POV FELÍCITY
Fue genial todo lo que sucedió en estas vacaciones conjuntas, nos divertimos enormemente… Los juegos, flirteos, manoseos y “otras aventurillas”, no faltaron. Ahora todos estábamos sentados frente a la fogata, pues la brisa del mar era exquisita a esta hora de la noche… 2am.
Miré hacia mis Rebeldes, todas sonrientes y felices, disfrutando la cercanía de la pandilla, abriéndose paso aún en medio de sus propias luchas y desacuerdos familiares, procurando mantener su esencia pura.
Mientras meditaba en ellas y la fortuna que nos unió, algo llamó mi atención… El fuego comenzó a mostrarse… diferente. Las llamas empezaron a brincar más de lo normal, lenguas de fuego salpicaban y yo temía que alguno de nosotros sufriéramos quemaduras, me parecía oír estridentemente el crepitar de la hoguera, de pronto, algo raro sucedió… Pequeñas llamas de fuego se colocaron sobre cada una de mis amigas, solamente sobre las Rebeldes.
Encima de ellas, como si de un espectáculo de cine se tratara, pude ver sus vidas pasadas, exactamente cuando eran tan sólo unas niñas… Las vi a todas, lo que sintieron, lo que se guardaron, lo que forjó su carácter…
No entendía lo que sucedía, ellas seguían interactuando con la pandilla, ajenas a todo lo que me estaba tocando observar. La angustia me invadió porque temía haber consumido algún tipo de alucinógeno durante la cena y terminar inconsciente, era como si tan sólo fuera una mera espectadora, sin ser parte de la película, pero dentro de ella.
Sorpresivamente, murmullos comenzaron a llegar hasta mi cabeza, eran muchos… voces de mujeres, visiones de ellas… todas parecían… diferentes… irreales. Fuego, aire, tierra y agua se mezclaban entre sí, impidiéndome ver con claridad, no así el oír…
“Volver al pasado para entender el presente y enfrentar el futuro… Sé el eslabón…”
Esa frase se repetía una y otra vez, mientras el corazón me latía desbocadamente. En mi inconsciencia, o locura, me pareció ver a las Rebeldes acercándose a mí, los demás de la pandilla habían caído en un sueño, al parecer, profundo, pues daban la impresión de estar desmayados.
La voz en mi cabeza era tan fuerte que me fue imposible soportarla, así que me levanté apresuradamente y corrí hacia el interior de las palmeras de ese paradisíaco lugar… Florida. No sé por cuánto tiempo corrí, pero me detuve abruptamente cuando llegué hasta la orilla de un vacío, algo que, en el tiempo que llevábamos, no había visto antes.
Los gritos de las Rebeldes resonaron en mis oídos, mezclándose con las voces interiores. Al girarme hacia ellas, las vi corriendo, o más bien, siendo empujadas por una especie de torbellino… un torbellino que emanaba de mí, de mi cuerpo, de mis manos… No pudiendo evitarlo, fuimos arrastradas al precipicio que se cernía detrás nuestro.
Me vi cayendo a un gran agujero negro, junto a mis queridas Rebeldes, detonando gritos ensordecedores ante el terror vivido al saber que, seguramente, no sobreviviríamos a la horrorosa e inesperada caída.
Como si de Alicia en el país de las maravillas se tratara, nos vi descendiendo por entre las copas de grandes árboles, hasta aterrizar a una mullida alfombra de hojas de árboles boscosos, lo que amortiguó el golpe. Escuché y vi caer la sombra de las Rebeldes. Una vez que pude ponerme en pie, comencé a llamarlas, aunque mi voz sonaba demasiado… aguda.
Caminé por inercia hacia donde oía las voces de ellas, o eso me parecía. De pronto, vi disiparse los nubarrones y, por alguna extraña e inexplicable razón, supe que no había sido una casualidad. Cuando la luna brilló en todo su esplendor, pude observar el lugar a medias, pues las copas de los árboles obstruían la luz a totalidad… Un pequeño bosquecillo, con miles de luces doradas fue el escenario de nuestra llegada. Noté movimientos hacia el claro del bosque, así que me dirigí hacia allá. Me sentía extraña, diferente.
