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Por Mayra Exitosa
Capitulo VI
¡Escocés!
La mañana de la competencia todo era movimientos tranquilos, Susana fue avisada que se desposaría con uno de los caballeros que ganará la competencia, asustada, se preguntaba si su madre tenía algo que ver en eso. Candy no estaba y Dorothy la buscaba por todos lados sin encontrarla, como no podía hablar y alarmar en su búsqueda, prefería esperar a encontrarla.
En una colina a capela en su caballo Candy recibía el amanecer de un nuevo día, pensativa invocaba al espíritu de su abuela, pedía perdón por no querer que nadie compitiera por ella, que no deseaba ver heridos por su causa, pero en su mente aparecía él, al pensarlo recordaba cómo había sangrado de su espalda, como su mirada se clavaba en ella, como le decía que no iría a competir, que ella se había robado su corazón, si algo le pasaba, y otro sería su marido, tenía que cumplir con su obligación… pensativa y sin saber porque, comenzó a llorar --- Abuela por favor, no dejes que lo lastimen.
En el castillo, Rose se inquietaba al preguntar a Dorothy por Candy y a señas le decía no saber nada de ella, pensando lo peor, alarmaba a William su hermano.
--- William, corre, Lady Candy desapareció, su doncella no la encuentra. En ese momento y sin guardia alguna, tomaba su caballo y salía disparado preguntado por Lady Grandchester. A las afueras de los alrededores un anciano le respondió
--- La vi salir hacia allá, rumbo a la colina antes del amanecer, iba sola. Con un suspiro de alivio a toda velocidad buscaba encontrarla. Ahí estaba a lo lejos regresando por en medio de los solares, soltando la rienda, con el arco en mano, su rostro al viento y sus cabellos sueltos sacaba flechas lanzándolas a puntos fijos aun con la cabalgata, acertando cada una de sus flechas. Definitivamente era una amazona, no una ninfa, su elegancia en la cintura y la velocidad era un sueño hecho realidad, sin darle tregua trataba de alcanzarla, pero su pequeñez era una ventaja enorme para el caballo, pues no había tanta facilidad para darle alcance. Verla entrar al pueblo, bajar la velocidad y sacar de su espalda plantas para entregarle a la gente y que recibiera gratitud, era ver lo virtuosa que era para todos ellos.
--- Es para usted, le aseguro que le servirán para un buen alimento, son frescas.
--- Gracias, mi Lady. Es usted muy buena. Respondía una anciana con un brillo singular en el rostro, haciendo una sonrisa de complicidad que no pasaba desapercibida para Candy, al ver que la anciana hacía un leve movimiento, ella giro para encontrarse con él.
Por fin le daba alcance y al sentir el caballo tras de ella, se detuvo y giraba encontrándose con su mirada de nuevo, una sonrisa de saberse conocidos, de saberse bien y desear preguntarse tantas cosas, en silencio sin más que un buen día y guardando la distancia por no contar con la compañía de su doncella, la escoltaba hasta el castillo.
Dorothy la miraba molesta, ella le sonrió y bajo corriendo del caballo para darse un baño, faltaba poco para estar en la competencia, al entrar su padre la vio
--- Hija, ya es tarde.
--- Lo sé padre, Feliz cumpleaños de nuevo.
--- El mejor regalo del mundo es tenerte hija.
--- Si, me lo decías muy seguido, por eso fue que borde nuestros años en ese lienzo, estoy segura que, si tengo que irme… sabrás que siempre estaré contigo. Terrance la abrazaba enternecido.
--- Gracias hija, sabes que iniciaras la competencia, ¿Ya tienes algún plan? Porque creo que… sé algo más que no me has contado.
--- ¿Lo sabes? Candy pensaba en que la apodaban Lady inservible, mientras su padre, pensaba en su pañuelo dado con anticipación.
