Hola, llegando con el quinto capítulo.
¡disfrútenlo!
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Leer Capítulo 4
Capítulo 5
Voy a llamarla, me dije, decidido saqué mi teléfono. Mejor no, metí nuevamente el móvil a la bolsa de mi pantalón.
Debo llamarla, necesito llamarla.
Vuelvo a sacar el teléfono, lo desbloqueo y lo contemplo fijamente mientras siento como se humedece la mano con que lo sostengo. Teclee el número que conseguí desde el primer día pero no toco el teléfono verde de llamar.
– ¡Dame eso chico! – una manaza me arrebata el celular. Veo como Robert pincha el icono verde en forma de auricular. – Con la señorita Candice por favor, gracias. – supongo que habla con la recepción. Me lo pega rudamente a la oreja y dice – suerte que sólo hay una Candice en ese edificio – se carcajeó a mí costa y se alejó, dándome apenas tiempo de agarrar el móvil.
Escuché una voz femenina pero no es la de ella. Está diciendo el speech del departamento. Coordinación y Logística de Hospedaje ha dicho. Así que esa es el área en que trabaja. Pido hablar con Candice y contengo el aliento mientras escucho un spot con los servicios que brinda la empresa.
– Perdón, ¿quién le llama? – preguntó la misma mujer.
¡Mierda! ¿Qué digo? ¿Si digo quien soy y no quiere hablar conmigo? ¿Y si digo que un amigo y no me la pasan? No sé si tengan alguna política referente a las llamadas personales en horas de trabajo. ¡Maldita manía de las empresas de tener un entrometido filtra llamadas!
– Terrence Ganchester – soné lo más profesional que pude. lo que sea que truene de una vez, pensé mientras volvía a escuchar el mismo spot.
– ¿Hola? – tragué con fuerza al escuchar el timbre suave y nervioso de Candice.
– Hola – tapé la bocina y carraspee un poco. Había sonado como el gallo claudio. – ¿qué tal tú día? – en realidad quería preguntar si había recibido el arreglo de hoy pero no quería que supiera lo desesperado que estaba.
– Aburrido – percibí la sonrisa en su tono – ¿y el tuyo? – preguntó de vuelta.
– ¡Espantoso! – no pretendía ser tan sincero pero me salió del alma.
– ¿por qué? ¿hay algún problema en la construcción? – su preocupación sincera me hizo sonreír.
– No, nada de eso – le aseguré sin dejar de sonreír.
– Disculpa no quería ser entrometida. – por mi escueta y evasiva respuesta debió pensar que no quería contarle. ¡ay si supiera!
– Y no lo eres – le aseguré con mi voz un poco más baja de lo normal. – ha sido un día horrible porque estoy nervioso – histérico se acerca más.
– ¿nervioso? – su timbre sonó más agudo y supe que también se había puesto nerviosa. – por ¿por qué? – tartamudeó un poco.
– Porque ansío escuchar que aceptas cenar conmigo – no fui mi intención pero estoy seguro que se me enronqueció la voz. Escuché su jadeo entrecortado y esperé con el corazón en los oídos a que respondiera.
– Sí – la sencilla sílaba se deslizó por mi oído directo a mi corazón. Cerré los ojos con fuerza y carraspee sin poder mover la mano para tapar la bocina.
– Te recojo a las 8 – dije cuando finalmente pude hablar.
– De acuerdo – estaba igual o más nerviosa que yo, me escuchó agradecerle y colgó.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Golpee mi cabeza tres veces contra el muro más cercano.
– ¿qué pasa muchacho? – se acercó riendo uno de los obreros.
– No tengo su dirección – gemí dándome otro golpe en la pared. La carcajada resonó en toda el área haciendo que los demás se unieran a él sin saber porque se reían. No les hacía falta saberlo, yo siempre era su blanco.
– No te preocupes – palmeó “suavemente” mi paleta izquierda. – todavía tiene que pasar por aquí a las 5 – me recordó mientras se iba por donde llegó.
Inevitablemente mi ánimo se levantó. Me retiré del muro y desbloquee el teléfono. Hice una llamada y confirmé el restaurante. Todo estaba listo. Un buen restaurante y no demasiado ostentoso. No quería asustarla en la primera cita. Iríamos a esos, después, en las demás citas.
Marqué otro número y llamé a la florería pero colgué antes de que respondieran. No iba a regalarle flores esta noche. Chocolates, tiene cara de que le gustan los chocolates. Guardé el teléfono y me dirigí al estacionamiento.
– ¿A dónde vas muchacho? – gritó alguien, creo que era Ronald.
– Por chocolates – respondí con un movimiento de la mano.
El coro de risas me siguió hasta el estacionamiento.
continuará...
Leer Capítulo 6
Estamos a la mitad de la historia. En el siguiente capítulo veremos que pasa con su primera salida
Última edición por Jari el Vie Abr 17, 2015 4:04 pm, editado 1 vez