GUERRA FLORIDA 2016
CLASE ESPECIAL AQUELARRE ANDREW
"CONFIA EN MI"
Disclaimer: Candy Candy y sus personajes pertenecen a sus respectivas autoras, la historia a continuación es de mi autoría, realizada con el propósito de entretener y no de lucrar.
Capítulo 22
En la clínica centras de Chicago, todos buscaban como locos a la paciente de la habitación 206.
Albert estaba que echaba chispas, como era posible que una mujer menuda, rubia, pecosa de enormes y llamativos ojos verdes y encima recién cesareada, se les pudiera escabullir así al personal de seguridad que supuestamente la tenía resguardada y vigilada.
- Señor es que en serio nadie salió ni entro a la habitación – decía el hombre que estaba encargado de vigilar la puerta de la pecosa
- Pero es que no es posible que simplemente haya desaparecido – decía el rubio – espera... un momento, desde hace cuánto estas tu aquí
- Bueno señor, yo estoy desde hacer unos quince minutos, relevando a mi compañero para que pueda salir a almorzar
- Pecosa tramposa – exclamo el rubio para si mismo – ya sé cómo salió esa niña, ahora solo falta averiguar a donde se fue, por favor trata de comunicarte con el guarda al que reemplazas y pregúntale si mi esposa recibió visitas
- de inmediato señor – respondió el vigilante mientras llamaba por la radio a su compañero y le preguntaba lo solicitado – Señor, mi compañero me informa que una señorita visito a su esposa, delgada, cabello largo negro y usaba gafas.
Albert trataba de ubicar en su memoria de quien se trataría la persona que visito a su esposa, hasta que cayó en cuenta que era Patricia
- Oh no!!! Exclamo el rubio
- Paso algo malo señor, debo dar la alerta – cuestiono el vigilante
- No, no tranquilo, solo se trata de la prima de mi esposa, es solo que cuando esas dos se juntan hay que prepararse para cualquier cosa, por favor que den la orden de dejar de buscarla, cuando deje de sentirse amenazada, aparecerá
- Está seguro señor – cuestiono el vigilante
- Sí, estoy seguro – afirmo Albert
Mientras tanto, en el ascensor de servicio, una rubia y una morena se cambiaban de ropa, dejando la bata de hospital y el traje sastre escondidos, para ponerse unas uniformes quirúrgicos, claro está, con mascarilla incluida.
Vestidas de esta manera, Patty ayudo a Candy a llegar hasta los cuneros, a paso lento pero seguro, pues la herida le dolía mucho, a pesar de haber tomado sus medicamentos, pero nada le impediría a la rubia conocer por fin a su angelito.
Cuando llegaron a los cuneros, la enfermera encargada las vio de pies a cabeza, y haciéndose la ingenua les dio el pase para que ingresaran a ver a Anthony.
La rubia no cabía en sí de la emoción, mientras que a la morena se le hacía raro que todo hubiese sido tan fácil, pero igual estaba feliz por su prima.
La enfermera las dirigió hacia el área de incubadoras y le señalo una silla a Candy, en la cual la rubia se sentó, pues no soportaba más estar de pie; y mientras la enfermera sacaba al bebe de su caja de cristal para entregárselo a su madre, Patricia no salía de su asombro al ver todo lo que la rodeaba
- Sosténgale la cabecita de esta manera y recuéstelo en su pecho – indico la enfermera a la pecosa
- Usted sabía verdad – cuestiono Patty
- Así es señorita, pero no se preocupe no las voy a retar, no es la primera vez que esto ocurre y es que para una madre es prácticamente imposible soportar el estar lejos de su hijo, a menos que no tenga entrañas
- Si, dijo Candy, no se imagina cuanto he sufrido teniendo lejos
- Tiene solo quince minutos ok, después debe volver a su habitación, y este campeón debe descansar, sino ambos serán castigados y confinados a sus respectivos cuartos
Candy sonrió y afirmo con la cabeza
- No se preocupe señorita yo me encargare de que mi prima guarde todo el reposo que necesita y siga las instrucciones del doctor, pero por favor permítale volver
- Eso no será necesario, este pequeño está reaccionando bastante bien, lo más seguro es que mañana se lo lleven a su habitación para que usted lo pueda atender, y es que su papá ha estado haciendo un excelente trabajo como papá canguro, pero no hay nada como la mamá
- En serio – dijo Candy – Albert ha estado haciendo eso
- Si, el señor se ha pasado aquí toda la mañana con su hijo, se nota que lo ama mucho, bueno las dejo para que se conozcan
Patty se acercó a la rubia que tenía al pequeño Tony sobre su pecho, y supo que si ella sentía así, los sentimientos y sensaciones de Candy, debían de ser indescriptibles, con razón se moría por ver a su pequeño hijo.
Candy estaba embelesada con el rostro de su bebe, era tan parecido a su padre, las mismas facciones finas, sus labios delineados y su naricita respingada, solo le faltaba ver el color de sus ojos, para afirmar que era el vivo retrato de su Albert, y como si supiera lo que su madre deseaba ver, el pequeño Tony abrió lentamente sus pequeños ojitos, permitiéndole a las primas apreciar el cielo en sus ojos, eran azules, como los de su padre.
Tan embelesadas estaban las dos, que no se percataron que estaban siendo observadas a la distancia por un caballero que miraba amorosamente la tierna escena, una lagrima rodó por la mejilla del rubio, una lagrima que no era de tristeza, sino de felicidad, si, felicidad, porque al fin, tenía su propia familia.
CONTINUARÁ...
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Bueno chicas bellas, con este capítulo termino las entregas de hoy, espero les hayan gustados los tres capítulos subidos, y tratares de no dejarlas tanto tiempo de nuevo ok, muchos muchos besos y bendiciones, sobre todo, para las hermanas de Ecuador, están presente en mis oraciones, besos