- Te estas tardando..
- ¿Quien les dijo que fueran a los cuartos de los chicos en plena Guerra Florida? si no las hubieran atrapado ya estariamos aqui desde el inicio.
- La idea fue de Russel... por cierto, la haz visto?
- La atrapo la hermana Gray mientras corrían.
- vamos a salvarla!!!
- Mejor nos apuramos, ella se salvara solita... mejor lancemos la primer granada aqui, a ver si logramos pegarle a alguien.
Tarde, apenas reincorporandome e intentando ponerme al dia (aunque creo que me va a tomar bastante) les traigo el primer aporte conjunto de la Pollifrodi y yo...
PERDERLO TODO
Bajo las escaleras lentamente, cargando en ese momento un peso enorme sobre sus hombros. No, no era el hecho de tener que quedarse al lado de Susana, nunca tuvo nada en contra de ella, al contrario, le agradecía infinitamente haberle salvado aquella tarde de ensayo, aquella chica frágil le demostró la fuerza que realmente poseía al renunciar a todo con tal de salvarle, aunque estaba consciente de que ella se encontraba arrepentida, no por salvarle, sino por verse en la situación tan absurda en la que se encontraban ambos.
Tampoco le preocupaba el tener que quedarse a su lado, conociendo a Susana como la conocía, estaba seguro que tarde o temprano ella le liberaría de aquella culpa, simplemente estaba presionada, tanto como él, a acompañarse en esa desgracia hasta que estuviesen listos para dejarse ir.
Pero verla partir, ver partir a la única mujer que amo, la única que le apoyo en su juventud, con la que contaba ciegamente para sostenerlo, cualquiera que fueran las circunstancias, eso le afectaba más que cualquier cosa que le pasara de hoy en adelante.
Era cierto que él no le contó de lo acontecido con Susana, pero no lo hizo porque conociéndola, ella hubiera ido al hospital y hubiera pasado su estadía en Nueva York en ese lugar, además, el hecho de verla feliz cuando llego en la estación contribuyo a que el decidiera callar, no obstante, el pretendía contarle, que se enterara por su boca y platicarle todos los detalles, como se sentía, buscar la solución juntos, apoyar a Susana de alguna forma, seguir contando con ella sin importar nada más, en cambio ella decidió que él debía quedarse y manejar la situación solo, sin escucharle, sin hablarle, sin pedirle opinión o darle consejos…
Termino de bajar y no pudo evitar girarse evocando el instante en que intento detenerla y al notar que ella lloraba y no decía nada, tener que dejarla ir al darse cuenta que no contaba con ella más.
“Se feliz Candy”- que otra cosa pudo decirle si su corazón lloraba ya no la perdida de un amor, sino de una amiga y compañera que fue.
Bajo la vista y abrió la puerta de cristal que lo separaba de la calle, pudo sentir el frio en su rostro congelar las lágrimas a punto de salir, observo la blancura cubriendo el exterior, la calle solitaria delante de él y un camino que debía tomar para alejarse de ahí, oscuro, frio, interminable… en ese momento volvió a encontrarse con la soledad.
FIN.
- ¿Quien les dijo que fueran a los cuartos de los chicos en plena Guerra Florida? si no las hubieran atrapado ya estariamos aqui desde el inicio.
- La idea fue de Russel... por cierto, la haz visto?
- La atrapo la hermana Gray mientras corrían.
- vamos a salvarla!!!
- Mejor nos apuramos, ella se salvara solita... mejor lancemos la primer granada aqui, a ver si logramos pegarle a alguien.
Tarde, apenas reincorporandome e intentando ponerme al dia (aunque creo que me va a tomar bastante) les traigo el primer aporte conjunto de la Pollifrodi y yo...
PERDERLO TODO
Bajo las escaleras lentamente, cargando en ese momento un peso enorme sobre sus hombros. No, no era el hecho de tener que quedarse al lado de Susana, nunca tuvo nada en contra de ella, al contrario, le agradecía infinitamente haberle salvado aquella tarde de ensayo, aquella chica frágil le demostró la fuerza que realmente poseía al renunciar a todo con tal de salvarle, aunque estaba consciente de que ella se encontraba arrepentida, no por salvarle, sino por verse en la situación tan absurda en la que se encontraban ambos.
Tampoco le preocupaba el tener que quedarse a su lado, conociendo a Susana como la conocía, estaba seguro que tarde o temprano ella le liberaría de aquella culpa, simplemente estaba presionada, tanto como él, a acompañarse en esa desgracia hasta que estuviesen listos para dejarse ir.
Pero verla partir, ver partir a la única mujer que amo, la única que le apoyo en su juventud, con la que contaba ciegamente para sostenerlo, cualquiera que fueran las circunstancias, eso le afectaba más que cualquier cosa que le pasara de hoy en adelante.
Era cierto que él no le contó de lo acontecido con Susana, pero no lo hizo porque conociéndola, ella hubiera ido al hospital y hubiera pasado su estadía en Nueva York en ese lugar, además, el hecho de verla feliz cuando llego en la estación contribuyo a que el decidiera callar, no obstante, el pretendía contarle, que se enterara por su boca y platicarle todos los detalles, como se sentía, buscar la solución juntos, apoyar a Susana de alguna forma, seguir contando con ella sin importar nada más, en cambio ella decidió que él debía quedarse y manejar la situación solo, sin escucharle, sin hablarle, sin pedirle opinión o darle consejos…
Termino de bajar y no pudo evitar girarse evocando el instante en que intento detenerla y al notar que ella lloraba y no decía nada, tener que dejarla ir al darse cuenta que no contaba con ella más.
“Se feliz Candy”- que otra cosa pudo decirle si su corazón lloraba ya no la perdida de un amor, sino de una amiga y compañera que fue.
Bajo la vista y abrió la puerta de cristal que lo separaba de la calle, pudo sentir el frio en su rostro congelar las lágrimas a punto de salir, observo la blancura cubriendo el exterior, la calle solitaria delante de él y un camino que debía tomar para alejarse de ahí, oscuro, frio, interminable… en ese momento volvió a encontrarse con la soledad.
FIN.