Índice
Portal
Últimas imágenes
Buscar
Conectarse
Capítulo dos
La oscuridad rodeaba todo a su alrededor, cualquiera pensaría que era lo mejor y podía pasar inadvertida, pero con las gafas de tecnología avanzada para ver en la noche que poseían sus captores, esa ventaja desaparecía.
De nada servía que sus ojos pudieran ver sin ningún inconveniente durante la noche con la misma facilidad que en el día, si ellos usaban esos lentes especiales, todo se resumía a que debía ser extra cuidadosa, sin importar la hora.
El tiempo corría en su contra, llevaba más de dos días en aquel lugar, ese vil desgraciado, era frustrante saber que finalmente la había encontrado, la obligó a ir con él, porque eso sí, no fue vencida peleando, ellos no habrían tenido oportunidad, pero no iba a permitir que lastimaran a inocentes.
Por eso ella se fue dócilmente con él, tonto, creyó erróneamente que sería tan sumisa y débil como todas las hembras premio, malditos, nunca perdonaría a quienes tuvieron la siniestra idea de crearlas así para que no pudieran defenderse.
Fingió ser frágil, aparentó sumisión y temor ante tantos hombres, por eso se confiaron y solo le pusieron unas esposas, idiotas, sus manos estaban libres al segundo en que ella vio la oportunidad, tuvo que esperar estar en la propiedad de su captor, eso sí, debía dar tiempo a los suyos para ponerse a salvo.
El sistema de seguridad se había activado en el momento en que ella salió de la mansión de las rosas, confiaba en que sus primos la rescatarían, de eso no tenía duda, solo debía mantenerse a salvo hasta que lo hicieran, porque, aunque ellos la ubicaran rápidamente, sacarla de allí seria cosa aparte.
De pronto oyó pasos acercarse y se quedó quieta escuchando, ingenuos, estaba tan cerca de ellos, pero estos ni cuenta se daban.
―jajaja, es increíble hermanito, mira cómo te tiene esa gata salvaje, no que era una hembra insignificante, que nunca podría defenderse, ―se burlaba una voluptuosa pelirroja, que vestía con ropa de gala, demasiado reveladora.
―ya cállate Eliza, acaso no te humillaste lo suficiente al querer revolcarte con ese animal y como termino eso, ah si, te echaron de la fiesta, solo por eso estas aquí, ―reclamó el moreno.
―es tu culpa Neal, ellos dijeron que encontraron rastros de pólvora en mis ropas, seguramente eso pasó únicamente porque estuve aquí contigo.
―y tú, tan ingenua te lo creíste, seguramente querían deshacerse de ti y eso fue solo una excusa.
―eso es imposible, estoy segura de que él no sabía nada, lo hubieras visto, tan bien entrenado, mmm era muy educado conmigo, estoy segura de que estaba loco por mí, es más lo quiero para mí, así que lo vamos a conseguir, será mi mascota.
―eres tonta o te haces, ¿Cómo piensas que podemos secuestrar a un Casta y salirnos con la nuestra?, son intocables, la única razón por la que pude traerme a la premio, es porque nadie sabe de su existencia, pero con tu animal es distinto, es un Casta que ha estado en varios eventos públicos y es uno de los más conocidos, están más protegidos que un presidente, ni lo sueñes, ya suficientes problemas tengo.
―el tonto eres tú, estas tan obsesionado con esa gata, igual que nuestro padre, el ya murió y tu sigues sus pasos.
―eso es porque me pertenece, ella fue creada para eso, para servirme en todas las formas que se me ocurran, en cuanto a papá, a el de nada le hubiera servido, con ese extraño cáncer que se lo comió de una forma tan agresiva, no servía para nada.
Raymond Leagan, quien fue uno de los mayores inversionistas de Merovia, apoyándolos en todo sin importarle el daño que causaban, es más lo aprobaba, el mismo exigió como pago a sus donativos y protección la creación de una hembra premio, hecha genéticamente a su gusto, para que fuera idéntica a la hija de su socio, con quien se obsesionó desde que la conoció.
Pero toda su inversión no le sirvió de nada, enfermó repentinamente de un extraño cáncer, el cual creció lentamente dentro de él, duro muchos años, pero solo para prolongar su agonía, ya que este se inició en sus nada nobles áreas, causándole que las perdiera rápidamente y nada pudieron hacer los medicamentos experimentales que creaba la farmacéutica torturando a seres inocentes, porque nada le ayudó a calmar su sufrimiento.
