Desde el claro de luna iluminado con la presencia de el objeto de mi amor lanzo mi
flecha de plata en un nuevp fan work.
Como todas las noches de primavera, Stear había tomado su baño antes de dormir, disfrutaba enormemente pasar un buen rato jugando con la deliciosa espuma que llenaba su tina, se la ponía de barba, de cejas, sombrero... en fin. La primavera le regalaba ratos de solaz que atesoraba en su corazón desde que era un niño pequeño. Su rincón del jardín florecía con hermosos colores y deliciosos aromas, las abejas paseaban de flor en flor llevandose entre sus peludas patas pequeños copos de polen, él sal observaba con atención y como siempre él estaba acompañándole y le mostraba cómo quitar las malas hierbas, acomodando las piedras de los macizos de flores y regándolas cuando caía la tarde para evitar que el sol las "quemara" si lo hacía al medio día.
El día que él llegó con un pequeño saquito de tela con un puñado de pequeñas semillas que parecían guisantes estaba tan emocionado, le habló de sus hermosos colores y cómo podía trepar por las paredes de piedra sujetándose con esas pequeñas espirales que parecían tan frágiles, pero con tenacidad se arraigaban para permitir que la planta se irguiera a varios pies del suelo.
Cuando florecieron Stear quedó maravillado, ahí estaban las sencillas florecillas con delgados tallos y un aroma delicioso, ninguna flor del jardín perfumaba tanto con las pequeñas florecillas de sweet peas. Stear perdía el tiempo tirado en el pasto cerca de las flores y dormitaba en el hastío de las tardes de primavera.
Él siempre se las arreglaba para cortar unas flores y llevarlas a la habitación de Stear quién podía disfrutar de una noche perfumada después te tomar su baño.
La primavera siguiente a ese otoño fatal había llegado ya, pensó Stear al salir del baño y caminar a su habitación, de pronto un aroma familiar flotaba en el ambiente era un pequeño ramo de sweet peas en un florero en la mesita de noche junto a su cama y se vio nuevamente como un niño pequeño...
-¡Anthony! - exclamó y sus ojos se llenaron de lágrimas discretas por que sabía que su primo volvería en cada primavera y llenaría el ambiente con su presencia en el aroma de sus flores favoritas y él sería nuevamente un niño hasta que volvieran a reunirse...
NOTA DE LA AUTORA:
Este es un recuerdo de mi vida personal, cuando era niña mi mamá tenía un rinconcito de sweet peas que floreaban cada primavera su aroma me recuerda a mi madre y hace volver a mi infancia cuando ella ponía un ramito de mis flores favoritas en mi cuarto, ahora ella ya no está y yo pongo un ramito en la habitación de mi hija a quién le encantan y así, las tres estamos unidas por el recuerdo, el color y el delicioso aroma de las sweet peas.