*Notas del autor*
Hola buenas horas, os saludo a cada una de ustedes. Estamos a mitad de mes hermosas y en el ombligo de la semana. ¡¡¡Yujuuu!!
Este aporte que os traigo, debo agradecer a Lilián Jc, quien con sus actividades para las firmas de las cuatro estaciones (que por cierto están de lujo) me dio la idea para escribir, con la firma de invierno,lo que a continuación leeréis.
He basado un poco la historia con la letra de la canción interpretada por Katy Perry: Roar (Rugir)
El fanart que veréis en la firma que se encuentra al final del post, es un sketch propiedad de D'AFINA,siendo coloreado por su servidora. Esperando sea de su agrado, ya saben tomatazos y escobazos láncelos con toda confianza. Gracias
YOUR LOVE IS MAGIC
Disclaimer: Los personajes de Candy Candy pertenecen a la novelista Kyoko Mizuki, la mangaka Yumiko Igarashi y/o Toei Animación.
Esta historia es de mi autoría, producto de mi imaginación. El uso de los personajes y sus nombres pueden contener variaciones en sus caracteres y/o similitudes. Así como también partes del manga han sido tomadas para fines de la historia que ha sido escrita sin fines de lucro y sólo para entretenimiento.
Esta historia es de mi autoría, producto de mi imaginación. El uso de los personajes y sus nombres pueden contener variaciones en sus caracteres y/o similitudes. Así como también partes del manga han sido tomadas para fines de la historia que ha sido escrita sin fines de lucro y sólo para entretenimiento.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Los primeros años de mi vida, crecí en un orfanato. Para nadie era un secreto que yo era muy tímida, llorona y sensiblera. Sin embargo, tuve unas madres y una hermana que me dieron todo el cariño que una niña de mi edad podía querer. ¿Creen que fue suficiente? No. No lo fue para mí.Uno de mis mayores sueños siempre había sido el ser aceptada y amada por unos padres.
« ¡Lo anhelaba tanto!»
Cada domingo, esperaba con ansias que una pareja viniese por mí, me llevase con ellos hacia un nuevo y cálido hogar. Es por eso que me comportaba de la mejor y única manera que sabía: obedecer sin rechistar.
Crecí miedosa y llorona. Creyendo que el tener unos padres me haría más fuerte. Pero no fue así.
Miro hacia atrás y veo que he hecho sendos sacrificios en mi vida, lo cual desde hace un tiempo hizo replantearme si vale la pena haber accedido a todo.
Cuando fui adoptada por los Brigthon, creí que de esa manera mis padres adoptivos me admitirían y amarían de todo corazón. Craso error. Ellos amaban el reflejo de la imagen de su hija muerta, no a mí.
La desesperación por ser aceptada me ha hecho realizar varios traspiés que me han costado la amistad de varias personas y sobre todo, del amor de mi existencia.
Me siento una muerta en vida. Por mis estúpidas acciones he alejado a mi hermana y a mi adorado amor.
« ¿Por qué?... ¿Por qué lo hice? »
Y es que me he acostumbrado a "obedecer sin rechistar" y por ello, estoy condenada a casarme con alguien que no amo en menos de un mes. No puedo quejarme de mi novio, él no es malo, pero tampoco es el mejor epítome de hombre que quisiera para mí.
Tengo miedo.
« ¿Cómo decirle a mi madre que aún estoy enamorada de él? ¿Cómo decirle que estoy agonizando sin su amor? »
Me estoy dando por vencida sin pelear la batalla porque sé que diga lo que diga, mi madre siempre impondrá su voluntad ante mí. Y yo… yo me doblegaré como siempre: obedeceré sin rechistar.
*-*-*-*-*-*-*-*-*
Ya no vivimos en Chicago. La crisis post guerra ha hecho necesario que mi padre tuviera que vender algunas propiedades. Por ello ahora vivimos en Nueva York.
Mi prometido, vendrá en unas horas y se supone que debo estar arreglada. Aún nos falta elegir algunos detalles para la boda y entre ellos se encuentra los aros matrimoniales.