--- Pero… ¿lo salvaste de una emboscada Candy? Ella levantó el rostro, era cierto, con eso su padre la defendió y se dieron cuenta que ella no era inservible como Samira les había hecho creer, ahora todos esos hombres, competirían con mayor agresividad, pensaba Candy angustiada.
Mientras que Terrance hizo una sonrisa, al saber que su hija ya había elegido a un buen hombre para ella, tal como lo hizo su madre, antes de la competencia, ya lo había elegido a él, aun sin ser un competidor. La sorpresa para Candy sería que le daría a su hombre enseguida de la competencia y Susana sería ahora quien ocupara el lugar de esposarse con el ganador.
--- Papá yo… no quiero esto… yo…
--- Tranquila mi pequeña, todo está arreglado, nada malo pasará, crees que no velaría por ti. Para mí, tu bienestar esta primero que todo. Candy al escucharlo lo abrazo emocionada, su padre siempre la había hecho sentir una niña muy querida y especial, como no amarlo, ahora tendría a Lady Andrew con él.
En los patios del castillo se aglomeraban toda la gente del pueblo para ver a Lady Candy, querían saber cómo iniciaría la competencia, lanzando su pañuelo como toda una dama, tal vez haciendo una actividad de la competencia, algo leve como el giro de los quesos. Pero algo estaba cambiando, los hombres no se alejaban de los círculos de paja rellena, cada uno portaba un circulo con una bandeja de metal… los hombres se inquietaron. Candy apareció envuelta en una capa de pies a cabeza, con una sonrisa de lado, daba una bienvenida algo especial
--- Sean Bienvenidos todos los calenes de Escocia, anoche me enteré de un rumor que los trajo aquí con reservas… así que seré breve… para muchos les hicieron creer que soy Lady Inservible, que mi valor como dama de esta tierra es por Aberdeen… Pues bien, no soy lo que piensan… nací siendo hija de esta tierra… más allá de sus orígenes… no solo soy Candy Grandchester, Lady de Aberdeen…
En ese momento jalo lentamente el cordón que sujetaba la capa de su cuello, con una sonrisa maliciosa y viendo hacia todo con cierto coraje agregó
--- Yo soy una guerrera… soy la guerrera escocesa de Aberdeen La capa cayó al suelo, con los pies descalzos, la ropa antigua y sus brazos con los símbolos celtas en ellos. Con pasos ligeros y a capela monto el caballo dando un salto veloz, su arco tensado dio la señal a una madera donde en el centro dejo una flecha. Con ello, comenzaron los hombres a correr con el círculo en su espalda, girando en forma de ochos de un lado a otro enlazados como tejidos…
Aun con movimiento del corcel, a una distancia mayor de cincuenta metros sacaba una a una las flechas de su espalda y al sentir el hombre que había sido flechado, se detenía mostrando el círculo con la flecha en el centro a los competidores. Todos se quedaban asombrados, no solo por la puntería, sino por el cuerpo de amazona que Candy poseía, sus piernas salían por los costados de la que era una falda, abierta por ambos lados. Sus cabellos sueltos por completo volaban con a velocidad del corcel… y al regresar agregó
--- No acepto a ningún hombre inservible a mi lado, solo lo que me vieron hacer, me haría contraer matrimonio con un hombre que realmente sea escocés. Con ello evitaba confrontaciones con los ingleses, sabía que verla en esa fase de sus prendas de vestir, harían en ellos verla de forma vulgar, mientras que para los escoceses, sería una forma de demostrar su lealtad y honor.
El silencio se hizo en los terrenos, sin darse cuenta William Albert salió de donde estaban los caballeros de pie, tomo un caballo y su arco. Los hombres de los círculos para la puntería con la flecha de Lady Candy se movían de sus lugares, cuando vieron la señal de otra flecha en la madera que decía que volvieran a correr con los centros de puntería, la flecha de la madera entró en medio de la que ya se encontraba ahí. A toda velocidad los hombres corrieron en la misma forma con el mismo círculo en su espalda pero ahora con una flecha en cada uno de ellos. Mientras que a capela y aun más rápido que Lady Candy, sentían como eran detenidos de uno y de dos se paraban y se veían uno a otro de los poseedores de los círculos en la espalda.