Duro diez años luchando contra ese agresivo cáncer, sufriendo cada día, pero sin lograr morir, hasta que al final en su locura al descubrir que Merovia le mintió y que no podrían devolverle su salud ni lo que el cáncer le quitó, el mismo terminó con su dolor, pero sus hijos no aprendieron nada, para ellos que han crecido teniéndolo todo, creyéndose dueños del mundo, viendo complacidos cada uno de sus caprichos, difícilmente entenderán que el karma se hizo cargo de su padre.
Candy los escuchaba, sorprendida por la estupidez de los hermanos infernales, ella conocía muy bien la historia, su hermana se la contó, le dio todos los detalles que la doctora Turner ya le había comentado en su oportunidad, se alegró mucho al saber que el causante de la muerte de sus padres no haya salido impune.
Hasta donde sabía, ella no había ni nacido cuando Raymond Leagan inició con los primeros signos de su enfermedad, pero fue hasta muchos años después, que se supo de lo que en verdad sucedió, de que todo había sido provocado por el y su enferma obsesión por su hermana.
Rosemary, su hermana mayor, la cual era casi como una madre para ella, era su imagen a seguir, fuerte, valiente, al menos en eso no fallaron en Merovia, pues ella recibió un tratamiento que revirtió la enfermedad que mermaba la vida a todas las mujeres de su familia.
Aun así, no se justifica todo el daño que causaron, Rosemary tenía apenas dieciocho años cuando murieron sus padres, tuvo que enfrentarse a mucho en esos momentos, no solo la pena por la perdida y la incansable búsqueda de su hermanita.
Muchos parientes querían quitarle su posición en la herencia, con la excusa de que era mujer, trataron de excluirla de la administración de las empresas y fortuna, pero ellos no contaban con la determinación de Rosemary.
Con la ayuda de su fiel George, a quien ella amaba como a un hermano, logró hacer valer su derecho como sucesora de sus padres, si bien su tía Elroy también le ayudó en la gestión de las empresas, finalmente tuvo que excluirla, ya que esta era una total defensora de los Leagan, al ser su hijastra la difunta esposa de Raymond Leagan, para ella era impensable todo de lo que les acusaron.
Aun en la actualidad Rosemary se pregunta cómo puede su tía cegarse tanto, para ella los Leagan son familia y nunca permite que se le diga lo contrario, sin importar las pruebas, ya que al morir Sara después de tener a Eliza, Elroy se sintió muy protectora con su familia.
Un suspiro salió de los labios de la rubia pecosa, esperaba que los suyos estuvieran todos a salvo, le preocupaba el Hogar de Pony, confiaba en que su hermana los hubiera puesto a salvo para el momento en que el sistema de alarma inició.
∞
―todos están en posición, esta misión podría ser un completo fracaso, si no fuera por toda la información que nos proporcionaron las imágenes que tenía Stear, ―admitió John, el jefe del equipo humano de recuperación y rescate.
―no olvidemos las mejoras en los equipos, ahora tenemos mayor precisión de cuantas personas se encuentran y su ubicación, ―explicó Albert, quien estaba dirigiendo la misión conjunta con el equipo de recuperación y rescate.
―todos revisen sus máscaras, las bombas noqueadoras han sido lanzadas, me hubiera gustado tener un poco de acción, pero debo admitir que es mucho más seguro para la hembra premio, ―aceptó Terry, ganándose una mirada severa de Archie, quien estaba en las computadoras ayudando a su hermano.
―tiene nombre, úsalo, no la llames como esos monstruos, ―reclamó el elegante castaño claro.
Terry se limitó a guardarse sus comentarios, odiaba que le hablara así, pero comprendía que el joven tenía razón, no era eso acaso por lo que tanto luchaban, el no ser encasillados en números como lo fueron durante años, ella tenía un nombre, merecía ser llamada por él.
Candy percibió el momento exacto en que se lanzaron las bombas noqueadoras, primero fue el sonido, un chasquido apenas perceptible para ella, luego la picazón en la nariz, sabía que no tenía tiempo, por lo que de inmediato se colocó su suéter cubriendo lo mejor que podía sus fosas nasales y se acomodó lo mejor que pudo, pues sabía que podía caer inconsciente y así evitaría lastimarse.
