Hola, esta historia es inédita y la estoy presentando por vez primera aquí, en la GF, es de mi autoría y en cualquier momento será audionarrada aquí por Lady Berruti, hecha sin fines de lucro.
Imagen inédita creada en Vidnoz y editada en Pixlr.
CONSEJO: Pase lo que pase, ¡no dejen de leer hasta el final! Confíen en mí...
VIDEO CON LA CANCION DISPONIBLE AL FINAL DE LA HISTORIA
ÉSE
Un songfic escrito por Astrid Ortiz
CANDY CANDY, La Historia Definitiva está escrita por Keiko Nagita, 2010.
ÉSE está compuesto por Alejandro Jaen Palacios y Guillermo Rafael Paz, e interpretado por Jerry Rivera, 1996.
Esta historia es inédita y presentada por primera vez en la Guerra Florida 2024 del Foro Rosa, escrita y narrada en audio sin fines de lucro
y sólo para entretenimiento.
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Imagen inédita creada en Vidnoz y editada en Pixlr.
CONSEJO: Pase lo que pase, ¡no dejen de leer hasta el final! Confíen en mí...
VIDEO CON LA CANCION DISPONIBLE AL FINAL DE LA HISTORIA
ÉSE
Un songfic escrito por Astrid Ortiz
CANDY CANDY, La Historia Definitiva está escrita por Keiko Nagita, 2010.
ÉSE está compuesto por Alejandro Jaen Palacios y Guillermo Rafael Paz, e interpretado por Jerry Rivera, 1996.
Esta historia es inédita y presentada por primera vez en la Guerra Florida 2024 del Foro Rosa, escrita y narrada en audio sin fines de lucro
y sólo para entretenimiento.
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Sentado junto a la tenue luz del camerino, Terence G. Granchester descansó sus largas piernas en el borde del tocador, y echando la cabeza hacia atrás, luchó con todas sus fuerzas para no sucumbir a la tentación de enviar por una caja de cigarros, uno de dos vicios que ya había dejado atrás. Momentos antes, se había presentado en uno de esos tantos teatros de Broadway donde llevaba laborando por aproximadamente una década; y aunque las reseñas positivas sobre su más reciente interpretación no se habían hecho esperar, jamás su mente había estado tan distante de su trabajo, y sintió que estaba engañando a los críticos, a su fanaticada, e incluso a sí mismo.
¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que enviara aquella correspondencia a Candy luego de haber cumplido el duelo por Susana… uno, dos años tal vez? Pero lejos de hacer realidad su truncado sueño en común, la adulta enfermera ahora abandonaba de vez en cuando su refugio en el hogar de Pony, sosteniendo encuentros con… ése.
¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que enviara aquella correspondencia a Candy luego de haber cumplido el duelo por Susana… uno, dos años tal vez? Pero lejos de hacer realidad su truncado sueño en común, la adulta enfermera ahora abandonaba de vez en cuando su refugio en el hogar de Pony, sosteniendo encuentros con… ése.
Ése, al que dices que tu amor no se merece
Tenía el pleno conocimiento de que no pocos aconsejaban a la rubia que dejara de andar con su actual cómplice de muy contadas noches, al grado en que ella misma terminaba cuestionándose si valía la pena sostener tan inusual relación, comunicando dichos temores a su enamorado. ‘De seguro él le está dando espacio para aclarar sus ideas lo suficiente como para mandar al cuerno a los demás’, pensó Terry sobre el afortunado hombre, no sin antes respirar profundo como resultado de sus emociones encontradas respecto a Candy: admiración por tomar en cuenta a sus seres más apreciados en sus acciones, y hastío por ver cómo tanto altruismo le impedía expresar su felicidad a los cuatro vientos, aun cuando fuera al lado de semejante sujeto.