William con desesperación ante lo que había escuchado, su mujer había lanzado un reto, para que nadie lo logrará, todo para que no la comprometieran con alguien más que no fuera él. Eso es lo que pensaba. Los hombres que ya eran detenidos por el golpe de la flecha en la espalda, se acercaron de nuevo los mismos punteros a los espectadores. Ahí Candy con la boca un poco suelta vio a Albert, quien serio y sin expresión alguna, hizo un movimiento de mano con el arco en ella, señalando lo que había pedido, un escocés que hiciera al menos lo mismo que ella, las flechas de Albert eran obscuras, algunas parecían besar la punta de la flecha de Candy en el centro, pero otras habían atravesado la flecha que se encontraba antes ahí.
Terrance desde su asiento se puso de pie, respetando como inició su hija la competencia con una sonrisa de satisfacción, comentó
--- Mi hija ha elegido. Quienes deseen competir de aquí en adelante, será por mi sobrina Susana, y con la dote mencionada en Inverness.
William Albert giro su vista a Candy, ella era cubierta con su capa por Dorothy, Albert al ver que todavía pisaba el suelo, la tomo en sus brazos para sentarla en una madera, después con un trozo de tela limpiaba sus pies, la vio a los ojos, ella apenada bajo el rostro al ver como él había hecho lo imposible que había solicitado, para casarse con ella.
La competencia continuaba, Susana sentada no en el palco principal de los Grandchester, donde Lady Andrew se encontraba junto a Terrance, sino en la parte de las gradas cerca del palco. Ahí observaba que había varios hombres, competían por ella como si fuera Candy, ella que no tenía padre, que no fue afortunada de un nacimiento con privilegios, que era peor por no saber cual era el apellido que debía llevar, al solo portar el de su madre. Ahora observaba como varios ingleses, llevaban la delantera. Uno de ellos con una sonrisa coqueta, la vio, ella de inmediato bajo el rostro ruborizado al ver como con esa mirada la había hecho apenarse. Niel Legan con un empujón hizo que perdiera Alister, dejándolo como el ganador absoluto.
Archivald, molesto ante la actitud de Legan, ya no dijo nada, se acercó a su hermano y comentó, ---Me acaban de proponer que me case con una dama inglesa, hermano.
--- Me alegro, deseo salir de Escocia hoy mismo de ser posible, venir desde tan lejos para ni siquiera competir por lo que realmente nos invitaron, me hace pensar en Lady O`Brien, me dijo que me deseaba suerte, pero prefería que perdiera y que regresará a casa salvo y completo, que muerto por una competencia absurda.
--- Porque no me lo comentaste.
--- Porque no quería verme como un cobarde.
--- Al menos ya tienes a alguien esperándote en Inglaterra.
--- Y la dama que te proponen ¿de dónde es?
--- Es de origen inglés y se encuentra en las tierras al norte de Escocia, solo me casaré con ella y su dote esta en Inglaterra, para que nos vayamos a nuestro hogar.
--- Entonces te acompañare, hasta ver a tu esposa.
En un salón Terrance firmaba y sellaba unos documentos, donde su hija ahora era esposa y propiedad de William Albert Andrew. Ahí mismo trataba con él sobre el caso de su hermana, para contraer nupcias de inmediato, a lo que William comentaba.
--- Mi hermana puede tomarlo como esposo, pero mi sobrino se va conmigo. Terrance estaba en un dilema, si ese niño era suyo, ya no lo había visto desde el día anterior, antes su madre nunca se separaba de él y ahora que decisión tan difícil. En ese momento Anthony junto a su abuelo llegaban al salón principal y el pequeño comento
--- Tío mi abuelo nos visitará dentro de un mes en Glasgow. Terrance se le quedaba viendo asombrado, ese no era el niño de Lady Andrew, tenía el cabello rubio y parecía hijo del tío William.
