Acomodo mi bufanda y boina antes de caminar por el largo andador de la estación, el silbido del próximo tren a Nueva York anuncia su salida. Acelero mis pasos y aprieto mi mano dentro del bolsillo tocando la cajita musical que hice para ti.
“Espero que al menos puedas sonreír siempre que la escuches” —pienso con el corazón desgarrado, sé muy bien que es nuestra despedida.
Quisiera decirte tantas cosas, como que desde que llegaste a mi vida mis días son mejores, que eres la única persona que realmente me conoce, mi querida Candy.
Pero ¿cómo puedo dejar que te alejes? Si sé que vas a verlo a él, a Terry, el hombre que me robó tu corazón, aunque nunca fue mío, me gustaba soñar que algún día lo sería, algo muy loco… lo sé.
Tu abundante melena rubia sobresale entre tanta gente, te ves tan hermosa vestida de rojo, pareces un ángel. Él quedará fascinado cuando te vea, seguramente te besará, yo lo haría ahora mismo, pero eso va contra todo pronóstico.
—¡Candyyy! —grito y agito mi mano para que me veas, me miras con esos hermosos ojos y me sonríes— Uf, pensé que no llegaría.
—Oh, Stear. Viniste a despedirme, gracias, no era necesario... Stear ¿qué te pasa? Hoy te ves tan distinto —me preguntas examinando mi cara, estás tan sorprendida de verme y yo solo puedo quedarme en silencio, mi garganta se ha cerrado y un dolor se aloja en mi corazón.
Después de unos segundos observando tu lindo rostro, para grabarlo en mi mente y no olvidar ni siquiera una sola de tus pecas, hablo intentando sonar despreocupado, cuando en verdad me estoy muriendo por dentro.
—No es nada, Candy. Te traje un obsequio, es la caja de la felicidad. Cada vez que la abras te hará feliz. Tienes que ser feliz Candy.
Te doy la cajita y mis dedos tocan los tuyos, los gruesos guantes no impiden la electricidad que me recorre al sentirte.
—¡Oh, Stear! ¡es una caja musical!
Sonríes y tu cara irradia felicidad y yo absorbo la alegría que transmites y todos tus suspiros. Si supieras que yo estoy aquí respirando solo por ti.
Tú eres la única que me conocía bien.
Y mírame ahora muy bien, siente el vacío en mí
No queda nada en mí…
El silbato vuelve a sonar y tú te marchas, corro junto al tren gritando tu nombre, pero todo lo que puedo hacer es verte partir.
Ojalá pudiera hacer que bajaras de ese tren, pero solo grito con todas mis fuerzas:
¡CANDYYY!
Mírame ahora muy bien, Candy, porque dejas un vacío en mí…
Mírame ahora muy bien, porque todavía sigo parado aquí, llorando por qué te vas y yo debo hacer lo mismo. Si tan solo supieras lo que siento por ti… pero nada cambiaría, si lo tienes a él.
Se acabó, no hay oportunidad, el creer que algún día serás para mí... eso es un imposible. Quizás te quedes en Nueva York, Terry es muy afortunado en tenerte.
Solo puedo quedarme aquí parado, porque esperar que vuelvas a mí va contra todo pronóstico. Y no, no puedo quedarme a esperarte aquí, debo irme también.
Ambos hemos tomado las decisiones correctas este día. Regreso con la cabeza baja y despues de secar las lágrimas de este adiós meto mis manos en los bolsillos de la gabardina.
Cuídate Candy, sé feliz con Terry.
FIN
Última edición por Lady Ardlay el Jue Abr 27, 2023 8:20 pm, editado 1 vez