«Aros matrimoniales… »
De sólo pensar en ellos, se me pone la piel de gallina. Rezo todos los días para que un milagro ocurra y yo no me case. Pero a medida que se acercan los días… estoy dejando de creer.
*-*-*-*-*-*-*-*
El día ha pasado sin novedad alguna. Al menos así lo he sentido.
Ahora me encuentro caminando como una autómata hacia Tiffany’s en compañía de mi prometido y por supuesto, mi madre.
-Tienes que elegir el mejor aro, hija.- me dice ella con ese tono de voz que francamente me está hartando.
Le sonrío amablemente y ella dándose por satisfecha, se dirige hacia mi prometido.
- Jhon, querido… es una alegría estar con ustedes acompañándolos en una misión tan delicada como es escoger sus anillos para toda la vida.
-Mi querida Sra. Brighton, es un honor tenerla con nosotros.-contestó Jhon con la caballerosidad tan propia de él. - Ya Ud. sabe lo indecisa que puede ser su amada hija. Su ayuda es invaluable. Se lo agradezco.
Una risa de pura complacencia manó de la garganta de mi madre mientras yo bufaba por lo bajo y rodaba los ojos.
«¡Yerno y nuera eran tal para cual!»
Hice amagos de mostrar interés en la joyería y me dispuse a ingresar.
Como era de esperarse mi madre y Jhon Ford, hijo de uno de los hombres con creciente fortuna del país, empezaron a elegir sin mí los aros.
Naturalmente me hice la desentendida y con calma me puse a mirar con curiosidad las joyas exhibidas al lado opuesto de la tienda.
Unas pequeñas piedras llamaron mi atención por su brillantez inusual, quedando prendada por la sencillez y el color de la misma. Un color que me hicieron recordar con nostalgia unos bellos ojos color miel.
-Se encuentra Ud. bien ¿señorita?
Esa voz me sacó de mi ensoñación y observé a una de las dependientas que extendía un delicado pañuelo hacia mí. Con extrañeza acepté y entonces noté que algunas lágrimas habían salido sin que yo me diese cuenta. Agradecí amablemente a la señorita y me dispuse a girar para reunirme con mi madre cuando la joven me dijo dulcemente:
-Le decimos “ojos de gato ambarino” por el color que posee.
-¿Disculpe?- pregunté un poco avergonzada de ser vista llorando.
-Oh, ya veo...
Mi prometido, vendrá en unas horas y se supone que debo estar arreglada. Aún nos falta elegir algunos detalles para la boda y entre ellos se encuentra los aros matrimoniales.
«Aros matrimoniales… »
De sólo pensar en ellos, se me pone la piel de gallina. Rezo todos los días para que un milagro ocurra y yo no me case. Pero a medida que se acercan los días… estoy dejando de creer.
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El día ha pasado sin novedad alguna. Al menos así lo he sentido.
Ahora me encuentro caminando como una autómata hacia Tiffany’s en compañía de mi prometido y por supuesto, mi madre.
-Tienes que elegir el mejor aro, hija.- me dice ella con ese tono de voz que francamente me está hartando.
Le sonrío amablemente y ella dándose por satisfecha, se dirige hacia mi prometido.
- Jhon, querido… es una alegría estar con ustedes acompañándolos en una misión tan delicada como es escoger sus anillos para toda la vida.
-Mi querida Sra. Brighton, es un honor tenerla con nosotros.-contestó Jhon con la caballerosidad tan propia de él. - Ya Ud. sabe lo indecisa que puede ser su amada hija. Su ayuda es invaluable. Se lo agradezco.
Una risa de pura complacencia manó de la garganta de mi madre mientras yo bufaba por lo bajo y rodaba los ojos.
«¡Yerno y nuera eran tal para cual!»
Hice amagos de mostrar interés en la joyería y me dispuse a ingresar.
Como era de esperarse mi madre y Jhon Ford, hijo de uno de los hombres con creciente fortuna del país, empezaron a elegir sin mí los aros.
Naturalmente me hice la desentendida y con calma me puse a mirar con curiosidad las joyas exhibidas al lado opuesto de la tienda.