El que intentas ocultarlo y ya no puedes
Era un secreto a voces que la hermosa y valiente mujer se veía con el tipo, y que tan sólo se engañaba a sí misma pretendiendo mantener tan tórrido romance en el anonimato, cuando lo cierto era que hasta sus más cercanos parientes y amistades estaban al tanto de lo que ocurría, aunque fingieran total ignorancia al respecto. “Son mejores actores que yo”, dijo el artista en voz alta, iniciando una serie de sonoras carcajadas. “Pobre diablo… cualquiera pensaría que se avergüenza de él, pero la conozco lo suficiente para saber que sus motivos son otros”, y como para despejar sus pensamientos, estiró los brazos al frente de su pecho, y al hacerlo no pudo sino imaginarse a sí mismo estrechando a su antigua amiga del colegio contra su piel…
El que piensas que te engaña y que te miente
Incapaz de dar punto final a sus pensamientos, comenzó a caminar de un lado a otro de la minúscula habitación. Había escuchado que una sombra de duda solía arropar a la muchacha en lo concerniente al hombre con quien se reunía furtivamente, y que por más veces que habían acordado que lo mejor sería dar tiempo al tiempo y dejar que las cosas fluyeran sin prisa y con toda naturalidad, las intenciones de él eran otras, y que éste deseaba estar más presente de lo que ella pudiera temer o imaginar.
El que buscas en tus noches de locura
Quien te llena de caricias, de ternura
Quien te lleva con un beso hasta la luna
Y vuelas alto en sus brazos, tan alto
Quien te llena de caricias, de ternura
Quien te lleva con un beso hasta la luna
Y vuelas alto en sus brazos, tan alto
Lo más increíble de todo era que su Tarzán pecosa se había entregado físicamente a esa persona, siendo colmada de besos y caricias por su amado hasta tocar el cielo; sólo bastaba ver a la tímida amiga de ella ruborizarse cada vez que alguien le preguntaba sobre la enfermera Ardlay para conocer la magnitud de esos amoríos. ¿Quién mejor que Annie Brighton, en calidad de testigo silente, para conocer de lleno las intimidades de su hermana de crianza, mas no porque Candice le confiara tales interioridades, sino porque como actual esposa del elegante Cornwell podía intuir el alcance de actividad amatoria de su compañera de aventuras? ‘Bien que le conviene mantener a Candy ocupada con el muy idiota’, pensó, con una leve sonrisa de mofa, ‘sólo así puede mantenerla lejos de su marido.’
Yo sé que nadie como él te enamoró
Aunque otros te hayan dado más amor
Aunque otros te hayan dado más amor
Si no estaba equivocado, el cariño que Candy profesaba por el imbécil que ahora le robaba los suspiros sobrepasaba con creces su fijación infantil con el príncipe de la colina, su primera ilusión con Anthony, y hasta su etapa juvenil con él mismo en el continente europeo; y aunque no lo admitieran a viva voz, Stair y Archie tampoco habían sido inmunes al encanto de la chica, como posteriormente había mostrado el siniestro de Neal. ¿Tan grande era entonces el amor que había germinado en ella por su amante? “¿Qué esperabas, que no existieran otros candidatos?”, se reclamó, dando varios puntapiés en el suelo, “¿quién en su sano juicio sería indiferente a su espontaneidad, a su dulzura?”
Y sé que, si pudieras, tratarías de olvidarlo
Tampoco estaba ajeno a la resistencia que ella había puesto a su actual pareja en un principio; después de todo, había sufrido demasiado en su corta vida, especialmente luego del accidente de Susana en Nueva York mucho tiempo antes, razón por la cual había colocado un candado a su corazón en su propósito de no volver a llorar del modo como lo hiciera con el famoso actor, pero ahora… por mucho que ella había intentado olvidar al hombre con quien dormía, no conseguía arrancarlo de su piel, de su memoria, mucho menos de su alma.
¿Y qué ha hecho de tu pobre corazón,
que llega y se va como un ladrón?
Y a veces te enloquece hasta el delirio
que llega y se va como un ladrón?
