La furia en sus ojos se reflejaba claramente al momento de dar cada estocada, se notaba claramente que su enemigo le había lastimado, no fisicamente, pues su cuerpo estaba intacto, sudoroso de tanto esfuerzo puesto en la batalla, pero intacto.
No estaba enterado que estaba rodeado de jovencitas quienes asombradas de su fisico, suspiraban claramente entre contrariadas, emocionadas y asustadas, no era una epoca donde un "caballero" se quitara la ropa para dar pelea, era la primera vez que estaban en aquella situación, pero ninguna daba un paso atras para alejarse de tal escenario, al contrario, cada vez que le veían moverse con la gracia de un gran espadachin, inclinaban sus cuerpos para verle mas de cerca, vaya espectaculo que tenian ante sus ojos.
Terry lanzo la estocada final, destruyendo el cuerpo imaginario de su enemigo, estaba furioso y la unica manera que encontraba de saciar aquel coraje que tenia contra su padre por haberlo dejado nuevamente en el colegio contra su voluntad era o cabalgando o practicando con la espada, al menos asi podia matar a sus demonios. Cuando encajo la espada en aquel saco de arena logro salir del trance al escuchar los suspiros contenidos de las chicas, entonces volteo y supo estaban ahi para observarlo, sonrio de lado, tomo una toalla y la puso alrededor de su cuello, despues la camisa se la coloco sin cerrarla, se sintio poderoso y orgulloso en ese momento, aquellas mojigatas estudiantes que tanto le criticaban por ser un rebelde y un patán estuvieron ahi todo ese tiempo para disfrutar de aquel momento, avergonzadas algunas agacharon el rostro cuando lo vieron caminar hacia a ellas y otras mas se alejaron corriendo al ser descubiertas.
Se seco el sudor y camino con la frente en alto hasta su dormitorio a sabiendas que nunca mas lo volverian a ver igual y seguro de que mas de una soñaria con el aquella noche.