Unas pequeñas piedras llamaron mi atención por su brillantez inusual, quedando prendada por la sencillez y el color de la misma. Un color que me hicieron recordar con nostalgia unos bellos ojos color miel.
-Se encuentra Ud. bien ¿señorita?
Esa voz me sacó de mi ensoñación y observé a una de las dependientas que extendía un delicado pañuelo hacia mí. Con extrañeza acepté y entonces noté que algunas lágrimas habían salido sin que yo me diese cuenta. Agradecí amablemente a la señorita y me dispuse a girar para reunirme con mi madre cuando la joven me dijo dulcemente:
-Le decimos “ojos de gato ambarino” por el color que posee.
-¿Disculpe?- pregunté un poco avergonzada de ser vista llorando.
- A la piedra que ud ha estado observando.- me explicó con una sonrisa señalándomela con la mirada.-No obstante, su nombre científico es Citrine.(*)
-Citrine-Repetí curiosa.
-Sí. De hecho estas dos piedras son únicas en su clase, es un tipo de cuarzo originaria de Sudamérica. Es una piedra mística.
-Oh, ya veo...
La joven siguió explicándome más detalles de la gema, y yo bueno, no quise decepcionarla y me quedé a escucharla.
El tintinear de la campanilla que anunciaba el ingreso de personas al lugar, timbró y yo no le di mayor importancia quedándome perdida en mis recuerdos mirando la gema.
-Amor… he escuchado que aquí tienen una gema preciosa y mística… - escuché una voz cantarina a mis espaldas, sacándome a fuerza a la realidad.-Se parece tanto a tus preciosos ojos.
El perfume femenino, fue intensificándose y pude notar que la pareja se dirigía hacia el espacio donde me encontraba.
- Luciana… estoy seguro que exageras….- comenzó a decir el joven haciendo que mi corazón diese un vuelco al escuchar esa voz.
«¡Era él! ¡Era su voz! ¡Oh, cielos!»
-Amor… he escuchado que aquí tienen una gema preciosa y mística… - escuché una voz cantarina a mis espaldas, sacándome a fuerza a la realidad.-Se parece tanto a tus preciosos ojos.
El perfume femenino, fue intensificándose y pude notar que la pareja se dirigía hacia el espacio donde me encontraba.
- Luciana… estoy seguro que exageras….- comenzó a decir el joven haciendo que mi corazón diese un vuelco al escuchar esa voz.
«¡Era él! ¡Era su voz! ¡Oh, cielos!»
Mi cuerpo comenzó a temblar y mis manos a sudar. Como pude, avancé de costado y de espaldas tratando de alejarme de ellos disimuladamente. Sin embargo, la dependienta me preguntó.
- ¿Anoto en su lista de pedidos éstas gemas Srta. Brighton?
Detuve mi avanzar, y cerré mis ojos suplicando que él no me hubiese notado. Así que con la pequeña voz que me caracterizaba tímidamente contesté:
-No, gracias.
No fue fácil para mí reunir fuerzas y enfrentarme a lo inevitable. Giré lentamente y entonces fue que él me miró asombrado.
-¡Annie!
« ¡Caray! Después de todos estos años soñando con él, estaba nuevamente delante de mí.»
Ambos nos quedamos mirando el uno al otro con sorpresa. Archie estaba tan cambiado y más apuesto de lo que recordaba. Su perfil se había desarrollado dejando a la vista unos ojos preciosos, una nariz recta y unos labios exquisitos. Sentí que todo mi ser se agitaba y empecé a respirar acaloradamente a la vez que notaba que su cabello lo llevaba un poco más corto, pero seguía siendo sedoso y brillante. Añoré con todas mis fuerzas estar entre sus brazos y tuve que contenerme para no arrojarme hacia él, beber de su delicioso néctar y a la vez perderme en la fragancia de sus cabellos.
Estoy segura que solo fueron unos pocos segundos que mantuvimos contacto visual, sin embargo, la intensidad de nuestras miradas fue tal, que noté un ligero temblor en su mandíbula, él también me estaba analizando físicamente. Internamente me alegré sabiendo que nuestro encuentro le había afectado.