― ¿Cómo sabes que la bomba no hará que se lastime Candy?, todos caerán inconscientes, ―quiso saber Albert.
―ella sabe qué hacer para evitar lastimarse, puede percibir la bomba antes que nadie, sufre una pequeña alergia a uno de sus componentes, por lo que, al sentirlo, si no tiene acceso a una máscara, se colocará en posición para no caerse, ―respondió Stear.
―fue parte de su entrenamiento, sabemos que debe estar en algún árbol o construcción elevada, no podemos más que confiar en sus instintos y habilidades―respondió muy serio Archie.
Una alarma comenzó a sonar en la propiedad, los hombres miraban hacia todos lados buscando a los intrusos, mientras que sin poder evitarlo uno a uno caían inconscientes, aquellos que estaban más cerca de la mansión recibieron menos impacto de los efectos de la bomba, por lo que pudieron comenzar a escapar.
―señor han invadido la propiedad, no tenemos respuesta de los hombres, hay que escapar, ―informó el jefe de seguridad de Neal.
―pero…
―no hay tiempo señor, vamos, siempre podemos volver para desquitarnos, pero si lo encuentran y capturan no se podrá hacer nada, ―insistió el hombre.
―malditos, me voy a vengar, no descansaré hasta tener en mi poder lo que me pertenece, ―amenazó Neal, mientras corría junto a una tambaleante Eliza quien apenas y podía correr con sus tacones, teniendo que ser cargada como costal de papas por uno de los guardias.
Candy vio como escapaban, esperaba que fueran sus primos quienes la habían rescatado, solo por seguridad no se movió del lugar, no se arriesgaría, además temía que, si lo hacia el efecto de la bomba llegaría a ella, sabía que solo lo extenso de la propiedad había evitado que ella recibiera la fuerza de esta.
Los hombres del equipo de recuperación y rescate, junto a varios Casta avanzaron con prisa en la propiedad, no encontraron mayor oposición, casi solo cuerpos inconscientes, solo al irse acercando a la mansión comenzaron a tener enfrentamientos, contra los que no fueron totalmente afectados por la bomba noqueadora.
Unos cuantos disparos y otras tantas luchas, pronto se adueñaron del lugar, pero por más que buscaban no encontraban a los Leagan ni a Candy.
―déjennos pasar, ―exigió Archie, a unos miembros del equipo que les querían evitar el paso.
―acaso creen que Candy se va a mostrar ante ustedes, no los conoce, para ella ustedes son tan o más peligrosos que los hombres que la secuestraron, ―aseguró Stear.
―creo que es mejor que admitan que se han equivocado por lo que o bien nunca estuvo aquí y solo perdimos el tiempo por sus cuentos o sus secuestradores lograron escapar llevándola con ellos, ―dijo uno de los miembros del equipo de recuperación y rescate.
―ella está aquí, apártense y dejen de estorbar, ―advirtió Archie.
― ¡Candy!, estamos aquí prima, sal, ―grito Stear, avanzando hacia el sitio en que le indicaba su dispositivo la ubicación de esta.
― ¡Stear!, ¡Archie!, llegaron, ―gritó desde lo alto una voz, de pronto solo vieron un rápido movimiento que puso en alerta a todos, al siguiente segundo solo pudieron ver a una pequeña rubia abrazando a los hermanos Cornwell, ―estaba muy aburrida, se tardaron mucho.
―lo sentimos Candy, como imaginaras tuvimos que buscar ayuda con tus otros parientes, pero estos son un poco difíciles de hacer entrar en razón, ―explicó Stear.
―estas bien, gatita, de seguro tienes hambre, mira aquí te hemos traído una hamburguesa, ―reveló Archie.
―obviamente con tu postre favorito, gloria de chocolate, ―completó Stear.
―los amo chicos, son los mejores, casi no he podido comer, y son muchas horas, ―medio decía la rubia pecosa, atiborrándose un poco de papas fritas y soda.
