijo de casa, lo dejé que timbrara un par de veces, no iba a contestar, finalmente se escuchó el tono de la grabadora, “¡Hola, Terry!, espero que estés bien, sé que hablamos anoche pero estoy tan lejos y me hace falta escuchar tu voz, cuídate y nos veremos muy pronto, te mando un beso….

CONTINUARÁ…