La joven dama que se hallaba a su lado, habló suavemente y la tenue burbuja formada se rompió, interrumpiendo el momento.
-¿No me vas a presentar querido?- pidió la mujer a la vez que se aferraba al brazo de él mostrando un solitario precioso en su mano izquierda.
Carraspeando y un poco incómodo por la situación, Archie introdujo a su prometida.
-Sí, claro. Eh… Annie, ella es Luciana Craig. Luciana ella es Annie Brighton.
La joven me miró con sorpresa, luego a él y luego a mí.
Estoy segura que solo fueron unos pocos segundos que mantuvimos contacto visual, sin embargo, la intensidad de nuestras miradas fue tal, que noté un ligero temblor en su mandíbula, él también me estaba analizando físicamente. Internamente me alegré sabiendo que nuestro encuentro le había afectado.
La joven dama que se hallaba a su lado, habló suavemente y la tenue burbuja formada se rompió, interrumpiendo el momento.
-¿No me vas a presentar querido?- pidió la mujer a la vez que se aferraba al brazo de él mostrando un solitario precioso en su mano izquierda.
Carraspeando y un poco incómodo por la situación, Archie introdujo a su prometida.
-Sí, claro. Eh… Annie, ella es Luciana Craig. Luciana ella es Annie Brighton.
La joven me miró con sorpresa, luego a él y luego a mí.
Sentí una incómoda molestia de sólo pensar que él le hubiese comentado de mí y nuestro pasado juntos. Erguí mis hombros y le miré serena pero fijamente.
La chica, dándose cuenta de su gesto descortés me extendió la mano a la vez que me saludaba.
-Mucho gusto Annie. Es un placer conocerte después de todo.-dijo esto último con una mirada despectiva dejándome confundida.
Mi calmado interior fue reemplazado por ira y deseé arrancarle los ojos a esa idiota que desde ya, la odiaba. Pero como siempre mis buenos modales se impusieron.
Bueno… sólo un poco.
- Me alegro que el gusto sea suyo Srta. Luciana. –saludé sarcásticamente.-Siempre es un placer conocer a las chicas de Archie.
-Su prometida.-me corrigió altiva.
-Como sea.- contesté cansinamente resoplando con fastidio.
Una voz ronca que fue acercándose hacia mí, intervino en la conversación.
- Annie, amor te he estado buscando…
-Mucho gusto Annie. Es un placer conocerte después de todo.-dijo esto último con una mirada despectiva dejándome confundida.
Mi calmado interior fue reemplazado por ira y deseé arrancarle los ojos a esa idiota que desde ya, la odiaba. Pero como siempre mis buenos modales se impusieron.
Bueno… sólo un poco.
- Me alegro que el gusto sea suyo Srta. Luciana. –saludé sarcásticamente.-Siempre es un placer conocer a las chicas de Archie.
-Su prometida.-me corrigió altiva.
-Como sea.- contesté cansinamente resoplando con fastidio.
Una voz ronca que fue acercándose hacia mí, intervino en la conversación.
- Annie, amor te he estado buscando…
Me quedé petrificada un momento.
¡Rayos! Había olvidado a mi prometido y el por qué estábamos en ese lugar.
Saludando galantemente, Jhon me besó en la mejilla,rodeándome con uno de sus brazos mi cintura a la vez que extendía la mano a Archie a manera de saludo.
-Jhon Ford, su prometido.
Archie me dirigió una mirada incrédula, a la espera que le negase aquellas palabras dichas por mi acompañante. No me quedó otra, que asentr tímidamente y desviar la mirada deseando que me tragase la tierra.
- Por supuesto Jhon, soy Archibald Cornwell.- correspondió cortésmente estrechando su mano a la vez que introducía a la joven que lo acompañaba.- Luciana Craig, mi prometida.
Y antes que se formase un embarazoso silencio, oí la voz de mi madre decir:
-Oh, aquí estáis. ¡He encontrado los aros matrimoniales más increíbles!- comentó con una radiante sonrisa que fue desvaneciéndose a medida que reconocía al otro caballero frente a mi.- ¡Archiebald!
