Dedicatoria:
Para mi querida amiga y compañera de trinchera Galilea, que comparte el cariño (y algo más)
por este personaje y que afectuosamente me ha estado animando para inspirarme.
¡Gracias por todo tu ánimo y alientos!
Para todas las fans de este personaje entrañable y para cada una de ustedes que se me
tomara un tiempo para leerme, de ante mano muchísimas gracias
De todo corazón para ustedes, espero que les guste.
Para mi querida amiga y compañera de trinchera Galilea, que comparte el cariño (y algo más)
por este personaje y que afectuosamente me ha estado animando para inspirarme.
¡Gracias por todo tu ánimo y alientos!
Para todas las fans de este personaje entrañable y para cada una de ustedes que se me
tomara un tiempo para leerme, de ante mano muchísimas gracias
De todo corazón para ustedes, espero que les guste.
❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀
Nuevamente las rosas están en flor, Lakewood siempre fue la mansión preferida, de los Señores Andrew, han pasado años que no regresaba a pasar un tiempo en ella, pero hoy es una fecha especial, una de las más felices de mi vida, que por siempre recordaré; al que he visto crecer, con el que he compartido muchos años, y he amado como un hijo, me ha llamado para compartir que espera a su primer hijo, con la que también paso hacer como mi “nieta” por un tiempo.
Entro a mi refugio, me está esperando mi whisky, mi puro, la chimenea está encendida y al mirar sus llamar crepitar, me mente retrocede en el tiempo, a los días que compartimos; pero más de aquellos, en los cuales tuvimos que estar separados, algunos por decisiones propias, otros por el destino, pero siempre unidos por un sentimiento.
Nuestros historia está repleta de grandes momentos, unos tristes, muy dolorosos y otros llenos de dicha y felicidad, como la noticia de hoy. Soy my feliz al verlo al fin junto a la mujer que ama formar su propia familia, su sueño hecho realidad, aún así el pasado vuelve a llenar mi mente de recuerdos, como escapar de él…❀❀❀❀❀❀❀❀❀❀
Nací en Francia, un 22 de octubre de 1872 y a mis 10 años, ya llevaba mucho tiempo entre lo frió de los callejones y la fría neblina de Londres.
De mi familia, tenía maravillosos recuerdos. Mis padres Christopher y Madeleine Johnson, pensaron que sería mejor la vida aquí, y por un tiempo junto a mi hermanito Eliot fue la mejor época, pero una epidemia se los llevo hace un año y quede sólo. Me llevaron a un orfanato, pero extrañaba tanto a mi familia y no soporte sus paredes grises y frías, como la del personal que lo llevaba, por lo que luego de unos 4 meses logre escapar. Esperaba poder volver a Francia, aún no contando con familiares, extrañaba el color verde de mi ciudad natal.
Pude sobrevivir a trabajos esporádicos en el puerto y algunos encargos de los almacenes cercanos. Por las noches me refugiaba en una panadería que permanecía abierta y uno de los trabajadores me dejaba hacerlo a cambio de mantener ordenada la despensa. Luego de semanas, no había podido reunir el dinero suficiente y ya estaba desesperado.
Pero una tarde todo cambio para mí, desde el frente de una plaza observa a una familia sentarse en la terraza de un importante restauran, un elegante caballero, una dama hermosísima y su preciosa niña de rubios cabellos, mientras los atendían, cruce rápidamente y al intentar robar el maletín me tope con los ojos verdes más maravillosos, que me dejaron estático, por lo que el caballero se levanto y me tomo de los hombros y al mirarlo sólo vi. Paz.
- ¿¡Qué pretendías hacer!?
Trate de disculparme, pero sólo escuchaba que el gerente del restaurante, llamaba a la policía, por lo que estaba muy atemorizado y las palabras no me salían
Recuerdo que en la comandancia me interrogaron, ya había llegado uno de los abogados del caballero y estábamos delante del juez.
Solicitamos custodia en un reformatorio mientras comienza el proceso.
- Evans, no será necesario, no presentaré cargos, quisiera hacerme responsable de él, por favor encárgate de los detalles.
- Pero señor William, ¿está seguro?, es un delincuente.
- Si, sólo necesita una mano cariñosa y una dedicada guía para poder formarlo.
- Como usted estime señor Andrew, comenzaré los trámites inmediatamente.
Sin darme cuenta, me vi subiendo a un automóvil, donde el señor comenzó a hacerme preguntas.
- ¿Cómo te llamas y cuántos años tienes?
- George Johnson, señor
- Mi nombre es William C. Andrew y no presente cargos porque sospecho que es la primera vez que lo haces, ¿estoy en lo correcto?
- Sí señor, es que necesito tanto volver a Champagne, mis padres y mi hermanito menor fallecieron hace un año
- Eres francés, que bien podre practicar el idioma contigo.
Llegamos a una gran mansión, de verdad que era una familia muy importante y adinerada, pero se notaba que el señor era muy amable y considerado.
Entramos a un hall de pisos de mármol y dos grandes escaleras que subían sin ver su fin. Me presento a la Sra. Helen, quien me llevo a un lindo dormitorio, me preparo el baño y me dio un cambio de ropa.
- George, cuando termines baja a la biblioteca, es la primera puerta a la izquierda, el Señor te estará esperando.
- Muchísimas gracias Sra. Helen.
Me quede un momento en medio de la habitación, era enorme, en un rincón había un gran cama, al frente de unos enormes ventanales que daban al jardín, entre los ventanales se encontraba un gran librero, y en la otra pared se encontraba un closet de puertas de madera.
