Hola hermosas guerreras de esta contienda 2016 un placer ser parte de este magno evento, bueno pues se que ya ha pasado 8 días que dio inicio la batalla pero al fin hago acto de presencia trayendo una serie de cartas escritas por Terry obvio hacia Candy, la idea surgió mientras tomaba una taza de café y recordé el poco romántico encuentro entre Candy y Terry en un restaurante publico de Nueva York, es por ello el nombre espero que estos breves escritos sean de su agrado un abrazo y un beso a todas las las contendientes...
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EL MISMO CAFÉ Y VEINTE INVIERNOS.
Primer invierno.
Ha pasado un año desde la última vez que estuvimos juntos y aun parece que fue ayer el día que nos separamos, desde el día que renuncie a ti… no sé por dónde empezar – siento como se dibuja en mi rostro una sonrisa nostálgica –, bueno llevo un par de horas con la esperanza de que llegues aun que en el fondo sé que no será así – lanzó un suspiro largo –, en ese momento llega el mesero con una taza más de café y retira la que he terminado creo que es la quinta o sexta la verdad no lo recuerdo bien, ahora ha empezado a nevar – miro por la ventana –, el reloj de la pared que me indica que son las nueve menos 15 – miro el reloj fijamente por casi un minuto –, siento como si las manecillas caminaran lentamente como arrastrándose y burlándose de mi – aparto la mirada y muevo mi cabeza de manera negativa mientras cierro los ojos para contener las lágrimas –, soy un estúpido – digo para mi adentros algo molesto –, pues pensé que vendrías corriendo a mis brazos cuando recibieras mi carta, si, fue una ilusión tan estúpida – hundo la cabeza entre mis hombros –, llevo aquí sentando más de 6 horas y tú no apareces – recargo mi cabeza en el respaldo del asiento, siego con los ojos cerrados – bueno lo mejor que puedo hacer ahora es escribir esta carta en la libreta que me regalo Susana – irónico ¡no!, pienso –, escribir una carta para ti en un regalo que me dio mi esposa, muy típico de alguien como yo - ¡Hay Terry!, no cambiaras, pienso mientras me rio de mí mismo –. Desde que te conocí quise ser lo mejor para ti, por eso cambie, ¡Si, cambie!, por que deje que entraras a lo más profundo de mi ser, a veces pienso que no debí de hacerlo pues mira en lo que vino a terminar nuestro amor, solo en dolor y más dolor – empiezo a escribir como desesperado –, sí, porque a pesar de tanto tiempo me sigue doliendo el corazón y sabes aún sigo buscando culpables y en primer lugar esta Susana por ser una mujer aferrada y obsesionada, en segundo lugar yo que no tuve el valor de enfrentar las cosas de la manera que debía y en tercero tú, si tú, mi querida Candy que no dijiste nada, que solo pensaste en el dolor de Susana, tu que siempre te creíste la salvadora de todos nosotros ¿o me equivoco?, si me lo hubieras pedido yo te habría seguido a cualquier parte – recargo mi pluma fuente sobre el papel, como queriendo sacar mi dolor en cada palabra escrita –, sabes me siento tan insignificante, tengo tantas preguntas en mi mente que dan vueltas sin tener respuestas y lo único que ocasionan es hacerme tropezar y caer una y otra vez – mis ojos están algo nublados por las lágrimas –, en ocasiones creo que Susana tiene razón en lo que me dice – una lágrima resbala por mi mejilla –, yo no sé amar – limpio la lágrima con la manga de mi suéter – no supe cómo defender el amor que siento por ti - dejo la pluma junto a la libreta mientras recargo mi brazo en la mesa y con el dedo índice y pulgar presiono un poco los lagrimales como para contener el llanto –, no puedo Candy – vuelvo a escribir –, no puedo con todo esto que siento es tan difícil disimular que eres feliz cuando por dentro te estas muriendo, quisiera resolver las cosas pero me siento tan pequeño, tan insignificante para ti… lo siento pero no entiendo cómo es que fui capaz de decirle adiós a la persona que amare por siempre –. Siento mi corazón tan comprimido, tan vacío, tan lleno de tristeza –, guardo mi pluma para luego cerrar la libreta, saco de mi billetera unos cuantos billetes para pagar el café, en la barra me mira Maxwell como si adivinara todo lo que estoy pensando y sintiendo, le sonrió mientras me retiro, tomo mi abrigo para cubrirme del intenso frío, salgo del restaurante para caminar por las calles vacías mientras por mi mente pasa una idea tan absurda pero que me llena de esperanza… Tal vez pueda verte el próximo invierno.