Y a veces te enloquece hasta el delirio
Era de su completo conocimiento que el modo tan extraño en que se desarrollaba tan intenso amorío le hacía daño a su pecosa, pero ésta se mantenía firme en no alterar el curso de su relación, tal vez por miedo a equivocarse dadas las presiones del mundo exterior y las circunstancias anteriores, a despedirse de su zona de comodidad en la casa Pony, a volver a sufrir, a separarse… y aunque ella lo negara, la fuerza de la conexión era tal que la hacía enloquecer casi al filo de afiebrarse.
Pero algo debe haber en su interior…
(¿Será por eso que te conquistó?)
Será algo bueno, al fin y al cabo, sigues enamorada de
ése que te enrolla y que te envuelve,
y que hace de tu vida lo que quiere,
y aunque no lo comprendas siempre vuelves con él
(¿Será por eso que te conquistó?)
Será algo bueno, al fin y al cabo, sigues enamorada de
ése que te enrolla y que te envuelve,
y que hace de tu vida lo que quiere,
y aunque no lo comprendas siempre vuelves con él
Asfixiado por ese monólogo interior más fuerte que el mejor de sus parlamentos, Terry agarró su bufanda, así como su vieja chamarra, y salió a la calle, encarando una calurosa noche de verano. A pesar de las altas temperaturas, llevaba puestas sus cálidas ropas, cual fiel amigo hecho camuflaje que le permitía dar un paseo por la ciudad sin sufrir más asedio de sus enloquecidas fanáticas.
A pesar de las malas referencias sobre ese personaje que la colmaba de dicha, su muy femenino Tarzán con pecas parecía ver algo más allá de todas las supuestas bajezas y barbaridades que del objeto de su afecto se comentaban, algo que sin duda alguna había terminado por conquistar su temeroso y apabullado corazón, haciendo que se entregara a éste sin reservas, perteneciéndole en cuerpo y alma, en un acto de amor incomprensible tanto para ella como para los demás… y aún contra su propia voluntad, la chica terminaba por desobedecer la voz de los principios y la cordura, retornando así a los brazos del dueño de su mente y su corazón. Cabizbajo y aturdido, Terry continuó su marcha, con la esperanza de que en cualquier instante sus reflexiones desaparecieran, y la noche lo envolviera con el brillo de las estrellas.
A pesar de las malas referencias sobre ese personaje que la colmaba de dicha, su muy femenino Tarzán con pecas parecía ver algo más allá de todas las supuestas bajezas y barbaridades que del objeto de su afecto se comentaban, algo que sin duda alguna había terminado por conquistar su temeroso y apabullado corazón, haciendo que se entregara a éste sin reservas, perteneciéndole en cuerpo y alma, en un acto de amor incomprensible tanto para ella como para los demás… y aún contra su propia voluntad, la chica terminaba por desobedecer la voz de los principios y la cordura, retornando así a los brazos del dueño de su mente y su corazón. Cabizbajo y aturdido, Terry continuó su marcha, con la esperanza de que en cualquier instante sus reflexiones desaparecieran, y la noche lo envolviera con el brillo de las estrellas.
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Ése, al que dices que tu amor no se merece
En penumbras, y como había hecho tantas veces, Candy aguardaba con mucha ilusión la llegada de su amado a la minúscula habitación a la que ahora consideraba su segundo hogar; pero en esta ocasión, su casi permanente sonrisa se había borrado de su rostro. “¿Por qué no llega?”, preguntó en voz alta, rascándose la cabeza en un gesto inconsciente; y por vez primera desde que le abriera las puertas de su cuerpo y de su ser, lo odió por darse aires de importante. “No mereces mi tiempo, y mucho menos mi amor”, dijo en un impulso, colocándose una almohada sobre los ojos en un intento de no mirar el reloj de pared por enésima vez en menos de cinco minutos.
El que intentas ocultarlo y ya no puedes
Se mantuvo con los ojos cerrados un buen rato, haciendo un esfuerzo sobrehumano para eliminar de su cara esa expresión de loca enamorada que hacía lucir a ella y otras mujeres como dementes, mas no lograba controlar con éxito la adrenalina de la reunión, ni la anticipación de estar con su anhelado y más grande amor.
