Aumm... ¿hola? No sé ni como empezar bueno sí sé primero, estoy tomando tiempo de mi trabajo que no me pertenece... segundo, me estoy robando la compu de mi jefe (así que pido de favor que no vayan a delatarme )
¡Hola mi querido foro rosa! Veo que la guerra por aquí anda muy bien Seguro todas están divirtiéndose... yo... se supone que no debería estar aquí tal y como dije este año no estoy participando peeroooo vi la actividad de Trinchera Leagan y no pude evitarlo Así que me dije: "¿Por que no colocar algo pequeñito?" y la actividad de Wendolyn me cayo como anillo al dedo Así que de manera rápida, vengo a compartir mi resultado.
Como siempre digo, no soy buena para esto, pero espero haya quedado decente
Pensaba publicarlo de manera individual, pero el C.E.A.A es un grupo con el que tengo muchos años, así que decidí tomar la libertad de incluirme
Dedicado a: ¡¡¡ANTHONY!!! obvio, porque él tiene quien lo defienda
Igual que un gato (Anthony)
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Aún con los ojos cerrados, él sintió una suave y fresca brisa golpear su rostro.
No sabía cuánto tiempo había dormido, ni siquiera donde estaba, pues había sido tan perezoso como para abrir los ojos después de volver a sentir sensaciones que creía haber olvidado.
Lo último que venía a sus vagos recuerdos era el hecho de encontrarse solitario en un enorme lugar, después de que la oscuridad había inundado por completo su mente y cuerpo. Solo una vez, una única vez –cuando había llegado a ese lugar- había podido ver nuevamente a su madre.
Había sido un momento mágico, pues después de muchos años al fin se reencontró con aquella brillante mirada que su madre siempre tenía cuando él era pequeño, sin embargo sabía que había alguien que lo seguía atando a ese mundo. Por más que quisiera alejarse, sabía que era imposible.
— ¿Qué estás haciendo aquí, pequeñito? — por un momento, al escuchar esa dulce voz que lo llamaba, sintió como si el tiempo hubiera regresado atrás y todo lo que había pasado hasta ahora no fuera más que parte de un absurdo sueño.
Con lentitud abrió los ojos, encontrándose con aquella mirada esmeralda que tanto había añorado volver a ver. Su rostro cubierto de pecas y sus coletas rubias la distinguían de cualquier otra persona.
Ella, ahora de mayor edad que la última vez que la había visto, lo miraba sonriente.
« ¡Candy! » fue lo que sus labios quisieron articular en esos momentos, pero el único sonido que pudo emitir fue un “miau” tan conocido, pero tan poco común proviniendo de él.
Fue entonces cuando sus ojos visualizaron sus, ahora, pequeñas patitas. Sintió moverse sobre su cabeza un par de orejas, y al regresar la mirada atrás observó una perfecta colita moviéndose.
«Así que un gato, ¿eh?» pensó para sus adentros. La verdad era que nada de lo que sucediera podía sorprenderlo ahora.
No importaba lo que había ocurrido, igual no tendría una explicación lógica para determinar porque razón se encontraba frente a Candy en forma de gato.
«Al menos, estoy viéndola de nuevo. Es lo único que importa» sonrió el felino de pelaje blanquecino con manchas amarillas y cafés.
Para sorpresa de Anthony, la rubia lo tomó entre sus manos elevándolo hasta llevarlo cerca de su pecho. El felino pudo, entonces, observar el lugar donde había aparecido dormido. Nada más y nada menos que el rosedal que tanto amaba. Aquel lugar que su madre y él habían cuidado con tanto empeño.
Claro, era de esperarse que él estuviera ahí. Pero, ¿qué hacía Candy allí? Después de tanto tiempo, no sabía porque ella seguía visitando aquel lugar.
— Anthony… — escucharla decir su nombre nuevamente le causó un sobresalto en el pecho. Regresó su mirada a la chica que veía las rosas con tanto amor, y como si ella pudiera entender sus gestos felinos, lo acarició suavemente en la cabeza — Sabes pequeño, este lugar es muy importante para mí. En este lugar tengo tantos recuerdos con Anthony.
La entendía perfectamente. Ese rosedal significaba tanto para él, igual que ella. Era una lástima que teniendo esa forma gatuna, no pudiera decírselo.