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EL MISMO CAFÉ Y VEINTE INVIERNOS.
Primer invierno.
Ha pasado un año desde la última vez que estuvimos juntos y aun parece que fue ayer el día que nos separamos, desde el día que renuncie a ti… no sé por dónde empezar – siento como se dibuja en mi rostro una sonrisa nostálgica –, bueno llevo un par de horas con la esperanza de que llegues aun que en el fondo sé que no será así – lanzó un suspiro largo –, en ese momento llega el mesero con una taza más de café y retira la que he terminado creo que es la quinta o sexta la verdad no lo recuerdo bien, ahora ha empezado a nevar – miro por la ventana –, el reloj de la pared que me indica que son las nueve menos 15 – miro el reloj fijamente por casi un minuto –, siento como si las manecillas caminaran lentamente como arrastrándose y burlándose de mi – aparto la mirada y muevo mi cabeza de manera negativa mientras cierro los ojos para contener las lágrimas –, soy un estúpido – digo para mi adentros algo molesto –, pues pensé que vendrías corriendo a mis brazos cuando recibieras mi carta, si, fue una ilusión tan estúpida – hundo la cabeza entre mis hombros –, llevo aquí sentando más de 6 horas y tú no apareces – recargo mi cabeza en el respaldo del asiento, siego con los ojos cerrados – bueno lo mejor que puedo hacer ahora es escribir esta carta en la libreta que me regalo Susana – irónico ¡no!, pienso –, escribir una carta para ti en un regalo que me dio mi esposa, muy típico de alguien como yo - ¡Hay Terry!, no cambiaras, pienso mientras me rio de mí mismo –. Desde que te conocí quise ser lo mejor para ti, por eso cambie, ¡Si, cambie!, por que deje que entraras a lo más profundo de mi ser, a veces pienso que no debí de hacerlo pues mira en lo que vino a terminar nuestro amor, solo en dolor y más dolor – empiezo a escribir como desesperado –, sí, porque a pesar de tanto tiempo me sigue doliendo el corazón y sabes aún sigo buscando culpables y en primer lugar esta Susana por ser una mujer aferrada y obsesionada, en segundo lugar yo que no tuve el valor de enfrentar las cosas de la manera que debía y en tercero tú, si tú, mi querida Candy que no dijiste nada, que solo pensaste en el dolor de Susana, tu que siempre te creíste la salvadora de todos nosotros ¿o me equivoco?, si me lo hubieras pedido yo te habría seguido a cualquier parte – recargo mi pluma fuente sobre el papel, como queriendo sacar mi dolor en cada palabra escrita –, sabes me siento tan insignificante, tengo tantas preguntas en mi mente que dan vueltas sin tener respuestas y lo único que ocasionan es hacerme tropezar y caer una y otra vez – mis ojos están algo nublados por las lágrimas –, en ocasiones creo que Susana tiene razón en lo que me dice – una lágrima resbala por mi mejilla –, yo no sé amar – limpio la lágrima con la manga de mi suéter – no supe cómo defender el amor que siento por ti - dejo la pluma junto a la libreta mientras recargo mi brazo en la mesa y con el dedo índice y pulgar presiono un poco los lagrimales como para contener el llanto –, no puedo Candy – vuelvo a escribir –, no puedo con todo esto que siento es tan difícil disimular que eres feliz cuando por dentro te estas muriendo, quisiera resolver las cosas pero me siento tan pequeño, tan insignificante para ti… lo siento pero no entiendo cómo es que fui capaz de decirle adiós a la persona que amare por siempre –. Siento mi corazón tan comprimido, tan vacío, tan lleno de tristeza –, guardo mi pluma para luego cerrar la libreta, saco de mi billetera unos cuantos billetes para pagar el café, en la barra me mira Maxwell como si adivinara todo lo que estoy pensando y sintiendo, le sonrió mientras me retiro, tomo mi abrigo para cubrirme del intenso frío, salgo del restaurante para caminar por las calles vacías mientras por mi mente pasa una idea tan absurda pero que me llena de esperanza… Tal vez pueda verte el próximo invierno.