―ejem, ―se escuchó una tos simulada tratando de llamar la atención, todos miraban con un poco de duda y diversión la escena, realmente ella no era lo que todos conocían como una hembra premio, de hecho, parecía una joven humana, si no hubiera sido por su veloz entrada y lo rápido que se devoro toda su comida ―hola, ―finalmente saludo Albert.
―oh, por todos los cielos, eres Albert, ―exclamó con entusiasmo Candy, dejando lo que quedaba de la bolsa de comida en manos de sus primos y abrazando efusivamente al líder de los Casta, ―soy tu fan, ay no mira que fachas en las que te conozco, ―balbuceaba sin parar la rubia pecosa, provocando una sonrisa abierta en el rubio mayor frente a ella.
―es un gusto conocerte, tenemos mucho que hablar, pero lo primero es sacarte de aquí, ¿sabes lo que paso con tus secuestradores?, ―interrogó Albert.
―su jefe de seguridad le alertó que alguien traspasó la propiedad y lo sacó a él y a su hermana de inmediato, se fueron en aquella dirección, ―respondió Candy señalando hacia el norte.
―señor, encontramos una entrada secreta a un túnel bajo tierra, accedimos a él, pero ya no había nadie, escaparon, ―informó Paul, del equipo de recuperación y rescate.
― ¿dejaron alguna laptop, Tablet o celular, para obtener información?, ―preguntó John.
―hay varios, pero están dañados, tenían algún sistema de seguridad que se activó, dejándolos inútiles, respondió Paul.
―estamos con las manos vacías entonces, ―dijo derrotado John.
―que tontería dicen, llévenme con ellos, no me digan que no cuentan con equipos modernos para recuperar información, tienen todo a su disposición, ―regañó Stear.
―dudo que puedas hacer algo muchacho, tenemos la tecnología más moderna, ―replicó John.
―aja, por eso la tecnología de mi hermano la superó, mejor llévenlo con los equipos que dañaron y más les vale que no los tiren, ―intervino Archie.
―quieres ayuda, ―preguntó Candy.
―lo mejor es que tú te vayas a descansar gatita, Annie y Paty están en el Gran Hogar esperándote, la tía rose llegará en poco tiempo.
―déjalos que revisen todo, ―ordenó Albert, ―ellos tienen razón, Candy te llevaremos al Gran Hogar, un helicóptero te espera, te acompañará Terrence, uno de nuestros machos más letales, ellos, ―dijo señalando a dos miembros del equipo de recuperación y rescate, ―te llevarán con él.
―cuídense chicos, los veré en el Gran Hogar, ―se despidió la rubia pecosa, ―es un gusto conocerte al fin Albert, espero con ansias poder conversar más contigo.
No más de unos pasos al oeste se encontraba el helicóptero, Terrence estaba a la par del piloto, solo escuchó la confirmación del miembro del equipo y las ordenes que Albert le daba por el auricular, despegando de inmediato.
Faltaban pocos minutos para llegar al Gran Hogar, cuando Terry se movió hacia la parte trasera del helicóptero, difícilmente alguien podía hacer ese movimiento con el aparato en el aire, pero como sabemos Terry no era cualquiera y sus habilidades superaban a muchos de los Casta.
Él no sabía porque lo hacía, pero no pudo evitarlo, sentía que debía llegar allí, un instinto primario lo dominaba, lo llamaba casi desde que el helicóptero despegó, estuvo soportando todo lo que fue posible, al estar frente a Candy lo comprendió, era ella.
Su compañera…
Candy se sintió inquieta nada más subir al helicóptero, no entendía que pasaba, nunca antes se sintió así, sabía que algo estaba por suceder, trataba de estar alerta, pero nada la preparó para lo que ocurrió cuando el Casta más hermoso, sexy y arrolladoramente apuesto se puso frente a ella, lo supo nada más verlo, era el…
Su compañero…
Entonces comprendió, no quiso evitar el curso natural de sus instintos, su celo se había activado, su primer celo y era por él y nada más que por él…
Continuará…
000
Muchas gracias por su apoyo en el primer capítulo, respondiendo a sus preguntas, la historia continuara en el canal Sinceramente Apasionadas y luego en las plataformas en las que publico.
Si planeamos dar firma de este bello fanart hecho por Fantasía, pero será hasta después, en el canal haremos el anuncio, no solo para este, si no para varias firmas que se nos quedaron rezagadas.
