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Por Mayra Exitosa
Capitulo 4
Una mujer… un hijo
--- ¿No me dirá su nombre mi Lady?
--- Dice usted que soy una ninfa… y que no se iría… pero le aseguro a usted que si va a Aberdeen y gana la competencia… me haría sentir mejor.
--- Por ser una ninfa no pude casarse y desea que gane una competencia y me case con Lady Grandchester. Solo para hacerla sentir mejor, mi Lady. Candy sonrió repentinamente se puso de pie con una sonrisa elegante agregó, haciendo una caravana
---- Grandchester, Lady Candy Grandchester de Aberdeen. El asombro fue mayor en el rostro de William Albert, donde estaba Lady inservible, si la doncella ha estado acercando todo a la hermosa ninfa, ha cocinado, le sacó la flecha y lo curó en menos de dos días, los demás se ha estado haciendo el enfermo al ver como se esforzaba por darle alimentos. En ese momento, se levantó e hizo una caravana de respeto y agregó
--- Tendré que irme lo antes posible.
--- Gracias mi Lord, es usted muy gentil, aun con todo su dolor… ¡se ha levantado de inmediato!
--- No me duelen las piernas, mi Lady.
--- Su ropa fue lavada por mi doncella, la ropa que trae puesta es de mi padre, espere un día más y… mis guardias vendrán por mí, así no correrá riesgos mi Lord.
En el castillo Grandchester Anthony continuaba disfrazado por orden de su madre y ella oculta al igual con ropa de caballero y capucha. Al ver a Samira, esta se alarmaba y continuo su investigación hasta dar con la ama de llaves de la casa, la cual dijo que Samira era de Glasgow, prima de la madre de Lady Candy, que ella y su hija han estado en el castillo por mucho tiempo y que Samira no quiere a Lady Grandchester. Poco a poco se enteraba de que Samira quería casar a Susana con Lord Terrance, así como el haberse pasado por prima, cuando en realidad, estaba tomando su lugar. Tanto Rose como su hijo tomaban sus alimentos en la habitación a un costado de la habitación de Lord Grandchester, el pequeño era cuidado con mucho esmero y sobre protección de su madre.
Una noche cuando ya había dormido a su hijo, Rose salió al balcón, pensaba que los hombres que acompañaban a su hermano ya habían sido encontrados, excepto él, angustiada por no verlo habiéndole asegurado que los hombres que lo seguían habían muerto, la preocupación continuaba.
Terrance la vio a lo lejos desde su balcón, toco la puerta y ella entraba a la habitación de nuevo para ir a abrir, al verlo ahí a altas horas de la noche no era correcto, el entró seguro observándola detenidamente y ella se preocupaba.
--- Mi Lady, si usted me lo permite, hablaré con su padre para que me conceda su mano.
--- ¡Mi Lord!
Después de esa noche, ella tuvo más confianza y le aseguró que Samira no era de fiar, confirmando que la prima de Candice era ella. Así mismo le dio con exactitud los por menores de cómo en la competencia de hacía más de diez años, Samira había drogado a todos, como su hermano y ella viendo que los hombres caían drogados, ella lo llevó a la habitación para que no lo atacaran de nuevo.
Terrance por su parte estaba molesto, se había cuidado de que no lo volvieran a embaucar y por culpa de Samira había perdido a Rosemary. Estos pensamientos lo angustiaban más, pues la hija de Samira no tenía culpa alguna, lo cierto es que él seguía sospechando que Anthony era su hijo, ya que Lady Rose, no le confirmaba nada de lo que había pasado la noche en la que fue drogado, era claro que le daba pena aceptarlo, pensaba él.
--- Mi Lady, le pido de favor esperar, le diré a uno de mis guardias que lleve a Samira a unas compras lejos de aquí, se perderá las competencias, pero su hija se casará bien y ella pagará por lo que hizo.
--- Me temo mi Lord, que ella fue la que difamó a Lady Grandchester.
--- ¿Qué ha dicho?
--- He estado investigando acerca de su llegada, el haberse hecho pasar por mí, además de que oculta no me ha reconocido, piensa que en mi habitación esta un enviado de Inglaterra por parte de su madre, pero cuando escuche los por menores del odio que siente hacia Lady Grandchester, su hija, supuse que fue ella quien ha dado versiones horribles de la joven, la cual no conozco, sin embargo todos aquí en el castillo hablan cosas hermosas de ella, y eso lo han estado averiguando los competidores que llegan.
--- Mi hija es muy especial, solo espero que el hombre que la gane, la ame y la haga muy feliz.
--- Pues yo… solo espero que sea mi hermano quien ocupe ese lugar mi Lord. En ese momento Terrance supo porque Rose afirmaba tal deseo, si lord Andrew se quedaba con su hija, el podría tenerla siempre cerca, convencería a William Andrew de concederle la mano de Rose, el mejor padrastro para su pequeño hijo verdadero, pues si se casaba con Rose, ella se lo confirmaría.