El que piensas que te engaña y que te miente
Confiaba plenamente en su hombre; pero incapaz de detener el paso de los minutos que seguían el compás de su acelerado pulso, el tedio y la imaginación hicieron su parte, traicionando el raciocinio de la rubia. Ya una vez había sido relevada a otro plano por decisión propia, cuando el acto heroico de Susana que casi acabara con la vida de esta última le hiciera tomar la difícil determinación de romper su vínculo sentimental con Terry; y a raíz de tanto desasosiego y dolor que a consecuencia de ello padeciera en los años subsiguientes, recibió el gran peso de una nueva interrogante, dando cabida a nuevos pretextos emocionales, igualmente autoimpuestos. “¿Será que ya no te intereso?”, preguntó al vacío, con el remordimiento de haber propiciado el cansancio en su compañero que con infinita paciencia aguardaba porque ella aceptara llevar la relación a otro nivel. ¿Acaso se había cansado de esperar porque ella hiciera a un lado sus inseguridades y traumas del pasado? Ante la posibilidad de haberlo alejado por su insensatez, se llevó un puño a la boca, como si el gesto aplacara las voces de su atormentada conciencia. ‘He sido egoísta’, descubrió, como si de repente hubiera hallado un valioso objeto en medio de un inmundo basurero, ‘¡y todo por tratar de ayudar a todos, de complacer a todos! ¿Hace cuánto dejaste de ser una niñita y te convertiste en una trabajadora independiente?’ Con su pecho a punto de reventar por tan súbita epifanía, alzó la vista hacia las paredes, y exclamó con fuerza: “¡Toda tu vida has tomado tu propio camino, y has luchado incansablemente, así que llegó el momento de volver a hacerlo… por él!” Y dando gritos de alegría, comenzó a dar saltos sobre la cama, permitiendo que su voluminoso cabello quedara todo revuelto y enmarañado, sin saber que el silencio se había encargado irónicamente de ensordecer sus oídos de manera tal que no alcanzó a escuchar el apenas perceptible sonido de la puerta que se abría…
El que buscas en tus noches de locura
Quien te llena de caricias, de ternura
Quien te lleva con un beso hasta la luna
Y vuelas alto en sus brazos, tan alto
Quien te llena de caricias, de ternura
Quien te lleva con un beso hasta la luna
Y vuelas alto en sus brazos, tan alto
Candy vio sus ojos reflejados en el espejo de las pupilas del amor de su vida, y su enojo se disipó de inmediato. ‘Qué injusta eres’, pensó con remordimiento, ‘quién sabe qué pudo haberle pasado para haberse demorado tan sólo unos minutos, y tú no dejas de quejarte como una niña malcriada, o simplemente se tomó un tiempo para pensar…’ Entonces mostró su lengua cuan larga era, pues la tensión era palpable entre ambos, lo que provocó que él retorciera la boca en una extraña mueca, a modo de suprimir una risa; y sin mediar palabra avanzó a ella en dos zancadas, y rodeando con un brazo las diminutas piernas de la enfermera, la levantó de la cama, y justo cuando ambos rostros se encontraron a sólo un aliento el uno del otro, él se apoderó de los labios con sabor a cereza, y ella correspondió con igual afán, degustando esa boca de puro albaricoque que siempre la dejaba con ansia de más. ‘No me canso de estar a su lado’, pensó con orgullo y también con alegría, una felicidad que irradiaba hasta por los poros. Sintió cómo él ahogaba una risa por largo tiempo contenida, y acto seguido deslizó el delicado, pero sugerente camisón a lo largo del brazo, hasta que el mismo sucumbió ante la gravedad, cayendo de forma sutil y queda en el suelo.
