Acaricio tu rostro sonrojado.
Me inclino levemente, y puedo respirar tu dulce aliento.
Tu cierras los ojos y un gemido escapa de tu garganta.
Mis labios sobre los tuyos, suave, apenas rozando.
Me dejo llevar por las sensaciones.
Muerdo tu labio inferior y tomo posesivamente tu boca, inundando, llenando, ahogando tus suspiros con mi lengua.
Me estremezco de pasión, haciéndome casi imposible contener este deseo.
Abruptamente me separo maldiciendo.
Te miro... Me miras
Candice...
¡TE AMO!