--- Anthony, el señor Grandchester pidió en matrimonio a tu madre, si es así, ella se quedaría con él, y tu te vendrías a Glasgow. El pequeño vio a Terrance a los ojos, y agregó
--- Mi madre es una dama muy importante para mí, sería bueno quedarme un tiempo con ella, si me lo permite señor.
--- Por mí no hay problema, además iré a Glasgow a casarme con tu madre. ¿Eras rubio cuando llegaste?
--- No. Me lo cubrí con tizne, para hacerme pasar por plebeyo y no llamar la atención.
La boca de Terrance se soltó en asombro, acaso el tenía cabello de plebeyo, pensaba molesto, como pudo confundir al pequeño como suyo, estaba claro que tenía más parecido a su tío, que a su propia madre.
--- Bueno, pues podemos dejar a tu Tío aquí en Aberdeen con mi hija, y llevarnos a tu madre a Glasgow para casarnos en su tierra. Anthony sonrió en señal de aprobación. Albert giró y vio a Candy vestida ahora muy elegante y con los cabellos en forma de cascada. El de inmediato se separaba de la conversación para ir en su encuentro. Candy bajo el rostro apenada y Dorothy llegaba por su espalda con un cofre. Haciendo una reverencia entregaba el cofre a William Albert. Candy sorprendida le preguntaba que era lo que contenía el cofre, y con señas le respondía a los dos, todos sus pañuelos bordados durante mucho tiempo.
Albert colocaba el cofre, Terrance se acercaba a ver lo que contenía, al abrir vio muchos pañuelos de matrimonio, con bordados hermosos de animales y flores en cada uno de ellos. Terrance, le preguntaba a su hija
--- ¿Tu los bordaste, hija?
--- Si, todos son míos, pensé que la tía Samira, los había lanzado al fuego. Albert con una sonrisa, acepto a Dorothy y mencionó
--- Gracias Dorothy, todos ahora son míos. De nadie más. Ella le sonrió agradecida. Y Albert sacaba el pañuelo de su pecho, mostrándole a Dorothy que Candy ya le había dado con anticipación el suyo. Candy en silencio observaba el hermoso bordado que había realizado la última semana en la cabaña. Imitando a Dorothy ya no decía nada, se lo habría dado medio dormida a Albert y no lo recordaba. Albert giro con ella y comentaba
--- Mi querida Lady Andrew, si desea bordar todo lo que guste, mi padre quedará muy feliz al ver que me ha otorgado usted, el símbolo de nuestro escudo familiar. Candy asombrada recibía los besos en sus manos de su ahora esposo, al llamarla Lady Andrew, ya no volvería a usar el tartán de su familia.
Terrance vio entrar a Rose, ella con un tartán Andrew en sus brazos, cubría a Candy sobre sus hombros con él. Y Candy con una sonrisa nerviosa, tomo un tartán de su padre que estaba ahí en el estudio y se lo colocaba a Rose, como si ella ya estuviera casada con su padre. En señal de que era aceptada como Lady Grandchester.
Albert abrazó posesivo a su mujer, para después soltar uno de sus brazos y con este, tomar el rostro de Candy y llevarlo hacia arriba, así posar sus labios en señal de de amor. Rose tomo un pañuelo de sus prendas y limpiaba sus ojos emocionada. Al ver a su pequeño hermano, relativamente pequeño de edad, pues de tamaño era el más alto del salón. Terrance al verla con llanto la abrazaba enternecido dándole pequeños besos en la sien. Ella se recargaba en Terrance reconfortándose con su calor.
Próximo capítulo... Final...
..... Felicitaciones, espero el final ... cariños 
quedo a la espera del final