Al llegar completamente al claro, vi una maraña de ropas moviéndose extrañamente, y seres pequeños saliendo de ellas, en ese momento la comprensión me alcanzó y un grito comenzó a burbujear en mi garganta, hasta que salió al exterior. Las Rebeldes elevaron su mirada hacia mi posición, y luego imitaron mi acción. La cacofonía de gritos no se detuvo, como tampoco la lucha por conservar las ropas en su lugar, algo imposible.
–¡¡¡Esto no puede ser!!! -Exclamó Didi. -¿Qué rayos pasó?
–Seguramente estamos dormidas, debemos pellizcarnos unas a otras. –Sugirió Amethyst.
Las chicas así lo hicieron y sólo se ganaron el dolorcillo de tal acción.
–No me parece que “esto” sea un sueño… –Observó Eli.
–Por supuesto que no lo es, “esto” es real, obviamente, la pregunta es, ¿cómo pasó? –Indagó Ella
–Felícity debe saberlo, estaba actuando raro antes de que nos sucediera “esto”. –Dijo Pitu haciendo que todas voltearan a verme. Yo negué profusamente.
–¿Es una broma, Felícity? –Preguntó Yile.
–¡Ah ya sé! Organizaste esto para nuestro último día, ¿verdad? ¿Dónde están los espejos? – Interrogó Pashca.
–Esto es obra de efectos especiales. –Aseguró T.G.
–Felícity… –Susurró Sue con aprehensión.
–¿Estás bien? –La complementó Chianella.
–Déjenla tranquila, ¿no ven que también está asustada? –Exigió Marishka.
–Di algo, por favor, no te quedes ahí callada. –Gritó Loli, haciéndome salir de mi estupor.
–No… no sé qué sucedió, todo es muy confuso… Lo que sea que haya sucedido, es algo muy fuerte, algo que no podemos dominar, algo que nos convirtió de adolescentes a niñas, y nos tocará enfrentarlo para recuperarnos a nosotras mismas.
En ese preciso instante el viento sopló y me sentí identificada con él, pude escucharlo, había entendido lo que dijo, era como si en ese mundo y en esa etapa de mi vida, pudiera estar más en contacto con la naturaleza…
–No importa lo que haya sucedido chicas. –Dije con mi voz infantil. –Tenemos un gran reto por delante, y lo lograremos aunque seamos pequeñas, estoy segura de eso, tan segura como de que en este bosque no estamos solas. –Dije mirando alrededor, podía sentir la energía de otros seres. –Así que nos tocará aprender a trabajar en equipo, porque tenemos una misión, y tendremos que descifrarla y cumplirla… Escuchen esto con atención:
“Volver al pasado para entender el presente y enfrentar el futuro… Sé el eslabón…”
Las chicas me miraron interrogantemente, no entendían el mensaje, yo misma no lo hacía, pero tenía la certeza de algo impresionantemente seguro: en esta nueva aventura… no estaríamos solas…
POV Temperance
Era tiempo de regresar a casa. Entre la vigilancia nocturna y las clases en el colegio, todas estábamos algo cansadas, no obstante, había hablado con Fedra y decidimos dar una última ronda por los alrededores, había estado tan inquieta que, debido a nuestra conexión ellas, lo han sentido, por lo que todas accedieron a peinar la zona antes de sacar el cuerpo del Emperador y llevarlo a la madriguera, dónde el portal místico se abriría a la media noche y todas, junto con él, podríamos regresar.
En esta ocasión estábamos todas juntas, separadas tan solo por un metro de distancia, formando una línea mientras avanzábamos en lanoche tan oscura.
— Apenas y puede verse lo que hay delante — Me susurró Lexie, quien es la más cercana a mi.
— El aire está demasiado cargado — Comentó Maegalle, y en ese momento las hojas de los árboles se agitaron y los ruidos nocturnos se hicieron más fuertes.
Lexie levantó la mano hacia el cielo, moviéndola suavemente y haciendo que los grandes nubarrones que ocultaban la luna creciente se dispersaran. Los ojos de Fedra se achicaron al tiempo que comenzaron a brillar cual fogata encendida. Murmullos lejanos fueron captados por Amethyst, quien parecía verse más… traslúcida, y Parisa agitó sus alas desprendiendo luces doradas al tiempo que voló para hacer un reconocimiento.