El pequeño animal ronroneo mientras se frotaba contra la mano de la rubia. Esa era la única forma que encontraba para demostrarle que él seguía sintiendo lo mismo, sin importar que ya no estuvieran juntos como antes.
— ¿Estás perdido? — le preguntó Candy, mientras lo cargaba a la altura de su rostro mirándolo a los ojos. Menos mal que siendo un gato ella no era capaz de percibir el sonrojo de Anthony al tenerla tan cerca — ¡Que boba! No puedes decírmelo… — soltó después de un rato mientras reía con fuerza.
Anthony sonrió en su interior. Aquella parte traviesa de la pecosa no había cambiado para nada, esa alegría que la distinguía seguía intacta.
— No tienes ningún collar, así que probablemente no tengas dueño… — hablaba con ella misma la rubia mientras el felino la observaba. — Y tus ojos son tan hermosos y brillantes, tan azules como los de Anthony — dijo con una tierna sonrisa en el rostro.
«Después de todo aún piensas en mí, Candy» pensó con felicidad. Saber que no lo había olvidado con el paso de los años, era la mayor alegría que podría haberle dado.
— ¿Puedo llamarte Anthony? — preguntó nuevamente la rubia, como si mantuvieran una conversación normal.
El chico sabía que estando así no podía contestar, así que en señal de aceptación lamió su nariz pecosa. Por un momento se regaño a sí mismo creyendo que estaba siendo muy atrevido, pero después se tranquilizó. Después de todo eso era normal en un gato, ¿no?
— Muy bien, entonces está decidido. Desde hoy te quedarás conmigo— Candy sonrió cargando nuevamente al pequeño en sus brazos.
No sería tan malo acostumbrarse a estar con ella de esa forma, además tendría algo de privilegios y…
— ¡Oh, Candy estás aquí! — de repente, una voz desconocida interrumpió los pensamientos del felino. Una persona que Anthony no recordaba haber conocido, ¿sería algún pariente lejano?
— Vaya Freid, no sabía que habías venido de visita — por el tono de voz que Anthony pudo detectar y los gestos en el rostro chica supo de inmediato que aquel joven no era del agrado de Candy.
— He venido a verte a ti, mi hermosa Candy — soltó el chico para desagrado de Anthony — ¿Quieres acompañarme dentro? — sonrió a la chica.
— E-Eh, no gracias. Prefiero quedarme en el jardín — respondió, sin embargo el chico la tomó del brazo.
— Vamos linda, solo será un rato — insistió jalándola hacia él.
Y justo cuando Candy estaba por defenderse, un rasguño hizo que el chico recién llegado la soltará.
— ¿Qué te pasa, estúpido animal? — bramó con furia — Candy, no deberías recoger animales de la calle — se dirigió a la chica mirando con odio al animal.
— No es de la calle, es mío. Y no quiero ir contigo a ninguna parte, así que será mejor que te vayas — respondió con molestia la rubia.
Después de una mirada furiosa, el chico no tuvo más remedio que irse.
¿Qué le sucedía a ese sujeto? Claro que él no iba a permitir que Candy fuera llevada de esa manera.
Una risa salió de la chica, atrayendo la atención del felino.
— Muchas gracias, Anthony — le acarició nuevamente — me has salvado.
Y un suave beso fue depositado en su frente.
Después de todo, aquella face celosa que solo mostró en una ocasión seguía siendo parte de él, y ahora que tenía garras podía aprovechar la oportunidad.
Y si tendría recompensas tan buenas como esa, no estaba de más usarlas más seguido de lo que acostumbraba…
Bien chicas, agradezco mucho que me den algo de su tiempo para leer mi pequeño aporte La verdad extraño esto de postear pero en fin, seguiré dandome mis vueltas para comentar algunos aportes
¡Estaré regalando una firma a todas las chicas que así lo soliciten! ¡Pueden anotarse, NO HAY LIMITE! ¡Las estaré entregando hasta el final de la GF (bueno cuando mi tiempo me deje entrar, o mi jefe ) por el momento me despido. La muestra es para mi querida amiga Adriana
PUEDEN PASAR A RECOGER SUS FIRMAS AQUÍ
FIRMAS ANTHONY-GATO
Si por alguna razón no ven su firma me avisan por favor
Última edición por Suno-san el Sáb Abr 23, 2016 11:41 pm, editado 1 vez