-Señora Brighton, como siempre un placer saludarla.- respondió serena pero incómodamente Archie.
-¿Así que, de dónde os conocéis?- preguntó Jhon curioso.
-Bueno…- contestó mi madre secamente.- Los padres de Archiebald son muy amigos nuestros.
–Oh, ya veo.-comentó alegremente Jhon, ajeno al ambiente tenso que se estaba formando. -¿Vivís en Nueva York?
-Hemos venido desde California, a buscar aros de boda.- terció Luciana alegremente y visiblemente más relajada al saber que yo estaba prometida a otro.- Hemos oído que Tiffany’s tiene las mejores joyas del país.
-¡Vaya! Sí que ha sido un largo viaje, California está al otro lado del estado.- comentó mi madre.- Sin embargo, si queréis tener lo mejor en piedras, Tiffany’s es la solución.
-Me temo que debo retirarme.- intervino Jhon mirándome a manera de disculpa.- Tengo una reunión en media hora, cariño.
- Por supuesto. Entiendo.- respondí cortésmente y consciente de que Archie no dejaba de observarme.
-Nosotras también debemos irnos.- soltó mi madre mirándome seriamente.- Tenemos una agenda cargada el día de hoy. ¿No es cierto Annie?
- Sí, por supuesto madre.- avalé su mentira, queriendo salir de allí lo más rápido posible.
-Oh, pero no quisiera perder la oportunidad de poder conoceros más.- Dijo Jhon con una sonrisa.- Tengo tickets para la función de ésta noche en la ópera. Os invito a asistir joven Cornwell. ¿Qué os parece?
Archie y yo nos miramos con sorpresa. Él frunció un poco la frente y supe que se negaría.
- Nos parece fabuloso Sr. Ford.- respondió contenta Luciana aceptando la invitación.- No hemos tenido la oportunidad de ir a la ópera aún y creo que sería una fantástica idea conocer un poco más de Nueva York. ¡Esta ciudad me está resultando fascinante!
-Bien entonces.- dijo complacido Jhon.- Pasaremos por ustedes a las siete de la noche.
-Oh, gracias Sr. Ford pero no es necesario. - intervino Archie con una rudeza que dejó claro que no daría su brazo a torcer.-Estaremos en el lugar a la hora convenida.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Hice el camino de retorno a casa en absoluto silencio afectada por tal encuentro.
Nos habíamos demorado más de la cuenta no esperando que Luciana y mi madre congeniasen de la mejor manera. Recordé como Archie me había sonreído y yo, como si fuese una púber de trece años, me había sonrojado enormemente.
Me dirigí raudamente a mi habitación con la intención de calmar la tormenta interna que amenazaba con explotar. No había terminado de ingresar, cuando mi madre me sujetó del brazo haciéndome girar hacia ella.
- Ni se te ocurra cruzar palabras con Archie en la ópera ésta noche, Annie. ¡Te he visto!
-¿De qué estás hablando madre? – pregunté furiosa conmigo misma por ser tan transparente en mis emociones.
- Oh, por favor. A mí no me engañas. Sé que aún le amas, y por lo que vi en la mirada de él, no le eres indiferente.
-¿Tú crees? –comenté sorprendida de que mi querido amor aún albergase sentimientos por mí.
- ¿Estás loca? ¡Estás comprometida con Jhon, por el amor de dios!-espetó indignada.- Del cariño no se vive. Él no es partido para ti. ¿Acaso has olvidado que Archiebald Cornwell estuvo a punto de ir a la ruina hace unos años y todo por culpa de su gran tío Ardlay? ¿De qué les ha servido a ellos ser buenos si al final perdieron Lakewood?
- Pero están juntos madre. Son felices porque se aman.-respondí con una fuerza interna creciente en mí.
-¿Qué dijiste?
- Que yo también me casaré por amor y no me conformaré con mucho menos.- respondí decidida.
-¡Óyeme bien!-dijo mi madre zarandeándome por los hombros.- ¡Nunca! ¡Jamás digas algo como eso! Jhon te quiere, agradece que se fijó en ti. Él está dispuesto a que seas su esposa a pesar de que no seas nuestra hija legítima.
