Capítulo 14 aquí
Se acercaban nuevamente las vacaciones decembrinas y todos los estudiantes disponían de dos semanas libres.
La tía Elroy se ha instalado en Londres, para poder compartir con sus sobrinos cada vez que hay un quinto domingo en el mes que tienen libre y las vacaciones; por lo que en ocasiones solían disfrutar de la compañía de nobles y sus familiares, por ello fueron invitados para celebrar noche buena en la mansión de los Grandchester.
Entre el barullo de la gente nadie se percataba que un joven de cabellos castaños le quitaba una botella de champan al camarero y se la llevaba para beberla sólo en la biblioteca. El hijo mayor del duque se presentaba a ese tipo de fiestas por el simple placer de incordiar a su madrastra Lauren, quien desde que había tenido a sus propios hijos, el trato agradable y pasible con Terry desapareció por completo y una ambición dirigía su corazón.
Los cambios en el trato como familiar que para el joven parecían sin sentido, habían terminado agriando su comportamiento, y en ésta ocasión fue mucho más después de escuchar las siguientes declaraciones. Los intrusos no sabían que él se encontraba en la biblioteca y por ende se expresaron sin mesura
-Tereuce pronto cumplirá la mayoría de edad, es momento de que empiece a involucrarse en las negociones de la familia.
-¿Estás loco querido? Terry no puede encargarse de nada, él no puede ser el heredero. Recuerda que es el hijo de una sucia americana, de quien tuviste suerte de librarte de sus artimañas, sino, muy seguramente te habría llevado a la ruina y hoy ese niño sería un maleante.
-Querida, Terry es mi hijo ¿Qué pretendes que haga con él?
-No le digas nada, no le des falsas esperanzas. Mejor que se vaya preparando para ser al menos el senescal de su hermano Connor, él no puede aspirar a nada más.
-Mujer, no seas así. Por lo menos debe tener una renta decente cada mes.
-Pues que se lo gane trabajando, como todo plebeyo que es
-No me gusta que te expreses así de él, Tereuce no tiene la culpa de nada. Espero que nunca más lo vuelvas a hacer.
-Siempre y cuando tú me prometas que nunca más volverás a buscar a esa infeliz de Eleanor Baker, no como esa vez que fuiste con Terry a verla… no juegues conmigo Richard
-Lauren, eso pasó hace muchos años ¿Por qué me lo sigues reprochando? Ya te pedí perdón, además no fue a propósito, los negocios dieron la casualidad del encuentro
-Sí claro. Sabes, dejemos ésto por ahora que los invitados nos están esperando.
Y el portazo le hizo saber al chico que estaba solo nuevamente. Las revelaciones de esa conversación lo tenían alucinado en la misma proporción que lo hacía la botella de champan. <<”Eleanor Baker… Eleanor Baker… mi madre se llama Eleanor Baker… por fin sé el nombre de ella”>> se repetía vez tras vez para intentar asimilar y memorizar el dato. La secuencia de sus pensamientos lo llevaban por varios rumbos y más locas ideas… por lo que sin saber muy bien de dónde vino ésta, decidió que la seguiría.
Tambaleándose se pone en pie y decide ir al despacho de su padre y buscar un papel que le dijera dónde encontrar a esa mujer, pero temiendo que lo fuesen a pillar decidió salir inmediatamente, ya vería en el camino la manera de dar con Eleanor Baker.
Era de mañana del 25 de diciembre cuando zarpaba rumbo a américa, soñando que el encuentro con ella fuera el mejor y poder recibir ese cariño que hacía mucho no se lo daban. Cuando finalmente atracaron en New York, preguntó a la policía y aun quiosquero si sabían quién era Eleanor Baker, hasta que ve un enorme letrero sobre un teatro y el rostro de la mujer que estaba buscando.