En la cabaña, las cosas eran mejores, Dorothy lavaba para prepararse en regresar, William Albert observaba como Lady Candy hacía los alimentos y algo extraño paso, su mirada se distrajo al bordado de un pañuelo que Candy tenía en su mesa de trabajo, era una águila dorada con plumas en dos colores de hilos al ribete donde las alas las habría entre verde y azul, los costados del pañuelo eran las montañas y bajo el águila flores silvestres se hacían notar. Casi sin habla y distraído cortaba los trozos de manzana con una pequeña navaja en el momento en el que observaba tan bello bordado, Candy lo vio y esta lo regañaba
--- Mi Lord, mire usted se ha cortado la mano, permítame. En ese momento tomaba un lienzo y limpiaba la herida ponía un poco de un liquido. Un poco nerviosa al estar tocando su mano, esta tomó el pañuelo del bordado y agregó --- Tome, para usted.
La boca de William Albert se soltó por completo, este asombrado preguntaba
--- ¿De verdad me lo da usted?
--- Por supuesto mi Lord, iré a terminar de hacer los alimentos. Candy se retiraba y Albert tomaba el pañuelo con media sonrisa, ocultándolo en su pecho.
Dorothy regresaba, entraba y le quitaba el mandil a Candy, la empujaba a sentarse en el comedor y servía los alimentos. William Albert con un rostro risueño la observaba minuciosamente, mientras ella estaba seria, tomando los alimentos con cuidado, sin ponerle atención. Albert comentó
--- Mi Lady, le juro que ganaré la competencia. Ella levantó su rostro para después bajarlo al sentir arder sus mejillas, levantó la servilleta para limpiarse los labios la cual utilizaba para cubrir un poco el sonrojo que la mirada de Albert le provocaba. Después de varias bocanadas de aire, respondía
--- Mañana llega mi escolta, estaremos por la tarde en Aberdeen.
Candy no se había percatado de cómo William Albert la tenía tan distraída, no sabía donde había puesto el pañuelo que acababa de bordar y era el que pensaba utilizar para la competencia, al pensarlo debía haberlo tomado Dorothy y si no le gustó, capaz y lo aventaría al fuego, como lo hacía su Tía Samira, decidida a que los juegos se tardaban unos días, ya había terminado de bordar el regalo de su padre, pues sería fácil bordar un pañuelo para el ganador… y al pensarlo vio hacia Albert quien levantó la mirada coincidiendo con la de ella, se dijo a si misma que si no lograba ganar Lord Andrew, que hombre le tocaría a ella para ser su esposo el resto de su vida.
Albert que coincidió con su mirada le sonreía muy seguro, pues portaba su pañuelo de matrimonio, no le era indiferente, la había conquistado, ella le había dado el pañuelo más bello e importante de su vida, portaba un águila con plumas hermosas, casi un paisaje en el pañuelo y era el símbolo de su escudo familiar. Cuando se lo mostrará a su padre… en ese momento recordó la historia que su padre le había contado, este sonriendo se levantó se fue hacia Candy, le tomo ambas manos y la llevó hacia fuera,
--- Venga conmigo, mi lady. Candy lo seguía, apenada por como con tocar sus manos se le agitaba el corazón como si estuviera cabalgando. Después al salir Albert le contaba la historia de su padre y de la bebe que le cayó del cielo.
--- Es muy fantasiosa la historia, pero es emocionante.
--- La pequeña bebe que cayó en los brazos de mi padre, era usted, mi Lady.
En el castillo Grandchester, llegaban los ingleses provocando discusión entre los que se encontraban allí. Terrance orgulloso, detenía la discusión alegando que él era un inglés. En ese momento Stear y Archie sonrieron de lado, que padre orgulloso de ser inglés, dejaría casar a su hija con una partida de brutos, pensaba Archivald, al ver como el porte de Terrance se imponía en la mesa principal donde todos los futuros competidores se encontraban. La cena pasaba tranquila. Muchos hombres buscaban saber sobre los contendientes, uno de ellos era un descendiente Mc Niel, bravo y tramposo ante la vista de Rose, quien ya le había advertido de ese clan a Lord Grandchester.
Samira fue enviada a Inglaterra, con la mentira de traer las joyas para el matrimonio de Candy, la escolta llevaba una carta para los abuelos Grandchester, con los por menores de lo que había cometido la mujer no solo en Aberdeen, sino con anterioridad en Glasgow, haciendo quedar en ridículo, saboteando a Terrance ante el matrimonio con una hermosa dama. Le pedía que se hiciera cargo y sometiera a justicia inglesa a Samira, por abuso ante un Grandchester.
La escolta de Candy por fin llegaba y al ver a Lord Andrew, se sorprendieron y comentaron sobre su búsqueda y como habían salvado a sus hombres, el barco había regresado a Glasgow y habían avisado a su hermana, Lord Grandchester lo buscaba de manera implacable, y había castigado a los hombres que atentaron contra él.