Aquello me golpeó enormemente, sentí que despertaba de un letargo y me solté bruscamente mirándola decepcionada.
- Siempre he hecho, lo que me pedías madre. Lo único que quería era que estuvieses orgullosa de mí. Pero veo que haga lo que haga, nunca será suficiente. Siempre querrás más. Pero ahora estoy ¡harta!
Solía morderme la lengua y aguantar la respiración, asustada de balancear el barco y causar un desastre, así me sentaba callada, educadamente, estaba de acuerdo a todo lo que decías, supongo que me olvidé de que podía elegir. Dejé que me empujaras a hacer cosas que nunca quise, apoyándome en la nada, así que todo me hacía caer.
-¡Annie! ¿De qué estás hablando? – Comentó mi madre sorprendida que tal flujo de palabras salieran a borbotones de mis labios.- ¡Si todo lo que hice fue para tu felicidad!
- No es cierto madre.- le contradije con las mejillas encendidas.- Me has hecho infeliz de todas las maneras posibles. Sin embargo ahora todo será diferente.
¡Rayos! Había olvidado a mi prometido y el por qué estábamos en ese lugar.
Saludando galantemente, Jhon me besó en la mejilla,rodeándome con uno de sus brazos mi cintura a la vez que extendía la mano a Archie a manera de saludo.
-Jhon Ford, su prometido.
Archie me dirigió una mirada incrédula, a la espera que le negase aquellas palabras dichas por mi acompañante. No me quedó otra, que asentr tímidamente y desviar la mirada deseando que me tragase la tierra.
- Por supuesto Jhon, soy Archibald Cornwell.- correspondió cortésmente estrechando su mano a la vez que introducía a la joven que lo acompañaba.- Luciana Craig, mi prometida.
Y antes que se formase un embarazoso silencio, oí la voz de mi madre decir:
-Oh, aquí estáis. ¡He encontrado los aros matrimoniales más increíbles!- comentó con una radiante sonrisa que fue desvaneciéndose a medida que reconocía al otro caballero frente a mi.- ¡Archiebald!
-Señora Brighton, como siempre un placer saludarla.- respondió serena pero incómodamente Archie.
-¿Así que, de dónde os conocéis?- preguntó Jhon curioso.
-Bueno…- contestó mi madre secamente.- Los padres de Archiebald son muy amigos nuestros.
–Oh, ya veo.-comentó alegremente Jhon, ajeno al ambiente tenso que se estaba formando. -¿Vivís en Nueva York?
-Hemos venido desde California, a buscar aros de boda.- terció Luciana alegremente y visiblemente más relajada al saber que yo estaba prometida a otro.- Hemos oído que Tiffany’s tiene las mejores joyas del país.
-¡Vaya! Sí que ha sido un largo viaje, California está al otro lado del estado.- comentó mi madre.- Sin embargo, si queréis tener lo mejor en piedras, Tiffany’s es la solución.
-Me temo que debo retirarme.- intervino Jhon mirándome a manera de disculpa.- Tengo una reunión en media hora, cariño.
- Por supuesto. Entiendo.- respondí cortésmente y consciente de que Archie no dejaba de observarme.
-Nosotras también debemos irnos.- soltó mi madre mirándome seriamente.- Tenemos una agenda cargada el día de hoy. ¿No es cierto Annie?
- Sí, por supuesto madre.- avalé su mentira, queriendo salir de allí lo más rápido posible.
-Oh, pero no quisiera perder la oportunidad de poder conoceros más.- Dijo Jhon con una sonrisa.- Tengo tickets para la función de ésta noche en la ópera. Os invito a asistir joven Cornwell. ¿Qué os parece?
Archie y yo nos miramos con sorpresa. Él frunció un poco la frente y supe que se negaría.
- Nos parece fabuloso Sr. Ford.- respondió contenta Luciana aceptando la invitación.- No hemos tenido la oportunidad de ir a la ópera aún y creo que sería una fantástica idea conocer un poco más de Nueva York. ¡Esta ciudad me está resultando fascinante!
-Bien entonces.- dijo complacido Jhon.- Pasaremos por ustedes a las siete de la noche.
