- Por fin, la luz...
- No exageres, si todas las mañanas nos entraba por el techo.
- Todo por culpa de Gezabel, ya casi ni alcanzabamos Guerra Florida.
- No te hagas Russel, si tu junto con ella lanzaron las bombas fetidas a la oficina de la Hermana Grey
- Y ni asi le paso nada.
- Pues te dire que aun no se le quita el olor del habito.
- Al menos estamos libres, ya casi nos tocaba venir a limpiar los vestigios, y lo peor, no ibamos a llegar a celebrar los 25 años.
- Ya callate pollo, vamos a ponernos a trabajar, y lanzar la primer bomba.
- Ya te estas tardando.
Como veran, todas las chicas del colegio San Pablo estuvimos castigadas, como buenas estudiantes ninguna solto la sopa de quien fue la que les mando unos recuerditos a las monjas y nos mandaron a la torre de castigo, asi estabamos amontonaditas esperando que nos abrieran, para subir el video tuvimos que hacer una cuerda de calzones por donde subimos, por poco caigo por culpa del calzon de hilo dental de Pollifrodi pero la libre... Ani fue la autora del video pero le tiene miedo a las alturas (o eso dijo para no tocar la ropa interior de sus compañeras por salubridad) y tuve que salir yo pero me cacharon y me devolvieron a la tore, al menos pude llevar bebidas y hongos para quitarnos el hambre, estos dias fueron locos.
Y aqui estamos con el primer aporte en conjunto, arts de pollifrodi e historias de mi autoria... aqui el primero... YA LLEGAMOS!!
Aquella noche nevaba, igual que el día en que por azares del destino ella decidió partir de esa ciudad. No regreso por mucho tiempo por el simple hecho de que no había ahí nada para ella, sino solo malos recuerdos… ¿malos? No, esa era una excusa en realidad, era cierto que sufrió al dejar al chico de su vida atrás, pero de igual forma los momentos pasados en Nueva York fueron maravillosos, por solo un día malo existieron muchos buenos.
Ahora mismo viajaba en el tren para disfrutar de unos días antes de partir como voluntaria al otro lado del mundo, era cierto que tenía miedo pero despues de un tiempo pudo darse cuenta que el miedo no debía detenerla más, sobretodo despues de escuchar de viva voz lo que Flammy, su ex compañera de trabajo, le menciono en su permiso despues de un par de años, ya no había guerra pero se seguían necesitando manos para levantar a las ciudades.
Envuelta en su abrigo rojo, camino por las calles observando el paisaje, la gente a pesar de la nieve, iba y venía paseando por la ciudad, se perdió en los aparadores, todos adornados ante las próximas fechas decembrinas, aún faltaba un poco, pero lucia tan luminosa la ciudad que pareciera que la navidad estaba a la vuelta de la esquina. Hacia frio, pero ese era parte del encanto, buscar un lugar donde calentarse, una taza de chocolate, un panecillo, fue que recordó aquella cafetería donde Terry la había llevado tiempo atrás.
¿Qué estará haciendo ahora? –pensó al recordarlo.
Tenía ganas de verlo, era una sensación de añoro por los viejos tiempos, ya no le dolía la separación, pero en realidad es que en su mente, el rostro de él aparecía demasiadas veces, muchas cosas se lo recordaban.
Estaba consciente que no se había casado, tambien que él estuvo al lado de Susana por el tiempo que ella estuvo viva, lamentablemente la muerte la alcanzo debido a una sepsis que no pudo superar, el seguía actuando y a pesar de que su reincorporación a las grandes obras tardaron un poco más de lo habitual, logro levantarse y triunfar, su talento era indiscutible. En eso estaba pensando cuando vio a un caballero caminar hacia a ella con una capa, era como si sus pensamientos se hubieran materializado, tenía ganas de verlo y cuando lo vio caminando de frente no pudo evitar las lágrimas. El lucia más apuesto, más maduro pero tambien más triste de lo que recordaba, camino a su lado sin notarla luciendo indiscutiblemente avasallador, tal vez por la capucha de traía puesta no supo que era ella, entonces Candy le hablo y él se giró al reconocer su voz, se quedó pensando, intentando tal vez que era producto de su imaginación pero cuando ella bajo la capucha ofreciéndole una gran sonrisa él tambien sonrió.