Me di cuenta que me estaba demorando, por lo que entre al baño rápidamente.
Cuando estuve vestido, baje y al llegar a la biblioteca toque.
El señor me dio el paso, abrí la puerta y lo encontré junto a la señora y la niña que lo acompañaban en el restaurante.
- Te presente a mi esposa Priscilla y mi hija Rosemarie
- Mucho gusto y gracias por todo lo que han hecho por mí, después de cómo me comporte.
- No te ocupes George, pasemos a cenar y podrás contarnos más de ti.
Fue la primera de grandes noches en familia.
Pasados unos día, el señor me presento al que sería mi tutor pues prefirió que no asistiera a un colegio, dijo que sería mejor, pues cuando él no se encontrara viajando, podría acompañarlo en la biblioteca y poder intervenir más en mi educación.
Era tanto lo que el señor quería que aprendiera, era realmente muy difícil para mí, estaba muy atrasado en algunas materias y otras definitivamente no las había visto nunca, pero estaba tan agradecido por todo lo que había hecho por mí, que puse me mayor empeño.
Entre risas y su gran cariño, aprendí el amor a los libros el cual me abrió un mundo nuevo para mí, pero sobre todo aprendí la importancia y el amor a la familia. El valor de contar con alguien, sin importar por qué y para qué. Aunque sabía que no era la mía, la sentía como propia y sabia mi lugar dentro de ella. La única que tuvo algún reparo fue la Sra. Elroy, pero el señor siempre supo llegar con ella, por lo que en algún momento logramos entendernos, respetarnos y querernos a nuestra manera.
Empecé a encariñarme mucho con toda la familia, especialmente con el señor se preocupaba muchísimo por mí, pero lo que más me agradaba de él era que siempre tenía tiempo para la familia, con toda la responsabilidades, a demás de las empresas, tenía que asistir a eventos y dar fiestas en casa y nunca lo vi de mal humor. Bueno de vez en cuando se vía más serio pero jamás enojado.
Una noche, a la hora de la cena, el señor informo que en unos días todos saldríamos de viaje. Cuál fue mi sorpresa al tomar un barco, para ir nada menos que a visitar mi ciudad natal Champagne. Al llegar me dijo que era un regalo para mí, que esperaba que con eso se me quitara un poco la tristeza de mis ojos.
Fue un regalo maravilloso, pude mostrarles mi casa y despedirme de mis padres, pues a su muerte los habían enviado a nuestro país. Sentí que algo dentro de mí cambio, mis padres siempre estarían conmigo y yo con ellos.
El señor me llevaba a dar largos paseos a caballo donde aprovechaba de contarme sobre familia, me decía de la importancia de los ancestros. Me contó la historia Clan Andrew y la importancia de mantenerse unidos. Me encantaban esos paseos, eran grandes momentos.
Pasaron los años, entre la mansión de Londres, la de Escocia, y una que otra estadía en los EEUU, por los negocios de la banca que el Mr. William comenzaba por esos años. Entre estudios, viajes, bailes, compartí maravillosos años con Rosemarie y los señores Andrew, nunca hicieron alguna diferencia, todo lo contrarío constantemente sentía su cariño y preocupación por mí.
Ese otoño ya comenzaba a ir a la Universidad y por las tardes ayudaba al señor en las empresas. La administración se me daba bien, por lo que no dude en seguir esa carrera. En lo único en que pensaba era que el señor estuviera orgulloso de mí. Pero una noticia mucho más importante alegraba todos los rincones de la mansión, Madame William esperaba un bebe, todos querían que fuera un niño, se veían tan felices.
Rosemary ya tenía 14 años y comenzaría en septiembre su primer año en el Real Colegio San Pablo. Los quintos domingos la pasaba a recoger para ir a la mansión, a veces tomábamos helados o sólo paseamos por Cincle place, Londres era una gran ciudad para nosotros.
Cuando cumplí 19 años nació William Albert Andrew, el heredero, él vino a completar la dicha que reinaba en la familia, pues era un verdadero sol, con sus cabellos rubios y sus ojos de un azul tan intenso. La señora y la señorita se desvivían por él.
Y el señor no se quedaba atrás, no podía está más feliz, William era más de lo que le había pedido a la vida, era el reflejo sólo de un sueño hecho realidad, una gran y feliz familia. Los negocios no podían marchar mejor, que más pedirle a la vida, me dijo una tarde.
No había momento que el Señor no me contará de los planes que tenia para con él, de todo lo que le enseñaría y de todo lo que compartiríamos con él. Se reía pues pensaba lo difícil que sería separarlo de las dos mujeres que tanto lo llenaban de sus atenciones. En ese momento no supe que nos depararía el destino, pero sabía que estaría unido irremediablemente a él. Mi sentir no era como el cariño especial que le profesaba a Rosemarie, con la cual ya llevaba conviviendo 8 años; no sabía cómo, pero presenta que sería uno muy distinto.
Habíamos compartido mucho tiempo con Rosemary, pero ya era toda una señorita que luego de su último año en el Real colegio San Pablo, sería presenta ante la sociedad. Los señores y la tía abuela estaban muy emocionados, cosa que Rosemary no.
Un día la encontré llorando en su jardín de rosas
- Que pasa – le entregue un pañuelo –
Sigue en el siguiente post
Última edición por Sussy el Sáb Abr 25, 2015 8:01 pm, editado 1 vez