Caminaba por los grandes jardines de la mansión al pasar por el gran portal de las rosas, recordó a su querido Anthony, tal vez si él viviera hubiera sido la señora de Bower, sacudió su cabeza al recordar que él había preferido a Candy.
—Candy siempre Candy —mencionó con un dejo de molestia.
Siguió caminando y pasó por el portal de agua era de su primo Archibald que se había casado hace dos años con Annie Briter y estaba apunto de ser padre.
En algo tiene razón mi madre es que soy la solterona de la familia —se dijo así misma.
Camino un poco más y llego al portal de piedra y dio un largo suspiros al recordar lo sucedido hace un año.
Después de cinco años había aparecido en la puerta de la mansión su primo Stear, parecía un vagabundo y más viejo de lo que era. Para todos había sido una gran sorpresa, pero se había encerrado en la cabaña vieja que se encontraba en las cercanías de la Mansión Andley. Ella no lo había visto desde entonces hasta que en ese momento lo vio tomando un chapuzón y saliendo del lago con tan solo un pantalón puesto. Su rostro ya no tenía barba, era un hombre con rasgos varoniles y un cuerpo bien marcado.
Eliza se escondió rápidamente detrás de un árbol para no ser vista y poder seguir observando, trago saliva al verlo sacudir su cabello húmedo y secar con una toalla.
¡Madre mía! pensó que era demasiado perfecto.
Que estaba pesando cerró los ojos con fuerza y de pronto pudo sentir una punzada de calor en su bajo vientre. Ni ella misma entendía qué le pasaba.
Eliza acaso está loca —se recimino y sin pensarlo vio en el tronco del árbol una araña que la hizo gritar y salir corriendo hacia Stear. Sin pensarlo acabo en los brazos de su primo gritando.
Stear se sorprendió al verla, estaba ahí a su lado abrazándolo con tanta fuerza.
Después de unos segundos Eliza reaccionó ante la humedad de su ropa, se alejó y vio que lo había abrazado totalmente desnudo del torso.
—Pe… Perdón, lo siento —dijo totalmente sonrojada, yo solo salí a caminar y había una espantosa araña en ese árbol que me quería atacar.
Stear sonrió ante la actitud de Eliza, no cabía duda que debajo de esa faceta de ser una chica dura había una mujer sensible y miedosa.
—Perdóname te he mojado toda la ropa, en la cabaña hay toallas y ropa seca acompáñame y te prepararé una bebida caliente.
Ella solo asintió con la cabeza y lo siguió. cuando entro al lugar no daba crédito a todo lo que veía. tornillos por un lado, herramientas por otro, cosas de metal y fierro viejo que no comprendía que eran.
—Pasa no tengas miedo. En mi habitación tengo ropa limpia de mujer, pasa a cambiarte.
Ella se sorprendió al mirar que la ropa era rara, era una blusa blanca, un corset de cuero y un adorno de cabello con engranajes. Suspiro y decidió ponérselo. Ella había dejado la puerta entreabierta y cuando se había desnudado él la miró, era una mujer hermosa su cabello rojizo siempre le había llamado la atención, pero ahora sin pensarlo al ver sus montes blancos y solo una pequeña prenda tapando su feminidad. Pensó en ella como mujer, se alejó de la puerta sintiendo una punzada en su entrepierna.
Agradeció que Eliza tardará en salir, y cuando lo hizo solo le sonrió y dijo: Te ves muy hermosa.
—Gracias —respondió tímidamente pero a su vez preguntó: —De dónde es esta ropa, y por qué tienes ropa de mujer en este lugar.
—Lo que te voy a contar no lo creerás y tal vez pienses que estoy loco como todos en mi familia.
Eliza era una de ellas, pero también lo comprendía unos días antes de que él apareciera Patricia O’Brien se había quitado la vida y ella había sido la última persona en hablar con ella.
—Paty porque sigues sufriendo por Stear, él nunca te amó.
—Claro que me amó, a su manera pero lo hizo
—No, todos han amado a Candy, primero Anthony, después Archie y el término casado con Annie por que ella se lo pidió, después terrence Grandchester y Stear la amo en secreto yo lo sé.
—Pues puede ser cierto, pero la vida me dejó conocerlo, y sentirme amada por él, siempre fue bueno conmigo. —Entonces porque quieres morir no te comprendo, vive busca a alguien que te ame.
—No, no puedo, tengo poco tiempo de vida, estoy muy enferma y no hay ningún médico que me pueda ayudar, te pido que me dejes sola solo quiero tomar un descanso.
Eliza había aceptado pero antes de salir de la habitación paty mencionó:
—Sabes por que han amado a Candy, porque ella simplemente daba su corazón sin esperar nada a cambio y nunca busco su propio bienestar, es libre, no se deja llevar por las clases sociales y por el qué dirán.
Ese día Paty no volvió a despertar, había puesto un veneno en su te para no abrir los ojos nunca más.
Esas palabras habían hecho cambiar a Eliza de muchas maneras, la primera de ellas era que no se casaría solo por complacer a su madre.
—¡Eliza! la llamo Stear trayendo al presente. —Eh ah si, dime.
—Te gustaría volar en el bote que está escondido detrás del portal de agua de mi hermano.
—¡Que!! ‘A mi primo si que se le ha zafado un tornillo de la cabeza, que un tornillo todos le han hecho explosion’ penso
—Anda ven, la tomó de la mano y se dirigieron al bosque.
Le gusto la cálida sensación de su mano con la de él.
—Te quiero llevar a un lugar donde los barcos vuelan, donde la realidad y la fantasía se unen, es una dimensión que descubrí hace un tiempo, jamás hubiera vuelto de allí pero hubo un mal cálculo y regresé a casa, pero esta vez no me quiero ir solo ¿te atreves?
Que podía perder, porque no podía creerle totalmente, pero bueno cualquier lugar sería mejor que con su madre.
Stear la jalo contra si la miro a los ojos y le dijo —No te arrepentiras.
Por qué no ir, es mejor arrepentirse de lo que hace uno que del hubiera podido ser, he de confesar que la forma como me toma de la cintura en este momento me hace querer besarlo. El alguna vez me dijo que los polos opuestos se atraen y vaya que lo estoy comprobando.