Se hospedó en un hotel y pagó con sus ahorros que había llevado consigo, no le importaba gastar hasta el último centavo y quedarse en la calle, pues esperaba que con su "madre" tendría una mejor recompensa por tantos años de ausencia. Al día siguiente espero a que terminara la función y siguió a la actriz hasta su residencia; empezaba una tormenta de nieve cuando tocó la puerta y fue recibido por el ama de llaves, quien lo reconoció y avisó a su señora. Fue un saludo escueto y fugas, sólo un simple abrazo cuando realmente esperaba más, pero su madre tenía una fiesta en casa y sus invitados la estaban reclamando, pero lo que más le dolió fueron sus palabras cuando le dijo <<”Terry, debes marcharte no pueden verte aquí ni conmigo, nadie puede saber que eres mi hijo”>>
Un disgustó enorme lo traspasó como un rayo y la empujó con todas las fuerzas que pudo reunir, esa mujer lo estaba rechazando sin siquiera preguntarle algún detalle de su vida… las imágenes de ese encuentro idílico que se había hecho en su imaginación quedaron desperdigadas de la misma manera que las perlas del collar que se rompió del cuello de su madre.
Inmediatamente abandonó la residencia de Eleanor Baker, no tenía nada ni razón para permanecer más tiempo ahí y en ese país, su travesura había terminado en tortura. Las personas que deberían de haberle amado era quienes deseaban que no supiesen de su existencia; Richard, Eleanor, Lauren… todos, para ellos era un estorbo <<”Más te hubiese valido haberme dejado en un orfanato, al menos alguien sí me hubiese escogido para amarme y no considerarme una carga… pero ya verán… todos me las van a pagar… todos…”>> sentenciaba con rabia mientras daba un manotazo sobre la barandilla y las lágrimas surcaban su rostro. Deseaba que esa briza marina pudiese llevarse su dolor, zambullirse en la oscuridad que estaba frente de sí, saltar de ese barco y hundirse en las olas de la desesperación. Pero no… no podía ceder tan fácilmente, aún se tiene que vengar.
PD: finalmente he podido llegar hasta ésta parte de la historia... madre mía lo que ha costado para no dejar ni un cavo suelto y las cosa encaje como deben... por cierto he tenido que eliminar unas maldades para emplear otras... hehehe sólo espero poder escribirlas antes de irme de campamento.
Gracias por leer. Bsos mil
PARTE XV
Al día siguiente la hermana Margaret paseaba por los pasillos en el momento que las señoritas debían salir para ir tomar el desayuno, como de costumbre varias se detienen para saludarse, es entonces que Eliza aparece y de paso rascándose desesperadamente y sus amigas María y Luisa le dicen.
-Uy Eliza, si sigues así un poco más te arrancarás las carnes.
-Cielos, Eliza ¿Qué te pasa?
-Cállense, creo que algo me ha dado alergia
-Oh no, Eliza ¿Qué es eso que llevas en el cuello?
Le pregunta su amiga asqueada al descubrir una protuberancia negra resaltar en su blanca piel, inmediatamente todas las chicas se vuelven a mirar a la pelirroja quien se siente incómoda, de presto Luisa grita
-¡Es una garrapata!
-¡Iuuuuch! ¡Qué asco!
-¿Qué ¡Imposible?!
-¡Cuidado! Todo mundo mantenga las distancias, esos animales pueden saltar a una de nosotras.
Eliza se horroriza de sólo imaginar que ese bicho estaba en su cuerpo, mira a sus compañeras y descubre que empiezan a alejarse de ellas asqueadas, entonces Candice sale de su habitación como quien es atraída por el repentino barullo del pasillo y se acerca cuando la pelirroja grita
-¡Rápido, que alguien me lo quite!
-¡No! Eso sería contraproducente, si te quitan la garrapata ésta puede dejar la herida infectada y puedes enfermar
-¡Claro! Y tú lo dices porque eres una experta como dama de establo ¡Es todo culpa tuya!
-Oh Eliza ¿Por qué eres tan cruel conmigo? Lo digo por tu bien, yo no he hecho nada
-Por supuesto que sí ¿Quién sino me tendría tanta envidia?