-Oh, gracias Sr. Ford pero no es necesario. - intervino Archie con una rudeza que dejó claro que no daría su brazo a torcer.-Estaremos en el lugar a la hora convenida.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Hice el camino de retorno a casa en absoluto silencio afectada por tal encuentro.
Nos habíamos demorado más de la cuenta no esperando que Luciana y mi madre congeniasen de la mejor manera. Recordé como Archie me había sonreído y yo, como si fuese una púber de trece años, me había sonrojado enormemente.
Me dirigí raudamente a mi habitación con la intención de calmar la tormenta interna que amenazaba con explotar. No había terminado de ingresar, cuando mi madre me sujetó del brazo haciéndome girar hacia ella.
- Ni se te ocurra cruzar palabras con Archie en la ópera ésta noche, Annie. ¡Te he visto!
-¿De qué estás hablando madre? – pregunté furiosa conmigo misma por ser tan transparente en mis emociones.
- Oh, por favor. A mí no me engañas. Sé que aún le amas, y por lo que vi en la mirada de él, no le eres indiferente.
-¿Tú crees? –comenté sorprendida de que mi querido amor aún albergase sentimientos por mí.
- ¿Estás loca? ¡Estás comprometida con Jhon, por el amor de dios!-espetó indignada.- Del cariño no se vive. Él no es partido para ti. ¿Acaso has olvidado que Archiebald Cornwell estuvo a punto de ir a la ruina hace unos años y todo por culpa de su gran tío Ardlay? ¿De qué les ha servido a ellos ser buenos si al final perdieron Lakewood?
- Pero están juntos madre. Son felices porque se aman.-respondí con una fuerza interna creciente en mí.
-¿Qué dijiste?
- Que yo también me casaré por amor y no me conformaré con mucho menos.- respondí decidida.
-¡Óyeme bien!-dijo mi madre zarandeándome por los hombros.- ¡Nunca! ¡Jamás digas algo como eso! Jhon te quiere, agradece que se fijó en ti. Él está dispuesto a que seas su esposa a pesar de que no seas nuestra hija legítima.
Aquello me golpeó enormemente, sentí que despertaba de un letargo y me solté bruscamente mirándola decepcionada.
- Siempre he hecho, lo que me pedías madre. Lo único que quería era que estuvieses orgullosa de mí. Pero veo que haga lo que haga, nunca será suficiente. Siempre querrás más. Pero ahora estoy ¡harta!
Solía morderme la lengua y aguantar la respiración, asustada de balancear el barco y causar un desastre, así me sentaba callada, educadamente, estaba de acuerdo a todo lo que decías, supongo que me olvidé de que podía elegir. Dejé que me empujaras a hacer cosas que nunca quise, apoyándome en la nada, así que todo me hacía caer.
- No es cierto madre.- le contradije con las mejillas encendidas.- Me has hecho infeliz de todas las maneras posibles. Sin embargo ahora todo será diferente.
Me tirabas para abajo, pero yo me levanté (crecí, subí)
habiéndome sacudido ya el polvo,
oyes mi voz, oyes ese sonido,
como un trueno, voy a hacer temblar el suelo (que pisas).
Me tirabas para abajo, pero yo me levanté,
prepárate, porque ya he tenido suficiente,
lo entiendo todo, ahora lo entiendo (lo veo).
-Hija, entiende que solo quise que cumplieras tus más preciados sueños.-objetó mi madre a modo de súplica, rompiendo el silencio de mi habitación.habiéndome sacudido ya el polvo,
oyes mi voz, oyes ese sonido,
como un trueno, voy a hacer temblar el suelo (que pisas).
Me tirabas para abajo, pero yo me levanté,
prepárate, porque ya he tenido suficiente,
lo entiendo todo, ahora lo entiendo (lo veo).
Un gemido ahogado salió de la garganta de mi sorprendida madre, quien hubo llevado una mano al rostro, en signo de evidente pesar. Estuvimos en silencio varios minutos. Sabía que libraba una pelea interna. Pero ya no me importaba más. Recuperaría al amor de mi vida.