- No exageres, si todas las mañanas nos entraba por el techo.
- Todo por culpa de Gezabel, ya casi ni alcanzabamos Guerra Florida.
- No te hagas Russel, si tu junto con ella lanzaron las bombas fetidas a la oficina de la Hermana Grey
- Y ni asi le paso nada.
- Pues te dire que aun no se le quita el olor del habito.
- Al menos estamos libres, ya casi nos tocaba venir a limpiar los vestigios, y lo peor, no ibamos a llegar a celebrar los 25 años.
- Ya callate pollo, vamos a ponernos a trabajar, y lanzar la primer bomba.
- Ya te estas tardando.
Como veran, todas las chicas del colegio San Pablo estuvimos castigadas, como buenas estudiantes ninguna solto la sopa de quien fue la que les mando unos recuerditos a las monjas y nos mandaron a la torre de castigo, asi estabamos amontonaditas esperando que nos abrieran, para subir el video tuvimos que hacer una cuerda de calzones por donde subimos, por poco caigo por culpa del calzon de hilo dental de Pollifrodi pero la libre... Ani fue la autora del video pero le tiene miedo a las alturas (o eso dijo para no tocar la ropa interior de sus compañeras por salubridad) y tuve que salir yo pero me cacharon y me devolvieron a la tore, al menos pude llevar bebidas y hongos para quitarnos el hambre, estos dias fueron locos.
Y aqui estamos con el primer aporte en conjunto, arts de pollifrodi e historias de mi autoria... aqui el primero... YA LLEGAMOS!!
REENCUENTRO
By Gezabel
By Gezabel
Aquella noche nevaba, igual que el día en que por azares del destino ella decidió partir de esa ciudad. No regreso por mucho tiempo por el simple hecho de que no había ahí nada para ella, sino solo malos recuerdos… ¿malos? No, esa era una excusa en realidad, era cierto que sufrió al dejar al chico de su vida atrás, pero de igual forma los momentos pasados en Nueva York fueron maravillosos, por solo un día malo existieron muchos buenos.
Ahora mismo viajaba en el tren para disfrutar de unos días antes de partir como voluntaria al otro lado del mundo, era cierto que tenía miedo pero despues de un tiempo pudo darse cuenta que el miedo no debía detenerla más, sobretodo despues de escuchar de viva voz lo que Flammy, su ex compañera de trabajo, le menciono en su permiso despues de un par de años, ya no había guerra pero se seguían necesitando manos para levantar a las ciudades.
Envuelta en su abrigo rojo, camino por las calles observando el paisaje, la gente a pesar de la nieve, iba y venía paseando por la ciudad, se perdió en los aparadores, todos adornados ante las próximas fechas decembrinas, aún faltaba un poco, pero lucia tan luminosa la ciudad que pareciera que la navidad estaba a la vuelta de la esquina. Hacia frio, pero ese era parte del encanto, buscar un lugar donde calentarse, una taza de chocolate, un panecillo, fue que recordó aquella cafetería donde Terry la había llevado tiempo atrás.
¿Qué estará haciendo ahora? –pensó al recordarlo.
Tenía ganas de verlo, era una sensación de añoro por los viejos tiempos, ya no le dolía la separación, pero en realidad es que en su mente, el rostro de él aparecía demasiadas veces, muchas cosas se lo recordaban.
Estaba consciente que no se había casado, tambien que él estuvo al lado de Susana por el tiempo que ella estuvo viva, lamentablemente la muerte la alcanzo debido a una sepsis que no pudo superar, el seguía actuando y a pesar de que su reincorporación a las grandes obras tardaron un poco más de lo habitual, logro levantarse y triunfar, su talento era indiscutible. En eso estaba pensando cuando vio a un caballero caminar hacia a ella con una capa, era como si sus pensamientos se hubieran materializado, tenía ganas de verlo y cuando lo vio caminando de frente no pudo evitar las lágrimas. El lucia más apuesto, más maduro pero tambien más triste de lo que recordaba, camino a su lado sin notarla luciendo indiscutiblemente avasallador, tal vez por la capucha de traía puesta no supo que era ella, entonces Candy le hablo y él se giró al reconocer su voz, se quedó pensando, intentando tal vez que era producto de su imaginación pero cuando ella bajo la capucha ofreciéndole una gran sonrisa él tambien sonrió.