-¿Envidiarte el qué Eliza? Eres sólo una estudiante simple e insignificante… ¿No será acaso un castigo divino o tus malos hábitos de higiene? Estás tan mal acostumbrada a que las mucamas hagan las cosas por ti que ni siquiera sabes cómo cuidarte y por eso tu habitación se ha vuelto una pocilga.
-¡Tú, maldita huérfana, es todo obra tuya!
-¿Mía? Eliza, ni siquiera he entrado a tu recamara ¿Cómo podría hacerlo? Además, si no te has fijado en el cabestrillo en mi brazo me limita los movimientos
-¡Ya Es Suficiente!
Se escuchó la voz de la hermana Margaret dirigirse a las chicas, entonces todas se vuelven a mirarla y se dan cuenta que la hermana Gray está a su lado y su semblante es muy serio, sin duda se ha dado cuenta de todo.
-Atención todas, aléjense de la señorita Leagan, hermana Margaret inspeccione la habitación de Eliza para saber si hay alguna plaga ahí.
-Entendido hermana Gray.
Y haciendo lo ordenado la monja descubre que la habitación de la pelirroja está llena de chinches y garrapatas, el asombro de la pelirroja no puede ser peor, no entendía de dónde había salido, pero para ella la culpable tenía que ser Candy.
-No puede ser… mi habitación no tenía nada de eso
-Hermana Gray, por la cantidad de bichos que hay quiere decir que llevan mucho tiempo, me temo que será necesario eliminar todos los muebles y tejidos para que no se extiendan a las demás habitaciones
-Hermana Margaret, encárguese de que desinfecten la zona, de momento todas las alumnas tendrán que dormir fuera de sus habitaciones hasta estemos seguros que no hay más chinches ni garrapatas
-¡¿Qué, nosotras?!
-¿Por qué?
-Yo lo prefiero… no quiero estar cerca de Eliza… no quiero que me pegue sus bichos y enfermarme por culpa de ella, quiero salir de aquí
Empezaban a quejarse las demás señoritas al ser conocedoras de lo que estaba pasando, entonces la pelirroja intenta defenderse
-¡No, créanme! Yo no tengo nada que ver
-Ay, por favor prima. No te esfuerces, es evidente que desde que viniste de Estados Unidos has estado acumulando porquería en tu habitación y ahora estamos a punto de ser invadidos por una plaga gracias a tus malos hábitos de higiene.
-¡Mentira! Esto es culpa tuya Candy ¡Tú, que eres una dama de establo…
-Ey, ey, ey… a mí no me eches la culpa de nada, llevo más de un año viviendo en éste internado y nunca he dado ni un tipo de problemas, ni mucho menos como el que acabas de hacer. Todos aquí son testigos de ello.
-Es cierto… ella siempre ha sido tranquila y la mejor estudiante
-Eliza la está difamando, quiere hacerle culpable, pero es evidente que Eliza es una persona sucia
-No me sorprende que los Andrew decidieran adoptarla, está mejor con ellos que con los Leagan
-De seguro las caballerizas eran más limpias que la mansión Leagan gracias a Candice. Eliza es una guarra
Y así murmuraban las chicas que habían rodeado a la pelirroja, quien estaba derramando gruesas lágrimas por la humillación y la picazón.
-¡Silencio! Salgan todas ustedes inmediatamente de aquí, queda prohibido acceder a las habitaciones hasta nuevo aviso.
Ordenó la madre superiora y de paso dictó que Eliza estuviera en cuarentena, quemaran todas sus pertenencias y tuvieran que desinfectar todo el lugar. Más de una se molestó por haberse visto perjudicada con la situación, otras dejaron de hablarle, no querían que se le pudiese pegar otro bicho o sus malos hábitos, y hasta sus mejores amigas empezaron a guardar las distancias.
Candice se sentía satisfecha por haber conseguido volverla una persona aborrecida por las compañeras. Nunca se imaginaron que ella se había escapado un par de ocasiones para conseguir de los vagabundos ropas sucias, y cosas donde pudiesen estar las chinches y dejarlas dentro de la habitación de Eliza, también con mucho cuidado fue al establo donde estaba el viejo caballo del colegio casi en el olvido y lleno de garrapatas para poder arrancárselas y ponérselas a su rival. Ese había sido su plan para vengar de ella en ésta ocasión.