-¿Mis sueños?- Contesté mirándola con ironía.- ¿Mis sueños? ¿O los tuyos madre? No amo a Jhon. Fui una ilusa, al pensar que era lo mejor para mí, que llegaría amarlo cuando mi corazón siempre ha pertenecido a otro.
- Piensa bien las cosas Annie. – Imploró ella.-Ya estás bordeando los 30. Nunca has sido de pataletas y berrinches. Lo mejor es que te calmes. Jhon te conviene como esposo.
-¿Que no lo entiendes ?-le dije furiosa.- ¡No amo a Jhon! ¡No me casaré con él!
Tengo la mirada del tigre,
el fuego, bailando a través del fuego,
porque yo soy una campeona,
y tú vas a oírme rugir,
más alto, más alto que un león,
porque yo soy una campeona,
y tú vas a oírme rugir, oh,
vas a oírme rugir.
-Sí,lo estoy.
- No obstante, no podemos cancelar la velada de esta noche en la ópera Annie. Sería tremendo escándalo ¿Qué pensaría el Sr. Ford de tal desplante?- soltó preocupada por el «qué dirán.»
-Me da igual lo que piensen madre. Sin embargo tienes razón. No podemos cancelar la velada.
- ¿No lo haremos?
- No. Ahora que sé que puedo elegir, hablaré con Archie.
-¿Y si él no te ama, hija?
-No es una opción para mi pensar de esa manera.. Eh... Déjame sola. Necesito pensar.
-Annie…
- ¡Quiero estar sola madre!
- Esta bien, pero déjame decirte algo antes de irme.- susurró con los ojos brillantes.- Solo... quiero... que sepas que ... “Eres mi mayor orgullo. Siempre te he amado hija. Y quiero que seas feliz.”
Alcé mi rostro conmovida y al encontrarse nuestras miradas, pude notar esa calidez que siempre había anhelado en una mamá. Supe que decía la verdad. Instintivamente me arrojé a sus brazos refugiándome en su pecho y me forcé a no llorar.
Ahora, estoy flotando como una mariposa,
punzante como una abeja, me gané mis rayas,
partí desde cero, hasta (ser) mi propio héroe.
punzante como una abeja, me gané mis rayas,
partí desde cero, hasta (ser) mi propio héroe.
La enorme pesadez de mi corazón, desapareció. Sabía que no sería nada fácil. Pero ya no estaba dispuesta a rendirme, esa noche iría en busca de esas gemas ambarinas que me dejaban sin aliento. Lucharía hasta el final.
Tengo la mirada del tigre,
el fuego, bailando a través del fuego,
porque yo soy una campeona,
y tú vas a oírme rugir,
más alto, más alto que un león,
porque yo soy una campeona,
y tú vas a oírme rugir, oh,
vas a oírme rugir, oh,
vas a oírme rugir.
el fuego, bailando a través del fuego,
porque yo soy una campeona,
y tú vas a oírme rugir,
más alto, más alto que un león,
porque yo soy una campeona,
y tú vas a oírme rugir, oh,
vas a oírme rugir, oh,
vas a oírme rugir.
A medida que se acercaba el momento más crucial en mi vida, yo me sentía más segura de mi decisión. Lo mejor de todo es que no estaría sola. Mi madre de una manera milagrosa me apoyaría en todo sentido. Y fue entonces que comprendí que los milagros no se manifestaban solos, tenía que reaccionar y hacer mi parte también. Y como dice el dicho: «A Dios rogando y con el mazo dando».
FIN
*-*-*-*-*-*-*-*-*
(*)Citrine.- El citrino es una gema de la familia del cuarzo de color amarillo, que tiene una dureza de 7 en la escala de Mohs. El nombre proviene del latín Citrus "limón". Su color puede variar del amarillo pálido al anaranjado.
El Citrino natural es raro, por lo que se suele obtener una piedra similar calentando la amatista, su hermana de color violeta que es mucho más corriente. El color exótico de esta variedad de cuarzo es debido al Níquel, que actúa como elemento cromóforo.
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Última edición por LizvetArdray el Vie Abr 17, 2015 9:46 am, editado 2 veces