Para sorpresa de él, ella no llevaba nada puesto bajo la desprendida prenda, revelando una figura impregnada tan sólo de tiernas caricias. Respirando hondo para aplacar sus impulsos, la atrajo una vez más hacia sí, sintiendo cómo ella lo fue liberando de sus vestiduras, con una delicadeza que sólo era posible en una mujer enamorada; y cuando al fin quedó tan desnudo y vulnerable como ella, ambos dieron un paso hacia adelante, y en el instante que sus pechos se encontraron, ya no hubo marcha atrás: el amor y deseo entre ellos era tan irreversible e inevitable que el solo contacto de las pieles les hizo bullir la corriente sanguínea, acelerando el ritmo de sus corazones. Con sus brazos y piernas envueltos en las dimensiones de él, Candy se dejó llevar de regreso a la cama, y una vez tumbados en el lecho, ambos dieron rienda suelta a sus muestras de pasión y afecto.
Para sorpresa de él, ella no llevaba nada puesto bajo la desprendida prenda, revelando una figura impregnada tan sólo de tiernas caricias. Respirando hondo para aplacar sus impulsos, la atrajo una vez más hacia sí, sintiendo cómo ella lo fue liberando de sus vestiduras, con una delicadeza que sólo era posible en una mujer enamorada; y cuando al fin quedó tan desnudo y vulnerable como ella, ambos dieron un paso hacia adelante, y en el instante que sus pechos se encontraron, ya no hubo marcha atrás: el amor y deseo entre ellos era tan irreversible e inevitable que el solo contacto de las pieles les hizo bullir la corriente sanguínea, acelerando el ritmo de sus corazones. Con sus brazos y piernas envueltos en las dimensiones de él, Candy se dejó llevar de regreso a la cama, y una vez tumbados en el lecho, ambos dieron rienda suelta a sus muestras de pasión y afecto.
Pero algo debe haber en su interior…
(¿Será por eso que te conquistó?)
Será algo bueno, al fin y al cabo, sigues enamorada de
ése que te enrolla y que te envuelve,
y que hace de tu vida lo que quiere,
y aunque no lo comprendas siempre vuelves con él
(¿Será por eso que te conquistó?)
Será algo bueno, al fin y al cabo, sigues enamorada de
ése que te enrolla y que te envuelve,
y que hace de tu vida lo que quiere,
y aunque no lo comprendas siempre vuelves con él
Habían transcurrido un par de semanas desde su último encuentro, y un poco más de tiempo desde que ambos abrieran paso a la comunicación, pero para Candy, el más reciente lapso se había convertido en una eternidad, y a juzgar por las caricias y el profundo roce de los masculinos dedos en su intimidad, podría asegurar que él también la había echado mucho de menos. Con sus piernas amarradas a las varoniles caderas, comenzó a ejercer uso de uno de sus mejores instrumentos amorosos: el filo de sus uñas. Palpando el desespero de él bajo la hormigueante y sudorosa piel, trazó leves, pero muy deliberados círculos con la yema de sus dedos alrededor del corto cabello, los fornidos hombros, el contorno de su pecho… y cuando llegó a la amplitud de su hermosa espalda, él se tensó de repente, y ella lo sujetó por las caderas para apaciguarlo. Así era él, entregándose de lleno del mismo modo en que ella se rendía al fuego que los abrasaba… un hombre complejo, y para muchos difícil de entender, pero además bueno, tanto como para sobrellevar todos los obstáculos, enseñándole de plano a encarar el pasado con una sonrisa, y ahora que lo observaba recibiendo tanto amor con el mismo júbilo y fogosidad con que lo ofrecía, no pudo sino derramar lágrimas de felicidad. En pleno intercambio físico, se manifestó una gran revelación: la única aprobación que necesitaba para dar el próximo paso con su gran amor era la de su propio corazón. Si bien siempre estaría agradecida a sus tutoras, amigos y benefactores, el mejor modo de mostrar gratitud hacia ellos sería tomando esta gran oportunidad al lado del hombre a cuyos brazos siempre terminaba regresando, por más absurdos que fueran los designios del destino.