-Uy Eliza, si sigues así un poco más te arrancarás las carnes.
-Cielos, Eliza ¿Qué te pasa?
-Cállense, creo que algo me ha dado alergia
-Oh no, Eliza ¿Qué es eso que llevas en el cuello?
Le pregunta su amiga asqueada al descubrir una protuberancia negra resaltar en su blanca piel, inmediatamente todas las chicas se vuelven a mirar a la pelirroja quien se siente incómoda, de presto Luisa grita
-¡Es una garrapata!
-¡Iuuuuch! ¡Qué asco!
-¿Qué ¡Imposible?!
-¡Cuidado! Todo mundo mantenga las distancias, esos animales pueden saltar a una de nosotras.
Eliza se horroriza de sólo imaginar que ese bicho estaba en su cuerpo, mira a sus compañeras y descubre que empiezan a alejarse de ellas asqueadas, entonces Candice sale de su habitación como quien es atraída por el repentino barullo del pasillo y se acerca cuando la pelirroja grita
-¡Rápido, que alguien me lo quite!
-¡No! Eso sería contraproducente, si te quitan la garrapata ésta puede dejar la herida infectada y puedes enfermar
-¡Claro! Y tú lo dices porque eres una experta como dama de establo ¡Es todo culpa tuya!
-Oh Eliza ¿Por qué eres tan cruel conmigo? Lo digo por tu bien, yo no he hecho nada
-Por supuesto que sí ¿Quién sino me tendría tanta envidia?
-¿Envidiarte el qué Eliza? Eres sólo una estudiante simple e insignificante… ¿No será acaso un castigo divino o tus malos hábitos de higiene? Estás tan mal acostumbrada a que las mucamas hagan las cosas por ti que ni siquiera sabes cómo cuidarte y por eso tu habitación se ha vuelto una pocilga.
-¡Tú, maldita huérfana, es todo obra tuya!
-¿Mía? Eliza, ni siquiera he entrado a tu recamara ¿Cómo podría hacerlo? Además, si no te has fijado en el cabestrillo en mi brazo me limita los movimientos
-¡Ya Es Suficiente!
Se escuchó la voz de la hermana Margaret dirigirse a las chicas, entonces todas se vuelven a mirarla y se dan cuenta que la hermana Gray está a su lado y su semblante es muy serio, sin duda se ha dado cuenta de todo.
-Atención todas, aléjense de la señorita Leagan, hermana Margaret inspeccione la habitación de Eliza para saber si hay alguna plaga ahí.
-Entendido hermana Gray.
Y haciendo lo ordenado la monja descubre que la habitación de la pelirroja está llena de chinches y garrapatas, el asombro de la pelirroja no puede ser peor, no entendía de dónde había salido, pero para ella la culpable tenía que ser Candy.
-No puede ser… mi habitación no tenía nada de eso
-Hermana Gray, por la cantidad de bichos que hay quiere decir que llevan mucho tiempo, me temo que será necesario eliminar todos los muebles y tejidos para que no se extiendan a las demás habitaciones
-Hermana Margaret, encárguese de que desinfecten la zona, de momento todas las alumnas tendrán que dormir fuera de sus habitaciones hasta estemos seguros que no hay más chinches ni garrapatas
-¡¿Qué, nosotras?!
-¿Por qué?
-Yo lo prefiero… no quiero estar cerca de Eliza… no quiero que me pegue sus bichos y enfermarme por culpa de ella, quiero salir de aquí
Empezaban a quejarse las demás señoritas al ser conocedoras de lo que estaba pasando, entonces la pelirroja intenta defenderse
-¡No, créanme! Yo no tengo nada que ver
-Ay, por favor prima. No te esfuerces, es evidente que desde que viniste de Estados Unidos has estado acumulando porquería en tu habitación y ahora estamos a punto de ser invadidos por una plaga gracias a tus malos hábitos de higiene.
