ambar graham escribió:Perverso cuarto
Espero el cambio de luz en el semáforo vía su casa, la luz se mueve a verde y arrancó acelerando un poco más rápido de lo habitual e incluso saltándome algunas señales de la carretera, parece una eternidad y solo es una semana sin verlo. Subo el volumen de la música clásica de fondo para ahogar mis pensamientos.
Al fin llegó a su apartada residencia ,en corto tiempo a pesar del tráfico, notando al bajarme el vehículo de su socio , resoplo y resignada continuo, topándome a Pony, la encargada de mantener en orden el lugar, intercambiamos un breve saludo y a su vez un taxi llega por ella, no sube sin antes instarme y asegurarse que siga directo al despacho donde aguardan por mí, le sonreí a la dulce mujer y camino por el reluciente piso de parquet…
-Candice, su grave voz me detiene -Por aquí-. Erizándome la piel.
Levanto la vista y me hace señas desde la planta alta de la amplia casa. Es tan imponente que olvido todo y lo sigo como una polilla a la luz, si, su luz, una no muy clara ni esperanzadora, pero igual expectante, llena de anticipación subo a su encuentro.
Al final del corto pasillo está él exudando masculinidad, ilegalmente sexy, si es que tiene alguna validez ese término, vestido de negro resaltando el color oscuro todas y cada una de sus pecaminosas facciones, inundando cada vez que me acerco mis fosas nasales con su fragancia, se lo que hay tras esa habitación ..
Hipnotizada con su sonrisa ladina y mirada voraz, tomo su mano extendida e ingreso sin objetar. Lo acepté desde meses atrás en aquel congreso al cual me orillo a asistir, escudándose en el crecimiento profesional.
Cansada de luchar conmigo misma, por no mezclar lo laboral con lo sentimental, sus descarados e insistentes coqueteos haciéndome vivir constantemente con las bragas mojadas por tanto deseo, así que me rendí a él, arrastrándome a su depravado mundo, ahora soy una adicta a los placeres que me ha enseñado especialmente en este perverso cuarto.
-Puntual como siempre, Pecosa, eso entre otras tantas cualidades me apasionan de ti-. Dice mordisqueándome la oreja, apretándome a su duro y atlético cuerpo.
-Hoy hay una pequeña variación- le escucho hablar entre los insaciables besos y profundas caricias, vaya que este hombre sabe dónde y cómo tocarme, volteándome sin soltarme de su agarre ni dejar el estimulante recorrido por mi piel de pronto señala al guapo moreno, Neal Leagan, su socio, impecablemente vestido también de negro, quien me saluda desde la otra esquina, el cual no había notado en mi nube pasional olvidando por completo que vi su vehículo aparcado al llegar.
Este, con actitud desenfada, un vaso de escoses en su mano izquierda, escudriñándome desvergonzadamente se comienza a acercar, deteniendo su paso ante la advertencia de Terry –Por ahora solo mirar, Neal. – Le dijo en un tono que no admitía replica alguna, asintiendo este, dando un largo sorbo a su bebida y sentándose cómodamente en el puf de cuero del fondo.
-Confía en mi preciosa, te gustará. Subiendo el tono en las caricias – Olvídate de lo demás y concéntrate en nosotros, lo que sentimos al unirnos.- No necesitando más explicaciones, me abrazo a él cual boa enredando mis piernas alrededor de su cintura, me dejo llevar, soy plastilina en manos de este hombre.
Calentando motores Logramos de 3 explosivos orgasmos, en los que me sentí poderosa sabiéndonos como el estímulo del placer de un observador, su socio.
Pasado el tiempo en el cual recargamos las baterías, chocamos nuestros ojos, jade e índigo renovando con esto automáticamente mi necesidad de él, en un lenguaje silencioso pero en sincronía a nuestra adicción carnal , así que voy a prepararme con lo que a él le gusta para el siguiente asalto. Mientras él y neal afinan posiciones.
Contemplo satisfecha en el baño la imagen que reflejo en el espejo isabelino. Al salir ya Neal obediente, está en su traje de verdugo, sonrió endiabladamente complacida ante el panorama, en la pared lateral del cuarto rojo, resalta una enorme y acolchada cruz de San Andrés negra con morado, correas ajustables para manos y pies, la cual sostienen a Terence con su 1.90 en estatura de fibra y músculos definidos, deteniendo mi exploración visual por más tiempo al enfocar su grueso , largo y duro falo, secándome la boca, lamo mis labios y contoneándome voy decidida por él , ataviada en mi diminuta lencería de gaza y encaje roja, calzando unos tacones aguja a juego, portado además un par de suaves alas de ángel negras, lo acaricio lentamente con la fusta de piel con plumero negra, viendo de soslayo a un fogoso neal en su esplendor , tocándose sin pudor alguno con lo poco que ha mirado , dándole un mejor ángulo a su visión acentuó los movimientos insinuantes en el cuerpo del ojiazul, mientras le susurró en el oído:
- Terry cariño, es momento de expiar tu lado oscuro- lamiendo y mordisqueándole.
-Vamos Ángel, sálvame - responde con su voz enronquecida, mirada oscurecida y miembro palpitante.
- Si, Terence, formo parte de una pequeña posibilidad para tu redención y aquí estoy en el placentero rescate de tus tinieblas- sabiendo en el fondo que la fue absorbida por ellas fui yo! Dando así una vez más rienda suelta a nuestras bajas pasiones en este perverso cuarto.
F I N
Vaya trio muy particular...
Quien como ellos, para expiar sus culpas