Todas nos detuvimos. Extendí mis alas para elevarme, algo me decía que tenía que hacer algo.
— ¡Temperance! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿A dónde vas?! — Exclamó Alix al verme cruzar junto a ella, aleteando sin parar — ¡¡Já!! ¡Y la despistada soy yo! — Proclamó con las manos en las caderas.
Volé de un lado a otro de la línea ¡Dos veces! Y fue cuando me di cuenta… Felícity no estaba. Cerré los ojos y aspiré profundo, extendiendo los brazos, con las palmas abiertas, moviendo los dedos, buscando esa energía de color verde, buscando a Felícity.
La imagen de varias siluetas féminas se proyectaron en mi mente, todas ellas flotando en un torbellino azul violáceo, asustadas, a punto de estrellarse contra el piso y una voz susurrando… “Volver al pasado para entender el presente y enfrentar el futuro… Sé el eslabón…”
Abrí los ojos, miré a los costados e hice una seña. Todas emprendimos el camino con paso apresurado, casi corriendo hasta las luces que Parisa hacía centellear a modo de señal.
Llegamos todas juntas al pequeño claro, con Fedra al frente.
— ¡Ay carajo! ¡¿Y ustedes quiénes son?! — Fue la nada silenciosa reacción de Deni al ver a varias niñas tratando de ponerse en pie entre un montón de hojas.
Todas y cada una posamos nuestra mirada en ella.
Pasado el momento incómodo, Fedra dio varios pasos al frente, preparada para cualquier eventualidad. Una jovencita de rasgos familiares para todas, hizo lo mismo.
— ¿Princesita? — Inquirió Lexie, no muy segura de lo que sus ojos captaron.
POV FELÍCITY
Una vez que había motivado a mis amigas, y mientras intentábamos descubrir el misterio de esta… transformación, comenzamos a movernos a través del bosque. No logramos avanzar mucho debido al arrastre de nuestras ropas y la poca visibilidad, antes de tener ante nosotras a unas chicas diferentes, demasiado… Místicas…
Todas parecían brillar fluorescentemente, eran como… hadas. Cuando una de ellas se dirigió a mí, llamándome princesita, pude ver a través de sus ojos y sentir, que teníamos una conexión especial.
Me vi a mí misma como una de ellas, brillando también y… volando. Vi a esa chica enseñarme a dominar algún tipo de energía e incordiándome por diversas cosas… Los recuerdos me cayeron en cascada y la epifanía fue más clara… Yo era yo, en dos mundos, y no sólo me ocurría a mí, también a Amethyst Rebelde, a quien vi fusionarse en una con Amethyst Mística… En ese momento una frase salió de mi boca…
POV TEMPERANCE
— Hola reinita — Respondió la jovencita de largos cabellos verdosos y ojos refulgentes cual esmeraldas.
“Volver al pasado para entender el presente y enfrentar el futuro… Sé el eslabón…”
Esta vez, aquella voz sonó más fuerte. Entonces, Fedra extendió la mano. Felícity se agarró a ella, y una luz dorada que formaba un hilo, envolvió los miembros de ambas féminas.
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A las doce en punto. La madriguera se encontraba llena. Mujeres y niñas hacían un círculo alrededor del cuerpo dormido del Emperador.
Las cuatro reinas tocaron el marco de piedra volcánica haciendo brillar las cuatro piedras en las esquinas. El cristal del espejo se hizo líquido, y Lexie, con su bruma violeta, envolvió el lugar.
Debido a la gran carga de energía que debía atravesar por el espejo, Fedra, Lexie, Temperance y Maegalle debían mantener las manos sobre cada piedra, así que, cada una de las Divinas Místicas restantes fue tomando a cada niña de las manos, adquiriendo así, libremente, el compromiso de cuidar y guiar a cada infante en una nueva aventura, ayudándoles a superar los diferentes retos y pruebas que encause a las valientes almas a conquistar su mundo interno.