-¡Mentira! Esto es culpa tuya Candy ¡Tú, que eres una dama de establo…
-Ey, ey, ey… a mí no me eches la culpa de nada, llevo más de un año viviendo en éste internado y nunca he dado ni un tipo de problemas, ni mucho menos como el que acabas de hacer. Todos aquí son testigos de ello.
-Es cierto… ella siempre ha sido tranquila y la mejor estudiante
-Eliza la está difamando, quiere hacerle culpable, pero es evidente que Eliza es una persona sucia
-No me sorprende que los Andrew decidieran adoptarla, está mejor con ellos que con los Leagan
-De seguro las caballerizas eran más limpias que la mansión Leagan gracias a Candice. Eliza es una guarra
Y así murmuraban las chicas que habían rodeado a la pelirroja, quien estaba derramando gruesas lágrimas por la humillación y la picazón.
-¡Silencio! Salgan todas ustedes inmediatamente de aquí, queda prohibido acceder a las habitaciones hasta nuevo aviso.
Ordenó la madre superiora y de paso dictó que Eliza estuviera en cuarentena, quemaran todas sus pertenencias y tuvieran que desinfectar todo el lugar. Más de una se molestó por haberse visto perjudicada con la situación, otras dejaron de hablarle, no querían que se le pudiese pegar otro bicho o sus malos hábitos, y hasta sus mejores amigas empezaron a guardar las distancias.
Candice se sentía satisfecha por haber conseguido volverla una persona aborrecida por las compañeras. Nunca se imaginaron que ella se había escapado un par de ocasiones para conseguir de los vagabundos ropas sucias, y cosas donde pudiesen estar las chinches y dejarlas dentro de la habitación de Eliza, también con mucho cuidado fue al establo donde estaba el viejo caballo del colegio casi en el olvido y lleno de garrapatas para poder arrancárselas y ponérselas a su rival. Ese había sido su plan para vengar de ella en ésta ocasión.
Se acercaban nuevamente las vacaciones decembrinas y todos los estudiantes disponían de dos semanas libres.
La tía Elroy se ha instalado en Londres, para poder compartir con sus sobrinos cada vez que hay un quinto domingo en el mes que tienen libre y las vacaciones; por lo que en ocasiones solían disfrutar de la compañía de nobles y sus familiares, por ello fueron invitados para celebrar noche buena en la mansión de los Grandchester.
Entre el barullo de la gente nadie se percataba que un joven de cabellos castaños le quitaba una botella de champan al camarero y se la llevaba para beberla sólo en la biblioteca. El hijo mayor del duque se presentaba a ese tipo de fiestas por el simple placer de incordiar a su madrastra Lauren, quien desde que había tenido a sus propios hijos, el trato agradable y pasible con Terry desapareció por completo y una ambición dirigía su corazón.
Los cambios en el trato como familiar que para el joven parecían sin sentido, habían terminado agriando su comportamiento, y en ésta ocasión fue mucho más después de escuchar las siguientes declaraciones. Los intrusos no sabían que él se encontraba en la biblioteca y por ende se expresaron sin mesura
-Tereuce pronto cumplirá la mayoría de edad, es momento de que empiece a involucrarse en las negociones de la familia.
-¿Estás loco querido? Terry no puede encargarse de nada, él no puede ser el heredero. Recuerda que es el hijo de una sucia americana, de quien tuviste suerte de librarte de sus artimañas, sino, muy seguramente te habría llevado a la ruina y hoy ese niño sería un maleante.
-Querida, Terry es mi hijo ¿Qué pretendes que haga con él?
-No le digas nada, no le des falsas esperanzas. Mejor que se vaya preparando para ser al menos el senescal de su hermano Connor, él no puede aspirar a nada más.
-Mujer, no seas así. Por lo menos debe tener una renta decente cada mes.
-Pues que se lo gane trabajando, como todo plebeyo que es
-No me gusta que te expreses así de él, Tereuce no tiene la culpa de nada. Espero que nunca más lo vuelvas a hacer.