Ése que te enrolla y que te envuelve,
y que hace de tu vida lo que quiere,
y que hace de tu vida lo que quiere,
Aún asimilando la fuerza tan arrolladora con la que se amaban, un terrible pensamiento inundó su mente. Ambos se abrazaban y se tocaban de manera tan inesperada, como si estuvieran jugándose la vida en esa unión, que temió que el más grande y hermoso sueño de amor que estaba viviendo de repente llegara a su fin. En eso, él no pudo aguantar más preámbulos, y haciendo uso de una de sus rodillas, apartó con gentileza las piernas de la muchacha, haciéndola tiritar de emoción, a lo que él no se hizo esperar; y sin previo aviso se adentró en los confines de la mujer que había reclamado por amor y por derecho, siendo recibido por un manto de humedad que le daba la más cálida de las bienvenidas, y entonces la agitada respiración de su varón dio paso a una estruendosa risa de orgullo y placer. ¡Ninguno, pero absolutamente ningún otro hombre había tenido el privilegio de ser suyo, a excepción de él! Quiso ir despacio y disfrutar el momento junto a su compañera, pero su hombría, su corazón, y el frenesí de ella se lo impidieron; y ya en armonía, ambos amantes aparearon sus caderas, enrollados y envueltos en una llamarada de gozo y placer, y se dejó llevar por el fuerte oleaje, aguardando tan sólo a que ella volara tan alto como él. En eso, la joven contrajo sus músculos, en un movimiento que no fue para nada imperceptible por su compañero, y perdiendo el control de su cuerpo y emociones, arqueó el cuerpo hacia adelante, y echó la cabeza hacia atrás, liberando una abundante cascada de pureza que lo trastocó por entero; y en un sonoro gruñido, sus caderas tomaron el control, y se movió con mayor rapidez, hasta que, en sublime comunión con ella, la revistió de una espesa capa de amor incondicional.
y aunque no lo comprendas…
Con suma dificultad, él se retiró del hermoso cuerpo que lo había acogido con tanto cariño y tiernos cuidados, y se colocó al lado de ella, atrayéndola hacia él. Permanecieron un rato en silencio, estrechamente abrazados, mientras recuperaban el aliento. Todo había sido tan rápido, tan difícil de explicar… entonces Candy recordó que tenía un asunto pendiente de discutir, y no podía aplazar más la conversación: había llegado el momento de despedirse del miedo al fracaso, así como de los dolores del pasado, y de otorgarle a su gran amor el lugar que merecía y que siempre ella le tenía reservado en su corazón, aun cuando había combatido con todas sus fuerzas contra las bromas de la vida, al igual que con sus propios sentimientos. Despacio, levantó la cabeza, abandonando el remanso de paz del masculino pecho, y con una sonrisa de pena susurró: “Estoy… lista”, y ocultó la cabeza en el hombro de él, para que éste no atinara a ver el rubor en su rostro.
Siempre… vuelves con ééééeeeellll…
Él la tomó de la barbilla, haciendo que ambas miradas se encontraran; y al hacerlo, unos ojos de un azul más profundo que el océano, ligeramente opacados tan sólo por la luz de la luna, y por un corto y espeso cabello tan oscuro como el chocolate, reflejaban la inmensa emoción de un amor victorioso. “Las cosas pasan en su debido momento, Tarzán pecosa”, dijo en voz baja, dejando entrever las notas de una melódica y saciada voz británica, “justo ahora estaba por contarte que recibí una propuesta de trabajo al otro lado del Atlántico”, y esta vez Candy fue toda oídos, y lo escuchó con detenimiento, dispuesta a formalizar su unión y compartir su felicidad con el mundo entero sin remordimientos ni explicaciones… y si para ello era necesario acompañarlo hasta el fin del Polo Norte, lo haría con infinito gusto y sin pensarlo dos veces. Nadie podía escapar de los planes ni de la voluntad de Dios, y ahora sí estaba preparada para vivir esa gran verdad, pues al final todos los caminos siempre habían conducido hacia él.
…ÉSE SOY YO.
Última edición por Eiffel el Dom Abr 07, 2024 7:38 pm, editado 5 veces