El camino a Aberdeen no era el habitual, no había una calesa para las damas, ellas cabalgaban como los caballeros, Candy como un joven portaba el arco al pecho y daba señas con sus manos para dirigir la escolta como si fuera un Lord. La cabalgata era asombrosa, la dama era una conocedora de su corcel, los hombres la trataban como a una princesa, pero charlaban como si fuera su padre, al llegar a Aberdeen, la gente le sonreía, ella sacaba de su moral pequeños sacos con galletas horneadas por Dorothy, frutillas y otros detalles que no habían ocupado en el camino, regalándolos a los pequeños que gritaban ¡Lady! Al reconocerla.
--- ¿Siempre la tratan así?
--- Si, con ellos crecí, aquí todos saben que los Grandchester son los mejores en el arco. Albert hizo una mueca de su sonrisa, al pensar en Anthony, que para él jamás nadie sería el mejor, pues solo su padre lo era. Recordaba como lo rescato de la emboscada y tenía mucho por asegurar que sus palabras eran ciertas.
--- ¿Solo en el arco, mi lady?
--- Si gana la competencia, tal vez se entere en que otras cosas puedo ser mejor. Candy lo dijo porque pronto mostraría el regalo de su padre, pero Albert aguanto una sonrisa al pensar que si ganaba, sería su esposa, si ya le había otorgado el mejor regalo que un hombre puede recibir de una mujer… “Su pañuelo de matrimonio”
Un grito sacaba a Albert de sus pensamientos…
---- ¡Tío! ¡Tío! ¡Tío William!
Candy vio al pequeño que salía del castillo corriendo tras Lord Andrew, ella sonreía al ver que la familia de él estaba en su castillo. Un joven salió y al quitarse la caucha, resultaba ser una dama
--- ¡William! ¡Hermanito querido!
La boca de Lord Andrew al ver a su sobrino con el cabello obscuro y a su hermana vestida de hombre, lo dejo sin palabras. Candy con una sonrisa traviesa comentaba
--- ¡Oh mi lady! Si viste así, podría pedir mi vestuario así para cabalgar, sería más cómoda.
--- ¿Lady Grandchester?
--- Si, un placer tenerla en Aberdeen.
--- Yo soy la prima real de su madre, Samira ocupaba mi lugar de manera falsa, su abuela cuido de mi cuando niña y su madre y yo nos hicimos primas porque nuestras madres lo eran de manera lejana.
--- Tía Samira… ¿engañó a mi padre? ¡Oh Dios! ¡Yo la mato!…
Candy apretó los dientes al recordar toda la sarta de maldades que hacía en el castillo, varios de los guardias ya habían estado con ella, al tener relaciones extra maritales, provocando problemas en sus familias.
Albert al escuchar la última frase, volvió en sí. Varios hombres salían al fondo Lord Grandchester observaba a Candy bajar del caballo. Este corría a su encuentro.
--- ¡Mi bebita!
--- ¡Papá!
Un giro en sus brazos, como una pareja romántica, ambos se miraban al haberse extrañado. Terrance la tomaba de su cintura elevándola en el viento y al hacerlo su cabello se soltaba del listón dejando los rizos alborotados por el viento del giro.
La ternura de Rose, abrazaba a su hermano de la cintura y su hijo se recargaba del otro lado, observando el cuadro familiar. Los hombres salían por todos lados, había llegado Lady Grandchester, pero los guardias del castillo desde sus lugares sonaban la espada y el escudo en señal de bienvenida y gritando
--- ¡Llegó Lady Candy! ¡Llegó Lady Candy!
El alboroto al verlos y el abrazo sobre protector de su padre, hacía el momento muy especial. Los caballeros con kilts elegantes y su tartán distintivos, salían con sus sirvientes quienes les avisaban que por fin llegaba la dama. Al ver a William Albert con su traje cercano a la escena, algunos se tornaban serios, otros investigaban porque estaba con ella, y otros tantos lo ignoraban al ver a la hermosa Lady… ¿lady inservible?
La noche llegaba, todo era competencia… desde los mejores trajes, los atuendos y los lujos a flor de piel. Tenían que dar una buena impresión… era su momento. En el salón William giro y vio a un joven del clan Mc Brown, tras el, estaba el abuelo de Anthony. El pequeño volvía a lucir con el cabello obscuro y salía al salón para encontrarse con su tío William, este al girar para verlo comentó
--- ¿Por qué vistes como plebeyo? Ya estoy aquí. Anthony lávate esa cabeza. ¡Por Dios! En ese momento hizo una seña a su sirviente quien trajo un lavamanos y el niño se quitó su camisa después de haberse retirado el tartán del hombro. En ese momento su abuelo, con las manos y los labios temblorosos se acercó y con la voz quebrada dijo...
CONTINUARA...
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