-Siempre y cuando tú me prometas que nunca más volverás a buscar a esa infeliz de Eleanor Baker, no como esa vez que fuiste con Terry a verla… no juegues conmigo Richard
-Lauren, eso pasó hace muchos años ¿Por qué me lo sigues reprochando? Ya te pedí perdón, además no fue a propósito, los negocios dieron la casualidad del encuentro
-Sí claro. Sabes, dejemos ésto por ahora que los invitados nos están esperando.
Y el portazo le hizo saber al chico que estaba solo nuevamente. Las revelaciones de esa conversación lo tenían alucinado en la misma proporción que lo hacía la botella de champan. <<”Eleanor Baker… Eleanor Baker… mi madre se llama Eleanor Baker… por fin sé el nombre de ella”>> se repetía vez tras vez para intentar asimilar y memorizar el dato. La secuencia de sus pensamientos lo llevaban por varios rumbos y más locas ideas… por lo que sin saber muy bien de dónde vino ésta, decidió que la seguiría.
Tambaleándose se pone en pie y decide ir al despacho de su padre y buscar un papel que le dijera dónde encontrar a esa mujer, pero temiendo que lo fuesen a pillar decidió salir inmediatamente, ya vería en el camino la manera de dar con Eleanor Baker.
Era de mañana del 25 de diciembre cuando zarpaba rumbo a américa, soñando que el encuentro con ella fuera el mejor y poder recibir ese cariño que hacía mucho no se lo daban. Cuando finalmente atracaron en New York, preguntó a la policía y aun quiosquero si sabían quién era Eleanor Baker, hasta que ve un enorme letrero sobre un teatro y el rostro de la mujer que estaba buscando.
Se hospedó en un hotel y pagó con sus ahorros que había llevado consigo, no le importaba gastar hasta el último centavo y quedarse en la calle, pues esperaba que con su "madre" tendría una mejor recompensa por tantos años de ausencia. Al día siguiente espero a que terminara la función y siguió a la actriz hasta su residencia; empezaba una tormenta de nieve cuando tocó la puerta y fue recibido por el ama de llaves, quien lo reconoció y avisó a su señora. Fue un saludo escueto y fugas, sólo un simple abrazo cuando realmente esperaba más, pero su madre tenía una fiesta en casa y sus invitados la estaban reclamando, pero lo que más le dolió fueron sus palabras cuando le dijo <<”Terry, debes marcharte no pueden verte aquí ni conmigo, nadie puede saber que eres mi hijo”>>
Un disgustó enorme lo traspasó como un rayo y la empujó con todas las fuerzas que pudo reunir, esa mujer lo estaba rechazando sin siquiera preguntarle algún detalle de su vida… las imágenes de ese encuentro idílico que se había hecho en su imaginación quedaron desperdigadas de la misma manera que las perlas del collar que se rompió del cuello de su madre.
Inmediatamente abandonó la residencia de Eleanor Baker, no tenía nada ni razón para permanecer más tiempo ahí y en ese país, su travesura había terminado en tortura. Las personas que deberían de haberle amado era quienes deseaban que no supiesen de su existencia; Richard, Eleanor, Lauren… todos, para ellos era un estorbo <<”Más te hubiese valido haberme dejado en un orfanato, al menos alguien sí me hubiese escogido para amarme y no considerarme una carga… pero ya verán… todos me las van a pagar… todos…”>> sentenciaba con rabia mientras daba un manotazo sobre la barandilla y las lágrimas surcaban su rostro. Deseaba que esa briza marina pudiese llevarse su dolor, zambullirse en la oscuridad que estaba frente de sí, saltar de ese barco y hundirse en las olas de la desesperación. Pero no… no podía ceder tan fácilmente, aún se tiene que vengar.
PD: finalmente he podido llegar hasta ésta parte de la historia... madre mía lo que ha costado para no dejar ni un cavo suelto y las cosa encaje como deben... por cierto he tenido que eliminar unas maldades para emplear otras... hehehe sólo espero poder escribirlas antes de irme de campamento.
Gracias por leer. Bsos mil